Divina Confesión
El poder que da la confesión puede ser utilizado para ganar dinero y para gozar sexualmente de chiquillas que van hacer su Primera Comunión.
Escribo este relato sobre mi vida, para contaros lo feliz que soy y los grandes éxitos que he cosechado.
Nací en un pequeño pueblo de Extremadura hace 38 años, siempre he sido un buen estudiante pero mi familia no tenía recursos económicos para mandarme a la universidad, pero por suerte en el pueblo había una estúpida beata con mucho dinero que costeaba la carrera a los que teníamos vocación sacerdotal, por supuesto yo no creo no creo en Dios, solo creó en mi instinto para engañar viejas y seducir niñas.
Visité a la viaja el día que aprobé la selectividad y le propuse que con su ayuda y la de Dios, conseguiría hacer una buena labor pastoral, ya que sentía que la llamada divina me quemaba el corazón. hice un gran despliegue teatral, creó que me podrían haber nominado para los oscar de la academia- el caso es que la rica meapilas mordió el anzuelo y a mis diecisiete años me trasladé a estudiar al seminario, aquello era aburridísimo, mis compañeros se dividían entre los idiotas que creían en la resurrección de la carne, por poner un ejemplo, y homosexuales, con lo que yo no encajaba muy bien en aquel ambiente de cerrado y sacristía, el caso es que estudiaba mucho, comprendí la filosofía de San Agustín, -el cual era un intolerante, fanático e intransigente que mando a matar a muchos hermanos en cristo por seguir la corriente teológica arriana- y como no, a Santo Tomas de Aquino, cuyas famosas vías para llegar a Dios son una simpleza metal y una soberana estupidez que no demuestra nada. Pero volviendo a tema que nos ocupa, gracias al a muchas horas de estudio y a mi extraordinaria capacidad para relacionarme y engañar a los profesores y catedráticos, que nunca pudieron dudar de mi extraordinaria adhesión al catolicismo, obtuve el mejor expediente académico de mi promoción, con tan solo 24 años me convertí en el sacerdote mas joven de España, todo vaticinaba una meteórica carrera eclesiástica.
Me destinaron a la parroquia de un pueblecito andaluz, de esos de casas encaladas en blanco y de gente que conserva una autentica e ingenua inocencia, -disculpen que no de el nombre, pues injustamente permanezco allí, pues el hijo puta del obispo a promocionado a un sobrino antes que a mí- el caso es que me recibieron cordialmente todos los del pueblo, incluido el alcalde, el cual podría insultar todo lo que quisiera, pues es un burro que apenas sabe leer, por tanto se pierde mi relato.
Cuando entre en la casa que el obispado me asigno, casi me da un soponcio, pues la decoración era espartana, cuatro bombillas suspendidas en el aire sin lámpara, paredes con humedades, pero lo peor estaba por llegar, "la habitación" tenía una cama (donde había muerto el viejo párroco Don Crispín, me contó el sacristán mientras se santiguaba) y un crucifijo encima del cabecero que metía miedo, todo esto unido a un miserable sueldo que no llega ni de lejos a los 600 euros actuales, casi me hace desistir e iniciar una vida civil en cualquier gran ciudad.
Pero hubo algo que me llevó a permanecer en mi puesto como sacerdote; ¿La satisfacción de ayudar a los demás? por supuesto que no, yo siempre fui un egoísta convencido, fue el deleite de la confesión, el poder que te da la creencia de esos feligreses, de que de tu absolución depende su salvación, te da un gran poder, he conseguido dentro del confesionario focalizar herencias hacía la parroquia, engordar el cepillo, cuyas monedas gasto en putas y sobre todo seducir y abusar de niñas entre los 7 y los 14 años, este aspecto es el eje central de mi relato, en el pueblo actualmente habrá unos 300 niños de los cuales 185 son niñas y podemos decir que una cuarenta son preciosas, pero solo abuso de 15 o 16, ya que con ese número me siento satisfecho y creo que alejo las sospechas y el peligro de que una indiscreción infantil me lleve a continuar la pastoral en la cárcel.
La última que abusé se llama Marina y es una nenita de tan solo ocho años muy linda, su pelo es moreno muy liso, sus ojitos azules y su nariz respingona, destaca en su carnosa y sonrosada boca dos paletas muy grandes (ya que con esa edad suelen tener los dientes que conservarán de adultos y las caras infantiles) por ello alguna vez la llamé conejita, en el confesionario me contó avergonzada que en casa de su prima de 12 años, ella y otra amiga pusieron una "película de guarrerias" -ella aún no conocía el termino pornografía- que el padre escondía en un altillo, después de regañarle enérgicamente le dije; lo siento Marina, pero no me queda mas remedio que decírselo a tus padres, la niña lloraba y suplicaba que no les constase nada, me quedé un rato callado haciendo como que pensaba, le conteste bueno existe otro medio para que alcances el perdón de Dios, ¿cuál? Preguntó la niñita, me tienes que contar que vistes en esa cinta exactamente, así yo podré elevar mis oraciones por tu perdón conociendo el alcance de tu pecado, la traslade a la sacristía pasando antes a saludar a la virgen que estaba en el camerino todo pura escenificación- me senté en un sillón y usando un tono autoritario; vamos Marina ¿qué visteis en el video? La niña balbuceaba por la dificultad de describir lo que no se entiende, en el momento que me contó que dos mujeres le chupaban el pito a un hombre, aproveché para interrumpir el relato de la niña, exclamando ¡pues no lo entiendo! Asi no conseguimos nada hija mía veamos ahora tu tienes que hacer lo que viste hacer a ese hombre en la peli, me saqué el pene ante la sorpresa de la niña y ante su silencio, le ordené vamos, vamos que no tengo todo el día y piensa que si no te absuelvo y murieses esta noche irías al infierno sabes, hazme lo mismo que hicieron las mujeres del video, la niña cogió mi polla, paradójicamente pidiendo primero permiso, se la llevo a la boca y empezó a dar lametazos pues si que son pedagógicas las películas porno, pensé para mi- después de un rato dando lametones y metiendo el capullo en su dulce boca, le levante la cara y mirándola a los ojos le pregunté ¿las mujeres estaban vestidas o desnudas?
Desnudas me contestó, pues entonces, ¿porque estas tu vestida?, la niña empezó a desnudarse hasta quedarse en solo con unas braguitas blancas con corazoncitos rojos, lentamente se las fui bajando y aprovechando que el sacristán había cerrado la puerta de la iglesia y se había marchado llevé a la niña de la mano hasta el altar y deposité las braguitas dentro del sagrario, cerrando la puerta plateada, dije; así el Señor podrá conocer el alcance de tu pecado y perdonarte, volvimos a la sacristía y besando y lamiendo todo su tierno cuerpo le pedí tumbándome en la alfombra que me escupiera dentro de la boca, para expulsar a los malos espíritus el cuerpo siempre pide experiencias mas extravagantes- la niña me lanzo dos escupitinajos a la boca, que me supieron a miel, los tragué como si de un manjar se tratara, tras realizarle un culiningus me percate de la estrechez de aquel agujerito y de lo difícil que sería penetrarla, mientras lamía la vagina le lancé un dedo ensalivado al ano, el cual era muy estrechito y redondo, notaba las contracciones de su recto ante aquel invasor, de vez en cuando sacaba el dedo y lo volvía a chupar, para lubricarlo, quedándome en la boca un delicioso sabor a culito virgen. Se hacía tarde y no había tiempo que perder, tumbándola en el sillón inicié la penetración, la cual fue extremadamente difícil por la estrechez de su vagina, no solo le dolió a ella , -la verdad es que disfrutaba mas restregando la punta del capullo por su rajita- el caso que una vez alojada en su interior empecé a sentir placer, comprobé que estaba húmeda, pues mi polla resbalaba con facilidad, cuando la saque comprobé que era la sangre de su himen, me corrí a borbotones por tu tripita y sus muslos, después de limpiarle el semen y la sangre, le conté que había sangrado como penitencia por su pecado pero que ya estaba absuelta y por tanto en gracia de Dios, tras vestirla la amenacé (por si acaso) que lo sucedido estaba bajo secreto de confesión y que si lo contaba en casa, me vería obligado en la primera homilía de Domingo decirle a todo el pueblo la película que vio con su prima y amiga, además de no poder hacer la Primera Comunión, por ser una mala cristiana.
Si a través de los comentarios recibo peticiones escribiré sobre otros usos y abusos de este humilde sacerdote.
Sabed que en España hay crisis de vocaciones, así que si alguien se anima pueden convertirse en leales servidores de Dios.