Disfrutando de comer pollas

Meter tu polla en un agujerito y que te la coman dos bocas es un auténtico placer

No crean que les voy a contar esta historia…, sino la de enfrente.

Les contaré amigos míos en este relato, la versión de los mamadores…, o más bien mi versión en primera persona, aunque estaba acompañado de Marga, mi mujer.

Sabíamos lo que queríamos. Fuimos a ello desde el primer instante. Ella quería comerse una buena polla y yo quería ayudarla.

Soy muy envidioso… Ya lo saben todos ustedes.

Desde que empecé a verla comer pollas a los hombres de las parejas en nuestros intercambios de parejas, deseé ayudarla con todas mis fuerzas.

En aquellos cientos y cientos de intercambios de pareja que habíamos tenido en el pasado, en muchas ocasiones por circunstancias de los movimientos y cambios de posiciones de los unos y los otros, a veces tienes la oportunidad de poder disfrutar de un primer plano maravilloso de ver la polla del otro follando alguno de los dos coños o ver la boca de alguna de las dos mujeres disfrutando de ese maravilloso trozo de carne venosa caliente…, una veces la propia y otras veces la ajena…

En ocasiones, yo mismo promovía la visión de aquellos “maravillosos primeros planos”…, diciéndole a mi pareja sexual, que mirásemos como mi mujer le comía la polla a su marido. Normalmente los hombres disfrutamos mucho de mirar…

A mí en particular ver una polla follando el coño de Marga siempre me provocaba meter mi boca allí mismo y lamer aquellos dos sexos juntos. Realmente no me importa lamer un preservativo en esas ocasiones, se tiene la oportunidad de lamer parte del coño de tu mujer o su culo o siempre que al follador no le importase que le lamiesen sus huevos mientras se la follaba.

Como nuestras veladas normalmente son largas, hay mucho tiempo para disfrutar de momentos únicos y grandiosos.

Si la pareja es bisexual como nosotros y no tenemos penetraciones con la otra pareja, hay muchas oportunidades de lamer carne caliente. Ya saben por otros relatos que muchas parejas maduras no están acostumbradas a los preservativos y después de los intercambios orales, generalmente se folla con la propia pareja al final de la sesión.

Si así se ha pactado por ejemplo y el marido se está follando a su mujer al estilo perrito, yo me coloco por debajo de ella y consigo lamerle el coño mientras él se la folla…

En esas ocasiones puedo comer además de la parte alta del coño, otras cosas…,  como los huevos del marido y mientras saca y mete la polla al coño de su mujer…, también lamer el tronco de su polla. A veces la punta de su polla antes de entrar…

En muchas ocasiones me he quedado allí después de que él descargase su leche y he recibido los primeros sobrantes del coño recién lefado y si ella estaba dispuesta…,  se terminaba sentando en mi boca a vaciarse por completo y si le apetecía…, incluso volver a correrse lamiéndole todo su coño recién follado…

También en ocasiones en esa posición...,  alguno de ellos me ha follado la boca y me ha echado la leche…

Es un momento extraordinario desde el punto de vista de mi morbo, estar allí disfrutando con mi boca de aquellos dos sexos y de sus néctares…

Vayamos al grano del “asunto” del relato…

Un día se lo dije a Marga.

-       ¿Mira cariño, te parece bien que cuando vayamos a algún club liberal, nos metamos dentro del Glory Hole y que comamos la polla entre los dos?

-       Claro mi amor, me encanta que me ayudes.

Esperaba y deseaba esa contestación.

Por fin llegó el momento de unas merecidas vacaciones…

El pasado diciembre en un club de un pueblo importante de Sevilla, al que íbamos por primera vez, comprobamos la idoneidad de aquel cuarto cerrado con un agujero.

Estaba hecho para nosotros.

La relaciones públicas, nos había dado una vuelta rápida por todo el local. Luego fuimos a la barra a pedir algo de beber.

Estábamos secos y como verán…,  dejamos secos a varios hombres…

Después de relajarnos con la bebida, fuimos a dar una vuelta y tomar verdadera conciencia del sitio.

Los chicos estaban en su parte la barra, eran al menos una docena, esperando ser invitados por parejas a reservados,  o entrar en el cuarto oscuro o alguno de los Glory Hole, a través de las señales luminosas.

En la barra quedaban tres o cuatro parejas recién llegadas charlando.

Paseamos después de refrescarnos por todo el local, ya acomodados en bata y zapatillas.

Había bastante animación. Algunos cuartos privados cerrados. Otros abiertos esperando ser visitados. Un par de camas redondas. Los yacuzzy con gente, hablando y relajados.

Se empezaban a oír gemidos de mujeres corriéndose mientras se las follaban o les comían el coño.

El cuarto oscuro estaba lleno de carne deseosa de sexo morboso con desconocidos…

Que locura comer decenas de pollas en esos cuartos oscuros…, o también coños…, pero hoy va de pollas…

Seguíamos dando vueltas, esperando solo una cosa…, meternos en uno de los cuartos cerrados del Glory Hole. No queríamos que nadie supiese quienes iban a ser los mamadores de polla…, de aquel próximo e inminente centro del placer oral.

Pasamos al lado del primero y estaba libre, miramos a nuestro alrededor y nadie nos miraba. Pasamos y cerramos por dentro.

Ya nos había dicho la encargada que al pulsar el botón, una luz se encendía en el otro lado.

Allí en la barra…, en la parte  de los chicos solos, el que quisiese que le mamasen la polla, solo tenía que entrar a través de un pequeño pasillo de distribución a la zona de los Glory Hole, tras la cortina de cada uno…, en especial del que había debajo de la luz parpadeante y meter su polla por el agujero.

Por nuestra parte…, por dentro, el cuarto era pequeño y coqueto.

Durante los primeros minutos nos fuimos acostumbrando a la oscuridad.

Apenas la única luz que se apreciaba era la del agujero. Aunque una cortina lo tapaba, se apreciaba sutilmente la luz de la barra hacia el  fondo.

Nervioso, pulsé el botón.

Esperábamos impacientes que alguna polla entrase.

Oímos unos pasos, el leve sonido de la cortina. Una cremallera…

Entró la primera polla.

Era grande y ya estaba prácticamente dura. No era muy gorda pero muy atractiva, proporcionada, con un glande aceptable y bastante larga…

Empezaríamos de inmediato a comerla. Primero cedí el honor a Marga.

Empezó a lamerla con deseo y con cara de viciosa como siempre…

Disfruta como una enana comiendo polla. Me limité a mirarla babeante deseando que me invitase a compartirla.

Estamos sentados cómodamente en un pequeño sofá cerca del agujero, donde nuestras bocas podían acceder a la polla sin ningún problema.

A un lado del agujerito cachondo, una pequeña mesita con una caja de papel clínex y al otro lado una papelera de pedal para el desecho.

Marga seguía comiendo y devorando aquella polla que se removía con gusto.

Al otro lado se oía gemir suavemente a un hombre. Sin duda le estaba encantando como Marga le comía la polla.

Al fin me invitó.

Mi corazón se aceleró. Esperaba no defraudar al propietario de la polla.

Metí aquel rabo duro en mi boca inmediatamente que Marga lo saco de la suya.

La polla era un trozo caliente de carne apetitosa…

Uhmmm.

Estaba muy sabrosa.

Su sabor, su calor, su viscosidad. Todo era maravilloso.

Lamia disfrutando aquellos primeros segundos…

Aquella polla cada vez me gustaba más. Solo deseaba que estuviese muy cargada de leche e incluso si todo salía bien, volviese a repetir luego.

Soy un ansioso.

Tuve que cederla en ocasiones a Marga. No quería que pasase hambre de polla.

Nos alternábamos, cada tres o cuatro minutos.

Mientras ella la comía…,  a veces acercaba mi boca y lamia el lado izquierdo del tronco de la polla y de paso besaba la parte de boca libre de mi mujer. También me gusta el sabor que le deja una polla y su saliva a lo largo de la polla que está chupando.

Se notaba en aquella polla que le gustaba tener dos bocas a su disposición.

Cuando ella notó que aquella polla estaba a punto de explotar, me la pasó.

Estaba deseando recibir la leche. Por los gemidos y los movimientos de sus caderas contra la pared se apreciaba que estaba a punto de que llegase el gran momento…, ese sublime momento del doble placer…

Realmente e un doble placer, un tipo de placer a cada lado de aquella pared. A un lado el gozo de soltar leche, al otro, el gozo de recibir leche…

En decimas de segundos, todo empezaría…

Opté por dejar mi boca abierta para que fuese follada con ganas para recibir el preciado néctar.

Lo intuía… Seria inmediatamente…

Iba a ser de un momento a otro. Mi respiración se aceleraba.

Era la primera vez en aquella morbosa situación de un Glory Hole.

Cuando me pegó aquella última embestida en la boca con su endurecida polla, supe sin lugar a dudas que de inmediato se produciría su eyaculación…

Así sería…

Fue un golpetazo de leche en mi garganta…, único y excepcional.

Noté como la fuerza de aquel primer semen hizo incluso un poco de ruido en mi paladar y en el fondo de mi garganta.

La explosión de leche fue brutal…

Apenas me daba tiempo de saborearla y tragármela, cuando de nuevo otro golpe de leche volvía a llenar mi boca. No quería que se saliese nada de aquella leche y comprimía mis labios alrededor de aquella todavía endurecida polla.

Un tercer y cuarto golpe de leche…, llegaría después aunque en menor cantidad.

Tragaba y tragaba sin parar. Apenas podía paladear y disfrutar de su sabor. Mi obsesión era no dejar escapar nada de leche…

Luego disfrutaría al final saboreando los aromas y restos que quedasen en mi boca. (Pensé)

Estaba buenísima…

Finalmente la polla empezó a ablandarse un poco. Traté de evitar que se perdiera una sola gota de semen. Mis labios acariciaron por última vez aquella polla y mientras salía del agujero, mis labios bien adiestrados provocaban que se fuese escurriendo toda aquella maravillosa polla.

Salió bien limpita…, puedo asegurarlo.

Después de aquella primera gran experiencia, estábamos muy morbosos.

Nos besamos. Comentamos lo excepcional del momento.

Aquellas personas…,  hombres o mujeres que sean amantes de polla, me comprenderán…

Pasados unos minutos…, volvimos a pulsar el botón.

Una segunda polla entró de inmediato…

No solo serían dos, sino bastantes más, unas nueve o diez aproximadamente.

No todas sacaron leche, pero si la gran mayoría.

Algunas pollas aguantaron mucho, otras en cambio soltaron su leche enseguida…

Fue memorable para ambos.

Ella las empezaba y yo las terminaba. Me encanta la leche… Me encanta saborearla y tragármela… pero especialmente me encanta sentir la leche en ese glorioso primer instante en que sale el primer gran golpe de leche y lo recibo en la boca…

Después de aquella tremenda y excitante experiencia, salimos sigilosamente, nos fuimos a refrescarnos a la barra, y después de pasar por el yacuzzi nos metimos en un reservado a disfrutar solos…

Llevábamos excitados durante el par de horas largas que habíamos estando devorando las pollas y teníamos que recomponer nuestro equilibrio sexual, echando un soberano y gratificante polvo…

Después de disfrutar solos…, seguíamos morbosos y nos metimos en una primera cama redonda que vimos…

La noche sí que estaba resultando redonda…

Volviendo a la lamida…

¿Qué decirles de las lamidas de pollas en pareja?

Estoy deseando que pase el Covid-19 para salir otra vez de vacaciones unos días y hártame (hartarnos) de pollas…, muchas pollas, con sus correspondientes lechazas calentitas y sabrosas…

Marga y yo nos hemos propuesto que la próxima vez sean al menos doce o quince leches calentitas las que finalmente caigan en mi boca…, por lo menos…

Uhmmm.