Doblegadas y sometidas

Esto es lo que no me atrevi a contar hace cuatro años y ahora dudo si el momento de publicarlo ha pasado.

Cuatro años después, el anterior relato es del 14 de octubre del 2004, estoy planteándome publicar la continuación del relato del sometimiento de mi esposa, mi cuñada y mi suegra.

No sé si será ya de interés, por lo cual solo publicare su inicio

En el relato le di el mismo nombre a mi esposa que a mi cuñada, aprovecho para corregir este error, el nombre de mi esposa es Beatriz y el de mi cuñada Esther.

La seguí excitando, aumentando su placer, y mayor, ahora que sabía quien era yo, haciéndole imaginar que su hermana y su madre iban a pasar por la misma experiencia que ella estaba pasando; incluso insinuándole que ella podría participar y decidir el placer que mas necesitaban. No la privé de nada, le daba todo el placer que podía, tanto físico como mental. Incluso me permití el lujo de ponerle a Zor a comerle su vagina.

Acabo pidiendo, suplicando ser marcada. Yo volví a preparar el hierro y ella hizo ademan de marcarse, pero yo se lo impedí, diciéndole, antes llamaremos a tu madre o a tu madre, a quien elijas como testigo de tu marcaje.

Empezó a llorar y diciendo que se darían cuanta de todo, que no podría evitar aullar cuando se marcase. Le dije eso es tu labor, para quedar después y yo recogerlas, para que con tu ayuda las pueda someter igual que te estoy sometiendo a ti.

Entonces Beatriz, sin poderse contener tuvo un orgasmo que la hizo estremecer y retorcerse de placer, para a continuación exclamar, llama a mi madre, que se anime que para mi hermana será una sorpresa igual que para mí, ya nos veo a las dos a tu disposición, bien redonditas con la bola de tu semilla.

Llame a su madre, coloque el teléfono junto a la oreja de Beatriz, presto a colgar si decía algo que no debía; mientras que con la otra mano le acariciaba el pezón y le susurraba al oído, tendrás que decir que deseas ser marcada, para que te pueda poner el hierro a tu alcance.

Juani, su madre se puso enseguida al teléfono, parecía estar deseando y esperando la llamada; después de una conversación trivial, con el clásico repaso de que tal estas; Beatriz respondí diciendo que estaba a punto de entrar en la gloria, a la vez que alcanzaba el orgasmo. Su madre le respondió que determinadas cosas no se hacían, y menos se decían a una madre.

Puse el manos libres, ya seguro de mi mujer, viendo su estado, y sus necesidades.

Beatriz le respondía a su madre, que estaba muy perra, y que no podía ni quería evitarlo; que si se sentía mal, que colgase.

En ese momento puse delante de su pubis, el hierro ardiente, de forma que ella solo se tenía que echar ligeramente hacia delante, y marcarse; lo hizo con decisión y fuerza; aunque no pudo evitar un fuerte alarido.

Al cabo de unos segundos, y cuando su madre le decía que le había pasado, aterrorizada por el grito de su hija; Beatriz le respondió diciendo, que no le pasaba nada, que simplemente, había pasado el umbral de la gloria, y que había placeres que no se podían describir. Que si se decidían a venir, y conseguían distraerme un poco tendría la oportunidad de traspasarlo ella también.

Mi suegra estaba enormemente excitada, no lo podía ocultar; y Beatriz con una audacia increíble, le dijo te puedes masturbar ahora como adelanto al placer que puedes recibir y experimentar aquí, si es que te atreves a compartir con nosotros tus deseos, y después venir aquí, y podrás saber lo que es un verdadero orgasmo, de esos que tu marido no te ha hecho nunca alcanzar.

Juani respondió diciendo que su padre nunca le había dado un orgasmo, ya que se corría antes de que ella estaría caliente; y que solo una vez, y eso sin penetrarla la había acercado al placer que ella sentía cuando se masturbaba.

No hacía falta que dijera nada, podíamos sentir como se masturbaba.

Beatriz, le dijo que ese placer no era nada con lo que podía sentir si yo la trataba bien tratada, que eso si seria placer y la locura. Así que comentase con Esther, y si se animaban que llamasen a su marido, a mí, para que las llevase; y una vez allí sabrían lo que era bueno y buen placer. Aunque tal vez tuviesen que esperar a que yo me fuese y quedar solas, pero sobre todo aislarse un poco, diciendo en casa que para hablar tendrían que llamar ellas ya que en la casa no había cobertura, y así justificar que cuando mejor estarían no tendrían que interrumpirse por atender el teléfono.

Mientras Beatriz, seguía hablando con su madre, la cual seguía gimiendo de placer, producto de la paja que considerábamos que se estaba haciendo, recibí la llamada de Esther, para quedar de acuerdo en el día y la hora en que las recogería, para llevarlas con Beatriz.

Le dije a Beatriz de quien era la llamada, y ella sin esperar otra palabra por mi parte, le pregunto a su madre que quien estaba más hambrienta, si ella o Esther.

Juani se quedo un poco azorada, y le dijo que como sabia que estaban juntas.

Beatriz le respondió diciéndole que la tocara hasta que se corriera, si quería que ella compartiese su placer con ellas.

Juani le dijo, está hablando con tu marido, y Beatriz le respondió, mejor haz que se corra esa puta; quiero que se entere Miguel, y que lo disfrute; lo traeres caliente, lo calentareis durante el viaje, para que nada más llegar yo pueda rendirlo y vosotras empezar a disfrutar con mi nuevo señor. Hacer lo que haga falta durante el viaje para que venga echando fuego.

Yo note como la voz de Esther se agitaba, e incluso como alcanzaba un pequeño orgasmo.

Y pudimos oír claramente el orgasmo de Juani, mientras decía, todo lo que haga falta para calentarlo, a lo que Beatriz respondió sin dudar: todo lo que haga falta, incluso que os monte como yeguas que sois.

En ese momento tuve la convicción de que tenía dos nuevas perras, dos yeguas para marcar y sobre todo dos sumisas para disfrutar.

Y ahora era Beatriz la que me devolvía el placer, diciéndole a su madre, dile a Esther que no empiece la toma de los anticonceptivos, ya que perderá mucho, muchísimo placer, si lo hace, y de todas formas, no va a tener menos efectividad si no los toma, ya que hay algo mucho mejor que las píldoras para mantener seguro el vientre sin riesgo de quedarse embarazada, y en voz baja y mirándome a mi añadió, que lo mejor para no quedarse embarazada, es estar preñada.

Quede con Esther que las recogería dentro de dos días al mediodía, para que no pudieran estar presentes sus maridos; que iría con el tiempo justo, ya que tenia escasamente dos días y no quería perderlos con ellas recogiéndolas y atendiendo a toda la familia, que haría parar y recogerlas, y así ni se enterarían nuestros hijos que había estado, que llevasen poco equipaje.

Beatriz le decía a su madre, que casi no trajesen ropa y que viniesen como para volver conmigo, y después ya encontrarían un pretexto para quedarse una semana. Y añadió, venir de falda y camisa, y vestidas como las putas que esperáis ser.

Esther se reía, nerviosa y dejaba escapar un gran placer. Ya estaban medio dominadas, no iba a ser difícil someterlas

La clave va a estar en saber si queréis leer, la dureza del sometimiento, hasta su total entrega.

Espero vuestros comentarios