Doble Vida 3

Paula comienza a ser sutilmente dominada. Por ello el relato pasa a dominacion

DOBLE VIDA

3ª PARTE

Nunca había estado en una situación así. Con un vestido que mostraba todo mi sexo. Constantemente con las manos bajaba la pollera que cada minuto me daba la impresión de ir encogiéndose. Luego de 3 hs de viaje llegamos a una estancia. El taxi nos dejo en la puerta de la mansión y entramos. Todo miraba mi vestido y comentaban entre ellos. Adentro en el salón principal, habría unas 50 personas, en mayor número hombres. Recorrimos el salón y Ernest iba saludándose con diferentes personas. A mi me presentaba como acompañante, mejor dicho escort. Había hombres y mujeres de distintas nacionalidades y razas. Una persona que congregaba mucho la atención de la gente era una mujer china, vestida con ropa de seda a la usanza de ese país y muy bien maquillada. Parecía una mujer fina, de unos 40 años, hermosa, fría y parecía mantener distancia de los demás. Cuando pasamos cerca de ella, Ernest se paro a saludarla y me presento. Ella solo me miro a los ojos fríamente e inclino su cabeza. Su mirada me produjo un escalofrió. Cuando le pregunte a Ernest, quien era su respuesta fue escueta Madame Bru, sin mas, solo eso.

La fiesta seguía, la gente tomaba, muchos parecían desaparecer con las pocas mujeres que había. Sentí muchas veces las manos de algunos, que tocaban mi culo al pasar. No dije nada ni a Ernest, para evitar encandalos. Al rato comencé a sentir dolores de cabeza fuertes, que parecía se me partía. No sabia si atribuirlo al encierro, el humo, el murmullo de la gente, no se. También podía ser la mirada fuerte de algunos, como la china. Le pedí a Ernest si podíamos irnos, por el dolor tremendo de cabeza que tenía y tomo un vaso con agua y mezclo un polvillo para que lo tome. Al principio desconfié, pero era tal el dolor que lo tome todo. Cosa milagrosa, a los cinco minutos había desaparecido mi dolor. Llego la hora de irnos y solicitamos un taxi, pero otro congresal, se ofreció a llevarnos, ya que tardaría mucho en venir el taxi, por la distancia. Ernest acepto y se sentó al lado del conductor y yo sola atrás. Abrí la ventanilla del todo, para que entrara aire, porque retornaba el dolor de cabeza y era espantoso. No veía la hora de llegar al hotel, tomar mis cosas e irme a tirar en la cama en mi departamento. Llegamos al hotel y como le había dicho a Ernest que volvió mi dolor, este tomo una nuevo sobrecito y lo disolvió en agua. Lo tome con avidez, ya que me había hecho bien el otro, para terminar con esos dolores.

ERNEST: tírate un rato en la cama hasta que te pase y luego de marchas.

Le agradecí, tenia razón, necesitaba por lo menos cerrar los ojos hasta mejorar del dolor. Cuando paso el dolor de cabeza, parecía estar en el limbo, no podía pensar, mi cabeza daba vuelta y traspiraba mucho. Ernest se dio cuenta y me arropo con una cobija, pues sentía frio. Volvió a darme otro vaso de polvillo y me recostó en la cama. Lo que no me entere fue de una conversación telefónica entre Ernest y otra persona. Todo lo supe después de un año y del otro lado de la línea estaba Madame Bru.

ERNEST: hola Madama, creo que ya penetraste en su mente, es tuya ya.

MADAMA BRU: tiene los síntomas que te explique

ERNEST: si, ahora esta como adormilada

MADAMA BRU: si, es porque la estoy trabajando con mi mente. Dentro de una hora la despiertas y le das la otra clase de polvillo y la dejas ir. La dejare unos días y la tomare, para mí.

ERNEST: bien Madama, yo me puedo ir, después

MADAMA BRU: si, hasta otra ocasión.

Ernest cumplió las órdenes al pie de la letra y cuando estaba mejor me metió en un taxi directo a mi departamento. Previamente me hizo dar el sobre con los siete mil dólares y el vestido y los zapatos. Las medias las tenia puestas,  no me la había sacado. Llegue a casa extenuada, no tenia fuerzas para nada. Me desnude y me tire así en la cama. Un sueño pesado invadió mi mente y me quede dormida dura. Cuando desperté a la mañana siguiente estaba como aturdida y había como una fuerza que me empujaba a levantarme. Fui al baño y me duche para ver si me despejaba, pero no seguí aturdida. Algo en mi mente me ordenaba vestirme como en día de ayer y lo insólito es que lo hice. Cuando quise acordarme caminaba por las calles céntricas de la ciudad. Luego camine por calles no recomendables, pero no se, mi mente no respondía a los peligros que podía haber. Caminaba, que me dolían los pies con eso zapatos agujas y siempre tapando mi culo y mi concha ante cualquier viento. Pase por una obra en construcción y me pare en lo que iba a ser la entrada al edificio. Un hombre me observaba atentamente. No se lo que le dije, que me todo de la mano y me tiro hacia adentro, sin resistirme. Caminamos por un pasillo todo en construcción hasta el fondo, donde había arena. Tiro una sabana sucia sobre ella y empezó a desnudarse. Al ver que yo me quedaba, me desvistió él. Me hizo tirar sobre la sabana y el encima mío me penetro. Grite de dolor, estaba reseca aun. Con mis gritos aparecieron dos tipos más que se sumaron a la improvisada orgia. Yo ya estaba a pleno. Los tipos hicieron conmigo lo que quisieron. Cuando terminamos me encontré de nuevo en la calle y comencé a andar, mi estado era deplorable, sucia con manchas de semen en a cara y el pelo y el vestido a medio poner. Quise parar un taxi que venia y no tenia dinero, pero algo me decía que me ofreciera para hacerle un servicio. Lo pare y le ofrecí mis servicios si me llevaba hasta mi casa. El tipo me miro y me mando al carajo, yéndose. Claro estaba desastrada. Vino otro taxi y lo pare e hice lo mismo. Le dije que no tenía dinero y me ofrecí. El tipo luego de mirarme y evaluarme me dijo que estaba bien, por un pete. Me senté en el asiento a su lado y recorrimos varias cuadras, donde en una zona bastante desierta, saco su pija y me dijo

CHOFER: dale puta, hacerlo

Le hice el pete y me hizo tragar todo su semen al sostener mi cabeza agarrada por la nuca, no dejándome retirar mi boca de su pija. Luego me miro

CHOFER: (tirando unas monedas por mi ventanilla) ahora bájate puta barata, no quiero me manches el asiento.

Baje puteándolo y me agache a recoger las monedas, cuando con su pie empujo mi culo y caí a lo largo de la tierra. Se marcho y yo llorando recogí las moneditas una por una, pensando me alcanzaran para viajar hasta casa. Por suerte así fue y tome el colectivo y baje en la esquina de mi casa. Tratando de pasar desapercibida entre a mi departamento y me saque toda la ropa, metiéndome bajo la ducha. En ese momento pude llorar y preguntarme que me sucedía, que tenía en mi cabeza, que hacia cosas sin pensar y sin sentido. Me seque y salí y me senté en el borde de la cama, pero no podía pensar. Tenía que recuperarme y ser nuevamente Paula, la segura Paula.

Pasaron varios días y yo no podía levantar cabeza. Iba a los hoteles para no perder la clientela, pero realmente no podía. El estudio ya lo manejaba sola la abogada contratada y en cualquier momento me echaría también. Un día sonó el celular especial y era de un hotel

CONSERJE: hola Paula, como esta, mejor. Te note últimamente muy caída de animo

PAULA: si, pero ya estoy bien. Tienes algo para mí?

CONSERJE: si a las 22 tengo algo, pero no debes venir al hotel. Anota la dirección (me dio una dirección a 10 minutos de casa) es un chalet, toca el timbre y espera.

PAULA: como se llama la persona

CONSERJE: no te preocupes. Es la que te abrirá la puerta.

PAULA: oye, es todo muy raro esto. No es en un hotel, es en un chalet, no me dices el nombre.

CONSERJE: confía en mí, esa persona es accionista mayoritario de este hotel.

PAULA: bien, confió en ti. A las 22 hs estoy ahí. Chau

CONSERJE: espera, otra cosa quiere que vayas vestida de colegiala. Pollerita escocesa, camisa blanca, corbatín, medias tres cuartos y zapatos Guillermina. Debes hacerte dos trenza en el pelo y solo un tenue lápiz de labios. Nada de sostén y tanga. Tomas un taxi.

PAULA: y donde quieres que saque todo eso a esta hora. Están locos.

CONSERJE: tranquila Paula, ya en camino va todo lo necesario, ya debe estar llegando

Apenas colgamos tocaron el timbre del departamento y era uno de los botones con una caja, que dejo y se marcho.

Abrí la caja y estaba todo lo necesario que habían pedido. Así que el tipo era el dueño del hotel. Como estaba ya bañada, comencé a vestirme y poder irme. Pensaba cuento iba a cobrar este servicio. Parecía volvía a ser la Paula de antes. Lo único que me quedaba bien a la medida eran las medias y los zapatos. Por supuesto sin contar el corbatín. Pero la falda escocesa era demasiado corta y casi se veían el nacimiento de mis nalgas. En cuanto a la blusa blanca era chica. Mis tetas parecían iban a reventarla. Pero total por lo que me va durar puesta, esta bien. Me hice las dos trenzas que terminaban ambas en sendos moños escoceses. Pedí por teléfono un taxi y cuando estaba abajo salí