Dispuesta para su placer, Cap. 5 (final)

Los planes de la señora Bishop para Clarissa incluyen satisfacer a tres hombres fornidos... ¡y más cosas! Y ¿qué tendrá Jago que decir respecto a la tarde de degradante sumisión de su esclava?

Dispuesta para su placer


Autora: Jane Verlaine (c) 2003, reservados los derechos, PROHIBIDA SU VENTA

Título original: At His Pleasure, The Final Chapter, M/f D/s, oral and anal sex

Traducido por GGG, diciembre de 2003

Capítulo V y final: Sexo anal y oral


Los planes de la señora Bishop para Clarissa incluyen satisfacer a tres hombres fornidos... ¡y más cosas! Y ¿qué tendrá Jago que decir respecto a la tarde de degradante sumisión de su esclava?

"Muchacha, tráeme el orinal."

Oh, no. Delante de todo el mundo no. Ahora que tenía los labios distendidos por el orgasmo sería peor. Colette trajo el orinal obedientemente y lo colocó en el centro de la sala, en medio del círculo de mujeres. Belinda tiró de mi correa para llevarme hacia el recipiente.

"Agáchate y déjanos ver lo bien que lo haces."

Tenía la cara ardiendo de vergüenza; al menos podía quitar la correa de la pinza. Me agaché sobre el orinal e intenté dejar fuera las caras que me rodeaban y concentrarme. Finalmente salió de mi cuerpo un chorrito de orina y goteó en el orinal. Todas aplaudieron como si hubiese hecho una proeza sorprendente. El chorrito se convirtió en un chorro que siguió su curso, bajando por los muslos y el culo.

Belinda me reprendió, "Mascota cochina; has liado un pequeño desorden." Tomó su abanico cerrado y me golpeó varias veces en el culo.

"Me gustaría ver lo bien que usa la boca, Alicia. ¿Tienes alguien que lo merezca entre tu personal?"

Mi mente se puso a dar vueltas, ¿merezca qué? ¿Qué estaba sugiriendo?

"Pensaba que podría ser parte de nuestro entretenimientos, señoras, así que tengo algo reservado en la cocina. ¿Colette?"

Colette aparentemente sabía lo que se suponía que tenía que hacer, y salió disparada hacia la cocina. Volvió con tres hombres detrás de ella. Sentí que el rubor se arrastraba por todo mi cuerpo mientras miraban mi cuerpo desnudo con grandes sonrisas en sus rostros. Estos hombres eran obviamente mozos de establo o jardineros. Todos eran jóvenes y un poco mugrientos, pero tan impacientes.

Belinda los puso en fila de espaldas a la chimenea.

"Señores, esto es una carrera. El primero que suelte el chorro en la boca de la mascota conseguirá reemplazar esa cola que lleva en el culo por su polla dura."

Estaba anonadada; ni siquiera Jago había puesto su virilidad en ese agujero. No podía creer que tuviera que meterme el miembro de cada hombre en la boca mientras las mujeres observaban.

"Señoras, podéis animar a vuestro favorito. Mascota, tienes que chupársela de la forma que ellos te digan. Cada hombre dispondrá de dos minutos para empezar; si no eyaculase en su boca en ese tiempo pasará al siguiente. Si termina con los tres empezará de nuevo y el período de tiempo será cada vez más corto mientras vosotros estaréis cada vez más cerca. Creo que he dado tiempo suficiente para que cada uno de vosotros consiga unas cuantas chupadas a fondo."

Los ojos de Mina brillaban de excitación; su madre actuaba como si encontrara estos juegos un pocos desagradables. La señora Bishop me miraba con malicia. Los hombres se quitaron los calzones y expusieron sus miembros. Los tres estaban semierectos. Noté que el primero tenía un miembro de tamaño medio, más pequeño que el de Jago; el hombre grande del centro que debía medir 6 pies y cinco pulgadas (como 1,95 m) musculoso y con un pecho de barril, tenía un miembro enorme con una gran cabeza púrpura; finalmente aparté mis ojos de él para inspeccionar al tercer hombre. Tenía también un miembro de tamaño medio pero muy grueso. Oh, ¿por qué tenía que hacer esto sin que fuera ni siquiera por el placer de Jago?

Gateé hasta el primero de la fila, me arrodillé ante él y le tomé en la boca.

Su voz era brusca. "Limítate a sujetarla, mascota; mantén los labios apretados a mi alrededor, y solo tendré que follarte la boca."

El que hubiera usado una palabra tan grosera me hizo dudar, pero sellé los labios alrededor de él y le dejé que bombeara. Golpeaba en el fondo de mi garganta y me ahogaba muchas veces. Parecía ser el favorito de Colette porque ella le estaba metiendo prisa. Se pasaron sus dos minutos y me la sacó de la boca cuando Belinda lo anunció. Gateé hasta el siguiente, el gigante.

"Quiero que me la lamas toda, mascota, así podrás sentir toda la longitud y anchura de mi polla. Luego me chupas los huevos, muy suavemente. Si me pellizcas o me muerdes descargaré mi mano desnuda en tu bonito culo rojo. Después de lamer empieza a chupar. Tómala entera, o al menos toda la que puedas."

Pasé la lengua de arriba abajo por su enorme virilidad; tenía una gota de líquido ya en la punta, la cual lamí. Finalmente alcancé el enorme saco de sus huevos y me metí cuidadosamente cada uno de ellos en la boca. Debí ser demasiado ruda porque bajó su pesada mano sobre mi trasero y me golpeó. Seguí mi tarea con más suavidad. Era claramente el favorito de Mina, y continuamente le decía que parecía que yo estaba siendo demasiado dura, para tener la satisfacción de verle azotarme de nuevo. Lo hizo varias veces pero creo que era para complacerla más que porque yo hiciera algo mal.

Me la metí en la boca todo lo que pude. Tenía miedo de que fuera a explotar inmediatamente, pero Belinda indicó que había pasado su tiempo. No quería que este hombre ganara la competición; era mucho más grande que cualquier cosa que hubiera tenido en el agujero de mi culo hasta entonces.

Gateando hasta el tercer hombre, el del miembro grueso, esperé sus instrucciones. Antes de hablar me restregó la cabeza de su virilidad por toda la cara, pasándola finalmente por los labios.

"Métete solo la cabeza, mascota, y chúpala con fuerza. Quiero oírte."

Me llené la boca de saliva y chupeteé ruidosamente su cabeza. La habitación estaba en silencio, por lo que el sonido casi reverberaba en las paredes.

Escuché que Belinda comentaba a la señora Bishop, "Realmente, Alicia, es una esclava excelente. Cumple obedientemente las peticiones particulares de cada hombre."

No se daba cuenta de que para mí cada hombre era Jago, y que estaba intentando satisfacerle a él satisfaciendo a estos hombres.

El hombre me ordenó tomar el resto de su dardo y seguir chupando. Chupaba cada vez con más fuerza, todo para evitar al hombre enormemente dotado del medio. Desagraciadamente su tiempo se había cumplido, y volví al primero. Bombeó en mi boca como antes, animado por Colette, pero tenía menos tiempo y no pude hacerle terminar. Otra vez me pasé al hombre poderosamente adornado de las manos aguijoneadoras. Cada hombre sabía lo que le gustaba y él también me hizo repetir que lo que había hecho antes, pero más rápido. Sin embargo no gastó mucho tiempo en azotarme, para disgusto de Mina. Me metió de nuevo su miembro en la boca cuando acabé de lamérselo. Casi llegaba al fondo de mi garganta y solo había metido la mitad en mi boca. Sus caderas empezaron a menearse hacia atrás y hacia delante y deseé que Belinda indicara que se había acabado el tiempo. Demasiado tarde. Lanzó un tremendo gruñido y esparció su semilla por mi garganta abajo. Mina saltó y chilló. Me lo tragué todo hasta que se ablandó entre mis labios.

"Señoras, tenemos al ganador. Démosle un tiempo para recuperarse mientras preparamos a su mascota."

Miré su enorme dardo consternada; aún parcialmente flácido era todavía enorme. Mina bailaba por toda la sala, aplaudiendo.

"Esto va a ser tan divertido de ver."

La señora Bishop le preguntó si quería ayudar en los preparativos, y se prestó de buena gana. Me forzaron a levantarme y a doblarme sobre el brazo forrado de una silla. Abrí bien las piernas cuando me lo mandaron y Mina alcanzó y retiró de mi ano el falo con la cola. Mi agujero se quedó como boquiabierto; para esto era para lo que la señora Bishop me había estado preparando. Miré a un lado y vi a la señora Bishop vertiendo algo de aceite en las manos de Mina. Se acercó al gigante y empezó a untarle el aceite por todo su órgano. Era obvio que nunca antes había tocado a un hombre como éste; su tacto era suave y dubitativo. Él soltó una gran carcajada y le agarró las manos y las restregó por todo su dardo. Se le cortó la respiración y retrocedió confusa. Luego el gigante se colocó detrás de mí, su miembro ya nuevamente duro, la cabeza púrpura ondeando orgullosamente ante él.

Mina se acercó a mí con más aceite en las manos y empezó a darme masajes con él en el trasero. Miró tímidamente a la señora Bishop que la animó, "Sigue, querida."

Entonces metió tres de sus dedos aceitosos dentro de mí y me los restregó por las paredes internas del canal. Todavía me sentía abierta por el falo, así que sus dedos apenas me forzaban. Luego el gran hombre colocó la punta de su polla contra mi agujero y esperó la señal de Belinda. Debió hacerla porque alivió su enorme miembro dentro de mí. Sentí como si me estuvieran ensanchando hasta el límite, y solo había metido la punta.

"Relájate, mascota, y deja que entre toda."

Intenté relajar los músculos, y tan pronto sintió que le daba paso empezó a meterse dentro. Un débil grito se escapó de mi garganta cuando sentí como si me estuvieran desgarrando a pedazos. Cuando levanté la vista vi a los dos perdedores de la competición frente a mí, todavía con los calzones bajados y las manos rodeando firmemente sus pollas. Estaban observando la acción y restregándose al mismo tiempo. Todas las mujeres se reunieron detrás para ver como me empalaba la enorme polla. Sentí como mis nalgas se separaban aún más para acomodarla. Empezó a bombear furiosamente. Seguí gritando a cada embestida, cosa que suponía que me estaba permitida porque la señora Bishop no me regañó. En vez de ello me animó a que me tocara yo misma.

"Sigue adelante y juega contigo misma, mascota. Todos queremos verte otra vez destrozarte con esa polla metida en tu culo, ¿no es cierto, señoras?" Todas mostraron su acuerdo con murmullos entusiásticos.

Me pasé la mano por abajo y me toqueteé desesperadamente. Quería desplazar mi foco de atención de la invasión del agujero de mi trasero. Esto era lo que me hacía sentirme utilizada por completo y humillada. Me decía una y otra vez que todo esto era por Jago, pero desde luego no podía ignorar la humedad que sentía salir de mí, mientras todos a mi alrededor eran testigos de mi completa degradación.

Sentí mi 'dulce muerte' momentos antes que la de él. Cuando llegó al clímax se irguió del todo, levantándome casi con la polla. Los otros dos hombres se derramaron al mismo tiempo y se movieron hacia delante, salpicando sus efusiones sobre mi cara, mi pelo y mis pechos. El hombre detrás de mí todavía seguía bombeando y me sentía casi tan llena de fluido como lo había estado antes con el agua.

Finalmente cesó en sus embestidas, y se salió de mi interior con un sonido de taponazo, ante las ovaciones de los otros. Me dio una última palmada en el trasero que hizo que su chorro se derramara por mis muslos.

"No te preocupes, mascota, hay mucho más en el sitio de dónde salió eso. Se estará saliendo de tu culo durante días." Todos rieron con su ocurrencia, y todos los hombres empezaron a volverse a meter sus cosas en los calzones. Me dejaron doblada sobre la silla, con mi ardiente y boquiabierto trasero abierto a la vista de todo el mundo. Y vaya si lo vieron. Parecía como si todo el mundo en la sala pasara por detrás de mí para echarle un vistazo. Sus comentarios me hacían sentir llena de vergüenza, pero la humedad de mi coño empezaba a formarse de nuevo.

"Mira, tiene razón él, todavía está saliendo de ella."

"Su agujero todavía no se ha cerrado."

"La ha dejado la marca de la palma en el trasero."

Unos cuantos ligeros toques con plumas acompañaron a los comentarios, y sentí alientos cálidos contra mi espalda cuando algunos se asomaron como si quisieran mirar en mi interior. Me sentía como en carne viva y utilizada; el chorro de los otros hombres se me estaba secando ahora en la cara y los pechos y pegándose a mi pelo. La cálida simiente del gigante todavía salía en burbujas de mi agujero y me goteaba por los muslos.

"Esto cierra los entretenimientos de esta tarde, señoras. Espero que os hayáis divertido y que os haya divertido la utilización de mi mascota. Tengo pensado usarla en breve para un cena de banquete donde ella será, desde luego, el postre. No estoy segura de sí la dejaré que su culo se vuelva a cerrar para que pueda experimentar ese exquisito dolor de ser forzada de nuevo a abrirse, o si la mantendré taponada para que sepa que estará accesible a todo el que quiera entrar en ella."

Mina fue rápida en dar su opinión. "Oh, dejadla con un tapón de manera que su agujero siga abierto todo el tiempo. Luego podréis meterle cualquier cosa dentro."

"Bien, lo tendré en consideración, querida. Ellen esa hija vuestra tiene alma de verdadera Ama. Necesitaré encontrarle un hombre joven con el que practicar."

Mina volvió a hacer pucheros. "Oh, yo quiero volver a usar esta mascota. Por favor, mamaíta , ¿puedo? Señora Bishop ¿puedo quedármela solo una noche? Me encantaría hacerle todo tipo de cosas. Quiero verla cuando le pongan un anillo atravesándole el clítoris." Pronunció cuidadosamente la palabra recién adquirida.

Esperaba que Jago nunca estuviera de acuerdo en darme a aquella muchacha.

"Ya veremos, querida."

Hicieron salir a todas las mujeres de la sala mientras los hombres seguían en sus sitios y la señora Bishop se volvió hacia mí, los ojos brillantes.

"¿No era divertido, mascota mía? Yo he disfrutado inmensamente al verte degradar más allá de lo que pueda creerse. Incluso yo me sorprendí de hasta donde me has dejado llegar. Oh, pero todo lo hiciste por tu Amo, ¿verdad? Creo que quizás fue un poco demasiado placentero para ti."

Yo todavía estaba doblada sobre la silla y pasó una mano por debajo de mí, clavando un dedo dentro de mi húmeda caja. "Todavía tan húmeda después de ese jodido castigo en tu culo. Jago encontró en ti una verdadera sumisa, ¿verdad?"

Me enderezó tirándome del pelo. "Demasiado placer hace a una esclava desobediente, testaruda. Todavía debes saber cuál es tu sitio."

Me empujó con rudeza hacia los tres hombres que esperaban. "Llevadla a los establos de la parte de atrás; atadla y flageladla sin piedad. La quiero azotada desde los pechos hasta los muslos. No perdonéis ni siquiera su tierno coñito. Quiero ese látigo ardiente enroscándose para aguijonear sus labios y el agujero de su culo."

La miré y empecé a luchar contra los brazos de los hombres. Jago no me haría eso a mí; sé que no lo haría.

"Y cuando la hayáis flagelado apropiada y sonoramente, podéis hacer con ella lo que os apetezca. Cada uno de vosotros puede llenar cada uno de sus agujeros, todos a la vez por todo lo que me importa. Quiero vuestras efusiones goteando por todos los orificios de su cuerpo. Quiero que se la use de tan mala manera que no pueda caminar en días; quiero que se la use de tan mala manera que todo en cualquiera de sus agujeros le produzca un inmenso dolor y angustia."

Grité y luché para liberarme de sus agarrones. Empezaban a arrastrarme hacia la parte de atrás cuando se abrieron de repente las puertas del salón; Jago, mi amor, estaba de pie en el umbral con una expresión de furia en su rostro.

Rugió, "¿Qué está pasando aquí?"

Los tres hombres soltaron mis brazos a toda prisa y corrí hacia Jago que me miró en mi estado con asombro antes de acogerme en sus brazos.

La señora Bishop sonreía con suavidad. "Jago, estaba llevando a Clarissa a que la limpiaran. Hemos retozado deliciosamente esta tarde, ¿verdad Clarissa?"

Jago me miró a los ojos con una expresión desconcertada. "¿Te apetecía esto tanto que viniste a casa de Alicia para que te usaran ella y sus amigos?"

"No, no, vine porque vos me lo pedisteis."

Dijo lentamente, "Yo no te pedí que vinieras aquí. Ni siquiera sabía que estuvieras aquí hasta que pasé por la casa de tus tíos, y tu madre me dijo que habías dejado una nota diciendo que estabas cenando con la señora Bishop. Me pareció raro porque sé que los gustos de Alicia se inclinan hacia lo cruel y anómalo, y sabía lo que ella sentía por ti."

"Había una nota vuestra en la que me decíais que la obedeciera como os obedecería a vos."

El rostro de Jago se llenó de rabia de nuevo mientras cruzaba la sala para ponerse delante de la señora Bishop y sus criados.

"Zorra. Y vosotros," señaló a los tres hombre todavía allí en pie atemorizados por su rabia imponente, "volved al sitio del que habéis venido o recibiréis la mayor tanda de latigazos de vuestras vidas." Para remarcar este punto se dirigió a cada uno de ellos con su fusta.

"Lo hice por ti, Jago, por nosotros. Pensaba que podría entrenarla bien para que fuera nuestra mascota; podríamos usarla juntos."

"Debería apalearte hasta la última pulgada de tu miserable vida. No hay 'nosotros'; no quiero volver a verte nunca, y si le vuelves a poner la mano encima a Clarissa te mataré y disfrutaré haciéndolo."

Supo que estaba vencida.

"¿Dónde están sus cosas? Lárgate de aquí hasta que nos hayamos ido."

Ella le dijo dónde estaban mis ropas y salió lentamente de la sala. Mientras pasaba a mi lado dijo en voz baja, "Cuéntale lo mucho que has disfrutado siendo mi mascota."

Volví la cabeza para no mirarla. Todo lo que había hecho hoy, todas las humillaciones que había sufrido no habían sido por Jago. Intenté despertar mi furia contra la señora Bishop pero tenía razón. Por encima de todo lo que había soportado ese día mi cuerpo había respondido con placer. Había estado constantemente húmeda la mayor parte del día, y si ella me lo hubiera permitido, habría alcanzado el clímax varias veces. Desde luego, no me gustaba el final que ella tenía planeado para mí y estaba contenta de que Jago hubiera venido a rescatarme.

Cuando ella dejó la casa, él se precipitó hacia mí y me tomó en sus brazos. Me llevó al dormitorio de mis anteriores aventuras y me colocó suavemente en la cama. Tomó un paño y lo humedeció en el agua caliente del lavabo, y me bañó la cara, el cuello, los pechos. Me quitó las pinzas de los pechos, y cuando grité de dolor, bajó los labios a cada pezón y me los lamió suavemente para mitigármelo.

Me pasó el paño entre las piernas, aliviándome y retirando todas las manchas que los otros hombres habían depositado sobre mí. Quitándome la pinza de mi labio externo, pasó la cabeza entre mis piernas y me lamió el punto dolorido. Retiró con el peine lo que estaba pegado a mi cabello y luego me dejó caer de nuevo en la cama.

Sujetándome la cabeza con las manos empezó a besarme. Sus labios se encontraron con los míos en un beso suave aunque apasionado y yo arqueé el cuerpo hacia arriba, para encontrarme con el suyo. Se puso en pie y se quitó toda la ropa y luego se volvió a tumbar a mi lado. Dejó un rastro de besos ligeros bajando por mi pecho y estómago hasta mi montículo. Su lengua chasqueó ligeramente en mi brote antes de montarme. Su miembro me penetró y yo me cerré alrededor de él; me cabalgó y respondí a su pasión. Alcancé la cima y él me siguió pronto llenándome con su espesa crema.

Más tarde me sujetó más cerca de él y dijo, "Veo que voy a tener que hacerte mía."

Me acurruqué contra su pecho. "Soy vuestra, por completo."

"Quiero decir que voy a tener que hacerte mía a los ojos de la ley y la sociedad."

"Jago, ¿qué estáis diciendo?"

"Quiero poseerte total y completamente; quiero que seas mi esposa."

Nada que hubiera dicho hubiera podido sorprenderme más. "¿Vuestra esposa? Pensé que nunca volveríais a casaros."

"No pensaba hacerlo, pero encontré una muchacha que me sedujo y me embrujó. Se convirtió en mi ama y yo en su esclavo tan eficazmente como me convertí en su amo."

"Pero ¿seguiremos...?"

"No te preocupes mi amor; no te vas a librar tan fácilmente. Una vez casados seré tu Amo en todos los sentidos. Esperaré completa devoción y obediencia por tu parte."

No podía estar más feliz. "Mmm, siempre dispuesta para vuestro placer, Amo."

"No, mi amor, para el tuyo."