Doble vida - parte II

Mario, un joven rico y con una vida estupenda, tiene mucho más detrás de esta apariencia tan idílica ¿la quieres descubrir? Adéntrate en su historia

DOBLE VIDA - PARTE II

El baño en casa me había sentado de maravilla. La verdad es que tras este rato de relax en la bañera estaba como nuevo después del fin de semana de fiesta que me había pegado. Salí seco del baño, súper relajado, y, desnudo como estaba, me tiré en la cama. La verdad que limpio y fresco estaba como en el cielo. Sin embargo, a pesar de lo bien que estaba, no quería desaprovechar el día tan bueno que hacía estando en la cama. Por lo que, ya con las pilas cargadas, me vestí con unos chinos beige, una camisa y unas zapatillas blancas, y salí un rato por Madrid antes de que Víctor viniera a mi casa esta tarde.

A eso de las 13:00 salí de casa y me dirigí a la calle Serrano donde opté por coger un taxi e ir hacia el centro para ver que se movía por ahí ya que, de vez en cuando, me gustaba pasear solo y observar a los otros madrileños y a los miles de turistas que se mueven por la ciudad. Paseé desde Fuencarral hasta Gran Vía. Hasta que, cuando estaba pasando por la plaza de Callao, un chico me empezó a saludar efusivamente desde lejos. A medida que se iba acercando hacia mi, lo reconocí sin duda alguna: era Ismael. Nada más llegar a mi, se abalanzó a mi y nos dimos un fuerte abrazo.

-       Joder Maritooo, ¡te he echado mazo de menos bro ! - me dijo una vez me dejó de abrazar.

-       ¡Y yo Isma! Justo te iba a escribir esta tarde para vernos, ¿qué tal el verano tío? - le dije con absoluta sinceridad

-       Colega, una puta mierda. En este Madrid de mierda no he parado de sudar como un cerdo asfixiado. Y encima en mi puta casa sin aire acondicionado y teniendo que currar en la tienda de mi madre to er santo día. Un asco pavo.

-       Jajaja, que exagerado eres- reí por la gracia que me hacía su habitual tono macarra.

-       Lo dice el marquesito que ha estado de mansión en mansión y de yate en yate. No te jode con el pijelas este.

-       Jajajaajaja, ¡qué cabrón eres! Venga anda, que te invito a comer en algún bar con aire acondicionado

- Buff gracias coleguis, porque estoy sudando a niveles preocupantes con este calor y este pedazo de sol que hace.

Caminamos juntos charlando durante unos 10 minutos hasta llegar a un restaurante muy mono cerca del palacio Real. Nos sentamos dentro, bastante fresquitos, y nos pusimos al día de todo lo que habíamos hecho durante el verano. Yo, por mi parte, le conté los viajes que había hecho, todas las anécdotas y lo bien que había ido la boda de mi hermana, mientras que él, por su parte, solo se quejó del calor que había pasado, de lo muerta que estaba la ciudad en verano y de todo lo que tuvo que currar en la tienda de su madre por no haber aprobado ni el recreo este curso en el instituto. Ante sus desgracias, yo solo me reía ya que siempre que me contaba sus dramas me partía de risa por la forma tan divertida que tenía de dramatizar las cosas.

-       Sí, sí, tu ríete hijo de la gran puta- me decía

-       Lo siento, pero es que no puedo parar- balbuceaba por la risa que no me dejaba hablar.

La conversación siguió y nos seguimos contando anécdotas de los tres meses de verano hasta que, de repente, mi móvil sonó. Era Víctor.

-       Joderrrr, ya son casi las 16:00, me cago en todo. Espera un momento- le dije mientras me levantaba corriendo para hablar con Víctor.

-       ¿Pero, qué pasa bro ? - dijo mientras yo salía del restaurante para hablar.

Enseguida salí a la calle y le devolví la llamada.

-       Antes que digas nada, lo siento, lo siento, lo siento- le dije.

-       ¿Te olvidaste de que venía? - me dijo

-       Sí, lo siento. Salí a pasear un rato, me encontré con Isma que no lo veía hace mil y se me ha ido, lo siento mucho Víctor.

Se hizo el silencio durante un minuto.

-       Bueno, no pasa nada. Sabes que contigo no puedo enfadarme, pero la próxima vez avisa, ¿vale? – dijo conteniéndose.

-       Sí, de verdad. Lo siento, otra vez.

-       Venga, diviértete. Pero esto me lo tendrás que recompensar, ¿lo sabes verdad?

-       Lo sé, con intereses…

-       Perfecto, así me gusta mi cachorrito. Ya hablamos, besos

-       Adiós, besos.

Joder, mira que olvidarme de Víctor. La verdad es que me daba palo por él, pero me lo estaba pasando muy bien con Ismael como para irme. Bah , total, a él lo había visto en agosto en Formentera y a Ismael no lo veía desde junio. Por lo que ya tendría tiempo esta semana de verlo y recompensarle como él quería. Guardé el móvil y volví a entrar en el restaurante.

-       Disculpa, era Víctor que había quedado con él y se me había olvidado por completo.

-       Nene, en serio, ¿cuándo vas a dejar de tirártelo? Sabes como yo que esa relación te va a llevar a la ruina ¿verdad?  - dijo con cierta preocupación

-       Isma, que no, llevamos más de un año así y no ha pasado nada.

-       Acuérdate bro , ese pavo está coladísimo por ti y te va a joder como un día le cortes el rollo. Es mazo extraño y además tiene pinta de ser un poco psicópata.

-       ¡Qué no! Él no es así y eso claro que no va a pasar, no lo conoces tanto Isma. Bueno, vamos a dejar ya el tema de siempre por favor y cuéntame ahora de tus aventurillas, que de eso no hemos hablado.

Como habréis intuido, Ismael conocía perfectamente mi relación con Víctor al igual que todas y cada una de mis aventuras. De hecho, el domingo mismo, después de comer, lo llamé para contarle con todo lujo de detalles lo que había hecho con el segurata en la boda. Él era la única persona que conocía mi otra cara y con el que podía hablar libremente, desahogarme y pedirle, por supuesto, consejos. Él no me juzgaba ya que, y esto lo puedo afirmar, él era peor que yo. Es más, la forma en que nos conocimos evidencia lo putas que somos, pero eso ya os lo contaré en otro momento. Lo importante es que sepáis que desde hace un año los dos somos confidentes mutuos, sabiendo todo el uno del otro. Además, no solo sabemos de nuestras aventuras, sino que muchas de ellas las hemos hecho juntos. Y sí, efectivamente, como estaréis pensando, Isma y yo hemos follado juntos, aunque no revueltos. Es decir, desde que nos conocimos, nos hemos dedicado a buscar hombres que nos follen a ambos formando auténticos cuartetos (y a veces orgías) propios de películas porno. Somos igual de cerdos y eso nos ha unido para siempre.

-       Ostia, pues mira, ya que preguntas. Te tengo una sorpresita… - me dijo con su sorna cachondona

-       Cuenta, perra.

-       Qué zorra eres. Pues mira, para no andarnos con rodeos bro , ¿te acuerdas de Fran y de Charly?

-       Sí, me acuerdo…

Y para no acordarme. Justo antes de irme a Ibiza en junio quedamos con ellos en el taller mecánico en el que curraba el tal Fran en Vallecas y los dos nos metieron una follada que estuvimos casi 3 horas en ese taller mugroso hasta que salimos reventados con lefa hasta en el carné de identidad.

-       Pues el Fran desde entonces no ha parado de escribirme tío. Todas las semanas me manda un mensaje para volver a quedar porque se quedó loco y quiere repetir sí o sí. Yo le he dicho que ya le avisaba cuando llegaras a la city pero él no deja de darme el coñazo ¿qué hago, le digo que ya estás aquí?

Cuando Isma me dijo eso, la lívido se me subió y ya no había vuelta atrás, ya no pensaba con objetividad.

-       Escríbele ya y dile que estamos juntos – dije con total decisión y ya con fuego en mis palabras.

- Bro , que vicio tienes jaja. Vale, le escribo ya – dijo mientras sacaba el móvil y le mandaba el mensaje a Fran.

El amigo no tardó ni 5 minutos en responder e invitarnos sin titubeos a su piso en Vallecas esa misma tarde. Nosotros no nos hicimos de rogar y le dijimos que en una hora estábamos por ahí. Pagué el almuerzo y salimos a la calle rumbo a Vallecas.

-       Pido un c abify y vamos- le dije a Isma.

-       ¡Qué dices! Si podemos ir en metro perfectamente – me respondió

-       Ay ya sabes que el transporte público.. con tanta gente…

-       ¡Que fina la niña! Las pollas de desconocidos se las traga de tres en tres pero luego le da asco meterse en el metro…

- Jajaja , que cabrón eres Isma.

-       Venga anda, pídelo ya princeso, que me tienes contento ya con tu pijerío.

A la media hora ya estábamos en la ubicación que nos había mandado Fran. Estábamos en una calle llenas de edificios viejos y descuidados que no tenían muy buena pinta la verdad. Además, había gente en la calle pero tenían todos unas pintas un poco extrañas. Isma se dio cuenta de mi expresión al ver la calle y la gente que andaba por ahí y no se pudo contener.

-       Hijo, no pongas esa cara de mierda que todos no somos ni empresarios ni marqueses pijos que viven en un palacio con 20 criados en pijilandia.

-       Ya, ya. Pero podrían pintar al menos las fachadas y poner los edificios algo más monos ¿no? – dije con algo de ingenuidad

-       ¡Jesús! Venga, anda, anda, tira para el bloque 4 que ahí es donde vive el Fran.

Estábamos llegando al bloque de Fran cuando le sonó el móvil a Isma. Lo cogió, se alejó y estuvo 3 minutos dando aspavientos y con cara de mala ostia. Sin esperarlo, colgó y con cara de pocos amigos se acercó otra vez a mi.

-       Es mi puta vieja que dice que tengo ir pitando leches a las tienda, que mi hermana se ha ido y que está ella sola y me necesita. Me cago en la puta, joder.

-       Joder, pues nada Isma, vete y yo me pillo un cabify o un taxi y me vuelvo a casa.

-       Ni de coña, tú vas y cumples con Fran, que luego no nos avisa más.

-       ¿Qué? No Isma, sin ti no voy a ir.

-       No te hagas la mojigata, subes y cumples. Vete yendo que ya le mando un mensaje diciéndole que vas solo - dijo mientras se alejaba a toda prisa.

La verdad que durante dos minutos me pensé seriamente en irme, pero, siendo honestos, deseché la idea y me adentré hacia el bloque en el que vivía. Toqué el 3º B y sin recibir respuesta me abrió la puerta del edificio. Subí por las escaleras y llegué frente a la puerta del piso, la cual se encontraba entreabierta. Sin más la empujé y entré.

-       Ciérrala al entrar – dijo una voz de dentro de la casa que no sabía muy bien de donde venía.

Cerré y entré. La primera impresión del piso me dio mucha grima. El ambiente estaba muy cargado con mucho olor a tabaco y a marihuana. Además, por lo que pude ver, el piso estaba muy desordenado y sucio.

-       Vente al salón, al fondo a la derecha – repitió la voz masculina.

Seguí sus instrucciones y cuando llegué al salón vi a Fran sentado en el sofá, fumando un porro con una camisilla de tirantes media sucia y unos slips blancos que, siendo honestos, tenían que ser blancos cuando los compró en la tienda. El tal Fran era un tío casado con varios hijos de unos 36 años, 1.80, peludo, con barba, tatuado con un cuerpo trabajado en el gimnasio hace años pero que ya estaba algo fondón por su dejadez y una cara de chulo cani que daba morbo y algo de miedo a la vez. Cuando me vio, ni siquiera me habló, puso el porro en el cenicero, y sin más, se sacó el rabo y los huevos por un lateral del slip. Mi miró y con la cara me señaló a su rabo que ya estaba medio morcillón. Era un rabo peludo de unos 17-18 cm con un buen grosor que el cabrón sabía usar bastante bien.

Sin decirle nada, me acerqué a él, me puse de rodillas y me metí su polla en la boca y, ¡joder!, sabía muchísimo a sudor rancio y a meos. El muy cabrón seguro que ni se había duchado después de currar. No obstante, como ya sabéis que soy algo guarro, eso me dio más ganas de mamar y con muchas ganas empecé a meterme poco a poco la polla entera en la boca, saboreando su sabor y su precum que desde el principio empezó a salir de su rabo duro.

El tío ni se inmutaba, no decía nada, como la otra vez que quedamos, pero por su cara y cómo se mordía el labio ahogando los gemidos tenía que estar disfrutando a tope de la mamada. Eso me encantaba, ver como disfrutaba pero se reprimía por sus prejuicios de macho heterosexual. Mientras, yo seguía pasándole la lengua por el capullo con cara de vicioso, por los huevos, para luego, de golpe, meterme la polla hasta la garganta pegando mi nariz en su pubis, cosa que intuí le encantaba por sus reacciones. Así seguí un rato más, saboreando su capullo y metiéndomela hasta el fondo follándome yo mismo la garganta. Repentinamente, me agarró la cabeza con fuerza.

-       Para, para, por favor, que me corro y no quiero todavía tío… - dijo casi como suplicando.

Yo obedecí, y me levanté. Mientras él se tocaba la polla, que la tenía como una piedra, yo fui quitándome la ropa sin quitarle la vista de encima. Con actitud provocadora, primero me despojé de la camisa, y luego de los pantalones, quedándome únicamente con un pequeño slip azul marino de CK que me hacía un culazo enorme. Por como me miraba, sabía que le estaba poniendo mucho verme así, desnudo frente a él.

Sin más, se quitó los slips que llevaba, los tiró al suelo y se puso un condón que tenía preparado en la mesa. Yo sabía perfectamente lo que tocaba ahora. Me quité el slip, me acerqué a él y me puse encima de él, me escupí en la mano y me unté el ojete de saliva con varios dedos. Él, por su parte, estaba haciendo lo mismo con su rabo. Cuando yo ya me sentí lo bastante húmedo, le cogí la polla con la mano, me puse de cuclillas, y me la fui metiendo poco a poco hasta llegar al fondo. En un minuto, mi culo había engullido toda su polla. Sus ojos de sorpresa y los gemidos que ya no pudo ocultar delataron su disfrute. Eso fue lo que yo esperaba para empezar a cabalgarle poco a poco hasta que ya a los pocos minutos subía y bajaba metiéndome su polla entera hasta los huevos con un ritmo bastante salvaje.

Yo por el gusto que sentía cabalgándole gemía intensamente mientras él, ya sin poder contenerse, ya no solo gemía, sino bufaba como un animal en celo pidiendo que siguiera cabalgándole. De hecho, sus gritos fueron a más y a más, hasta que sin poder controlarse me agarró de la cintura fuertemente y me la metió entera gritando durante varios segundos. El tío se estaba corriendo con varios trallazos dentro del condón pero dentro de mí. Exhaustos los dos, permanecí encima de él con la polla dentro hasta que su respiración se pausó, abrió los ojos, me vio y me quitó de encima. Sin decirme nada, se fue a otra habitación con el condón puesto. Por el ruido del agua, intuí que al baño. A los pocos minutos regresó ya con la polla en estado de reposo, cogió los slips del suelo y se los puso. Y mientras tanto, yo seguía en el sofá desnudo. Como no me decía nada, decidí hablarle:

-       Perdona, ¿puedo ir al baño?

Él me miró pero enseguida quitó la mirada y siguió recogiendo.

-       Sí claro, la segunda puerta del pasillo. Y ya que vas, lleva tus cosas, para que te vistas.

Yo obedecí, cogí mi ropa y me dirigí al baño. La verdad que el baño daba más asquito que el resto de la casa. Por eso rápidamente me lavé la cara, me aseé un poco y me vestí. Al salir del baño, vi a Fran ya vestido con un pantalón del chándal mientras recogía un poco el salón. Por mi parte, al ver su poca interacción conmigo pensé que lo mejor sería decirle adiós escuetamente y salir de ahí cuanto antes. De hecho, en esas estaba cuando el timbre de la casa empezó a sonar. Miré a Fran sorprendido, el cual con cara de susto me señaló que fuera al salón.

-       Quédate aquí y calladito- me dijo susurrando.

Yo le obedecí y me apoyé en la pared del salón detrás de la puerta mientras él se iba a ver quien era. Como no estaba cerca de la puerta no podía oír casi nada pero si intuía que Fran hablaba con alguien. A los pocos minutos oí como cerró la puerta y se dirigía otra vez al salón pero, para mi sorpresa, detrás de él entraba otra persona y no era otro que Charly, su primo, el tío con el que nos había follado a Isma y a mi meses atrás en el taller mecánico.

-       Pero mira lo que tenemos por aquí – dijo efusivamente al verme mientras se pegaba a mi y me agarraba por la cintura – ya me ha dicho el Fran que ya te ha dado lo tuyo. Buf , el muy cabrón no se pudo aguantar – decía con su cara muy cerca de la mía – Pero tranquilo, que el Charly ya está aquí y también te va a dar un repasito - dijo antes de pasarme toda la lengua por el pómulo.

-       Ey Charly, no te líes porque ya te advertí que solo tienes 15 minutos. Tengo que recoger la guarida que viene mi mujer y no quiero movidas con ella - dijo con seriedad

Charly se separó de mí y le respondió-

-       Tranqui colega, algo rapidito. Me la llevo a tu dormitorio antes de que cambies las sábanas – dijo antes de agarrarme y llevarme al dormitorio.

Cuando llegamos al dormitorio, me lanzó a la cama bruscamente.

-       Quítate el pantalón y los slips, y ponte a 4 patas, perra- me dijo.

Yo obedecí, me quité solo el pantalón y los slips y me puse a 4 patas en el borde de la cama. Él, por lo que intuí, solo se desabrochó los pantalones y se los bajó hasta las rodillas. Luego, se puso un condón y sin más, me la metió de golpe. Yo me quejé.

-       Joder….  – dije.

-       Calla puta, que te acaba de follar el Fran y te dejó bien abierta- decía mientras me la metía hasta el fondo y empezaba a darme duro.

Y la verdad era que él tenía razón. A pesar de la brusquedad en la que me la metió, al poco tiempo ya estaba disfrutando porque el rabo de Fran era más gordo y grande, por lo que la polla de Charly me entraba bastante bien sin dolor. La follada la verdad que duró unos 10 minutos, el tiempo necesario para darme gusto y poder correrme. Mientras el me daba, yo silenciosamente, y ya sin poder aguantarme, me corrí en las sábanas de Fran esperando que las cambiara. Cuando me corrí, Charly tuvo que notar la fricción en mi culo, porque al minuto ya estaba gimiendo mientras sacaba su rabo del condón y se corría en mi espalda.

Cuando se corrió, se subió los pantalones rápidamente, me dijo que me quitara de la cama y con la sabana me limpió la espalda y se limpió el rabo.

-       Venga, vístete rápido.

Yo obedecí y rápidamente me vestí. Luego salí del dormitorio junto a Charly, el cual se despidió de Fran. Yo, tímidamente, le dije adiós a lo lejos y junto Charly salí del piso. Cuando bajábamos en el ascensor, le hice una rápida radiografía. Era un chico más joven que su primo Fran, tendría unos 24 años, un poco más bajo que yo, sobre el 1.75, delgadito y algo marcado, pero con una cara de niño pillo que le daba su morbo.   Mientras le miraba, llegamos abajo. Él se encendió un cigarro y me dijo adiós someramente mientras se adentraba hacia el interior de las barriadas.

Yo, de repente, me vi solo. Por lo que cogí el móvil y me dispuse a pedir un cabify cuando tres chicos se me acercaron de la nada.

-       Pero ¿quién eres tú? No te conozco ¿qué estás haciendo en mi barrio? – dijo uno de ellos tocándome la cara.

-       Yo.. yo solo pasaba por…- dije con algo de miedo

-       ¿De visita? No me lo creo niño pijo, ¿has venido a qué? ¿a robarnos? ¿a buscar droga? – dijo otro

-       No, no, yo… - definitivamente estaba cagado, no me salían las palabras.

-       ¿Ah no? Pues entonces ¿a qué? Mira, ahora por gilipollas te vamos a robar nosotros – dijo el primero otra vez-

-       Venga, dánoslo todo rapidito si no quieres que te rajemos todo guapito- dijo el tercero que no había hablado y había sacado una navaja.

Yo al ver que los tres me tenían rodeado y al estar cagado de miedo, no tuve opción. Les di el móvil, la cartera, el reloj y me estaban pidiendo las gafas de sol cuando, sin esperarlo, oí unos gritos de alguien tras de mí. Los cabrones, al oír al tío y al verle, salieron corriendo a toda leche sin llevarse las gafas pero con todo lo demás.

-       Heeeey tío, ¿estás bien? – dijo una voz a mi espalda

Al girarme lo vi. Era un chico alto, muy alto, más de 1.90 seguro, llevaba una camiseta deportiva y unos shorts que le quedaban muy apretados por el cuerpazo que se intuía debajo de él. Tenía uno de sus grandes brazos y una de las enormes piernas completamente tatuada. Pero cuando me fijé en su cara es cuando me quedé totalmente obnubilado porque, sin duda, para mí, era el tío más guapo que había visto en mi vida. Su rostro reflejaba dureza pero tenía unas facciones cuadradas que le hacían ser perfectamente simétrico. Además, tenía unas cejas gruesas, unos ojos marrones verdosos, y unos labios carnosos acompañados de un pelo rapado que le daban aspecto de chico malo pero tremendamente sexy.

Como me quedé tan embobado observándole sin responderle, el tío me agarró y me agitó suavemente pero sin contarse ni un pelo.

-       Tío, ¿estás bien? Estás temblando… – me dijo con cierta preocupación

Yo por fin, reaccioné.

-       Sí, sí, perdona. Estoy un poco acojonado todavía- respondí con total sinceridad

-       Esos cabrones te robaron ¿no?

Yo solo asentí

-       Me cago en la puta, cuando les pille, se van a enterar. Tío, lo siento por el mal rato. Son unos niñatos que no saben lo que hacen – me miró y su rostro reflejaba ya verdadera preocupación - Me da pena por ti colega, ¿seguro que estás bien?

-       Sí, sí, no pasa nada, gracias. Yo solo quiero irme a casa- decía un poco de forma autómata y moviéndome, intentando buscar la salida de no sé donde.

-       Espera colega, si quieres te acompaño a comisaría para que denuncies primero y…

-       No, no, solo quiero irme a casa, por favor… – dije ya con algo de ansiedad, algo que se notaba en mi forma de hablar y de moverme.

-       Vale, vale, no te pongas nervioso. Mira, te voy a dar una tarjeta de transporte que está cargada porque no tengo el coche ahora para llevarte. El metro está a 500 metros, ven que te acompaño.

Yo sin decir nada le seguí todo el camino hasta llegar a la entrada del metro.

-       ¿Sabes llegar a tu casa desde aquí o necesitas que te ayude?

-       Sí sé, tranquilo – mentí.

-       Vale, pues relájate que ya vas a salir de aquí y no te va a pasar nada, ¿vale? Ah y piénsate lo de denunciar…

-       Vale, vale, adiós y gracias – dije mientras bajaba las escaleras del metro sin mirarle siquiera y a toda prisa.

Yo, ahora mismo no sé cómo, instinto de supervivencia supongo, pero el hecho es que logré hacer una serie de cambios en las líneas del metro y así llegar a casa. Entré con bastante prisa en casa, me duché y cuando salí de la ducha fui consciente de todo, del robo y del chico que me había ayudado. Rápidamente reaccioné y sin esperar más cancelé las tarjetas y llamé para que desactivaran el teléfono móvil. Además, llamé a un comisario amigo de mi padre para denunciar el robo y sobre todo el robo de la documentación. Una vez hecho todo eso, cogí el teléfono de mi casa y llamé a Ismael para contárselo todo y así desahogarme con alguien. Él, una vez que me lo cogió, y a medida que le iba contando todo, se quedó totalmente perplejo.

-       Pero qué dices bro , ¿estás bien? ¿ya denunciaste?

-       Sí, sí, lo acabo de hacer todo Isma

-       Joder, no debí dejarte solo me cago en la puta

-       No te preocupes ya pasó, pero la verdad que estaba acojonado y me quedé en shock durante un rato.

-       Normal bro , joder que putada todo…

-       Isma, por cierto, a parte de lo que te he contado, me pasó algo más…

-       ¡¿Qué?! ¿qué te pasó? - dijo con una enorme preocupación

Continuará…

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Muchas gracias de antemano por leer mi relato. Espero que os guste y por favor, escribidme sobre qué os ha parecido y si queréis aportar sugerencias a la trama escribid a mi correo: escritor.principiante95@gmail.com

Por favor, comentadme qué os ha parecido esta entrega. Me gusta mucho escucharos y contestaros. Espero vuestras opiniones. Saludos a todos mis lectores.