Disfrutando con Aute

Letrillas preciosa que me inunda de pasión.

Hola! Hay una canción de Aute que me encanta. Bueno, me gustan muchas de él, ya lo sabéis, pero ésta es especial. La primera vez que la escuché iba caminando y tuve que dejar de hacerlo, porque empezaron a temblarme las piernas... Y ahora, escuchándola de nuevo, se me ocurrió esta tontería. Espero que os guste. "Tendida, con los muslos como alas abiertas dispuestas al vuelo, me incitas, me invitas a viajar por lácteas vías y negros agujeros…" Has llegado con un brillo especial en los ojos. Y cuando me miras así, sé lo que deseas. Y yo hoy te deseo más que nunca. Me besas con los labios entreabiertos, humedeciendo los míos. Y sabes que si me besas así, quiero más. Te devuelvo el beso, ligeramente más húmedo que el tuyo. Y comienza… comienzan las lenguas a buscarse, a jugar, despacio al principio, pero pronto con verdadera urgencia, ávidas la una de la otra, sedientas, hambrientas… Me muerdes el cuello, como un vampiro oscuro, y me estremezco de placer, un placer ligeramente doloroso, pero que me vuelve loca. Tus manos se pierden bajo mi jersey, las mías se aferran a tus nalgas, apretando tu pelvis contra la mía. Nos desnudamos con urgencia, muertos de deseo. Me pones contra la pared justo antes de desabrochar mi sujetador. Agarras mis pechos con tus manos antes de quitármelo. Giro mi cabeza para besarte otra vez. Me sujetas casi con violencia, y me vuelves loca. Me doy la vuelta, te quito la camisa como puedo, sin tomarme apenas tiempo para besar tu torso. Ataco el pantalón con furia, con saña, deseando eliminar todas las barreras que separan nuestras pieles. Pero, una vez quitado éste, me lo pienso mejor. Te arrastro al sofá, te obligo a sentarte, me quito mis vaqueros, y me siento, con la braguita puesta, sobre ti. No te he permitido quitarte el bóxer. Siento tu miembro durísimo contra mi sexo. Estamos separados por dos franjas de tela suave. Acaricias mis pezones con las yemas de tus dedos, eres malísimo!!!! Sabes que es algo que me vuelve loca. Así que me muevo, me muevo sintiendo cómo roza tu miembro mi clítoris, todavía protegido por la húmeda tela de la braguita. Y llego en seguida, me corro en un instante, apretando mi cara contra tu cuello. A ti te gusta que me corra así. Y a mí… ni te cuento Me levanto, y te cojo de la mano. Hoy estoy totalmente desinhibida "Levemente desvelados por tu mano, que juega con pudores y sudores enjugando entre pétalos de carne el estigma de tu flor más desnuda…! Vamos al dormitorio. Me tumbo en la cama, me despojas de mis braguitas, empapadas por el orgasmo anterior, y me pides con voz enronquecida por el deseo: "Háztelo…". Obediente, separo mis muslos, dejándote ver mi sexo totalmente mojado. Introduzco mis dedos en la boca, uno a uno, mirándote a los ojos, y los deslizo a lo largo de mi vientre hasta llegar al punto que quieres que acaricie. Abro mi sexo con una mano, la otra deja resbalar los dedos a lo largo de mi vulva. Se pasea por ella, sube hasta el clítoris, lo rodea, vuelve a bajar, pasa por la abertura de la vagina, se introduce un dedo travieso "Húmedas llamas, los labios que con tus dedos, delicadamente, delatas, dilatas para mí; mostrándome, obscena, la cueva del milagro por donde mana el líquido rayo de la vida incandescente fuente, lechosa lava, salpicaduras de agua profunda que inunda…" Tu expresión de deseo aumenta mi excitación y mi placer. Cariño, me encanta que me veas así. Introduces tu mano en tu bóxer, sé que vas a empezar a tocarte, y eso está a punto de llevarme al paroxismo. Efectivamente, te despojas de él, y me obsequias con el espectáculo de ver cómo te masturbas. Tu mano rodea tu miembro, subiendo y bajando despacio. Al verlo, mi dedo es acompañado por otro, aumentando el ritmo de su vaivén… "Cielo… estoy a punto…", te digo entre jadeos… "Para, por favor… déjame seguir a mí…", me pides "Mi boca, besando tus labios incendiados, se dispone a beber en tu cáliz de polen y licor y entre zumos y suspiros de olas y alas, libidinosamente libar el néctar de la flor de tus mareas lamiendo la miel salada que te fluye, quema mi lengua, que vibra, lasciva, entre savia y saliva Tu cabeza entre mis muslos, tu lengua en mi clítoris hacen que tenga el segundo orgasmo de la noche. Me lames dulce e intensamente, mirándome de vez en cuando. Tus manos aferran mis pechos, que suben y bajan al ritmo de mi respiración entrecortada. No sé si puedo soportar tanto placer… pero aún vas a darme más "Mis alas de cera, batiendo, combatiendo, tu fuego en oleadas de ardientes espumas y plumas; e Ícaro volando tan alto, tan alto, que a punto de entrar en el Jardín del Edén, fundido su vuelo por tu derramado sol cae como el ángel exterminado al mar de los naufragios…" En pleno orgasmo subes, te sitúas sobre mí y me penetras. Tu miembro, tu poderoso miembro entra y palpita en mí, al mismo tiempo que mi sexo se contrae una y otra vez con fuerza, haciendo que las yemas de mis dedos se claven en tu espalda. Nos miramos a los ojos mientras me haces el amor como sólo tú sabes hacérmelo. Y entonces… entonces se funde la cera de Ícaro, y siento que me inundas con tu orgasmo, al tiempo que hundes la cara en el hueco de mi hombro. Tus movimientos son más espasmódicos, al tiempo que tu licor me inunda, regando mi húmedo sexo, agotado de tanto placer… Y te derrumbas sobre mí, gozoso… Estamos agradecidos el uno al otro por las sensaciones tan intensas que nos hemos dado, y nos damos cuenta de que hemos estado "mojándolo todo, mojándolo todo, volando por universos de licor"