Dobles parejas (2)

Continua la noche loca.

Una pareja apareció con un par de botellas de cava y unas copas en la mano. Eran los valencianos.

En sus caras se reflejó el impacto del grupo humano que apareció frente a sus ojos: Manuel a su lado, sonriente y desnudo, con su larga polla estirada goteando saliva de mi mujer; yo de rodillas en la moqueta con mis manos en el culo de Rachel y la verga hundida hasta los huevos en su ano y mirando con cara de susto hacia la puerta; Rachel sin levantar la cabeza del coño de mi mujer no dejaba de culear al notar que mi mete y saca se había detenido. Y por último Ana, con la cara ida del placer que había sentido y con Rachel entre sus piernas trataba de taparse las tetas, no se sabe bien porqué.

Lucía y Emilio nos saludaron con cierta prevención. Yo, con la oposición de la alemana me incorporé sacándola de su culo y me acerqué a saludarlos. Ana, tratando de cubrirse, se aproximó también. Emilio besó a mi mujer mientras yo besaba a Lucía. Era ella una cuarentona delgada y no demasiado alta vestida con una túnica azul con aspecto árabe. En las fotos que intecambiamos aparecía algo más joven y tal vez con más carne comiéndole el rabo a su marido. Emilio, también con túnica, era un hombre alto y muy barbudo, con aspecto algo grasiento y pinta de vicioso.

Nos sentamos todos en la terraza y abrimos una botella de cava. Ana estaba bastante cortada. Yo creo que se había desmelenado dejándose penetrar por Manuel y chupar por la alemana y ahora parecía arrepentida de sus excesos. Brindamos y charlamos distendidamente durante algunos minutos. Mientras mi mujer trataba en lo posible de tapara su desnudez Rachel, como no, hacia auténtica ostentación de sus encantos. Totalmente desnuda abría sus piernas mostrándonos su depilado coño y se acariciaba lascivamente sin dejar de mirar a Emilio cuyo rabo se apreciaba erecto bajo la túnica.

Rachel se sentó en el suelo y vertió parte del contenido de su copa en la polla de su marido. Acto seguido comenzó a pasar su lengua desde los huevos hasta el glande sorbiendo el cava con grandes chupetones. La verga de Manuel, que había permanecido en plena forma incluso durante la charla, se estiró hasta alcanzar su tremenda envergadura. Sin embargo la alemana era capaz de mantenerla completa dentro de su boca sin aparente esfuerzo.

Pasado un momento se la sacó y gateando por la terraza se acercó a mi. Repitió el mismo proceso y sentí el frío del vino espumoso sobre mi piel que bajaba hasta mis huevos. Sin más dilación se la tragó completa comenzando a mamarmela de manera prodigiosa. Ana me dio la mano y volví a notar en sus ojos la excitación sexual que parecía haber desaparecido. Siguió comiendo polla mientras yo notaba que de un momento a otro iba a estallar. Mi mujer tomó la cabeza de Rachel con sus manos y la movió con fuerza arriba y abajo para que chupara con mayor intensidad. Tuve que rogar que parara cuando note que no iba a aguantar mucho más tiempo. Cuando Rachel paró repitió el mismo ceremonial con Ana comiéndole el chocho empapado en cava. Besé a mi mujer que comenzaba a derretirse de gusto porque la alemana realmente era única con la boca.

Lucia y su marido se acariciaban debajo de las túnicas. Emilio no quitaba la vista del coño de mi mujer ni del trasero de Rachel que se movía pidiendo guerra. Manuel se incorporó, dejó la copa en la mesa graciosamente me miró y me dijo:

Con permiso

Y sin más volvió a meter su polla en la boca de mi mujer a escasos centímetros de la mía. Sin más comentario prosiguió con el mete saca brutal de antes de le llegada de los valencianos. Empujaba su minga dentro de la boca de Ana que tenía que cerrar los ojos y la dejaba unos segundos, que a mí se me hacían eternos, los huevos contra la barbilla de Ana, dentro de su boca hasta que entre quejidos de placer la sacaba completa. Mi mujer cuando estaba fuera le masturbaba con pericia hasta que se recuperaba y volvía a comérsela con gran placer. Sus mamadas eran cada vez más alocadas y a veces paraba para mirar la cabeza de Rachel perdida entre sus muslos. Cuando no tenía polla dentro me buscaba para morrearme. Yo estaba deseando separarme para volver a sodomizar a la alemana pero Ana no me soltaba. En un momento determinado Manuel se acercó antes de que yo me hubiera separado y me pasó toda la verga por la cara con gran aturdimiento mio y una carcajada suya:

¿quieres probar?- me dijo

No gracias, contesté yo, a pesar de que la experiencia no había sido desagradable. Mi mujer cerró la discusión.

Cómesela, vamos a comérsela los dos

Manuel no se hizo esperar mientras Ana y yo nos morreabamos metió el rabo entre los dos. Era una sensación curiosa: notaba los labios de mi mujer, su saliva, sus dientes incluso y entre medias, como una larga barra de carne caliente y húmeda, pasaba la polla de Manuel. Luego Ana se la llevaba por completo me dejaba a mí mirando aquel enorme artilugio entrando y saliendo de la boca de mi querida esposa. Vi como Lucía se agachaba hasta mi sitio y comenzó a masturbarme con sus dos manos. Me acariciaba los huevos y volvía a masturbarme. Llevaba puesta la túnica mientra que su marido, ya desnudo, se pajeaba enfrente de ella. Noté que estaban algo cortado y que ella no se atrevía a dar el paso de chuparme el rabo o de dejarse follar. En ese momento noté que Manuel me la metía entera en la boca mientras, por los quejidos de Ana sospeché que estaba a punto de correrse. Le comí la polla con todas mis ganas a la vez que mi mujer entre gritos y apretándose las tetas, empezaba a correrse de forma brutal. Lucía, vencidos sus prejuicios, agarró mi polla y comenzó a mamar como si le fuera la vida. Me comía los huevos, las ingles, volvía a la polla que llenaba con sus babas, subia hasta mi ombligo donde introducía su lengua y volvía a bajar. Manuel sacó su rabo de mi boca y se lo volvió a meter a mi mujer. Ana, cuando se está corriendo pierde absolutamente el control. Le comió la polla y se la mordisqueaba estirándole de los pelos de los cojones. Pasó sus manos detrás del culo de manuel y lo penetro con sus dedos. Manuel estaba a punto de caramelo:

Zorra, puta, follame, dame por el culo que te voy a dar yo leche a ti y a tu maridito os voy a dar a los dos

Emilio, sudoroso y desnudo, se había situado tras la alemana y trataba de joderla a la vez que amasaba sus nalgas y tiraba por debajo de sus pezones. La alemana se giró con la boca aún repleta de los fluidos de Ana y se abalanzó sobre la minga del valenciano. Le comió polla huevos, le dio la vuelta, lo puso a cuatro patas mientras Emilio no paraba de ronronear de placer y dijo algo en alemán.

dice, tradujo Manuel a Lucía, que es un maricón y se lo va a tirar.

Noté el gran placer con que Emilio escuchó aquellas palabras y como su rabo se estiró aún más. La alemana le comio el culo durante un buen rato. Mientras Manuel la sacó de la boca de Ana y se la metió por el chocho de un solo golpe. Ana seguía sentada, con las piernas abiertas y con Manuel de rodillas entre sus piernas dándole polla sin parar. Yo oía sus quejidos y podía apreciar que disfrutaba de aquel tío como nunca lo había hecho conmigo. Manuel la manoseaba y la morreaba con su lengua.

No sé como fue ni de donde salió pero pude ver a Rachel con una hermosa polla negra en su cintura justo detrás de Emilio que, a cuatro patas, reposaba su cabez en el suelo de la terraza. Rachel apunto unos segundos y se la incrustó en el ano a Emilio que recibió aquello como una descarga:

¡Puta! Gritaba

Mientas Rachel a la vez que lo follaba empezó golpearle en las nalgas que fueron adquiriendo un intenso color rojo.

Puta, chillaba Emilio, ¡No pares! Lucia me están follando, mira como me follan

La alemana no necesitaba que la animaran y prácticamente estaba montada sobre Emilio metiendo la verga de goma hasta el fondo en el culo. Yo ya no podía más. Me giré, retiré la túnica de Lucia, que no llevaba nada debajo, y le metí la verga por el coño. Creo que a la segunda embestida Lucia se corrió con un escándalo que debió oirse en las Baleares: Era una real hembra tal vez demasiado delgada para mi gusto, pero con un buen tipo y un hermoso coño depilado. Se quedó como sin fuerza después de correrse y yo aproveche para meterle la polla a Emilio por la boca. Dejó de gritar pero ¡como chupaba! Me lo follé mientra el no dejaba de moverse con los empujones de Rachel. Ana a mi lado follando con Manuel me animaba:

correte en su boca, dale bien de leche

Me corrí en la boca del valenciano a le vez que me morreaba con la alemana. El semen le cayó entre su barba goteando hasta el suelo. Rachel sacó la polla del culo de Emilió y se morreó con él para comer todo el semen posible. Luego pasó la lengua por el suelo hasta no dejar ni gota. En ese momento Manuel entre alaridos de placer se vaciaba en mi mujer. Luego sacó su rabo chorreando semen y se lo metió a Rachel que acabará la faena.

Emilio dio vuelta violentamente a Rachel, sujetó sus manos a la espalda y se la folló por el culo apartando ligeramente la cinta de cuero del consolador.

toma, por puta, por follarme

Estaba sudoroso y goteaba sudor, babas y semen sobre el precioso cuerpo de Rachel que berreaba en alemán. Su marido se acerco a besarla, con una dulzura impropia de aquel momento:

mi cariñito, le decía, como me duele que te jodan así, delante de tanta gente, delante de mí ¿cómo puedes hacer esto?. Estas desnuda, te está dando por el culo un cerdo feo y sucio. Como me haces esto. Es un cabrón y merece un castigo.

Se colocó detrás de Emilio con el rabo sorprendentemente tieso y casi sin preparación se lo metió por el culo. El valenciano, aquella nueva sodomización, ahora con una verga real, le produjo una inmediata reacción y anunció que se corría en el culo de Rachel. Así fue con los ojos cerrado y sufriendo los brutales vaivenes de la polla de Manuel en su interior lleno de semen el culo de Rachel. Cuando acabó Rachel acerco su ano a su marido, que sin dejar de encular a Emilio, limpió de restos de semen el negro agujero de su mujer. Manuel la sacó sin correrse y dijo que no podía más.

La verdad es que estábamos todos muertos. Besé a Rachel y a Lucia mientras ellos besaban en la boca a mi mujer y nos despedimos hasta el día siguiente en la playa.

Manuel y Emilio se dieron un largo y afectuoso beso en los labios. Mañana podremos pensar en todo esto. Por hoy he superado todas mis expectativas.