Doble Premio, segunda parte...
Daniela me hacia sentir feliz, inmensamente feliz, no me explicaba que era lo que pasaba...
Cuando hube acabado, ella se irguió y pude ver entonces lo causa original de mi deseo: su tronco, hinchado y palpitante, ansioso de ser usado, de explotar en ríos de leche caliente. No resistí esta visión, y me volteé en el sofá, ofreciéndole mi cuerpo a ella. Se acaballó sobre mi y coloco su herramienta en la entrada. Yo sentía la cabeza de su pene tocar mi ano, y el solo imaginarme penetrado era ya de por si totalmente excitante. Daniela se inclino hacia mi, y pude sentir su corsé rozando con mi espalda. Yo voltee mi rostro y le ofrecí mi boca. Daniela aproximó sus labios a los míos, y nos fundimos en un beso apasionado y prolongado. Daniela besaba como las diosas, o por lo menos mejor que cualesquiera mujer que hubiera besado, y mejor también que cualquier hombre que hubiera yo probado.
Por qué me sentía tan a gusto siendo besado por ella? Era la primera vez que estábamos juntos y ya me sentía tan feliz junto a Daniela. Cuando ella me dejó respirar, después del beso mas largo que me hayan dado, no pude resistir, y le dije muy suave, casi en un susurro: "Te quiero". Ella sonrió, y me empezó a penetrar muy lentamente. Sentía como su carne me iba inundando lentamente, en un éxtasis inacabable. Ella notó mi placer reflejado en mi cara y me dijo: "Te gusta mucho, cierto?" "Lo adoro", respondí, adoro sentirte dentro de mí, me haces subir al cielo y volver a descender". Daniela se excitó con mis palabras, y empezó a poseerme, entrando y sacando su falo de mi culo. Yo estaba totalmente cachondo, sometido y penetrado por mi dominadora, a quien empezaba a sentir que amaba.
"Que rico, dame mas, si, dame mas, hazme tuyo" decía yo, y Daniela aceleró su ritmo. Y sentí como su cuerpo se arqueó sobre el mío, avisándome que ya estaba a punto. "Si, damela, damela" y ella soltó su esperma caliente y espeso dentro de mi. "sigue, sigue" le pedí yo, y ella continuó bombeando su liquido en mi cavidad, hasta haber vaciado toda su carga, quedando exhausta sobre mi. Empezamos a besarnos con cariño, hasta que nuestros cuerpos estuvieron reposados de nuevo.
Ella extrajo su pene de mi, haciendo que escurriera parte de su semen, lo cual me pareció delicioso. Nos paramos, y así abrazados frente a frente, nuestros sexos uno contra el otro, continuamos fundidos en un beso como de película romántica. ""Que cursis debemos vernos" le dije al oído. Y ella, mordiendo mi lóbulo, me contesto: "Amarse siempre será cursi, eso es inevitable". Reímos, y decidimos que era hora de darnos un buen duchazo.
El baño resulto ser mas un juego de novios que otra cosa. Duramos eternidades en la ducha, bajo el agua caliente, abrazados acariciándonos nuestros sexos, arrechandonos nuevamente. Daniela me preguntó, al ver que nuestras vergas se habían puesto rígidas nuevamente con tanto toqueteo: "Te gustó como te poseí, papi?" "Me fascinó, pero quisiera más todavía". "Es decir, mas tiempo, o mas cantidad, nene?" "Mas de todo, nena". "Si quieres puedo decirle a una amiga que venga, a ver si satisfaces esas tremendas ganas!". Yo indagué más por su propuesta, y ella me contó que su amiga se llamaba Jennifer, y era transexual. "Como tú" le dije. "No, como yo, no, yo soy travesti, pero Jennifer es algo mas, ella toma hormonas, y tiene tetas, tremendas tetas". Ese detalle acabó por convencerme.
Acepté la propuesta, y Daniela llamó a Jennifer a su apartamento. "Eres afortunado, papi" me dijo cuando colgó. "Estaba a punto de salir a buscar programa. Dijo que ya mismo viene para acá.". "Y cuanto demora?" pregunté yo impaciente. "Desde donde vive ella hasta acá por ahí tres cuartos de hora en taxi. Mientras tanto nos arreglamos, cierto nene?" y me beso en la boca con ese estilo tan especial que me hacía derretir.
Ella se volvió a colocar su corsé, medias, tacones, peluca, etc, mientras yo miraba fascinado como iba volviendo a ser mujer. "Te gusta, cierto? No quieres probar tu?" Yo no sabía que decir. La ropa de mujer me fascinaba, era cierto, pero nunca había pasado de ponerme unos pantys de nylon. Lo hacía a veces, para sentir la textura sedosa de los pantys sobre mi pene y excitarme, al caminar por la calle. Daniela insistió: "Vamos, nene, hazme caso, yo traje mas ropa en mi morral". La sola idea de verme como Daniela me tenia super cachondo, con mi tranca durísima. Daniela me dijo "Ajah, con que sí quieres, sí quieres, ya vuelvo!" y en un santiamén fue a por su morral. Extrajo un sostén rojo, con encajes en las copas y tiras que parecían de fantasía, como vestido de fiesta.
Nunca había visto ni sentido tejido tan fino. Ella me indicó: "Cuídamelo mucho, mi amor, es la pieza mas fina que tengo" Me sentí honrado de que ella quisiera prestarme su "tesoro", y me lo coloqué con máximo cuidado. Ella me introdujo unas espumas que saco de su morral, y el sostén tomó su forma. Luego sacó unas medias pantalón que había visto en un catalogo de lencería, que parecen que fueran ligueros, es decir, el sexo y las nalgas quedan totalmente desnudas, muyo conveniente para ocasiones como la presente. Daniela me las entregó y me dijo como ponérmelas para no estropearlas: "Enrolla primero toda una pierna de la media, y luego te la pones en tu pierna, parecido a como cuando te pones un condón." La explicación fue mas que suficiente.
" Cuando llegues a la rodilla, haces lo mismo con la otra pierna". La sensación era exquisita, cruce la pierna y empecé a enrollar la otra parte sobre ella. Me sentía mujer, vistiéndome sentada en la cama! "Ahora párate, y empieza a subirte las medias en forma uniforme, primero un lado y luego el otro, haciéndoles tensión, pero no mucha, para que no se vaya ningún punto. Una media de nylon rota me hace sentir como una puta!" Le hice caso, no sin sentir nervios de romper la media, pues eran de Daniela y se notaba que la s quería. Acabé de ponérmelas y me miré al espejo.
"Por que no me veo tan sexy como tu Dani?" pregunté. "Bobito, falta lo principal, los tacones. Unos tacones altos son lo que hace que tus piernas se vean mas largas. Además echan tus rodillas hacia atrás, y sacan tus nalgas, mira, compruébalo" Me alcanzo unos tacones de puntilla, con unos taconzotes como de película, altísimos. Me los puse, y empecé a tambalear sobre ellos, sintiendo que me caía. Daniela se aproximó y me abrazó. Reímos, y juntamos nuevamente nuestros labios. Sentí un corrientazo, y otra vez esa sensación de llenura, de tranquilidad, de felicidad, empezó a invadirme. Daniela se separó y me dijo "Parece que sientes lo mismo que yo!" "Te quiero, Dani, te quiero" le dije. Sentía que ella era todo lo que necesitaba para ser feliz!
Daniela me sostuvo por la cintura, mientras yo daba pasos por la habitación, frente al espejo, observándome, y practicando la forma de no terminar en el piso, con esos tacones tan difíciles de manejar. Poco a poco fui tomando soltura, y ella me dijo, "Vaya, si eres un experto, a mi me tomó dias hacerlo como lo haces tu." Sus palabras me hicieron sentir mas seguro, y decidi soltarme para caminar por mi propia cuenta. De tanto en tanto se me doblaba un tacón, y Daniela apenas decía, "no me los vayas a partir, nene, cuídalos, y no te tronches un pie, recuerda que Jennifer viene para acá.
Cierto, recorde nuestro plan de hacía un rato, y mi arrechera aumento un poco más si eso era posible, pues yo sentía que mi verga estaba a punto de explotar. Eso de ponerse ropa interior era super cachondo!. Daniela me dijo "apúrate, todavía falta arreglarte," y m,e colocó una peluca rubia, ondulada. Me miré al espejo y no podía creer lo que veía. "Estoy buenísima, cierto Dani?" "Eres un churro, mamita, pero cómo te llamas? Ya no puedo decirte José" dijo ella riendo. Yo sonreí, y le dije, adelgazando la voz: "Llámame Zoraida". "Ja, será Zorraida, mamacita" dijo, y me cogió las nalgas. Reímos, nos besamos, y nos dirigimos hacia la sala, a esperar a Jennifer "Vas a ver lo que te hacemos cuando llegue" me susurró. Yo sonreí, y le dije "y mientras tanto?" "Ah, que perra eres, no? Pero yo soy mas perra que tu, ahora es mi turno"
Daniela se paró detrás del sofá, recostó sus nalgas en el respaldar, y se tiró hacia atrás. Su cabeza quedó recostada en la silla, y sus piernas quedaron apuntando hacia el techo, enfundadas en las medias de ligero. Su cabello, bueno, el de su peluca, caía por el borde del sofa, mientras ella me observaba con ojos pícaros. La vista era espectacular, y yo, ni corto ni perezoso, capté el mensaje. Me dirigí al respaldar del sofá, y me ubiqué entre las piernas de Daniela. Las abracé y acerque mi verga a su culo. La altura del espaldar era perfecta, mi glande apuntaba directamente a su orificio. Ella toó sus nalgas con las manos y las separó, a la vez que me decía, "vamos Zoraida, que esperas, hazme tuya" Yo agarre con fuerza sus piernas y empuje hacia delante. "Oh, si, que rico," gimió ella al sentirse penetrada. Mi verga entro totalmente en su orificio. La visión desde el sitio donde me encontraba era de antología: Podía ver mi verga entre el culio de Daniela, enseguida su verga tiesa, luego su liguero y corsé y por último su cara qe se contorsionaba de placer. Ella gemía, pidiéndome mas. Yo empecé a meter y sacar mi tronco de su agujero, mientras veía como la verga de Daniela crecía con cada bombazo. Solté una de sus piernas y con la mano libre empecé a masturbarla "Eso, mami, si, que rico, que rico, te quiero mami, oh, como me haces gozar".
Aceleré el ritmo de mi follada, hasta que empecé a sentir como ella temblaba "Si mami, suéltalo, suéltalo, " le dije, y su esperma empezó a brotar. Y por mi parte no resistií mas y empece a descargar mi leche entre su culo. "Oh, que rico, que caliente, te amo, Zoraida, Oh"Saqué mi verga de su culo, y me uní a la fiesta de semen, el cual volaba ´por los aires, salpicándonos a Daniela y a mi. Una vez vacías nuestras bolas. La tome d los brazos, y la icé hacia. Mi. Nos besamos mas con cariño que con pasión, como dos enamoradas que éramos. Así estabamos, juntos la una a la otra, cuando sonó el timbre del apartamento.
"Es Jennifer", dijo ella...