Disfrutando de un chico menor que yo

Lo conocí por una amiga, me gustó mucho y comenzamos escribiéndonos por WhatsApp, subimos de tono y finalmente me lo cogí.

Hola. Regresé con una nueva anécdota de mis vivencias sexuales, espero les guste.

Conocí a un chico muy guapo, fornido y más alto que yo, durante una reunión de amigas, él era amigo de una de ellas, estudiaba fisioterapia en una universidad de Guadalajara, me encantó y me generó un gran deseo de coger de inmediato, un morbo enorme, debido a que era 7 años menor que yo, él tenía 20 años entonces.

Platicamos y nos intercambiamos números de teléfono, quedamos en contactarnos en delante y así ocurrió.

Comenzamos escribiendo bobadas y cosas simples, hasta que él subió la temperatura y comenzó a coquetear me y adularme, con comentarios subiditos de tono, que lejos de molestarme, me encendieron el libido.

Primero me dijo que era muy bonita, que le había gustado mucho, que le encantaría quedar conmigo para conocernos más y que deseaba mucho besarme, yo le enviaba respuestas con caritas de aceptación, sonrojadas y así, siguiéndole el juego.

Después me escribió y me propuso hacer el amor, me hice la sorprendida, pero le contesté que esa propuesta sonaba muy apetecible, el sintió que le estaba dando el avión y me lo expresó, yo le reiteré que me gustaba la idea y que me sonaba muy apetecible.

Había un problema, el viajaba cada fin de semana a su pueblo natal, un poblado cercano a Guadalajara, llamado Ahualulco del mercado, por lo que se dificultaba nuestro encuentro, sin embargo, debido a nuestros constantes chats, donde cachondeabamos descaradamente, la tensión sexual entre nosotros había aumentado a límites casi dolorosos y me lo quería coger como fuera.

El accedió a quedarse un fin de semana en Guadalajara, para vernos y frontal mente, coger, sería en una semana, nuestros chats subieron de tono, anticipando el momento de vernos y cumplir todo lo que nos escribíamos, quedamos en comernos enteritos y me prometió que sería una noche que recordaría por siempre.

Llegó el ansiado día, era el sábado 24 de Abril de 2017. Estuve con una amiga en un bar por la tarde y fuí a su encuentro al inicio de la noche. Había organizado una reunión de amigos en su casa, estuvimos platicando y de vez en vez rosandonos sin que los demás se percataran, yo estaba cachondisima y muy mojada, me urgía sentirlo dentro de mi, el me confesó después, que llevaba toda la semana con la verga dura por mi.

Cuando ya no pude más, le propuse subir a su recámara para cumplirle lo prometido y que él cumpliera su parte, el accedió y se veía el hambre y la lujuria en su mirada, yo temblaba de ganas.

Entramos a su recámara y nos besamos, de manera tierna, casi insoportablemente romántica, tocando nuestros rostros y cabello, mientras nuestras manos comenzaban una danza de exploración de nuestros cuerpos, yo tocando su pecho, el cuál era fuerte y amplio y él descendió por mis brazos, tocó mis pechos y desplazó sus manos a mi espalda, la cuál recorrió concienzudamente, terminando en mis nalgas, las cuales amasó y recorrió, llegando a tocar mi raja desde atrás, para después tocarla por delante, esforzándose por hacerme sentir.

Así estuvimos como por 15 minutos, pausadamente lascivo, hasta que si el primer paso, le desabroché su camisa, para encontrarme con un pecho fuerte y lampiño, el cuál toque con hambre y besé con lujuria, usando mis labios y lengua, recorriendolo en su totalidad. Esto envalentonó a mi "amigo" y comenzó a desnudarme, quitándome mi blusa color azul por encima de mi cabeza y desabrochando mi sostén, para inmediatamente comenzar a comerme los pechos, entreteniendose y esmerandose en mis pezones, mientras yo me arqueaba para darle acceso total a ellos y a mi cuello, el cuál visitaba con su boca y lengua eventualmente.

Me separé un poco de él, comenzando a tocar su cinturón y su entrepierna, el me lo permitió sin mucha resistencia, le desabotonar el pantalón, que calló hasta sus pies, dejándome a la vista un boxer entallado que mostraba una erección grande y gruesa, cómo promesa de una verga muy grande debajo de la tela, toqué su pene erecto por encima de su boxer, me inqué frente a el, quedando mi rostro a la altura de su verga, baje su boxer y ahí estaba, imponente, viril, grueso, largo y firme, cómo si fuera un imán, me atrajo hacia él y sin mayor preámbulo me lo comí de un sola estocada, con mucha dificultad, ya que por su grosor y largo, me llenaba completamente mi cabida, llegando a mi garganta.

Estuve lamiendolo, absorviendolo y babeando se u pene por aproximadamente 5 minutos, el me levantó, me terminó de desnudar y me cargó a la cama, me depositó en ella y me dio una deliciosa sesión de sexo oral, esforzándose mucho en mi clítoris y eventualmente en mis labios vaginales.

No llegué al orgasmo, pero ese hombre sabía mover muy bien la lengua, fue delicioso.

En posición de misionero, me penetró con facilidad, ya que me encontraba empapada de mis jugos y su saliva y el aún estába mojado por mis babas, además de estar tan duro como un mástil, me llenó completamente y me generó dolor al principio, debido a su tamaño, poco a poco se transformó en placer puro y animal, se movía con cuidado, casi amorosamente, pero continúo y poderoso.

Se recostó de espaldas en la cama, estando aún dentro de mí y me llevó con él, quedando yo encima en posición de vaquerita y comencé a cabalgar a mi potro, en un vaivén delicioso de adelante hacia atrás y alternandolo con movimientos de arriba hacia abajo, no recuerdo cuánto tiempo lo hice, pero sé que nunca lo he hecho mejor y tan placentero como esa noche.

Me volvió a recostar de espaldas, en misionero, me penetró profundamente y con mayor ímpetu y fuerza, haciéndome gozar toda su extensión y grozor, haciéndome consciente de su virilidad y fortaleza, me abrió como nunca antes, ni después. Eyaculó abundantemente dentro de de mi y quedamos recostados y rendidos unos instantes.

Durante todo el tiempo que cogimos, gemi, grité y pedí, el me dió sin contemplaciones y egoísmo.

Descansamos un poco, nos vestimos y salí primero yo, para regresar a la reunión de buscando no levantar sospechas, sin ser consciente que mis gritos y gemidos habían resonado por toda la casa, después salió el y bajo a la reunión.

Después de esta ocasión, continuamos platicando por el chat, planeamos repetirlo y en una ocasión surgió la oportunidad, la cuál el desperdició, quiero pensar que por su inexperiencia.

No volvimos a coger, cortamos comunicación con el tiempo, pero puedo decirles que quizás sea la verga más grande y gruesa que me he comido en mi vida y le tengo un bonito y cachondo recuerdo.

Saludos