Disfrutando en solitario
En este relato describo en primera persona lo que se va sintiendo desde que se empieza una paja hasta que se termina observando fotos de mujeres desnudas
En un relato anterior ya describí lo que se siente al masturbarse. En este describo otra masturbación pero procurando mantener el placer durante más tiempo.
Hoy tengo tiempo y me voy a hacer una paja lenta y larga para que el placer sea intenso y pueda dusfrutarlo durante más tiempo. Solo de pensarlo mi polla ha empezado a despertar y ya está más que morcillona.
Me pongo un pijama para tener acceso fácil y cómodo a la polla y los huevos. Me saco la polla del pijama y agarro el tronco con la mano derecha dejando el capullo libre.
Nada más agarrar la polla me entran unas inmensas ganas de menearnela rápido. Pero no quiero ir deprisa, la suelto y la agarro un poco más arriba incluyendo una parte del glande. Muevo la mano con rapidez solo un corto espacio de tiempo. De esta manera el placer aumenta rápidamente y el aumento del placer me pide que continue batiendo la mano porque éste aumenta en cada subida y bajada.
Coloco la mano izquierda sobre el pubis de manera que la polla quede entre el dedo índice y el corazón, los cierro un poco para notar la presión en la base de la polla y aprieto hacia abajo para que los dedos toquen también una parte de mis huevos. Mientras meneo la polla siento como las oleadas de placer crecen y, como antes, mi mente me dice que continúe.
Sin embargo, paro para disminuir un poco el estadio de placer en el que me encuentro, y no acabar rápido. Bajo un poco la intensidad y busco en mis archivos del ordenador una carpeta en la que tengo solo mujeres desnudas.
No están en poses especialmente insinuantes, solo completamente desnudas pero en esta carpeta todas las chicas están de pie y mirando a la cámara como si su desnudez me la dedicaran a mí para que disfrute mirándolas.
Las pongo en modo presentación. Cada foto esta visible 15 segundos. Para cada foto sigo el mismo patrón: Miro a la chica de arriba abajo y después me voy fijando en su mirada, en sus tetas y en su coño. La riqueza y variedad de los cuerpos me hacen excitarme sobremanera y mi mano no deja de moverse hacia arriba y abajo pero lo hago sin que el ritmo se acelere.
Cuando acaba la presentación y se inicia un ciclo nuevo muevo la mano más rápidamente. El placer aumenta no ha dejado de aumentar, ya me inunda todo el cuerpo iniciándose en el punta de la polla, introduciéndose hacia los huevos y de ahí a todo el cuerpo.
En este segundo pase me fijo mucho más en los pezones y en el coño. En varias ocasiones tengo que dejar de meneármela para no alcanzar el punto de no retorno. En una de ellas paro la presentación y me voy a algunas fotos que me han excitado por encima de las otras.
Ahora me detengo mucho más en todos los detalles de la foto: Trato de adivinar lo que quieren insinuar con su mirada, en sus labios, si son más o menos carnosos o, si los tienen abiertos o no y en lo que sentiría si introdujera mi polla en ella.
Casi alcanzo el punto de no retorno varias veces pero paro de menear la polla unos instantes para bajar la intensidad del placer y continuar en este estadio alto de placer más tiempo.
En este momento el placer ya no está solo en la polla y en los huevos, noto que la sensación agradable se extiende también hacia las piernas llenando todos los muslos y hacia los músculos del tronco.
Detengo el meneo un poco más de tiempo para bajar unos estadios más porque si no siento que ya no tendré más remedio que acabar. Con la mano quieta bajo la mirada y me detengo en sus pechos. Observo el tamaño, si son tersos y se mantienen como una media naranja o si el peso les hace caer dándole esa forma de pera tan característica. En ambos casos me resultan tan apetecibles que mi mano se acelera nuevamente y me transporta al séptimo cielo.
No tengo palabras para describir bien lo que siento, por una parte cada subida y bajada transmite placer a todos mis músculos que están en tensión preparándose para el estallido final, pero por otra parte el placer inunda todo mi cuerpo haciéndole liviano y sintiendo que en el mundo no existe más que el placer que estoy experimentando en este momento.
Todo me induce a acelerar y terminar pero mi mente me hace ser consciente de que no deseo acabar todavía y me detengo.
Bajo unos pocos estadios de placer y cambio a la mano izquierda. La presión, la zona que sujeta y la velocidad son distintas cambiando una parte de las sensaciones por otras exactamente iguales de placenteras. Cierro un poco el campo de visión y fijo ahora la vista exclusivamente en las aureolas y en los pezones. Me detengo en sus formas y en sus tamaños. Observo el color de las aureolas y si están vacías y planas o si están llenas de líquido y sobredimensionadas. Si los pezones son grandes o pequeños o si están turgentes.
Mis sensaciones placenteras aumentan nuevamente hasta niveles insoportables y paro de nuevo. Cambio de mano y bajo mi vista hacia el vientre. Observo el ombligo, tanto la forma como el tamaño y los músculos del vientre y si dibujan una hondonada en el mismo.
Mi fijo en las caderas, en su amplitud y en esas formas redondeadas que me resultan tan seductoras. Todo ello muestra un mosaico perfecto que se encamina a lo más preciado de toda la figura: Su sexo. Son tremendamente variados, pero cada uno tiene su encanto y me excita mirarlos. Algunas los tienen con los pelos salvajes, otras ligeramente recortados o con figuras más definidas en forma de triángulo, de rectángulo o sólo una tirita y muchas de ellas depilados.
Acelero al máximo y noto las oleadas de placer y que el semen se me acumula en la salida para ser impulsada por el resto de mis músculos. Pero no, todavía no es el momento y paro. Deseo observar los labios del coño y sus diferentes formas. En estas fotografías el coño está cerrado y solo puedo observar el grosor de los labios exteriores y si los interiores sobresalen.
Ya no puedo aguantar más y decido que es el momento de acabar. Vuelvo a mirar el conjunto de la foto de abajo arriba y de arriba abajo mientras mi cuerpo se tensa al máximo y en una convulsión de placer inusitada expulso un chorro de semen con fuerza. La pelvis se levanta y el cuello se echa para adelante al mismo tiempo que el semen aparece. No hay placer más intenso que el que siento en estos momentos. Las convulsiones se repiten unas cuantas veces y al final todo el cuerpo se relaja.
He disfrutado esta paja de una manera intensa y espero que a algunos lectores, al menos, les haya gustado.