Doctor E y JP

Este relato es fruto de conversaciones sostenidas con un lector de mis anteriores relatos y a él va dedicado. Para JP por los bellos momentos vividos a través del intercambio de mensajes y fotos llenas de deseo y morbo. Besos guap@.

Doctor E y JP

Este relato es fruto de conversaciones sostenidas con un lector de mis anteriores relatos y a él va dedicado. Para JP por los bellos momentos vividos a través del intercambio de mensajes y fotos llenas de deseo y morbo. Besos guap@.

Me desperté a las 5.30 am como siempre lo hago, más cuando no me encuentro en casa. Esta semana me encontraba cuidando una casa campestre y vaya si lo estaba disfrutando. Al despertar sentí un cuerpo pegado al mío abrazándome por detrás. Era JP quien había llegado la tarde anterior de visita y estaría dos noches con sus días haciéndome compañía. Sentía su cuerpo desnudo bien pegado al mío, también desnudo. Recuerdo que esa tarde y noche me había tocado hacer el papel femenino, así que desde que él llegó estuve siempre (bueno, casi siempre) con lencería femenina y vestida de mujer. Nos acostamos temprano, pero nos dormimos ya entrada la madrugada. JP me había hecho el amor, hubo momentos de sexo, bailamos, me lleno de su leche el culo, la boca (sabe delicioso su leche), me bañó la cara y el cuerpo con su leche, me hizo una rica lluvia dorada, hasta que finalmente rendidos nos dormimos. Hoy será su turno de ser mi hembra y disfrutaremos tanto como anoche.

Me solté de su abrazo y me levanté al lavabo. Tenía que alistarme pues tenía cita con mi doctor favorito, el Doctor E. Al salir de la ducha, JP ya se había despertado. Me acerqué y nos fundimos en un beso de buenos días. Él quería más (y yo también) pero le dije que tenía que ir a consulta. De inmediato se levantó y se fue a duchar porque dijo que me acompañaría. Mientras lo hacía, me puse una tanga azul rey semi transparente, con encajes y que hacía que la parte de atrás se perdiera en mi culo. Un pantalón corto de color azul claro y camisa del mismo color. Quería verme bien para mi doctor. JP salió de la ducha y pensaba vestir con unos pantalones y camisa, pero le recordé que era su turno de ser mi mujer. Lo dudó un instante, pero de inmediato se puso un hilo dental negro, un liguero y unas medias de encaje del mismo color con su corpiño a juego, se calzó unos zapatos de taco alto y puntilla que le realzaban ese hermoso culo. Una camisa blanca algo holgada con apenas un par de botones abajo y una falda a medio muslo, negra y suelta. Que guap@ y put@ se ve, pero a la vez elegante y sexy.  Un poco de maquillaje suave y una peluca de cabello corto color rojo. “Estoy lista” me dijo y se dirigió a la puerta. Salimos juntos en el coche hacia la consulta. “No es difícil para mí salir así vestida. No soy de acá, nadie me conoce y quiero que te sientas a gusto con tu putita hoy” me dijo.

Yo: Estás guapísima. Si no fuera por la consulta ya te habría follado.

JP: Tiempo al tiempo. Además, quiero conocer a tu Doctor E. Lo que escribiste sobre él me puso muy caliente.

Yo: Que putica. Pensé que te habías puesto así para mí. Jejeje

Llegamos a la consulta y a los pocos minutos el doctor me llamó a consulta. Joana (así se llama JP de mujer) atraía las miradas de a quienes nos cruzamos en el camino del estacionamiento a la consulta.

Yo: Doctor E, muy buenos días. Un placer verle de nuevo.

DE: Un placer para mí también J. Le sienta muy bien ese color azul.

Yo: Muchas gracias. Le presento a Joana, una muy buena amiga que está de visita en casa.

Jo: Mucho gusto Doctor. Cuánto deseaba conocerle.

DE: El gusto es mío Joana – Le dio los respectivos besos – Veo que estás muy bien acompañado J. ¿Se quedará a ver el tratamiento que recibe J?

Jo: Claro Doc. Y espero que sea algo más que ver jejeje

DE: J desnúdate y te sientas en la camilla.

El Doctor E vestía un pantalón corto blanco a juego con su bata médica y unos zapatos blancos igualmente. Se acercó a la camilla y empezó su revisión de rutina. Luego me hizo poner los pies sobre el estribo y admiró la tanga que llevaba. Él mismo las quitó y las guardó en el bolsillo de su bata. “Un recuerdo” me dijo. Se puso guantes y al tocar mi pene éste reaccionó de inmediato. Echó lubricante en los dedos de su mano y empezó a penetrar mi culo con uno, dos y tres dedos. “Vaya, que receptivo está este culito hoy. Y tu verga sigue en pie. Ese es un buen síntoma. ¿Tendrá algo que ver Joana con esto?” Le dije que “si se refiere a lo receptivo de mi culo, tenía razón, pero no como Joana sino como JP. Lo de la verga es por usted Doctor” Siguió jugando con sus dedos y de repente se agachó un poco y se metió mi verga en su boca. Como es pequeña, no le fue difícil tragársela entera. Que delicioso se sentía. Joana no perdía detalle y se le notaba caliente. “Joana, ven ayúdame”, dijo el Doctor y ella al instante estaba compartiendo mi verga con él. Luego la hizo poner de rodillas en el suelo y Joana no necesitó más indicaciones. Bajó el pantalón del Doctor y se encontró con esa verga grande y hermosa, sin un solo vello y ya erecta. Joana abrió su boca y poco a poco fue metiéndola toda en su boca y empezó una de esas mamadas que sólo ella y JP saben hacer. Mientras, el doctor seguía mamando mi pollita y penetrando mi culo. Le avisé que me iba a correr y sin más recibió toda la corrida en su boca. Levantó a Joana y le pasó un poco al besarla y otro poco a mí y se tragó el resto.

Se arrodilló, levantó la falda de Joana y empezó a mamar la verga que ya se había salido de la tanga. Luego le pidió que me follara. Joana se acomodó y fácilmente recibí su verga, la que toda la noche me había dado placer. El Doctor se puso detrás de ella y haciendo a un lado su tanga fue metiendo poco a poco su verga en el culo de Joana, que se quejó un poco al sentir esa vergota que la rompía y luego en una completa sincronía me follaba mientras era follaba. Luego de un rato, puso a Joana a mamar mi polla mientras él me follaba y por momentos la sacaba y la metía en el culo de Joana. Luego le pidió a Joana que se quitara la falda y la blusa y que se sentara en el sofá, le pasó unas bolas chinas para que jugara con ellas en su culo.

DE: El tratamiento está funcionando muy bien J. Nos quedarán un par de sesiones privadas y poco más. ¿Cómo funcionan las cosas con tu esposa?

Yo: Lástima que queden solo un par de sesiones. Con mi esposa van muy bien las cosas. Está muy agradecida con el tratamiento especial que me estás dando, Doc.

DE: Que bien. Y no te preocupes porque acaben las sesiones. Siempre que quieras, podemos quedar aquí en casa.

Yo: Que bien Doc. Me encantaría seguir sintiendo esa vergota en mi culo y en mi boca. Y si usted quiere, poder follar ese culito bello.

DE: Todo lo que quieras. Vamos a continuar que tenemos poco tiempo. Ahora voy a llenar de verga a Joana y quiero que mientras lo hago, me folles y me llenes de leche el culo.

Puso a Joana en cuatro, sacó las bolas lentamente y luego metió su verga que entró sin problemas. Un par de mete y saca profundos, se detuvo y me pidió que se la metiera. Así lo hice y luego de un par de minutos le llené el culo de mi leche y él llenaba el culo de Joana también. Saqué mi polla de su culo y se la puse en la boca y me la dejó totalmente limpia, mientras Joana tomaba toda la que salía del culo del doctor. Ël le devolvió el favor dejando su culo bien limpio.

Finalmente, entre el Doc y yo se la mamamos a Joana y nos tragamos toda su corrida. Nos despedimos del Doctor E con besos llenos de morbo y deseo.

Joana se vistió y vio como el Doc guardaba también su hilo como recuerdo. Me vestí y salimos de la “consulta privada” del Doc rumbo a casa.

Jo: Que buena consulta has tenido jeje

Yo: No puedes quejarte. También has tenido tu parte.

Jo: No me quejo, pero estoy deseosa de que lleguemos a casa, para darme una ducha y ser tu putica todo el día. Verás que complaciente y puta voy a ser.

Pero eso, quizá pueda ser otra historia…

P.D. Como dije en un comienzo, es una historia producto de mi imaginación y con la colaboración de JP. Por cierto, conocí al Doctor E y es muy diferente a como lo imaginaba, pero mucho más guapo. Disfruté mucho mirándolo pero no me atreví a decirle nada. Besos…