Doble Vida 6

En total aislamiento

DOBLE VIDA

6ª PARTE

Pude descansar en el suelo unos minutos mas, ante la vigilancia de la dos sumisas y mientras esperábamos a Madama. Hoy tome conciencia que con Madama no podía hacerme la loca. Debía obedecer rápido y eficazmente sus ordenes, sino la fusta, por ahora, u otro castigo desconocido para mi, caería sobre mi cuerpo.

El pequeño recreo fue cortado con la aparición de Madama. Vestía una blusa negra ajustada al cuerpo, un pantalón que resaltaba su figura, entrando a unas botas de caña larga negras. Muy bien maquillada y la fusta, esta mas larga, en su mano derecha.

MADAMA BRU: bien, listas para partir? Vamos

Me pusieron unas esposas con mis manos al frente y salimos por la parte trasera de la casa. Afuera había 3 caballos atados. Una de las sumisas desato los tres caballos y le dio a Madama, uno que lo monto con mucha maestría. Atada al pomo de su montura una soga, que alcanzo a la sumisa y esta la ato a mis esposas. Las dos sumisas montaron en los caballos restantes.

MADAMA BRU: (dirigiéndose a mi) son solo 500 metros, espero sigas el paso nuestro, si caes te arrastro.

Lo único que tenia puesto eran un par de zapatillas viejas. Completamente desnuda comencé a caminar detrás de su caballo. A los 50 metros me fui de boca al acelerar Madama el paso de su caballo, a propósito. Como pude y llena de tierra me levante y seguí. Como pude me agarre de la cola del caballo para evitar el tironeo de soga. Fueron los 500 metros más largos de mi vida. Llegamos a un lugar, aparentemente grande, rodeado de alambre de púas. Bajaron del caballo y una de las sumisas me desato y luego saco mis esposas. Puso la traílla a mi collar y le dio el extremo a Madame, que controlaba todo minuciosamente.

MADAMA BRU: (a una de las sumisas) trajeron la comida?

SUMISA: si Ama, esta todo listo.

Nos adentramos a un terreno con una maleza casi de un metro de altura y sin ninguna senda.

Las dos sumisas iban adelante abriendo con sus manos y cuerpos una senda para que transitara Madama, sin que ninguna maleza la tocara y lastimara. A mi me llevaba a metro y medio detrás de ella y recibía las malezas que volvían a su posición. Se hizo largo ese camino y mi cuerpo ya tenía algunas espinas.

De pronto un claro, también alambrado, en el que no había vegetación salvo dos arboles. El terreno era solo tierra y estaba seca. Por la expresión de las sumisas, supe que ellas no habían estado acá en aislamiento y que solo era para esclavas. Ellas seguramente tuvieron otra educación distinta a la que me iban a dar a mi. Yo estaba desolada por el lugar, menos mal era verano.

MADAMA BRU: (tirando de mi traílla) mira y presta atención. En este lugar estarás en aislamiento. No se si 8 ó 10 días o mas. Como veras este rectángulo donde estarás esta cercado por alambre de púas. Fuera de este perímetro hay otro mayor, que viste atravesamos para llegar acá. Mira a cualquiera de los cuatro lados y veras solo malezas. El único libre es adonde estamos ahora. Ven!

Me acerque a ella y me mostro un bebedero grande, como para el ganado y era mi agua por todo el encierro. Al lado había dos comederos llenos. Uno de fideos que parecían tenían engrudo y otro una polenta seca. Esa era mi comida durante mi aislamiento. Si me quedaba sin algo de lo detallado, no se reponía.

Los dos arboles que había estaban casi secos o con pocas hojas. No había sombra en ningún lugar y ningún techo para cobijarme. Ni que decir de cama o algo para dormir. No existía, solo un lugar con un poco de arena.

MADAMA BRU: bien ya estas instalada, así que nos vamos. Ves los cuatro postes en la esquinas hay cámaras que te filmaran constantemente.

PAULA: no hay ninguna luz, Madama

Como respuesta recibí una cachetada que dio vuelta la cara.

MADAMA BRU: miren a la princesita quiere una luz y seguramente una cama. No hay nada mas para ti. Estúpida!

Salió del perímetro seguida por las sumisas y en pocos segundos se perdieron en la espesura. Quede sola recorriendo cabizbaja el lugar donde iba a pasar en soledad no su cuanto tiempo.

Como aun era de día fui mirando donde dormir, y elegí adonde estaba la arena. Un rincón mas alejado, tanto de la comida como e donde iba a dormir para baño. Me preocupaba la oscuridad de la noche. Tenía realmente miedo, más si no hay luna.

Y la noche llego. Por suerte había luna para mirar algo a mí alrededor. Mi temor era si entraba algún animal. Me acomode para dormir pero no podía. Escuchaba el silencio de la noche y estaba realmente asustada. Hasta que al final me quede rendida durmiendo como podía. A la mañana siguiente desperté ante un profundo silencio, solo alterado por algunos pájaros. Camine por el predio-cárcel mío y fui al rincón que había pensado a hacer mis necesidades. Solo orine. El sol ya empezaba a calentar lo que se veía como un día infernal. No quise comer nada, solo tome un poco de agua. Encima no podía utilizar esa agua para higienizarme por ser la que tenia que utilizar para beber. Hice un poco de gimnasia y luego camine, para no pensar. A mediodía mi estomago hacia ruiditos y me acerque a los pegajosos fideos. Debía comer. No había ni latos ni cubiertos, por lo que busque alguna rama pequeña de los dos casi secos arboles e improvise con dos vulgares palillos, como una especie de tenedor y cuchillo para comer.

El agua la tomaba mojando mi cara en el recibiente y sorbiéndola. Comí lo que pude tolerar de tragar de esos fideos pegajosos. Ni siquiera toque la dura y compacta polenta.

Calculo a las 13 hs, mas o menos el sol pegaba fuerte sobre mi desnudo cuerpo y sudaba mucho. Solo bebía agua y traspiraba más. No había un solo lugar adonde refugiarse. Pensé en lo duro que iban a ser los días en aislamiento. Al caer la tarde, con el retiro del sol tuve un poco de alivio. Sudada, me parecía ya sentir emanar de mis axilas un perfume nada parecido al perfume francés que estaba acostumbrada a usar. Cuando me acosté a dormir esa noche, mi cuerpo ardía por el sol que había tomado en el día. No podía dormir y me senté a mirar las estrellas. Era una noche esplendida y calcule que el día de mañana seria igual o más caluroso que hoy.

Me levante y camine para disfrutar la noche. A la mañana siguiente y antes de que apareciera el sol, el día estaba pesado, caluroso y yo traspiraba. Me moje un poco la cara con mis manos. Salió el sol y era un bochornoso día. Volví a comer un poco de esos fideos, lo que pude soportar. Mi cuerpo sudaba por doquier y tomaba agua a raudales. Fui al rincón-baño e hice todas mis necesidades. Al no tener papel, para limpiar mi culo utilice algo de yuyos que arranque del suelo. Estaba como en la época de las cavernas. Vivía en la forma mas primitiva que conocía, sin agua para limpiarme, sin papel y menos todavía fósforos, calentar un poco de comida.

El sol estaba insoportable, no sabia, no solo donde ubicarme, sino también que postura adoptar, para mejorar mi situación. Estaba traspirada y olorienta en todo mi cuerpo. A media tarde se nublo y no si no era peor que tener sol.

A la noche me fui acostar en la arena y sentí truenos y relámpagos. Bueno, pensé tendré algún alivio. A los diez minutos una granizada hizo que ovillara mi cuerpo en el suelo y con las manos cubriendo la cabeza. Era granizo bastante grande y dolía el cuerpo al caer sobre el. Menos mal que dura poco, la granizada.

Luego de eso una lluvia torrencial caía sobre mi cuerpo. Me pare y baile contenta por el alivio. Pude, aunque sin jabón, higienizarme un poco. La lluvia caía fuertemente. Bueno, me dije, va a lavar más los fideos y ablandar la polenta. El suelo de tierra formo mucho barro y era fácil de caerse, por lo que puse mucho cuidado. Hice lo único posible que me quedaba, acostarme o sentarme sobre la arena. Llovió casi toda la noche. Cuando faltaba poco para amanecer sentí frio y tiritaba. Que terrible de muerta de calor a tener frio. Amaneció nublado. Me levante y limpie el bebedero de agua, en el que habían caído hojas y ramitas por la lluvia. Lo mismo hice con los comederos.

Pasaron varios días, calculo 6 días y siempre igual. Ya parecía una ermitaña total, sin hablar más que conmigo misma. Mi cuerpo estaba hecho un desastre total. No que estuviera más flaca o más gorda. El problema que me había crecido el vello a raudales, no solo en mi concha y axilas, sino también en las piernas. Parecía que me esta mutando a gorila o mona.

Luego de soportar otro día caluroso me senté en la arena y me largue a llorar. Me sentía vencida, quebrada y sin ganas de luchar.

Mis pensamientos volaban hacia Madama Bru y lógicamente no tenia respuestas.

Me pare como si tuviera un resorte para decir, mirando la cámara sobre uno de los postes.

PAULA: Madama, le imploro venga a buscarme. No resisto más este aislamiento. Ya Ud. sabe que le pertenezco totalmente, que otra prueba necesita. Sáqueme de acá. Ya soy lo más parecido a un animal.

Me quede mirando la cámara. No salía de ella nada, ni un rostro, ni una voz. Me dirigí a mi cama y llore desconsoladamente toda la noche.

Por la mañana mis ojos estaban rojos e irritados de tanto llorar. Me levante derrotada, sin fuerzas para iniciar el nuevo día.