Doctora o Arcángel? Capítulo 2

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…sabía que ya no había marcha atrás, y que de aquí en adelante las preguntas incesantes de su parte me atacarían hasta que lograra saber la verdad sobre mí. Me deje llevar por el abrazo que le di, pues sentía paz, el contacto con su piel hacía reaccionar a mi extraño organismo y me hacía sentir miles de sensaciones. Después de un largo tiempo, ella logró reaccionar y se desprendió de mis brazos, me miro a los ojos y me descontrole totalmente y esto se notó en mis ojos.

-          Oh por Dios, tus ojos… Cambiaron de color Koffman- Dijo entre asustada y sorprendida.

-          Eh… son lentes- trate de mentir, sin mucho éxito

-          Lentes?.... pero de qué tipo, no conocía esa nueva tecnología.

-          Ahh enserio?- Pregunte sintiéndome infinitamente nerviosa- son elaborados en Londres en la compañía de mi tío, son diseñados únicamente para mí, tengo un problema de visión.

-          Un diseño de lentes solo para ti?- Pregunto con algo de asombro- interesante pero extraño… Se va a oír muy raro April, pero  hay algo raro en ti, me haces sentir tranquilidad, me quitas el dolor, que crees que signifique eso?- Pregunto un poco nerviosa.

-          Significa que usted está embarazada, y recuerde que las mujeres en esta etapa tienen un cambio hormonal muy fuerte, carencia de vitamina B y de betacaroteno, que las hace desear algunas cosas y detestar otras.

-          Claro, obviamente, solo que tú no eres un pedazo de proteína

-          Bueno, no en un sentido estricto- Afirme divertida

-          No es gracioso Koffman- Afirmo ella entre divertida y enojada

-          Doctora?

-          Que sucede Koffman

-          Se da cuenta de que se está enojando nuevamente, por una razón sin sentido- Su rostro se relajó totalmente

-          April… Dios, lo siento, no sé qué me sucede últimamente, en definitiva, creo que mis hormonas están más locas que yo.

-          Vamos, la invito a tomar un té, para que se relaje un poco.

-          Bueno, gracias que amable April- dijo un poco más aliviada.

Pronto llegamos a la dichosa cafetería, y allí hablamos durante un par de horas, ella me contó sobre sus padres, sus primos, tios, hermanos y hasta sobre su perro cuando era niña, hasta que llego el intocable tema.

-          Y.. ya ha pensado el nombre del bebe?- Pregunte con cierta timidez

-          Jajajaja, bueno es un poco pronto, hasta ahora cumplí 3 meses, pero si he pensado en algunos nombres, si es niño, quiero ponerle Mathew y si es niña quiero ponerle Paula.

-          Lindos nombres... ohm… y su esposo que opina- Su rostro se desdibujo y cambio a la tristeza total

-          Bueno, él…  está de acuerdo

-          Lo imagino- Dije sarcástica

-          Vaya, creo que  te has dado cuenta en varias ocasiones que no vamos muy bien con mi esposo… Ashhh yo no sé ni porque te cuento esto, eres mi estudiante.

-          Eso no significa que no pueda escucharla y comprenderla

-          Si lo sé, pero es que es tan duro hablar de esto…Pero por alguna extraña razón tú me generas tanta tranquilidad, me das tanta confianza.

-          Eso es malo?

-          Nooooo, no quiero que pienses eso, de hecho eso es bueno, porque no tengo esa confianza con nadie, es solo que no quisiera sentirme débil- Sus lágrimas volvieron a rodar por sus mejillas

-          No se ponga así doc, sentir tristeza hace parte de sentirse vivo,  experimentar los sentimientos negativos en nosotros no nos hace débiles.- Puse mi mano encima de la suya y se la apreté suavemente. Sintiendo que era ella quien me producía sensaciones que como arcángel no creí que volviera a sentir, entre ellas esas ganas desesperadas de tocarla, besarla, acariciarla, sentir su humanidad en mi inhumanidad.

-          Dios April, como logras eso?

-          Qué??? – Pregunte tratando de volver en sí

-          Tocarme, y hacerme sentir esa paz, esa tranquilidad… quisiera que no me soltaras.

-          Insisto en la progesterona – soltó una carcajada tan pegajosa que termine riendo con ella y sintiendo que esta nueva vida me empezaba a gustar.

De  pronto sentí su presencia, y desee más tiempo para estar a solas con Alexandra.

-          April! Que haces aquí pequeña

-          Ohh… George, como estás.

-          Bien y tu

-          Bien, mira te presento a la licenciada Alexandra.

-          Licenciada es un placer- Afirmo mi hermano mayor con tal delicadeza que vi como logro cautivarla de inmediato.

-          April, estás bien? Tu cara enrojeció de repente

-          Eh… yo… si licenciada… bien… Quieres tomar asiento George?- dije con un dejo de enojo todavía.

-          Por su puesto, muchas gracias.- Afirmo mi hermano divertido de la situación.

-          Y… Debo suponer que son hermanos?- pregunto con curiosidad Alexandra

-          Supone correctamente- afirmo George

-          Si, se parecen bastante, son muy simpáticos ambos

-          Muchas gracias licenciada, es usted muy cordial- Quería asesinar a George, no me gustaba que fuera tan exageradamente amable con Alexandra.

Al finalizar el día dejamos a Alexandra en casa, y nos dirigimos a la nuestra.

-          Asi que ella es quien perturba tus pensamientos eh?

-          Ah?.. De que hablas George

-          Jajajajaj Pude sentir tus celos cuando ella se fijó en mi

-          Enserio, ni siquiera lo note, lo que sucede es que me sorprendió tu llegada tan repentina.

-          Eres tan humana todavía

-          Enserio George!, además el té estaba muy caliente, y aún no logro controlar el dolor.

-          April por favor no me hagas reir, nosotros tenemos un control natural de esas cosas desde que nos transformamos, lo único que no podemos controlar totalmente son nuestras emociones.

-          Ashh bueno está bien- Admití algo apenada- En realidad no sé qué me pasa, pero no te puedo negar que me preocupa mucho que ella este bien, asi esté casada y embarazada

-          QUEEE?.... espera… espera, está casada y encima de eso embarazada?

-          George no seas cruel, no quiero sentirme la peor persona del mundo.

-          Define persona, hermanita- decía riéndose

-          Ja ja ja, no es gracioso en lo absoluto, el hecho de que  sea un ángel, arcángel o vampiro o lo que quieras, no significa que deje de ser persona.

-          Es chiste tontita, no te esponjes- Lo más lindo de ser parte de una familia de arcángeles, es que no existían las peleas y el odio entre nosotros, era algo como un sentimiento que sencillamente por nuestra naturaleza no podía nacer- Pero, dime estas enamorada?

-          No lo creo, solamente siento que debo ayudarla, tiene problemas con su esposo y todas esas cosas… Además tu me dijiste que no  me enamorara de nadie.

-          Si lo sé, pero eso no implica que me vayas a obedecer.- Me guiño un ojo.

Pasaron algunas semanas, notaba que cada vez más me iba adaptando más al mundo humano, no era tan difícil y comenzaba a agradarme más de lo que imaginaba, sencillamente yo era como uno de ellos, solo que con algunas particularidades que ninguno notaba, excepto Alexandra, ella cada vez se fijaba más en mis detalles, en mi inteligencia superior, había notado que mis reflejos eran perfectos una mañana en que ella dejo caer su taza de café y yo había logrado sostenerla sin que se regara una gota de su bebida, sin embargo siempre lograba distraerla y hacer que olvidará aquello que había notado, de vez en cuando fingía alguna torpeza para disimular cuando me equivocaba haciendo algo muy perfecto. Pronto se cumplieron 5 meses de embarazo de Alexandra, su barriguita ya se asomaba y todo iba perfecto, pero pronto las cosas cambiarían de manera radical.

Era una mañana bastante fría, y un tanto oscura, desde que salí de casa tenía un mal presentimiento, pero no lograba determinar qué era lo que sucedía, sentía una pesadez de que algo inminente iba a suceder. A pesar de mi sensación el día transcurrió de manera normal, hasta llegar la clase del medio día, mi clase favorita; Patologías. Alexandra entró muy contenta al salón y dio su clase, yo ponía mucha atención, porque me fascinaba la manera en que se movía, en que hablaba, me fascinaba su rostro, su sonrisa angelical, su inteligencia, su perspicacia. Así es, me había enamorado profundamente de ella, pero no se lo demostraba en lo absoluto, había aprendido a controlar mis emociones y tenía claro que ella nunca sería mía por infinitas razones, pero me bastaba haberla conocido y saber que había tenido el placer de tratar con ella. Al finalizar la clase ella recogió los informes de laboratorio de todos y me pidió ayuda para llevarlos a su oficina.

Entramos en la dichosa oficina, y allí estaba él sentado en su escritorio, con una cara que no reflejaba absolutamente ningún sentimiento de amabilidad, ni amor por ella.

-          Donde estabas, te dije que no me hicieras esperar.

-          Amor! Gracias por venir, Cómo estás?- Se acercó y le dio un pequeño beso en la boca a su esposo. El solo hizo una mueca de desagrado y la miro con seriedad.

-           Discúlpame, me emocione hablando del tema de hoy- Dijo con una gran sonrisa.- Mira te presento a mi mejor estudiante, se llama April es brillante.

-          Que tal- Me dijo con amargura.

-          Un gusto- Le respondí mirándolo a los ojos con rabia, tanto que logré ver como se perturbo ante mi mirada.

-          Mira Alexandra no tengo tiempo que perder, tengo que ir al laboratorio, para que me citaste aquí con tanta urgencia.- Quería irme de allí y darle privacidad a Alexandra, pero algo me decía que debía quedarme.

-          Mira amor- ella le entrego un sobre de manila con tanto entusiasmo que logre sonreir otra vez.

-          Qué es esto- Dijo con desagrado y asco

-          Es un niñooooo!

-          QUEEEE? JODERRRR PARA ESO ME CITASTE ACÁ… QUE ES ESTA PERDIDA DE TIEMPO ALEXANDRA POR DIOS- Grito con exceso de enojo, ella me miro avergonzada agacho la cabeza y se le acercó para intentar calmarlo.

-          Mi vida por favor tranquilízate- Dijo ella en tono bajo algo asustada…Yo estaba impotente agarrándome del marco de la puerta de la oficina para no descuartizarlo, yo era un arcángel, no me estaba permitido acabar con la vida de nadie.

-          CUAL TRANQUILIZATE NI QUE MIERDA- en su ira y su  descontrol el, la empujo con tanta fuerza que ella se enredó al tratar de sostenerse y cayó sobre su barriguita, y yo tratando de controlarme no reaccione para tomarla en mis brazos a tiempo.