Divirtiéndome con el anciano en silla de ruedas

Un tipo lisiado y viejo trata de engañarme para acostarme con él, crees que lo logró... averígualo

Me llamo Priscila, soy colombiana, tengo 25 años, trabajo como modelo asi que me considero muy atractiva.

Tengo los senos grandes y un trasero firme, las piernas largas y el abdomen marcado, mi profesión me lo exige, aunque claro no solo soy una cara bonita, actualmente estudio Periodismo.

Como mis lectores ya saben, tengo un morbo extraño, me gusta excitar tipos raros, es por el hecho de que me calienta el contraste entre mi belleza y la fealdad, quiero aclara algo, no me excitan los tipos feos, ancianos, vagabundos, etc. Sino que me excita el hecho de ser deseada por ellos, tengo que ser yo la protagonista. Mi fantasía más recurrente es ir a un callejón lleno de vagabundos, feos, sucios y ancianos para mostrarles las tetas y se masturben luego quizás dejar que me las chupen con esos dientes incompletos, esas lenguas ásperas, ya que mis senos son muy sensibles, principalmente los pezones tanto que puedo llegar al orgasmo solo estimulándomelos, sé que si mi fantasía se haría realidad gemiría como una loca, mientras esos tipos se deleitan con mi cuerpo, pero claro no sería nada si tan solo los viera, como lo dije debo ser yo la protagonista, no me excitan fotos de viejos, sino verme rebajada a su alcance, ya que sé que muchos me consideran inalcanzable.

En fin, aclarado mis morbos… Ahora si comienzo con el relato:

Hace una semana aproximadamente, después de pasarme todo el día realizando un proyecto en mi departamento decidí consolarme sola como de costumbre, pero me ganó el sueño, la cosa es que mi cuerpo lo sabía y me desperté al día siguiente caliente, principalmente mis senos me lo echaban en cara pero lastimosamente ya estaba atrasada, debía salir a presentar ese maldito proyecto, mi docente iba a calificar por turnos para evitar las aglomeraciones así que tenía una hora fija (8:00 am) Me había levantado a las 7:10, tenía 20 minutos para alistarme, me bañé y tuve unas ganas intensas de masturbarme en la ducha pero sabía que me atrasaría, me aguanté como pude y salí muy caliente de mi casa, solo pensaba en la hora de regreso para tocarme como una loca y mientras pasaban los minutos en la movilidad nuevamente me invadían mis fantasías, me tocaba disimuladamente los senos buscando mis pezones mientras cruzaba los brazos pero el sujetador era mi enemigo, quería quietármelo pero no había forma, aprovechaba los movimientos del vehículo para hacer rebotar mis senos y consolarme un poco, no era suficiente…

El largo viaje llegó a su fin, se me ocurrió entrar al baño de la universidad, pero la hora me pisaba, para el colmo al llegar al salón, el imbécil del docente se había atrasado y estaba revisando el proyecto que le tocaba antes de mí, así que no podía moverme porque saldría en cualquier momento… Más de media hora, ese tiempo me hubiese bastado en el baño pero me tuve que conformar moviendo un poco las piernas tratando de estimularme abajo, mientras mis dedos jugaban disimuladamente con mis senos con las manos cruzadas, es difícil cuando eres el centro de atención, ya que habían otras personas esperando. No puedo evitarlo, cualquier prenda me queda sexy, tal vez si usara una de esos trajes anchos, chamarras o yo que sé, dejaría de llamar la atención, pero tampoco puedo limitarme, use algo casual pero mi cuerpo no oculta mis curvas, ya estoy acostumbrada, ese día use una blusa beige un pantalón blanco jeans, por debajo si usaba una lencería sexy, un escote negro y una tanga roja, para no ser tan descarada me cubrí con un chamarra de cuero… Sabía que el culo me quedaba súper ceñido y robaba muchas miradas, ya estaba acostumbrada aunque claro, ese día lo que mas quería era privacidad.

Tanta fue mi calentura que se convirtió en enojo, cuando por fin me tocó hice algo que nunca lo hubiera hecho antes, le reclamé encarecidamente al docente:

-          Buenos días señorita

-          Buenas, oiga, no es justo que me haga esperar tanto, mi cita era a las 8:00 y estuve esperando más de media hora

-          Bueno, los proyectos no se revisan rápido, debe ser comprensiva

-          Yo no tengo su tiempo, tengo otras cosas que hacer (mi mente dibujaba nuevamente mis fantasías, me desconcentré por un instante)

-          Cálmese por favor, recuerde que estamos en horario de clases

-          Pero estamos en un momento diferente… bueno aquí está mi trabajo

-          Bueno pero primero cálmese o no le reviso nada – Me dijo como burlándose, como queriendo coquetear, eso me enfureció más

-          Estoy calmada – Lo dije casi gritando, hasta sentí ese momento de incomodidad que causó mi grito

-          Sabe qué le voy a revisar al final, puede volver en dos horas

-          Pero si es mi turno, esperé mucho

-          No me interesa, salga por favor

-          Esto es increíble, me voy a quejar con el rector

-          Haga lo que quiera, a mí no me gustan las muchachitas malcriadas

-          Váyase al cuerno – Le dije enojada y me di la vuelta, sabía que de paso me escanearía muy bien mis nalgas mientras se movían exageradamente por los zapatos de tacón camino a la puerta, admito que eso me calentó, pero también sentía que este señor no se merecía ese espectáculo, aunque era un tipo bien parecido, de avanzada edad pero manteniéndose en forma. Todo eso pensaba mientras sentía sus ojos por detrás en mi culo en ese silencio del salón, solo se escuchaban mis tacos caminando aceleradamente.

Claro que me quejaría, fui directo a la dirección, pero estaba cerrada. Seguía enfurecida y pensaba “O sea nosotros estamos obligados a venir a clases mientras estos flojos no respetan sus horarios de trabajo” Esperé otro tanto cuando apareció la secretaria, le pregunté por los directivos y me dijo que llegarán a medio día, no podía esperar tanto, para eso hasta podría hacerme revisar el trabajo sin antes ser obligada a disculparme con ese idiota. Le dije que es algo urgente, un docente intentó propasarse conmigo “Pensé en ese momento que quiso coquetear o por lo menos es lo que interpreté” La secretaria, viendo la gravedad del asunto me dijo que podía buscar al directo de Turismo, el señor Mendieta… Se encontraba en el otro bloque y pertenecía al plantel administrativo de la Univercidad, ya no recuerdo en que caergo, la cosa es que era influyente.

Camino a la Dirección de Turismo, pensé que hasta podría seducirlo para conseguir lo que quería, pero también pensé que tal vez todo esto era demasiado, solo una reacción homonal a mi calentura… Ahora entiendo porque dicen que esas mujeres que son fastidiosas les hace falta un polvo… Peor mi orgullo era mas fuerte, de repente iba hacer la situación menos tensa, no como acoso, sino por el hecho de que el docente me había hecho esperar tanto y tenía razón al quejarme.

Llegue a la oficina del Director de Turismo, nunca lo había visto, esperé ser atendida y entré….

Como decirlo sin sonar estúpida… Era extraño, porque nunca lo había visto por la Universidad, supongo que por su condición. Era un tipo en silla de ruedas, cara de malhumorado, la mandíbula era alargada y tirada hacia la izquierda, moreno, de cabello muy negro, se notaba que se teñía porque sus arrugas delataban una edad avanzada, además su cuerpo era muy delgado desproporcional a su cara… Eso me perturbó, me asustó y extrañamente me excitó. Rápidamente mi mente dibujo la escena donde yo le mostraba mis senos para que se preste a mis caprichos y hacer que ese docente idiota fuera despedido, sentí el poder de i belleza, sentí que a diferencia de él yo podía hacerlo cuando quisiera, mientras él no tiene chances con una mujer como yo, es poder de esta encima de los demás, mi ego estaba por las nubes, dude en hacerlo por un momento, pero tampoco soy tan lanzada, la conversación inició:

-          Buenos días, ¿es el Licenciado Mendieta? – Sin decir una palabra señalo con su dedo la placa que había en el escritorio tocándola varias veces “Lic. Mendieta”

-          Bueno, me llamo Priscila, me comentaron que usted es parte del plantel administrativo de la Universidad, eso es admirable considerando… pues que además es director de la carrera de Turis…

-          Vaya al grano señorita

-          Oh si, disculpe, bueno quería comentarle un caso de abuso por parte de un docente, de mi carrera, yo soy de la carrera de Periodismo… – Le conté todo lo sucedido, mientras el enano lisiado observaba atentamente, sabía que podía influirlo, a pesar de su posición defensiva, sus ojos de vez en cuando me comían las tetas, mas con el escote que llevaba…

-          Y bueno, estoy buscando quien puede ayudarme porque me siento desconsolada – Utilicé la vieja táctica de hacer sentir a un hombre que lo necesitan, que quiera protegerme, solo necesitaba poner la cara de niña mala regañada y listo, pero sería demasiado…

-          Señorita Priscila, el Doctor Rodríguez es muy amigo mío y dudo que haya cometido algún acto de esa naturaleza, debió ser un malentendido. Le sugiero que arregle las cosas con él directamente – El maldito tenía razón, había exagerado las cosas, pero ¿qué pasaría si realmente hubiera sido acosada? Lo estaba protegiendo sin tener pruebas

-          Oiga licenciado con todo respeto, usted no estuvo ahí, yo me sentí asustada y desprotegida, como pued…

-          Miré señorita Priscila, tengo muchas cosas que hacer, su acusación es grave, podríamos llamar incluso a la policía, pero si se demuestra lo contrario debe saber que será expulsada de la Universidad como dice el reglamento – Eso me enfureció nuevamente, sabía que tenía todas las de perder, y lo peor es que de verdad había exagerado todo… Estaba pensando como reaccionar cuando se acerco reclinado sus manecitas en el viejo escritorio, me dijo:

-          Eres una cosita muy rica, seguramente estas acostumbrada a estas situaciones – Su reacción me tomó por sorpresa, parecía tan formal al principio, no sabia si seguirle la corriente para hacerle cumplir mis caprichos o salir corriendo, de cualquier forma si antes mi docente no me había acosado, ahora si este enano lisiado lo hacia, no tuve reacción

-          De que se asusta señorita Priscila, nunca le dijeron que tiene un cuerpo riquísimo, esas senos perfectos, como se los chuparía – La situación era intensa, no podía moverme, nunca había vivido esto, tal vez en mis fantasias hacia de todo pero cunado realmente pasa, ni yo misma me conocía

-          Yo tengo influencia mamacita, ¿eso querías no? Todo tiene un precio, por eso me muestras esas tetas – Comencé a temblar mientras el enano hacia un esfuerzo por alcanzarme con sus manecitas, no llegaba

-          Acércate mamacita – Sus dedos se movían como queriendo hacerme cosquillas apuntando directamente a mis senos

-          ooOiga que le pasa, ¿por qué me habla así?

-          Porque eres una putita que quiere ser tratada así, a eso viniste ¿o no?

-          No tiene drech… - Como siempre por su carácter mas prepotente me cortaba

-          Pricila, acabas de hacer una declaración muy fuerte. Lo tengo grabado, si no me complaces voy hacer que te expulsen, ¿quieres arreglar esto por las buenas o por las malas? – Era un idiota, manipulador pero inteligente, pero lo más humillante es que mis estrategias no habían dado resultado, no me había salido con la mía, otra vez, como por desear mas ser follada que otra cosa mis hormonas me traicionaron

-          Es un enano de mierda, no le tengo miedo, jamás ¿me oye? Jamás me poner un dedo encima – Me levanté y al darle la espalda nuevamente sentí la mirada en mis nalgas que se movían ritmicamente, pero esta vez con una actitud más descarada de mi único admirador del momento.

-          UUUUUUshhhh – Lo dijo tan largo, como para molestar de verdad, el nerviosismo no me dejo abrir la puerta a la primera mientras escuchaba su boca como si estuviera masticando comida con la boca abierta, moviendo la lengua, como saboreando lo que se va a comer

Al salir, tomé consciencia de mi situación, mi trabajo… quedaba una hora más de espera, tenía que ir con el docente a disculparme, de repente sentí que quería ser protegida por él, ¿debía contarle todo? Ser sincera, a quien me quejaría… Mis manos temblorosas por el momento que había pasado, me encontré con unos amigos que me distrajeron, pero seguía sumida en mis pensamientos.

Finalmente el docente reviso el último trabajo y mientras se alistaba entré como una perrita triste y arrepentida.

-          Disculpe, licenciado, me tenia que revisar mi trabajo al final

-          A si señorita, ¿ya se encuentra de buen humor?

-          Si, disculpe mi reacción es que tengo muchas cosas en la cabeza

-          Mire por esta vez le voy a calificar, pero déjeme darle un consejo: Todos tenemos problemas pero uno debe dominar sus sentimientos, debe aprender a separar lo sentimental del trabajo, eso le va ayudar no solo en los estudios, sino también en la vida profesional, ¿me entiende?

-          Si licenciado, muchas gracias – Me sentí una tonta, una niña estúpida, como pensar mal de mi docente, siempre fue tan pulcro… mientras me corregía lo miraba,  no me atraía su físico, pero si su capacidad intelectual, eso también puede ser seductor y como había encontrado a mi refugio, mi consuelo después del momento que viví, mi mente nuevamente me traicionaba, imaginando a mi docente sobre alguna de las mesas del salón, él guardando la compostura mientras mi putita interior se encarga de todo, esa putita que mencionó con tanta exactitud el enano lisiado. Me hacía preguntas como: ¿Le chuparía el pene? ¿Tendrá los bellos blancos? ¿Dejaría que me penetre?... Tal vez solo lo masturbe con mis tetas. No pude ocultar una pequeña risa, me miró

-          ¿Todo bien?

-          Si, disculpe

Terminó de revisar le di las gracias y está vez caminé hacia la puerta con más ánimo, modelando mis nalgas para él, como cuando camino en pasarelas, pensando en que seguramente el enano maldito le contará todo y esta es seguramente la última vez que tendrá un concepto bueno sobre mi… Al llegar a la puerta me di la vuelta, rápidamente desvió la mirada cogiendo su maletín, quise despedirme con la mano, pero ni me miró.

Pasaron los días y nuevamente llego el lunes. Nuevamente las 8 am bajo lista para corregir los trabajos, ya ni quería ir, no tenía cara. Esta vez decidí usar una falda y una blusa escotada, mi último intento de ser perdonada, usar mi cuerpo como una teibolera, “puedes mirar, pero no tocarme” “Hazme tuya con la mirada” tal vez así tenga algo de compasión… Llegué casi por inercia, fue todo normal, me corrigió el trabajo, aprobé, salí tranquila ¿acaso el enano asqueroso no le dijo nada? ¿o será que mi docente es tan pulcro que me entiende a la perfección? ¿Me encontrará en otras circunstancias para encararme? Como sea, como a cualquier estudiante me vino una felicidad interna por sacarme buena nota en el trabajo.

Pero al ir saliendo lo vi… era ese enano desgraciado esperándome al final del pasillo, trancando el paso con su silla de ruedas, saludando a los estudiantes los cuales le devolvían el saludo con respeto, si supieran la persona que es… no había otra salida, tenía que pasar junto a él sí o si. Caminé lento hasta estar a un metro de distancia y entonces aceleré el paso, me detuvo trancándome el paso

-          Señorita puede ser tan amable de ayudarme a llegar a mi oficina por favor – Lo dijo tan fuerte que todos los que estaban alrededor lo oyeron, como negarme…

-          Si, bueno es que…

-          Yo le ayudo – Dijo un estudiante, mi salvador

-          No se preocupe la señorita ya se ofreció, gracias – Dijo el enano groseramente. Sin hablar comencé a empujarlo, mientras íbamos llegando al ascensor saludaba alegremente a todos, pude verme en el reflejo de un vidrio agachada moviendo las piernas, que espectáculo que daba, también veía por el reflejo del vidrio como le miraban el trasero, todos, inclusive chicas.

Entramos al ascensor, por suerte estaba el que operaba los botones, en el espejo pude verlo al enano horrible, ni la luz lo favorecía, de hecho, dejaba ver una piel grasienta. Planta baja, lo empujé hacia el patio para llevarlo a la otra torre “maldito” pensaba. Finalmente pasábamos por un lugar poco transitado.

-          ¿Ya lo pensaste Priscila? Hola buenos días jaja – Saludaba a un pequeño grupo de estudiantes que estaban algo lejos

-          No hay nada que pensar, no le tengo miedo

-          Bueno yo podría hacer que te expulsen, pero también puedo ayudarte a conseguir un gran empleo, que te parece salir directamente a ser periodista en un canal de televisión

-          No me interesa

-          Tengo contactos Priscila, el poder lo tiene tu culito – me susurraba – Hola, buenos días –Levantaba la voz, seguía saludando mostrando una cara educada a los demás, ya no respondí nada.

Llegamos al ascensor, otros estudiantes hacían fila, cuando llegó el ascensor inmediatamente el enano dijo: “Permiso, permiso, dejen pasar” Era obvio que lo dejarían, lo empujé, esta vez no había un operador, pero entraban más personas así que me sentí a salvo, entramos, presioné el botón del piso 12 le di la vuelta mirando a la puerta y se dirigió a los estudiantes: “Va ser mucho peso, nosotros nomas subiremos, graaacias” Nadie lo contradijo…

Cuando se cerró la puerta yo estaba lista para defenderme, pero el tipo comenzó a sollozar

-          Discúlpeme señorita, yo no soy así, es que están bonita, yo nunca podría tener una mujer como usted, entiéndame, debo hacer un esfuerzo, vi una oportunidad de oro, pero ya sé que es una mujer que se hace respetar – A pesar de mi enojo, lo comprendí, él era precisamente el tipo de hombres con que fantaseaba, no lo deseaba, solo quería calentarlo, concentrándome en mi cuerpo, pero jamás estaría con alguien así.

-          Ok, cálmese, lo entiendo, créame

-          ¿En serio? Gracias - se secaba las lágrimas, pensé que de verdad era alguien amable, solo que su condición lo cansó y mi presencia le hizo perder la cabeza y mis vestimentas “jaja “culpable, pensé

-          Entonces ya no me va a amenazar – Le pregunté

-          Quisiera tenerla en mis manos y que no tenga opción, pero otra vez debo continuar mi camino, no le haré daño

-          Me tranquiliza

-          Pero por favor déjeme probar, aunque sea un poco – ya estábamos en el piso 8

-          ¿Cómo un poco?

-          Déjeme verle las téticas, nada pierde con eso, sino voy a tener que hacerla que le expulsen, entiéndame, por favor

-          No no, ¿Qué le pasa?

-          Usted es una señorita linda, no quisiera hacerle daño, pero me veré obligado – Lo dudé, mi niña mala interior decía que podría sacar ventaja de todo esto “dejar que se masturbara de vez en cuando mostrándole las tetas para avanzar en mi carrera” “el tipo tenía contactos”

-          No se… que me daría a cambio – Llegamos al piso 12, no había nadie esperando, quise llevarlo a su oficina, pero me detuvo, el ascensor se cerró por si solo y empezamos a descender

-          Ya sabes, lo que te dije, saldrías directamente a trabajar en una empresa televisiva

-          ¿Solo le tengo que mostrar los senos una vez y ya?

-          Si mamacita

-          Es queee, es demasiado

-          Entonces déjame tocarte un poco nada más, no te quites la ropita, todo por encima – Eso si parecía más fácil

-          Bueno, pero ¿me asegura el trabajo verdad?

-          Si mamacita, terminando hago la llamada – Lo dijo ya agitado como enojado y nervioso, con voz temblorosa, casi fuera de sí. Presioné el botón para detener el ascensor. El pobre estaba temblando, rojo, como sufriendo un ataque.

Me acerqué arrodillándome ante él, me desabotoné la chaqueta dejando ver el escote de mi blusa negra, sus manecitas temblorosas rápidamente me tocaron directamente en la piel descubierta

-          Ayyy – Dijo mirándome los senos – Bajó por sobre mi blusa dibujando mis senos, no sentí nada porque traía mi sujetador, cuando llegó a la base los alzó lentamente, luego separó los brazos dejándolos caer, sentí como rebotaron delicadamente, eso lo enervó, con los ojos como desorbitados trato de jalarme la blusa, yo me alejé, mi escote quedó más pronunciado

-          Eso es todo- le dije

-          Perdón, perdón, no volverá a pasar, por favor – Lo miré, era un empleo seguro, no perdia nada

-          Ok, solo un rato más

Nuevamente tomaba mis senos levantándolos y dejándolos caer, ese era su mundo. No podía decírselo, pero mis senos son sensibles, me estaba calentando, debía ser fuerte. Otra vez los levantaba, cada vez más arriba hasta donde no subían más y los dejaba caer, luego solo lo hizo con la mano izquierda porque con la derecha comenzó a masturbarse… lo dejé

Levanto mi seno izquierdo y lo dejó un rato ahí mientras jadeaba, después de un rato lo dejaba caer volviendo a la rutina, un olor putrefacto salía de su entrepierna.

-          Creo que ya es suficiente

-          No, por favor, un rato mas

Mis pezones comenzaron a erguirse, no quería que se enterara lo sensibles que son, parecía que acabaría pronto. Pero mi mente nuevamente dibujaba la escena, esta vez complaciéndole, parándome quitarme la blusa, el sujetador, tomarlo de las manos para que no interrumpan y arremeterlo con mis senos en su cara, que me los chupe, que me los muerda que…. Un momento, no lo había notado antes, pero traía una tarjeta forrada colgada del cuello “Mendez” No era quien decía ser… ¿Qué carajo? Lo empujé, en ese momento pude notar lo débil que era, solo quise alejarlo, pero al empujar la silla noté que pesaba no sé, ¿menos de 30 kilos? Como empujar a un cachorro, choco su silla en la pared del ascensor asiéndolo desequilibrar y cayó al piso, se quejaba…

Lo levanté por detrás, era realmente liviano, podría alzarlo con un brazo, lo apoyé en su silla, estaba adolorido, no pude reclamarle nada, me asusté, ¿cómo pude ser tan tonta? ¿Quién demonios es? Presioné el botón y el ascensor comenzó a bajar, presioné el botón del piso 1, al llegar me salí, lo vi, estaba como en shock, temí haberle hecho daño, pero salí corriendo, bajé las gradas a la planta baja y como lo había sospechado una fila larga esperando, mientras subían, lo sacaron al pobre sujeto, nadie le ayudaba, miraba a todos lados, quizás buscándome, yo no quise mirarlo, ni pedirle explicaciones, solo quería salir de ahí y nunca más verlo.

Pero que poco duró, al día siguiente lo vi a lo lejos, alguien lo paseaba por el patio, parecía un portero, yo solo debía recoger unas fotocopias e irme pero saliendo decidí investigar, ¿quien era?

Con mucho cuidado de no ser vista, claro por él porque como siempre era visa por todo el mundo. Me puse una minifalda negra y una blusa guinda como siempre con escote y la misma chaqueta cubriéndome, llegué hasta el piso doce de la carrera de Turismo, no había mucha gente y me dirigí al joven que atendía la entra a la biblioteca

-          Buenos días, ¿está el licenciado Mendieta?

-          No, está de viaje

-          ¿Es un señor en silla de ruedas?

-          No, no

-          Pero la vez que entré había un tipo en silla de ruedas en su escritorio

-          Ahhh jaja no, ese es el hermano de la portera, le gusta jugar, parece que sufre algún retraso

-          Pero que hace en la dirección

-          Es que como doña Amelia tiene que limpiar todo, lo deja ahí para que se distraiga, es inofensivo

Un escalofrío paso por mi espalda, renegué, con él, conmigo. Pero ¿porque mis pezones se estaban irguiendo? Me dirigí a las gradas, ¿estará en la oficina? Esperé que el muchacho de la biblioteca se distrajera y caminé lo más rápido que pude a la puerta de la dirección, entré sin tocar…

Ahí estaba él, su cara se llenó de un asombro espontaneo, era hora de reclamarle, humillarlo, pegarlo, insultarlo, amenazarlo y….

-          Licenciado Mendieta

-          Eh, eh señorita Priscila

-          Quería disculparme por dejarlo así ayer, es que me asusté

-          Si, si, no se preocupe

-          Pero de verdad me interesa el trabajo y creo que le dejé colgado – Puse me cara de tristeza, sacando el labio inferior

-          Ahh si bueno, pues la verdad si – Volvió a su papel

-          Bueno, ¿entonces continuamos?

-          Claro, ah estee, si – Su cara cambió nuevamente, su excitación era evidente, se limpiaba la saliva que le había salido con la palma de su mano. Me quité la chaqueta.

-          ¿Hoy va querer algo diferente?

-          Quisiera que me mostraras tus téticas y me dejes acabar, solo eso… por hoy

-          Esta bien licenciado, pero ayúdeme con el trabajo ok

-          Si si mamacita -  Nuevamente su cara roja, sus ojos saltones, una mirada seria pero nerviosa. Caminé alrededor del escritorio para estar a su altura, como ayer me arrodille frente a él

-          ¿Quiere que me quite la blusa, o usted me la va a quitar?

-          Vos mamacita vos, no alcanzo bien – Me subí la blusa dejándola por encima de mis senos dejando ver mi sujetador negro.

-          Ahhh, ahhh, ya quítate tu sostén

-          Es que se abrocha por detrás,  ¿Me ayuda?

-          S…s..ssi, si – Me di la vuelta, ne tomé los senos con una mano y con la otra lo guié para que me desabroche, quedé desnuda por la espalda mientras el enano soltaba alaridos jadeando

-          ¿Así esta bien licenciado Mendieta?

-          Ayyy mamacita, aayy si, si, date la vuelta, déjame ver tus téticas

-          Jajaja – Me baje nuevamente la blusa sin dejarle ver nada más – Hasta aquí llegaste Méndez, escúchame bien – le decía mientras me levantaba – Nunca me vas a tener, no eres más que un pobre lisiado destinado a pajearse o contratar prostitutas

-          No, no, mamacita, no me haga esto, que rica esta

-          Hasta nunca jaja – Me levanté y me dirigí a la puerta

-          No, noooo, Priscilaaaaa – El grito fue tan fuerte que hasta me asustó, el enano golpeaba su silla con una mano mientras con la otra se masturbaba sin dejar de mirarme, como buscando su última forma de complacerse conmigo – Putaaaa – Seguía gritando – Algún día te voy hacer mía, eres mía, solo mía, eres mi perra

-          A ver ya cálmate – En su última jugada de desesperación tomó un bolígrafo por la punta dándose golpes en la cabeza – ¿Qué haces?

-          Basta, ya no me pegue – gritaba – Priscila ya no me pegues - Abrí la puerta, había algunos estudiantes que miraron desde lejos

-          Voy a decir que vos me hiciste eso

-          A ver ya basta, basta – Me acerque – Ok, tranquilo, te hago un trato, voy a dejar que acabes, pero sin tocarme, ni me voy a quitar la ropa, solo así frente a ti

-          No, no, como ayer, solo como ayer por favor estaba a punto cuando me empujaste, quiero levantarte los senos, nada más – Lo pensé por un instante, pero viendo lo loco que se puso y como se podía hacer daño, no queria meterme en problemas

-          Está bien, pero nada más, sino seré yo misma quien te clave ese bolígrafo

-          Si, si ya, ya, apúrate ven – decía el excitado enano ya sudoroso y hediondo

Me arrodille nuevamente, si no cumplía definitivamente me iba, pero siguió con lo mismo de ayer, con su mano izquierda me levantaba el seno derecho mientras que con la otra se masturbaba sobre su pantalón. Sentí sus dedos alrededor de mi seno, pues lo había olvidado, esta vez estaba sin sujetador, sentí como apretaba con poca fuerza como queriéndolo exprimir y luego lo soltaba, estuvo asi un rato, siempre levantándolo hacia arriba, era inevitable, esta vez lo sentía como si no trajera nada, me estaba excitando, no quería que se de cuenta, pero mis pezones se endurecieron, los noto… Me rozó el pezón con su índice y solté un pequeño quejido y lo hizo nuevamente, me mordí los labios para aguantar, pero noté que ya me había visto el rostro, con una cara como asustada dejó de masturbarse y de inmediato me apretó los dos pezones con sus manitas, con los pulgares e índices, los apretó y jaló por sobre mi blusa, no pude más y solté un gemido de placer: “uuuuuuuuyyyyy” Luego los jalaba como queriéndomelos arrancar, descansaba y volvía  a hacerlo, los movimientos eran cada vez más rápidos hasta volveré agresivos

-          Yaaaa, basta, basta basta, uuuuuyyyy, ah, ah ahhhhh, uuyyy – Me agité muchísimo

Entonces el enano se lanzó sobre mi, como un chimpancé me abrazó del cuello, era tan liviano pero me deje caer, estaba en el suelto y el encima de mí

-          Ahora si Priscila, te tengo donde quería, de aquí no te vas a escapar

-          No, por favor – Le dije, aunque sabía que podía levantarlo fácilmente, era muy liviano, pero me metí en el rol

-          Eres una engreída, traes locos a los hombres, alguien tiene que enseñarte, te voy a violar

-          Queee – Sentí un shock

-          ¿No me escuchaste? Te voy a violar puta

-          No por favor – Era tan fácil solo empujarlo, eso era todo – No me violes por favor – El decirlo me excitaba aún más, el enano estaba rojo, empapado en su propia saliva

-          Te lo mereces, por hacerme sufrir – Me levantó la blusa con sus manecitas, por fin pudo verme las tetas en todo su esplendor

-          Ahhh ahhh – se paralizó por un momento y luego se apegó a mi, toda su boca atacó mi pezón izquierdo, lo lamia, lo chupaba como, lo tapaba con los labios y luego se separaba dándome chupones

-          Me estas violando, ohhh, no, me estas violando

-          Eso lo animaba aún más – Era sexo consentido, pero ambos vivíamos esa fantasía. Luego me juntó las dos tetas con sus manecitas, no podía sostenerlas por mucho tiempo así que lo ayudé, me junté acercando mis pezones uno al otro lo más que pude y él se dio su fiesta, iba de uno al otro dándoles pequeños besitos para luego sacudir la cabeza al medio, noté que no podía levantarse su espalda era muy débil y de paso no sabía que más hacer, asi que me di la vuelta como queriendo escapar, dejándole ver mi culo perfectamente trabajado sobre mi falda aun intacta, no perdió la oportunidad, comenzó a masturbarse dándome arrimones torpes mientras me abrazaba por la cintura

-          No, por favor, no me violes por el culo

-          Ahh ahh oohhh, toma perra – Me subí la falda y sentí su miembro frotándose entre mis nalgas sin oenetrarme, le tomé de las dos manecitas esforzándolo para que me toque los pezones, entendió el mensaje y con sus dedos medios me los frotaba moviéndolos rápidamente, gemí como loca…

-          Ay, uuuy viólame, uuuyyy soy tu perrita – Tuve un orgasmo increíble, mientras él seguía con las arremetidas tuve otro más, me seguía frotando los pezones rápidamente, a pesar de su ligero peso sentía como con cada embestida mis nalgas se movían, otro orgasmo más fue múltiple, ya acabé pero él seguía, no se trataba de él, sino  de mi, ya me complací… me levanté bruscamente, lo vi en el piso tan vulnerable, con su pequeño pene, me dio mucho placer a pesar del asco que sentía al verlo, actué por instinto,  tal vez como agradecimiento, tal vez porque ahora si me convertí en la puta que todos querían… le lo chupe con todas mis fuerzas hasta que le salió el semen, lo escupí a la primera pero otro disparo me llegó a los ojo entre la nariz, seguía disparando, lo hizo como cinco veces, me limpie con su chompa, mientras descansaba mirando al techo, tomé mis cosas y salí lo más ráido que pude

Me gustaría compartir más cosas mías y saber lo que piensas, para dibujar mejor la situación puedo mandar una foto con el pantalón blanco del relato ;) pero no pidas más ok, escríbeme….

priscilamadison@gmail.co