Dolor (1)

Mi última experiencia.

DOLOR I

Me gusta el dolor, no lo puedo evitar, disfruto con el y sobretodo con el placer que me produce. Puedo sufrirlo, provocarlo o recordarlo, me es igual, siempre llego al orgasmo con el.

Como mi objetivo es disfrutar con el, mi sexualidad me predispone a quien mejor sepa llevarme a buscar el mejor placer posible. Quiero decir con esto que no me importa que mi pareja sea hombre o mujer si disfruto con ella, o el. a veces son varios pero en ocasiones estoy sola o delante de un ordenador.

En mis fantasías cabe de todo, poco a poco las iréis conociendo. Empezaré por mi última sesión con Adela, somos pareja ocasional, nos juntamos para practicar el bdsm algunos fines de semana.

Sorteamos quien llevaría la voz cantante y esta vez me toco a mi. No entrare en descripciones inútiles a cerca del proceso que me llevó a tenerla desnuda ante mi pero imaginarosla: 165 cm, 110 de pecho, areola pequeña y pezones grandes, delgada y depilada completamente, pelirroja, algo feilla pero muy ardiente.

En mi casa las ventanas son antiguas y se cierran con unos postigos de los que puedo enganchar unos mosquetones, le puse unas muñequeras y unas tobilleras y las enganché a los postigos, ella se quedó en cruz, pero no me satisfizo completamente así que le coloque un mueble bajo detras de ella para que se estirase completamente. Quedó arqueada, muy arqueada. Esta exposición me permitió echarle cera por sus pechos hasta uqe estos quedaron totalmente cubiertos de cera, luego la azoté hasta que salto toda la cera, un golpe un masaje en el clitoris. Por último puse una pinza en su clitoris y a esta le até un hilo que colgue de un enganche de lamapara que tengo en el techo y fuí tirando de ella hasta que saltaba, y saltaba, mientras le acariciaba con mis manos y una bola vibradora hacia el resto en su vagina. Esto le provocaba unos espasmos bestiales.

Quedaba mi placer, la solté y le ordené que me mordiera mis tetillas y me mordió y succionó mi clitoris hasta que tuve un gran orgasmo.

Así soy yo.

Besos, Irene.