Doctor E

Hola a tod@s. Hace ya algún tiempo deseaba escribir de nuevo en esta página que tanto me gusta y quería hacerlo como en las otras dos ocasiones , con alguna vivencia real, pero no ha sido posible aún, así que me decidí a plasmar una fantasía que llevo teniendo hace un tiempo.

Hola a tod@s. Hace ya algún tiempo deseaba escribir de nuevo en esta página que tanto me gusta y quería hacerlo como en las otras dos ocasiones (Mi primera vez y Mi Peluquer@), con alguna vivencia real, pero no ha sido posible aún, así que me decidí a plasmar una fantasía que llevo teniendo hace un par de semanas.

Por temas de control de mi diabetes, continuamente tengo consultas con mi enfermera, mi médico de cabecera y últimamente con un médico endocrinólogo con tal de emplear las dosis correctas de insulina. Debido a todo este asunto de la pandemia por el COVID todas mis consultas con éste último han sido solo telefónicas y tan solo hasta dentro de un par de meses tendré por fin una cita presencial. El doctor E, como le llamaré en adelante ha sido muy atento conmigo en sus llamadas y tiene una voz muy sensual y cautivante. No sé cómo es físicamente, pero si les puedo decir cómo me lo imagino. Debe tener alrededor de unos 38 – 40 años, 1.80 metros de altura, no musculado, pero si con un cuerpo en forma, cabello negro muy corto y unos ojos negros que brillan y cautivan. Su voz no es muy varonil, pero si, como ya lo dije, muy sensual y cautivadora, y lo que me ha llevado a tener esta fantasía y escribirla fueron las últimas palabras pronunciadas en la última llamada: “La próxima cita ya será cara a cara y tengo muchas ganas de conocerte” y lo soltó así tan suave y dulcemente que me salió decir: “Créame Doc que más lo deseo yo”. Ahí terminó la llamada y mi cara estaba roja de vergüenza porque no me creía lo que había dicho. Pues bien, aquí va la historia de mi fantasía.

Tenía mi cita con el doctor E a las 7.30 de la mañana, así que muy temprano me levanté y me di una ducha a conciencia, lavando muy bien cada rincón de mi cuerpo. Como es verano decidí ir con un pantalón corto color azul claro, camisilla blanca y una camisa del mismo color del pantalón y unas bambas blancas con azul. Llevaba debajo un bóxer también en tono azul claro. Me puse algo de perfume, tomé mi mascarilla, mis gafas de sol y después de acompañar a mi esposa al autobús me dirigí al centro de salud en donde tenía la cita. Llegué con casi 20 minutos de antelación por lo que tuve que esperar unos minutos para poder pasar mi tarjeta y registrar mi visita. Luego a la sala de espera con mucho nerviosismo. Fue llegar a la sala y llegó mi turno de pasar al consultorio. Aún faltaban 15 minutos para mi hora, pero ya me habían llamado.

Entré al consultorio y ahí estaba él, de pie detrás del escritorio esperando por mí. Curiosamente estaba con su pantalón y camisa de médico en un tono azul muy parecido al que yo llevaba. Me saludó con un apretón de manos, muy delicado que yo correspondí en la misma forma y me dijo: “Hola J, mi nombre es E y es un placer conocerte por fin en persona. Toma asiento”. “Gracias. Para mí también es un placer conocerle” Tomé asiento, puse mi móvil y mis gafas sobre el escritorio y empecé a responder sus preguntas sobre mi estado de salud. Al preguntar cómo estaban mis glucometrías, tomé mi móvil y me acerqué un poco para que pudiera ver la información de los últimos meses. Tomó algunas notas y luego me hizo pasar a la camilla. Tomó mi presión y estaba un poco alta, lo que atribuí a mi nerviosismo y así se lo hice saber contestándome con una sonrisa (lo suponía pues por la mascarilla no podía ver su boca) que no había porque estar nervioso y que me relajara. Me hizo la revisión de rutina viendo que todo estaba bien y que no había que hacer ningún ajuste en las dosis de insulina que ya me aplicaba. Por lo demás todo lo encontraba muy bien.

Apenas habían transcurrido 10 minutos y mi revisión estaba terminando. “Alguna consulta adicional que desees?” Por mi mente pasaron en cuestión de segundos infinidad de cosas que deseaba, pero la cordura se impuso y decidí hacerle una pregunta algo difícil. “Verá doctor E, es incómodo hacer este tipo de consultas…” y me dijo “siéntete con la confianza de consultar sobre lo que quieras, estoy para ayudarte”.

J – Doctor E, lo que pasa es que creo que estoy sufriendo de algo como disfunción eréctil.

E – Cuéntame que te sucede.

J – Doc, lo que pasa es que últimamente no puedo cumplir con mi esposa como es debido.

E – Dame más detalles

J – Verá doc, yo quiero mucho a mi esposa e igualmente siento mucho deseo de estar con ella en la intimidad. De hecho, creo que logro que llegue a altos niveles de calentura y yo también lo hago, pero cuando me dispongo a penetrarla, mi pene no se mantiene erecto.

E – Así que la dejas iniciada, como dicen…

J – Bueno, pongo en acción mis dedos y mi boca y logro que se corra, pero a ella le queda el mal sabor de que yo no me corro, pero sé que además está el hecho de que no logro darle el gusto de penetrarla.

E – ¿Y eso está afectando su relación normal?

J – Aparentemente no, pero si noto cierta frustración en ella, porque obviamente ella quisiera sentirme dentro y correrse mientras la penetro. Cuando logro hacerlo, la siento a ella más satisfecha.

E – ¿Tú la deseas a ella? ¿Disfrutas mientras estás en los preliminares? Aquí estoy suponiendo que no vas derecho a la penetración

J – Si, la deseo mucho y me encantan los preliminares. Nunca he sido de los que va derecho a meter, correrse y ya. Me gusta que mi pareja disfrute de un buen preámbulo y me preocupo porque disfrute de todo el momento.

E – A ver, vamos a aprovechar que tengo casi una hora disponible para hacerte una revisión. Por favor desnúdate por completo y te acuestas boca arriba en la camilla.

Me quité la ropa muy rápidamente y me acosté en la camilla boca arriba. Se acercó y me observó de arriba abajo y me dice:

E – ¿Siempre está así de pequeña? (se refería a mi pequeña polla)

J – Bueno, cuando logra ponerse erecta adquiere un buen tamaño para satisfacerla

E – Ponte boca abajo

Eso hice y empezó a tocar varias partes de mi cuerpo y a hacerme preguntas de si me dolía o sentía alguna molestia, y yo le iba contestando. Se produjo un tenso momento cuando tocó mi culo, pues este es muy sensible y más con la persona que lo estaba tocando. Él lo notó y me preguntó si me molestaba, a lo que le respondí que no. Me pidió ponerme boca arriba nuevamente y me examinó de la cabeza a los pies, dejando mi zona genital para el final.

E – Ahora voy a hacer algunas pruebas con tu polla. Si en algún momento algo te incomoda, me lo dices.

J – Tranquilo doc, haga lo que deba hacer.

Se cambió los guantes y los untó con algún tipo de lubricante o aceite. Empezó a apretar mis testículos, cogía la polla y la estiraba, me hacía algunos masajes y yo aguantaba para no gemir porque lo hacía muy suavemente y empezaba a subir mi temperatura. Me hizo doblar mis rodillas llevándolas a mi pecho y sin soltar mi polla, con la otra mano acarició suavemente el contorno de mi culo. Sentí como mi polla palpitaba un poco, pero no se ponía dura. Bajó mis piernas y nuevamente con mi polla en su mano, acarició mi pecho y pellizcó un poco mis pezones. No pude aguantar y emití un leve quejido.

E – ¿Te dolió?

J – No doc, para nada

E – ¿Te gustó lo que sentiste en tus pezones?

J – Se sintió agradable

E – Una pregunta muy personal. Si no quieres no la respondas

J Tranquilo doc, pregunte

E – ¿Además de tu esposa, te atrae alguna otra mujer?

J – Doc, uno no es de piedra y hay mujeres muy lindas y con esas ropas que llevan ahora en verano. No quiere decir que le haya sido infiel a ella con otra mujer, pero si que se le da algo de distracción a la vista.

E – Antes de tu esposa, ¿Cuánto tiempo pasó sin que estuvieras con otra mujer?

J – Con otra mujer, cerca de seis años. Desde que me separé de mi ex.

E – ¿Por qué el énfasis en “con otra mujer”? ¿Sientes algún tipo de atracción por los hombres?

J – Voy a serle sincero doc. Cuando estaba en el proceso de separación de mi ex, empecé a sentir mucho deseo por hombres, de estar con uno, pero lo que me atraía no era el físico, sino que me invadía un deseo de hacerle sexo oral a otro hombre.

E – ¿Llegaste a hacerlo? Es decir, ¿le mamaste la polla a otro hombre?

J – (Con mi cara roja como un tomate…) Si doc, estuve con otro hombre.

E – No te avergüences, es algo normal aún en aquellos hombres que se consideran totalmente heterosexuales. ¿Disfrutaste haciéndolo?

J – Si, mucho. Pensé que llegado el momento tendría algún rechazo a hacerlo, pero se me dio muy natural y lo disfruté mucho. Aunque me quedó faltando el que se corriera en mi boca. (Hasta ese momento él no había soltado mi polla, que un poco estaba creciendo con la conversación y sus caricias)

E – ¿Pasó algo más?

J – Sí. Él me preguntó que si me gustaría que me penetrara y sin pensarlo – aunque era algo que me había dicho a mí mismo que no pasaría – le pedí que me desvirgara.

E – ¿Lo disfrutaste?

J -  Aunque dolió mucho al principio, diría que sí lo disfruté. De hecho, al día siguiente volví para repetir.

E – Mientras se la mamabas, ¿recuerdas si tuviste erección?

J – Cuando se la estaba mamando, si, pero cuando me penetró no. Por el contrario, creo que se hizo más pequeña si es posible.

E – ¿Y luego de eso te lo follaste tú a él?

J – No. Él era activo solamente, pero a mí tampoco se me pasó por la cabeza hacerlo.

E – ¿Te molesta que esté acariciando tu polla mientras hablamos?

J – Doc E, estoy en sus manos. Haga lo que crea necesario…

Me hizo se parar las piernas y siguió masturbándome lentamente haciendo que mi polla se quedara firme. La soltó y acarició mis pezones con ambas manos y los pellizcó. Me hacía ver que mi polla seguía firme y mi mano, sin pensarlo, se fue a su entrepierna. Él no se retiró. Por el contrario, quitando sus manos de mi cuerpo, dejó caer su pantalón y apareció una gran polla en estado morcillón. Me ordenó que se la mamara sin usar mis manos, pues con estas me hizo doblar las piernas y sostenerlas para empezar a acariciar mi culo. Mi polla seguía firme hasta que acercó sus dedos al ano y lo tocó suavemente.

E – Veo que cuando tocan tu culo se baja la erección. ¿Tu esposa hace algo parecido?

J – No, ni siquiera cuando me la está mamando me toca por allá (Tuve que sacar su rica polla de mi boca para contestarle)

E – La mamas de maravilla. Tienes una muy buena boca tragona. Sigue mamando por favor

Dicho esto, un dedo empezó a entrar ligeramente en mi culo. Lo sacó, echó un poco de aceite en su mano y empezó a penetrar mi culo con sus dedos.

J – Si doc, me encanta cómo se siente. Me encanta mamar su polla y que folle mi culo con sus dedos.

E – Esto era lo que querías cuando viniste, ¿cierto?

J – Siiiii. Lo desee desde que me cautivó con su voz sensual

E – ¿Quieres más?

J – Soy todo suyo doc.

Sacó su polla de mi boca y me besó, mientras se acomodaba para penetrarme. Lubricó bien mi culo y su polla y poco a poco, muy suavemente me la fue metiendo hasta el fondo. Esperó unos momentos y empezó a entrar y salir. La sacaba casi toda y luego de un fuerte empujón la metía hasta el fondo. No paraba de besarme y poco a poco fue aumentando el ritmo. Mis gemidos eran aplacados por su boca que no paraba de besarme. Cuando estaba a punto de correrse, la sacó y me la metió en la boca, en donde me dio toda su leche y me hizo tragarla.

E – Que culo más rico tienes. Apretadito pero tragón. ¿Te ha gustado mi leche?

J – Su leche está deliciosa doc. Me ha gustado todo. Me ha encantado como me ha follado, como me ha dejado mamar su polla y como ha cumplido mi fantasía y se ha corrido en mi boca. Ha sido de lejos la mejor consulta médica que he tenido.

E – Y aún no hemos terminado, o ¿quieres irte sin solucionar parcialmente el motivo de tu consulta?

J – Yo encantado de seguir en consulta

E – Tómate esta pastilla (era una pastillita azul), vístete y espérame a la salida del centro. En 10 minutos estoy allá.

Así hice.  Los 10 minutos me recogió en su coche y me dijo que iríamos a su apartamento para ver si el tratamiento funcionaba.

Entramos en su piso y me pidió que me desnudara mientras él lo hacía rápidamente.

Se puso de rodillas y empezó a chupar mi polla que fue creciendo y poniéndose dura. Me llevó al sofá, me hizo sentar y echó lubricante en mi polla y en su culo y procedió a montarse encima de mí clavándose todo hasta el fondo de una sola. Grité un poco pues algo de dolor sentí, pero luego empezó a cabalgarme y el dolor se convirtió en placer. Mi polla entraba y salía de su culo sin perder firmeza. Pero después de tanto placer recibido estaba por correrme. Se bajó y se pegó a mamarla hasta que se tragó hasta la última gota. Nos besamos compartiendo algún resto de mi corrida y me dijo:

E – ¿Te ha gustado?

J – Si, mucho. Es la primera vez que penetro a un hombre y me ha gustado mucho.

E – A mí también me ha encantado y quiero más

Se puso en cuatro sobre el sofá y me hizo follarlo así. Yo alucinaba pues mi polla no perdía firmeza. Luego me pidió que lo follara boca arriba mientras nos besábamos. Me corrí una vez más dentro de su culo.

Finalmente le pedí que me volviera a follar que quería sentirme lleno de su polla una vez más. Me llevó a su cama y no me folló. Yo sentí que me había hecho el amor por la forma en que lo hizo. Tardó bastante en correrse y nuevamente me llenó la boca con su leche y no dejé perder ni una gota.

E – Tu problema no es físico, sino que está en tu mente.

J – ¿Por qué lo dices? La pastilla hizo su función

E – La pastilla no era viagra, ni nada parecido. Era una sencilla pastilla para el dolor de cabeza.

J – Doc, entonces ¿qué sucede?

E – Estás pasando por un momento en donde te atraen sexualmente más los hombres que las mujeres. Diría que cuando te penetran te sientes una de ellas. Y como en mí encontraste alguien con tus mismos gustos y deseos, tu libido hizo que tu polla reaccionase.

J – Entonces, ¿no podré solucionar el problema con mi mujer?

E – Sí, claro. Con ella funcionarán las pastillas reales jajaja. Aunque hay que tratar con más detalle la otra parte del “problema”

J - ¿Cómo así doc?

E – Vamos a hacer una terapia intensiva para que tu deseo sexual por tu mujer sea totalmente compatible con tu deseo sexual por los hombres y porque te follen.

J – ¿Tendré más consultas con usted? ¿Cada cuánto?

E – Algo así. Las citas serán aquí. Lo que resta de semana por la mañana mientras tu mujer trabaja. La próxima semana miraremos a qué hora va mejor.

J - ¿Todos los días? Que bien

E – jajajaja Mañana te espero aquí a las 7:30 am. Así como hoy, pero no uses tu ropa interior. Quiero que vengas con unas bragas. Pueden ser de tu mujer o compras unas como te gustan a ti.

J – Tomé mi móvil y le mostré las que tenía en mi colección y escogió unas blancas.

E – Sabía que me saldrías bien puta. Eso me encanta. Vamos a disfrutar mucho

J – Contigo todos los días y con mi esposa ¿cómo será el tratamiento?

E – Hoy debes empezar con ella. Mañana me cuentas como te fue y me dirás si con ella también será diariamente.

J – Gracias doc. Ha sido maravilloso.

Me abrazó, me besó y mi polla se puso dura de inmediato. El la agarró con sus manos y me dijo al oído “Fóllame otra vez. Hazme sentir bien puta para ti”

Le puse en cuatro y empecé a follarle con fuerza. Luego nuevamente boca arriba y terminó sentado sobre mi cabalgando y besándonos hasta que llené su culo con mi leche. Al salirse se agachó y me la limpió compartiendo los restos conmigo en un delicioso beso. Nos duchamos y me despedí hasta la próxima consulta.

E – Ha sido un verdadero placer. Resultó mejor de lo que esperaba

J - ¿Sabías que esto pasaría?

E – Lo deseaba. Cada que te llamaba quedaba con la sensación de que había una conexión fuerte entre los dos.

Nos despedimos, hasta la consulta del día siguiente.


Ha resultado más larga de lo que pensaba. Espero sea de su agrado. Me gustaría recibir sus comentarios y críticas. No olviden que es una fantasía.

Besos, muchos besos a mis lectores.

Juanclo