Disfrutando siendo bi
Empezaba a disfrutar del sexo con mi Rosita, hermosa y primorosa cuando mi hermano nos sorprendió e hicimos un trío estupendo.
Disfrutando mi Bisexualidad
Mi nombre es Angie, la niña traviesa, estudiante universitaria, 21 hermosos añitos, más o menos aplicada, una chica normal y gozosa.
Llegaba el fin de semana como siempre, a descansar de las clases de la universidad, salía de las aulas con mis amigos y amigas, elaborando planes para relajarnos este fin de semana, ¿qué haríamos este 15 de octubre?
Yo era más afín con mi amiga Rosita, hermosa y primorosa, nos fuimos conversando animadamente y casi sin pensar estábamos a la puerta de mi casa y como es normal pues la invité a pasar un rato en la salita de mi casa, pero qué contrariedad, pues estaban en casita mi hermano Carlos, él tiene 19 años. Y decidimos entonces ir a mi habitación, para contarnos nuestras confidencias y planes para fin de semana.
Estábamos de lo más animadas charlando de novios, de chicas, de agarres, nos estábamos excitando con nuestra lujuriosa conversación cuando de pronto mi amiga me da la espalda para tomar una foto de la mesita de noche junto a mi cama y, cuando la vi de espaldas con su minifalda que se subía y con esa tanguita que no le cubría casi nada de sus ricas nalgas, gorditas y bien levantaditas, le di un gran azote que el golpe seco de mi mano se oyó hasta fuera de la habitación.
Mi pobre amiga Rosita, de la misma edad que yo, soltó un grito por el dolorcillo del golpe que le di e incluso unas lágrimas derramaron por sus mejillas.
- Ay, amiguita, perdóname, no quise darte tan fuerte, pero es que tienes un culo tan rico que me provocó azotarte.
- Qué mala eres conmigo Angie.
- Vamos amor, déjame darte un masajito para calmarte el dolorcillos de tu culo
Levanté su mini e introduje toda mi mano en ese culo gordito, empinadito y bien redondito y se la acariciaba con deseos sexuales más que para calmarle el dolor. Entonces decidí despojarla de su faldita y aflojarle el tanguita para acariciarle el culo a placer y sin nada que estorbase, estábamos calientes.
Y me fui por todo, me arrodillé y empecé a lamer esas nalgas ricas y meter mi lengua por su ano con mis manos sosteniendo sus dos piernas como deteniéndola por si se me quería escapar.
Estábamos perdidas ya por el deseo de coger, nos desnudamos y nos dimos un gran beso y nos echamos en la cama para que nuestro beso sea más largo placentero, acariciando nuestro cuerpo, nuestros culos, las piernas, juntando nuestro pechos, apretándonos fuertemente, dándonos varias vueltas en la cama, a veces arriba yo y otras veces arriba ella, como gozábamos. De inmediato me separé de ella, la abrí de piernas, le metí uno de mis dedos y le mordí el clítoris con mis labios suavemente, mis dedos se convirtieron en una entrada y salida tan rápida que hasta se me cansaban los dedos.
Rosita me tenía bien sujeta de mi cabeza, quería tenerla pegada a su coño y vaya que si quería estar ahí. Después de comerle el coño decidí lamer sus pechos y morder sus ricos pezones a la vez que ella me metía ya los dedos al coño y de vez en cuando me acariciaba el culo, qué gustazo nos dábamos.
Nos hicimos un 69 fenomenal, le puse mi coño en la boca y ella me puso el suyo en la mía, sosteniendo con cada una de nuestras manos sus nalgas, frotándolas y golpeándolas. Rosita era una nena maravillosa, una admirable estudiante de ingeniería de sistemas pero que rico me comía el coño.
Estábamos tan ensimismadas atendiendo el coño de cada una que no nos dimos cuenta que mi hermano Carlos había llegado y se estaba dando una buena vistas de mi encuentro con Rosita. Le gustó tanto la vista que se la paró la verga, porque así se la vimos por encima de su trusa. Como tenía más cerca a Rosita, pues se la sacó y se la puso en la boca para que se la chupara y mi coño que ya no recibía su lengua empezó a ser penetrada por los dedos de mi hermano, un trío de placer, en ese momento éramos tres amantes sedientos de mucho sexo.
Pusimos a mi Rosita con las piernas abiertas al filo de la cama para que mi hermano la clave con esa vergota que tenía y yo me subí encima de ella y le puse mi coño en la boca para que me chupe hasta sacar todos mis jugos. Así nos dimos placer durante varios minutos y estaba a punto de echarme unos jugos de mi coño, mi hermano estaba apunto también de sacar su lechita.
Llegué a soltar una dosis de mis jugos que se derramaron e la boca de mi Rosita y como la tenía húmeda pues la sequé en la cara de Rosita y me refregué bien el coño en su cara y sus tetas hasta dejarlo casi seco. Mi hermano ya estaba a punto y se la sacó del coño a mi amiga y se vació en nosotras, ella lo recibió en su vientre y me salpicó una poca cerca de mi culo, me la sobe en el culo como si fuera una cremita. Me bajé de la cama lo senté a mi hermano en ella, abierto un poco de piernas para chuparle la verga y terminar de sacarle toda su lechita.
Qué buen polvo que nos dimos, estuvimos así cogiéndonos por tres horas. Mi hermano nos cogió a las dos y terminamos con una gran comida de coño para saciar nuestro apetito sexual.
Estuvimos así desnudos por el resto del día, los tres por la casa, pues éramos los únicos en ella, porque mis padres estaban de paseo por varios días.
Cuando tenía a mi amiga Rosita cerca de mi, le daba un gran beso en la boca, nos acariciábamos el culo para excitarnos más. Mi hermano nos frotaba la verga a las dos. Conseguimos volver a excitarnos y sin más tiramos a mi hermano Carlos al piso y lo cabalgué para meterme su verga por el coño y mi Rosita se puso delante de mí para ponerme su coño en la boca. Me movía rápidamente en la verga de Carlos y le comía el coño con ganas a Rosita, le acariciaba el clítoris con mi lengua y la entrada de su coño y d vez en cuando le metía la lengua al coño pues tenía mis manos apoyadas al piso para moverme rápido en la verga de mi hermano, que debía tener unos 22 centímetros y era de grosor medio.
Cuando llegamos juntos al clímax sexual, me tiraron al piso, mi hermano se vació cerca de mis tetas y mi ombliguito; mi Rosita me enjugó la cara y después me orinó desde la boca hasta mi coño y con sus manos terminó de mojarme las partes que Rosita no pudo con el coño. Estaba hecha una sucia perra pero así me gusta estar cuando hago un rico sexo.