Doctora o Arcángel? Capítulo 3
Lamento la demora. Dejo un capítulo, un poco más extenso... Espero sus comentarios
CUAL TRANQUILIZATE NI QUE MIERDA- en su ira y su descontrol el, la empujo con tanta fuerza que ella se enredó al tratar de sostenerse y cayó sobre su barriguita, y yo tratando de controlarme no reaccione para tomarla en mis brazos a tiempo…..
Ella comenzó a gritar de dolor, inmediatamente me tire al suelo a tomarla en mis brazos y él se abalanzo detrás de mi asustado por lo que había hecho para ver cómo estaba ella.
- LLAME A UNA AMBULANCIA IMBÉCIL- le grite con odio e ira, por más que lo intentaba no lograba sentir los latidos del bebe, intente poner mis manos sobre su barriguita, pero no sentía que ella se aliviara, me sentía impotente y desesperada por saber qué hacer, no sentía mi energía fluir hacia ella y sabía lo que eso podía significar.
- ¿Dios santo pero como fue que se cayó?- Pregunto él irónico y asustado. Y sin más esa fue la gota que rebaso el vaso, deje a Alexandra tendida sobre el piso y me moví con tanta velocidad que él no se dio cuenta en que momento lo tenía contra la pared alzado por el cuello mirándolo con odio y temblando por medir mi fuerza y no matarlo.- Que demonios sucede…qué clase de fenómeno es usted- pregunto casi ahogándose.
- Su peor pesadilla maldito imbécil- Le conteste apretándolo con un poco más de fuerza, vi como su cara se puso totalmente morada y se marcaron las venas de sus ojos. Busque mi calma interior y logre soltarlo con tanta fuerza que pareció que se hubiera roto todas las costillas.- Más le vale que ella no pierda él bebe, grandísimo idiota, o prepárese para pudrirse en una maldita cárcel por el resto de su asquerosa vida.
Alexandra seguía gritando de dolor y el seguía en el suelo tratando de recuperar el aliento, pronto llego la ambulancia, y aunque yo ya sabía cuál era el resultado, quería pensar que Dios, que era más grande que toda la corte celestial de arcángeles decidiría perdonar la desfachatez de aquel intolerable ser humano y dejaría que ese bebe siguiera creciendo sano y fuerte. Sin embargo de nada me sirvió tener fuerza sobre humana, ni el poder de la sabiduría y la curación, porque sencillamente cuando alguien estaba destinado a morir, no había nada, ni nadie en este plano terrestre que lo hiciera cambiar de opinión.
Estaba en la sala de espera, implorándole a Dios que no permitiera que él bebe abandonara el mundo terrestre, rogándole que le diera la oportunidad de venir a conocer el mundo y de aprender de este plano. Sin embargo el llamado no se hizo esperar y pronto solicitaron por el altavoz; “Familiares de la paciente Alexandra Scott.” El imbécil del marido, la mamá de Alexandra y yo nos acercamos rápidamente donde el doctor:
- Como están ellos doctor- Pregunto la mamá con una preocupación profunda y nerviosa.
- Bueno Alexandra está estable- Los tres sonreímos aliviados por esa noticia- Hicimos lo que pudimos pero el golpe fue muy fuerte y él bebe no logró sobrevivir.
El silencio se apodero de la sala, y yo simplemente deje de controlarme y deje fluir todos mis sentimientos, por mi rostro resbalaban miles de lágrimas y me sentía abrumada, sentía el mismo dolor que sentí cuando desperté del coma profundo y supe que ya no tenía a mis padres, increíblemente el dolor era más fuerte e intenso. Pronto llego Andrew a recogerme al hospital y me llevo a casa. Al llegar solo pude caer en los brazos de George y llorar como quizás nunca en mi vida lo había hecho.
- Porque George, porque pasan estas cosas, dime de que me sirve ser un arcángel si no puedo resolver este tipo de situaciones.- Preguntaba entre el llanto, la impotencia, la ira y la tristeza de no haber podido salvar la vida del bebe.
- April, somos arcángeles, Dios es el único que puede decidir quién está preparado para abandonar el plano terrestre y quién no. Ese bebe ya estaba listo, ya cumplió su misión en este mundo y debía partir, lastimosamente partió de la manera más dolorosa para todos, pero nada podemos hacer, nosotros no tenemos control sobre la vida de los otros.
- Alexandra se debe estar muriendo de pena, y sabes una cosa yo presentía que algo malo iba a pasar hoy, si tan solo la hubiera agarrado a tiempo. Dime que paso con mis reflejos perfectos.
- Eres joven aún, hay cosas que hasta no tener siglos de experiencia, se nos van a escapar, de alguna manera seguimos siendo humanos, y por eso lo más difícil de controlar son las emociones, y mientras intentas controlar una emoción, a veces fallan nuestros sentidos. No te culpes, tu sabes que él bebe debía irse.
Pasaron algunos días antes de que quisiera volver a la universidad, sin embargo no podía dejar de pensar en ella, en cómo se estaría sintiendo y yo aquí como una cobarde escondida del mundo, con terror, con rabia con impotencia de no haber podido hacer algo más, por ello tomé la decisión de volver a la facultad. Los directivos y compañeros de Alexandra me agradecieron por haberla ayudado a en esa situación, hable con algunos y me hacían sentir bien sus reflexiones sobre la vida. Empecé a entender que hay situaciones que por más que yo quisiera, no podría controlar, aun así había seres humanos grandiosos, y yo no me podía detener por que falle una vez, debía seguir allí para todos ellos, para ayudar en todo lo que pudiera. Aunque en estos momentos todos parecían más arcángeles que yo. En definitiva tenía mucho que aprender.
Entre al final de la clase de patologías, cuando todos se habían ido y allí estaba ella más hermosa que nunca, aunque con su carita llena de tristeza y notablemente podía sentir su rabia, su odio hacia la vida por arrebatarle su tesoro más preciado. Levanto su hermoso rostro y me dedico una media sonrisa llena de lágrimas en los ojos.
- Doc, como está? - Pregunte con algo de temor por su respuesta.
- ¡April!- Me abrazo y comenzó a llorar desaforadamente, se aferró a mi como si el mundo estuviera cayendo sobre ella, y efectivamente su mundo estaba totalmente derrumbado y acabado gracias a un inescrupuloso y maldito animal. Solo pude abrazarla tratando de medir mi fuerza para no hacerle daño físico.- Gracias.
- Porque me da las gracias?- pregunte curiosa
- Por ayudarme tanto en ese momento tan trágico para mí- No pudo terminar la frase sin volver a derramar unas cuantas lágrimas.
- Antes me lamento de no haber alcanzado a tomarla cuando tropezó. Me doy mil golpes de pecho y siento de alguna manera que fue mi culpa- Desdibuje mi rostro al decir esto último.
- Que?- Hizo un gesto de extrañeza- De que estas hablando April, tu me ayudaste demasiado, lograste calmar mis dolores y ….- Se quedó perpleja- crees que podamos hablar en otro lado, necesito preguntarte algo y quisiera que fuera privado
- Amm…. Seguro licenciada…. Y exactamente de qué quiere que hablemos- Pregunte titubeante.
- Bueno si vas conmigo a almorzar, hablamos de una vez, te parece?
- Está bien, tengo mi auto afuera, podemos ir a un lugar que conozco que es muy agradable, claro si no tiene más clases.
- No esta era mi última catedra el día de hoy, voy por mis cosas y salimos.
La lleve a un restaurante a las afueras de la ciudad, el lugar es poco conocido y por tanto es bastante solitario, de hecho se debe tener reserva para comer en el restaurante, sin embargo mi familia y yo frecuentamos el sitio a menudo, por lo cual no nos pusieron problemas al ingresar. Al llegar se podía observar un hermoso lago con algunos cisnes en él, el agua cristalina permitía ver las diferentes especies de plantas y peces que nadaban en el lago, al lado del lago quedaba una hermosa pradera verde con árboles de hojas rosadas por la época del año y en medio de estos árboles un establecimiento de estructura en vidrio totalmente, su interior era campestre, pero sin perder toda la modernidad que se puede esperar de un lugar elegante.
Decidimos tomar una mesa al aire libre y tomar el almuerzo allí. Ella estuvo mucho tiempo en silencio, sentía su tranquilidad y su paz, sentía que le agradaba el lugar, en sus hermosos ojos color miel se notaba un brillo que pocas veces lo había visto en ella, sin darme cuenta me quede perdida en sus ojos.
- Por qué me ves así- Pregunto con ternura
- Así como?- Pregunte entre sorprendida y asustada.
- Con esa sonrisa en los labios y con esa expresión de dulzura.
- Ahh… discúlpeme licenciada, lo que sucede es que me agrada verla de mejor ánimo.
- Dime Alexandra si?
- Claro como guste Licen…. Jajajaj. Alexandra.- Esbozo una gran sonrisa cuando me vio un poco enredada con aquello del trato.- Bueno y de que quería hablarme.
- April, quiero preguntarte algo y necesito que seas honesta conmigo.
- Por supuesto.- Afirme con tranquilidad, aunque por dentro estaba impaciente. Ya suponía lo que me iba a preguntar. En realidad la pregunta no me daba miedo, solo que no sabía que contestarle a ciencia cierta.
- Que eres exactamente tu?
- Una mujer claro está.
- No me digas, si no fuera médico creo que jamás, jamás lo hubiera notado.- sonreí ante su ironía.
- Bueno esa fue su pregunta.- Afirme sarcásticamente
- April yo me di cuenta cuando levantaste a Eduardo por el cuello, y… sabes lo estuve pensando y por más que uno haga pesas y deporte, una mujer no tiene la fuerza suficiente para levantar un hombre con una sola mano a la altura a la que tu levantaste a Eduardo.
- Vaya… Lo notaste.
- Creo que hubiera sido imposible no hacerlo.- Me quede en silencio mirándola fijamente.
- No sé si lo pueda entender.
- Debo suponer que no es algo normal, produces tranquilidad en las personas, tienes fuerza sobre humana, tus ojos cambian a diversas tonalidades y ya estuve leyendo y no existe ningún material para hacer lentes que permita esos cambios de colores en los ojos.- Me dijo con cierta dulzura
- Alexandra es muy difícil de explicar, y en realidad yo no sé si lo puedas entender, o bueno no sé si me vayas a creer. Eres médico, haces parte de una comunidad científica y lo que yo soy…
- Oye- Me interrumpió de repente – Lo que sea que me digas que eres lo voy a respetar y abriré mi mente para intentar entenderlo.
- De acuerdo.
- Y?
- Y que? – dije divertida
- No me causa gracia April- Afirmó con cierto gesto de seriedad, ante el cual solo pude sonreir.
- Alexandra yo…soy un arcángel
- Un que?- Pregunto atónita.
- Un arcángel- Respondí con cierto dejo de tristeza.
- Ok- vi como su cara se desdibujo y se puso totalmente seria intentando asimilar aquello que yo había dicho. – eres como Dios?
- Jajajajajaja, no exactamente, pero hago parte de su corte celestial.
- Osea que todo lo de la biblia es real?
- Jajajajajaja, no, la biblia es un libro creado por los seres humanos y tergiversado a lo largo de la historia, nada tiene que ver con lo que soy.
- Lo sabía!... todo es un engaño
- Podemos no hablar de religión por favor- le suplique
- Jajajaja lo siento April, es que… bueno en realidad no sé qué decirte, ni si quiera sé exactamente que eres, tienes alas?- reí ante la pregunta inocente.
- Eso también es un símbolo humano…
- La verdad tengo tantas preguntas, es decir cómo es posible que un ser como tú sea igual a un ser humano… ¿tienen estructura interna igual que la nuestra?.. Y de dónde sale tu fuerza y tus ojos…
- Espera, calma, vamos más despacito si? Yo antes de ser esto, era un ser humano común y corriente- Al parecer ella no se esperaba esa respuesta, por su expresión de sorpresa en el rostro.
- Como es eso?
- Sabes no entiendo… es muy raro esto- Afirmé extasiada, preocupada, alegre y confundida, sentía un grado de excitación que nunca había experimentado.
- Jajajaja pero si la que no entiendo soy yo.
- Es que no sé cómo puedes tomarlo con tanta tranquilidad.- confesé confundida
- Bueno mi madre alguna vez me dijo que había visto un ángel, pero lo describió de una forma tan distinta a como eres tú, sin embargo me describía las mismas sensaciones que yo tengo cuando estoy contigo. Y por mas doctora que sea, no lo puedo entender.
- Te voy a explicar todo, pero debes prometerme que esto no va a salir de aquí.
- TE LO JURO- Levanto su pequeña manito en un gesto de promesa
- Jajajajaja Ok…. Bueno todo sucedió hace un par de años, más o menos unos 5 o 6 años, yo estudiaba medicina y estaba en parciales finales del semestre, recuerdo que andaba muy estresada por esa época, vivía de mal genio todo el tiempo y en realidad no me soportaba ni yo misma. Así que mis padres un día decidieron que todos debíamos ir de picnic a una ciudad cerca de esta, mi madre dijo que era un día hermoso, pero en realidad estaba horrible, llovía a cantaros, y no había rastros del sol por ningún lado, ella manejaba ese día y mi padre se fue en el asiento de atrás con mi hermano pequeño y con migo, todo iba muy bien hasta que un camión se atravesó, mamá intento frenar, pero la carretera estaba inundada de lodo y el carro patino varias veces, caímos por un abismo de miles de metros, tengo esa imagen metida en mi cabeza, sabes, a veces quisiera devolver el tiempo e impedir que saliéramos ese día, todo fue mi culpa, si yo hubiera sido una persona más tranquila y agradecida con la vida, no hubiéramos tenido que salir a calmar mi estrés.- Sin darme cuenta perdí el control de mis sentimientos y por mis ojos caían lágrimas sin cesar.
- Dios, April lo lamento- susurró acongojada tomándome de la mano y logrando que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo.- No hablemos más del tema, yo no quería que te pusieras mal.
- No… Tranquila, y espera, esto me ayuda, quiero terminar de contarte. – Nos levantamos y caminamos a lo largo de la pradera, sentándonos finalmente frente al lago- Yo quede en estado de coma por varios meses, y fue en ese estado de coma cuando sucedió todo, tuve un sueño en el que increíblemente estaba sentada en el aire en medio de una mar sin olas y de pronto se acercó a mí un sujeto con una túnica de color café, recuerdo sus ojos de un negro intenso y totalmente apacibles, toda su presencia me generaba tranquilidad, no quería que se fuera en ningún momento, de repente me hablo y su voz perturbo todos mis sentidos, me dijo que lamentaba mucho como habían pasado las cosas, pero que yo tenía que cumplir una misión demasiado importante, que desde que nací yo había sido elegida como una arcángel y que debía volver a la tierra y empezar a trabajar con mis hermanos. Cuando desperté toda la sala de reanimación se conmociono, ellos pensaban que pronto me desconectarían. Sabes… Lo peor fue cuando me enteré que ellos murieron, que los tres entregaron su vida sin ningún temor para que yo siguiera aquí. Mi descontrol de las emociones era tal que cuando me traían los alimentos partía las cucharas de metal, mis ojos cambiaban de color enloquecidamente y yo me sentía perdida ante el asombro de los médicos. Pronto llegaron mis hermanos, todos ellos son arcángeles y me explicaron lo que sucedía. Tarde un par de años en entenderlo y asimilarlo, pero todo este avance ha sido gracias a ellos.
- Wow… yo… estoy … No lo sé, sabes estoy… sin palabras.
- Lo anormal sería que no… Pero… ¿Qué crees?
- Que es real- dijo mirando el lago con cierta paz y calma en su rostro
- Lo es Alexandra y mi vida ha sido todo un desafío debido a esto.
- Y tus hermanos son como tu? Me refiero así de fuertes y como con poderes?
- Jajajajajaja… Si somos muy parecidos.
- Ahora entiendo todos tus comportamientos April… y como funciona lo de los poderes.
- Bueno en realidad no son poderes, todos los seres “celestiales” por asi llamarlos, tienen las mismas características dependiendo del plano donde estén, nosotros los que vivimos en el plano terrestre, tenemos fuerza sobre humana, somos los seres más veloces del planeta tierra, nuestros ojos cambian de color de acuerdo a nuestros estados de ánimo
- Ok, ya veo… Y …Puedes sobrevivir sin comer?
- Si, no tenemos la necesidad, pero podemos hacerlo, nuestros sentidos se incrementan en porcentaje que medicamente no es posible describir, es por ello que degusto tanto la comida, es tan deliciosa, percibo con mucha agudeza los olores y los sonidos.
- Y pueden vivir más tiempo que nosotros?
- Jajajajajaja… emm…Alexandra, nosotros los arcángeles… ehh… somos
- Que?... son que- Preguntaba con impaciencia.
- Somos inmortales- Esto pareció aturdir totalmente a Alexandra, aún más que la propia noticia de saber que yo era un arcángel.
- Vaya que cosa tan increíble. Es difícil asimilar tanta información.
- Lo sé, y no quiero que te asustes, yo no quisiera que te alejes de mi.
- Por qué no?- Quede fría con esa pregunta.
- No lo sé…. Solo no quiero que te alejes de mí, este proceso de volver a un mundo que antes fue mío ha sido muy complicado y tú has sido un alivio, una bocanada de aire ante mi asfixia.
- No lo voy a hacer… Yo tampoco quiero alejarme de ti.
Me miró fijamente a los ojos y me tomo por la cintura. Perdí el control total de mis sentimientos y sentí un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, mis músculos se tensaron y sentí la necesidad descontrolada de besarla, de confesarla que estaba total y perdidamente enamorada de ella, que me moría por tenerla para siempre a mi lado. De pronto ella subió sus manos y tomo mi rostro y se me acerco tanto que sentía que mi organismo iba a explotar de tantas emociones revueltas. De pronto paso algo inesperado…