Disfrutando de mi rol de sumiso 2

Un sumiso vs descubriendo su rol de la mano de Marta, su nueva Ama

Continuación del relato http://todorelatos.com/relato/85279/

El trayecto fue rápido. Al parar en los semáforos aprovechaba para besarme con fuerza y tocarme con descaro, sabiendo que lo podía hacer con total impunidad.

Tuvimos suerte y aparque cerca de su casa, un bloque de pisos en el Eixample de Barcelona. Al entrar en el ascensor me bajó la bragueta y agarró mi polla con fuerza. Mi corazón se disparó, la excitación, el miedo que alguien nos viera al abrirse las puertas y Marta sonreía. Su satisfacción era tener una presa a la que disfrutaría devorando cual una tigresa. Se abrieron las puertas y sin soltarme nos dirigimos a su piso, abrió y después de cruzar el recibidor entramos al salón. Había un par de sofás formando una ele y un sillón individual donde se sentó, era su trono. A mi me dejo en medio de la habitación de pie.

  • Bien Marc, estamos en el punto de no retorno, dispuesto a continuar?

  • Si Ama.

La excitación no me dejaba decir otra cosa.

-De acuerdo, la palabra para parar definitivamente es “rojo” y podrás usar “naranja” cuando creas que puedo llegar a tus límites, pero me gustaría que los sobrepasases.

  • Desnúdate. Y ponte en la posición que creas que me gustará más.

Me fui quitando rápidamente la ropa mientras pensaba como ponerme. Era un momento importante, podía marcar nuestra relación. Se me acababa el tiempo y aun tenía dudas: de pié, arrodillado… Opté por quedarme de pie i crucé mis manos tras la nuca abriendo los codos. También abrí las piernas en señal de ofrecimiento. Miré a mi Ama y vi una leve sonrisa que interpreté como acierto de mi actuación, y inmediatamente bajé la mirada pero ya era tarde. La oí levantarse y acercarse. Vi sus piernas y como su mano jugaba con mi pene con mis testículos y los empezó a apretar. La sensación era peor que si los hubiera estrujado de golpe, el dolor era cada vez más intenso y no sabía cuando acabaría. Yo quería aguantar… y aguanté porqué lentamente me los soltó.

  • Sabés porque lo he hecho?

  • Por mi mirada Ama.

  • Correcto, aprendes rápido.

Se separó de mi y la perdí unos momentos de vista. De golpe vi como dejaba sus bragas sobre mi pene erecto y me dijo.

  • Mírame.

Se había vuelto a sentar, con la falda subida y las piernas apoyadas en los brazos del sofá.

  • Quiero correrme, tienes siete minutos para arrodillarte y solo con tu boca darme placer.

Me moví rápidamente, quizás porque el tiempo corría o porque estaba deseando sumergirme en su sexo. Me arrodillé y empecé suave dando pequeños lametazos con la lengua per la parte externa y poco a poco entrando en el interior. Mi estrategia era excitarla al máximo para provocar un éxtasis rápido al final. Mi lengua entraba lo más profundo que podía y mi nariz se unía a los masajes. Los lametazos eran profundos, intentaba no dejar ningún rincón sin probar i poco a poco subía hacia su clítoris sin llegar a tocarlo, o quizás rozándolo levemente.

La respiración de Marta me indicaba que lo hacía bien, pero no sabia cuanto tiempo me quedaba. De repente sus manos se crisparon sobre mi cabeza y me empezó a dirigir. Inevitablemente me llevó hasta su clítoris y me apretó con fuerza. Mi lengua empezó a jugar con el moviéndolo arriba i abajo, rodeándolo en círculos. Sus gritos de placer me excitaban aun más y hacían que me esmerará en mi trabajo. Los labios lo succionaban y hasta lo acaricié levemente con mis dientes. DE repente la oí gritar con más fuerza y me apretó la cabeza sin dejarme respirar. Sabía que era el momento cumbre. Lengua, labios, dientes… todo mi ser se concentraba en darle aquel placer… pero me empezaba a faltar el aire. De golpe tirándome de los pelos me separó i suspiró profundamente.

Me quede arrodillado delante de ella, separé mis piernas y puse mis manos a la espalda.

  • Marc, has estado fantástico. Dime pensabas que íbamos a empezar así?

  • Sí Ama. Creo que tener al sumiso o sumisa arrodillado y dando placer al amo és el mejor inicio, así cada uno tiene claro su rol.

Ella sonrió.

  • Bien, y como piensas que seguirá la sesión ahora?

La pregunta me hacía pensar. ¿Quería saber mis límites? ¿Se los tenía que poner en bandeja? Lo estábamos pasando bien, parecía que habíamos conectado así que me arriesgué. Intenté ponerme en la mente de una mujer en aquella situación.

  • Creo que me penetraràs por detrás con un dildo a un consolador y acabaremos follando, segurament yo abjo y mi ama encima controlando el ritmo. Y si me deja acabar subirà de mi sexo a mi cara para sentarse encima y pedirme que la límpie de mis restos de semen.

  • Guau! Excitante y bien pensado. Dudaba si en la primera sesión podría penetrar tu culo, pensaba probarlo con un dedo y decidirlo según cual fuera tu reacción pero me lo pones en bandeja. ¿Te lo han penetrado alguna vez?

  • Nunca ama.

-Pero lo estàs deseando, eh! ¿Te lo has penetrado tu?

La pregunta me sorprendió. No me gusta revelar mis detalles íntimos, pero en aquella situación eso no importaba.

  • Si mi ama. Alguna vez con el dedo o con una zanahoria no muy grande.

Marta sonrió. La tigresa se relamía con la presa que ya no podía escapar.

  • Levántate y vamos a la habitación. La seguí por el pasillo y entramos en la habitación. Se acabó desnudando y pude ver finalmente sus pechos. Ella vio mis miradas y me ordenó que los acariciara y lamiera. Sin dudarlo me acerqué y con las manos i boca los amasaba, estrujaba, lamia, pellizcaba y mordía levemente sus pezones.

  • Bien, para, ya veo que te gustan. Me dijo sonriente.

  • De pronto cambió su expresión por una más ruda y fue dando órdenes:

  • Sube a la cama, a cuatro patas, piernas abiertas, apoya la cabeza en el colchón, y ahora con las manos te coges las nalgas y las separas para ofrecerme tu culo.

Obedecí y me predispuse para soportarlo. Noté que quería ser cuidadosa, empezó a acariciarme el ojete, me triró lubricante y undió su dedo lentamente. Lo sacaba y lo volvia a meter… i entró un segundo dedo. Continuó con el movimiento. Era mi primera vez y la sensación era difícil de explicar. Era extraño sentirse lleno de aquella manera. Además Marta con la otra mano jugaba con mi pene y testículos, me masturbaba, los estrujaba, los estiraba y mi mente no podía procesar todo lo que me pasaba.

Cuando noté que me había sacado lo dedos y se separaba de mí pensé que había llegado el momento. No estaba equivocado. Volví a notar que con la mano izquierda me cogía el pene y que un objeto puntiagudo, redondeado se empezaba a abrir camino. Lo hacia lentamente pero sin pausa. La sensación era diferente a la penetración con los dedos, era mayor, cilíndrico e iba descubriendo que más largo. Por suerte cunado pensaba que no me cabia más paró y empezó a moverlo adentro y afuera, a meterlo y sacarlo, a follarme con el, cada vez con ma´s fuerza, mientras aumentaba el ritmo de la masturbación. Ya no podía más y supliqué:

  • ¿Ama, puedo correrme?

  • Te estás portando muy bien. Hazlo.

Aquel momento fue sublime, la penetración anal, la masturbación y la aprobación de mi ama Marta me llevaron a un orgasmo increíble.

Noté como me sacaba el consolador y dejaba mi abierto culo libre. Caí de lado sobre la cama y ella se tumbó a mi lado y me besó. Nos besamos. Cada vez con más fuerza, comiéndonos la boca con desesperación.

  • Marc, ¿querrás continuar siendo mi sumiso?

No necesitaba respuesta pero asentí con la cabeza.

  • Hoy lo dejamos aquí, la segunda parte, follarme, te lo vas a tener que ganar. La próxima semana es el cumpleaños de una amiga. Te voy a ceder a ella un día y le obedecerás en todo lo que te pida. ¿De acuerdo?

  • Claro Ama.

-Espero que disfruta tanto o más que yo. De lo que me diga dependerá nuestra próxima sesión. ¿De acuerdo?

Y mientras me lo decía me apretó los huevos en señal de poder. No esperó ninguna respuesta. Ya la sabía.

Una nueva aventura iba a empezar. Ya me imaginaba abriendo el correo diariamente para comprobar si llegaba el mensaje.