Diseñando una nueva generación de vibradores
El paro me hizo agudizar le ingenió. Cosas de la vida me vi envuelto en el diseño de un aparato que espero revolucione el mundo...
Es alucinante lo que se agudiza la mente cuando te encuentras sin un euro en el banco.
Llevaba más de dos años sin encontrar trabajo y sin ninguna expectativa real de conseguirlo a corto plazo.
Me llamó Andrés y soy diseñador industrial. Físicamente no soy nada del otro mundo, nunca he tenido mucho éxito con las mujeres y la mayoría de mi vida sexual se limita a machacármela como un mono en honor de cualquiera de mis amigas. Me he masturbado pensando en todas.
Debido a mi situación económica suelo salir poco, desde luego nunca a cenar, pero cuando me invitan a una fiesta en una casa no me la pierdo.
Unos amigos celebraban su cumpleaños en una de sus casas. Llegue con la fiesta ya empezada y me puse una copa. Empecé a hablar con unos y otros hasta que topé con Eliana. La verdad es que la chica no estaba mal teniendo en cuenta las horas que eran, así somos de cabrones los hombres dándole puntos a una chica según nuestras copas o según las horas. La chica resultó ser muy simpática aunque iba o venia de un grupo a otro y después a hablar conmigo. La cosa iba por rachas, o me hacia mucho caso o no me hacía ninguno.
Quedábamos cuatro gatos en la fiesta cuando decidí irme a la francesa, ósea sin despedirme.
Salí a la fría calle y me subí los cuellos de la cazadora. Iba a empezar a andar cuando oí una voz
- Andresito, ¿te llevo? – miré hacía la voz y vi a Eliana con los ojos chisposos al volante de un BMW con muy buena pinta.
- Hombre Eliana, tu también te has ido. No te preocupes, te pillara a desmano. Voy dando un paseo.
- Que no tontaina, que no me has entendido, te pregunto que si te llevo, pero a otro sitio.
- ¿a dónde? – pregunté con mucha inocencia.
- A tomar algo por ahí.
- A estas horas, ¿no está todo cerrado?
- Mi casa no, venga tontaina súbete de una vez que hace frio.
Me subí y me acomodé en los mullidos asientos de cuero.
- ¿Dónde vives?
- En Puerta de Hierro.
- Joder.
- Bueno, me regalaron la casa mis padres cuando acabé la carrera.
Tardamos media hora en llegar a un bloque de apartamentos con muy buena pinta, algo de suponer teniendo en cuanta que hablamos de uno de los mejores barrios de Madrid.
Entramos en un lujoso piso, Eliana me dirigió al salón. Me dejo solo allí y se ausentó unos segundos. Volvió al salón con dos gintonics y vistiendo solo una camisa de hombre que le tapaba los muslos. La camisa dejaba ver claramente sus dos pezones marcados y un poco de canalillo que la apertura de la camisa dejaba a la vista.
Pensé que la chica se me tiraría encima y la copa ni la tocaríamos, pero cuando los pajaritos empezaron a cantar en la calle y ya llevábamos tres copas más y varias horas de charla Eliana me lo propuso.
- Entiendo que te quedaras a dormir, ¿no?
- Si me invitas…
- ¿Cómo te voy a dejar irte a estas horas, la pregunta es si quieres dormir en la habitación de invitados o en la mía.
- ¿Y tú?
- Yo siempre duermo en la mía
- Me refería a que tu que querrías…
- Te espero en mi habitación. Acábate la copa y ven, es aquella del fondo – me quede entre sonriendo y sorprendido.
Apuré mi copa y colocándome los cojones en el pantalón y me dirigí a la habitación.
Cuando entré me quedé con la boca abierta por lo que veía.
Eliana desnuda y a cuatro patas se metía una vibrador por el coño. Eliana me miró.
- espero que no te importe – me dijo – tardabas mucho.
- Sigue no me importa, me encanta verte
- Acércate y te la chupo
No daba crédito a lo que me pedía. No solo me invitaba a follar con ella, sino que además me daba un espectáculo y me pedía rabo en la boca.
Sacó la polla de mi pantalón y agarrándole de la mejilla se la metí en la boca. Eliana se la metió en la boca sin usar las manos y empezó a mamar como una loca. Yo estaba excitadísimo y con la polla como un roble la metía y se la sacaba en sus fauces.
No pasaron ni cuatro minutos cuando eyaculé en su boca. Cuando salió el primer chorrazo de lefa se la saqué de la boca pero Eliana sin dejar de meterse y sacarse su vibrador en el coño protesto.
- joder acaba en mi boca, no me dejes sin postre – y se la volvió a meter. Eliana me rechupó el nabo hasta que me la dejo brillante y sin gota de esperma – la chica no dejaba de masturbarse como loca. – por favor, Andrés, sigue tu que me duele la mano y me estoy muriendo de gusto.
Me puse detrás de ella, tenía un culo tirando a grande pero me ponía como una moto verle como el vibrador entraba y salía de ese peludo coño y como ese ojete oscuro se mostraba ante mí. Eliana soltó la mano y yo cogí el ordenador para empezar a darle a mayor ritmo del que ella se había aplicado. Eliana se iba encendiendo cada vez más.
- agggg tu no lo entiendes pero tengo el coño estrechísimo y me encanta cuando me entra el juguete, pero joder enseguida en cuanto empiezo a sentir gusto se me dilata y empieza a bailarme. Dame duro que es como me gusta.
Y yo lo di todo para que ella se corriese como una posesa. Eliana cayó rendida pero ofreciéndome su dilatado coño. No lo dudé. Cogí mi polla con la mano y la apunté a su vagina.
- espero que no hayas tenido suficiente
- cariño, nunca lo tengo.
Y me la follé hasta el fondo durante mis buenos treinta minutos, momento en que saqué mi polla de su coño para metérsela en la boca y darle de nuevo el postre.
No nos despertamos hasta pasadas las cuatro de la tarde. Eliana me dio un pico y se levantó al baño. En la mesita de noche descansaba el vibrador usado. Aun estaba manchado de los jugos de mi amante. Lo miré y lo cogí. En mi cabeza revoloteaba la idea de que le bailaba al final… cuando Eliana entró con la bandeja se quedó sorprendida de verme con él.
- ¿qué miras?
- El aparato
- No me digas que nunca has visto uno
- Claro que si, pero nunca había oído una critica sobre su uso.
- Ah, ¿no?
Volvimos a follar por sobre las ocho de la tarde, pero a eso de las nueve Eliana me invitó a irme pues había quedado.
No pude quitarme de la cabeza el tema del vibrador.
Por wallapop compre uno por cinco euros, no estaba dispuesto a probar lo que tenía en mente gastándome 50 euros. Obviamente el aparato era de segunda mano, ósea de segundo coño.
Me pasé 15 días sin salir de casa. Invertí un dinero que no tenía en comprar yeso para hacer un molde, distintos tipos de silicona y un medidor de tensión electrónico de segunda mano, también en wallapop.
A los 15 días tenía un prototipo hecho. Y necesitaba un conejillo de Indias.
- Eliana – le llamé por teléfono.
- Si, ¿quién eres?
- Soy Andrés
- ¿Andrés?
- Si, el de la fiesta de Paco y Luis.
- Ahhh, si, perdona. Claro Andrés. ¿qué tal todo?
- Muy bien.
- Quería pedirte un favor
- Si claro, dime
- Tengo una cosa que quiero probar y seguro que me puedes ayudar.
- Bueno, ¿y que es?
- Una cosa, pero casi te la cuento en persona.
- Ok, ¿quedamos en la bodega Ardosa a las 8?
- Perfecto.
Salí de casa con tiempo, cogí el metro y a la hora pactada entré en el histórico bar. Eliana me esperaba sentada en la barra. Nos dimos dos besos y empezamos a hablar de vanidades
- bueno Andrés, y ¿en que te puedo ayudar?
- Bueno, ¿te acuerdas el otro día en tu casa?
- Si, menuda borrachera,
- No, me refiero a lo del vibrador
- Uy, que vergüenza
- No sé, no sé que te habrás creído que soy.
- Pues a mí me pareció genial.
- A mí me gustó mucho, pero no te creas que lo hago con cualquiera
- Y yo te lo agradezco.
- ¿Y bien?
- Bueno querría que lo repitieses.
- Hombre, con el corte que me da así en frio y ¿me pides repetir así en frio?
- Si, me pareció que te morías de gusto al principio pero a medio camino ibas perdiendo el placer.
- ¿Sí?
- Si, bueno me contaste que en cuanto dilataba el vibrador te bailaba.
- ¿Te dije esoooo?, santo dios, cuando bebo no me controlo la lengua.
- No ya, eso tampoco.
- No seas guarro.
- Bueno, el tema es que he estado estudiando el tema y creo que he logrado un vibrador que te iba a gustar más.
- ¿Más que él mío?
- Mucho más ya veras.
- Voy a ser sincera contigo, no nos vamos a ir a ningún sitio a que me masturbé delante de ti. Primero porque me parece muy frio, y segundo porque he quedado. Si quieres nos vemos mañana en mi casa y me explicas eso del vibrador que has diseñado.
Acabamos las cervezas y con dos besos nos despedimos hasta el día siguiente.
Llegué en bus al día siguiente. Desde mi casa a Puerta de Hierro era más de una hora de trasporte publico.
Eliana me esperaba en chándal y con ojeras.
- joder perdona Andrés, me acabo de levantar
- no te preocupes.
- Venga pasa.
- Gracias
Nos sentamos en el salón de su casa y después de ofrecerme algo de beber sacó el tema.
- bueno, veamos eso que traes.
- Aquí lo tienes – saqué el aparato de la mochila.
- Un poco grande, ¿no?
- El que la cabeza o el mango.
- La cabeza es tirando a grande, pero el mango el inmenso.
- Es un prototipo
- Ya. ¿Y que hace?
- Bueno, en principio, vibra como todos, pero tiene un timer que cada dos minutos el vibrador se expande hasta que en 16 minutos consigue un grosor del doble del tamaño de salida.
- Imposible
- Te lo juro
- ¿Y que ganas con esto?
- ¿tu me lo preguntas?
- Claro.
- Pues que te va a reventar durante todo el uso y nunca te va a bailar.
- ¿Y quieres que lo uses?
- Si, quiero saber que piensas.
- ¿Aquí delante?
- Pues hombre…
- Hacemos una cosa, déjame ducharme. Me tengo que lavar, sobre todo ahí. Después me lo dejas, me meto en la habitación y lo pruebo. Después te cuento como fue. ¿Te parece bien?
- Hombre preferiría mirar como el otro día?
- El otro día estábamos enrollados y hoy no.
Acepte a regañadientes el tema y dejé que Eliana pasase por la duche y luego se encerrase en su habitación.
Los gritos de placer no tardaron en llegar desde dentro de la habitación y no pararon hasta minutos antes de abrir la puerta totalmente desnuda y con cara de reventada.
- una pasada, una puta pasada, una locura. ¿Me imagino que me lo puedo contar?
- Lo siento, pero lo necesito. Pero cuéntame como fue.
- Increíble. A mí me encanta que me vaya llenando cuando me lo voy metiendo, como te dije y no debía haberlo hecho enseguida mi coño aumenta por lo que el gusto el menor y debo de acelerar las envestidas con mis manos. Con este cacharro sencillamente he estado lleno hasta que me he corrido como un animal. Joder estaba tan salida que te la hubiese comido si hubieras entrado, y eso que no me apetecía nada sexo después de la noche toledana que he tenido.
- Ósea que te ha gustado…
- Me ha vuelto loca. ¿Y que vas a hacer con él?
- Buscar a alguien más que lo quiera probar.
- ¿A quién?
- Ni idea, ya veré
- Yo te puedo aguantar
- Tu ya lo has probado.
- Bueno, tengo amigas
- Pero bueno yo no las conozco
- Pero yo si, y ellas son unas pajilleras de cuidado. Tú vente aquí el sábado que viene y te tengo aquí tres o cuatro con ganas,
- Pero…
- No te preocupes, son amigas mías que tienen un arsenal de toys y seguro que les encantará probar esta bomba.
Pase la semana revuelto y no vi el momento de coger el metro una semana después. Fui extremadamente inquieto en el metro y después en el autobús hasta que toqué el timbre en el portal de Eliana.
- Sube Andrés- me dijo Eliana contestando a mi llamada
Eliana me esperaba en el descansillo.
- pasa, están todas menos Cristina.
- ¿Y esa quien es?
- Una obsesa de los vibradores.
En el salón esperaban tres pijazas. Muy monas, pero a cada cual más pija. Yo estaba un poco cortado viendo a estas chicas con aire tan altivo mirándome según entre.
- Ósea que este es el tío de quien nos hablaste – dijo una morena
- si, tío, ya puede ser bueno pues tienes a tu amiga que no ha parado de hablar de tu cacharro desde el domingo pasado – dijo otra
- os va a gustar – alcancé a decir yo.
- Pues veámoslo, enseñamenoslo - yo saqué el vibrador de la mochila y todas se pusieron alrededor de él. Se lo pasaban de mano en mano como no muy convencida.
- Vamos chicas, ¿quién va primera?
- Yo – dijo una pelirroja.
- Pues adelante, a mi habitación – la chica cogió el mango mecánico y salió disparada hacía el cuarto.
- Va a flipar – dijo la anfitriona dirigiéndose a sus amigas.
Ni tres minutos después gritos de placer empezaron a salir a través de la puerta de cuarto. Todas se miraron mientras los gritos iban aumentando.
Fueron 15 minutos eternos hasta que Esther salió cubierta con una toalla y alabando el aparato.
- ¿lo has lavado? – le dijo la morena
- ¿tu que crees?
- Que no.
- Pues ya sabes, hazlo tú.
Y sin preocuparse por la higiene, la chica cogió el nabo de goma y entro en la habitación.
La morena no dejó de gemir a gritos desde casi el momento en que entró en la sala. Pasaron unos 20 minutos hasta que Azucena salió destrozada.
- es la bomba – balbuceo.
- ¿verdad? – dijo Eliana
- La bomba…
La tercera chica pasó a la habitación. No dijo ni pio, hasta 15 minutos después de entrar. Todos nos mirábamos hasta que un sonido como si a la chica la estuviesen matando inundó la habitación. Todos nos miramos satisfechos.
Los gemidos nos acabaron hasta que la chica salió del cuarto.
- la hostia, la hostia de verdad.
El resto de las chicas asintieron aun sin vestir.
Justo cuando Guadalupe, la última chica salió de la habitación, sonó el timbre.
- llega Cristina – dijo Eliana
Las presentaciones fueron cortas. Cristina cogió el nabo de goma y salió disparada hacia el cuarto. No cerró la puerta y al segundo empezó a gemir.
- aggggg que gusto, por dios que alguien me la meta en el culo, que alguien me la meta en el culo – gritaba Cristina.
- Ya ves chico, si quieres a una opinadora objetiva ya puedes ir y endiñársela. No veas la mala hostia que le sale cuando no se la follan.
- ¿De verdad?
- Sí. Tonto ve y aprovecha. Si llama es porque sabe que hay una polla cerca, si la conoceremos.
Y allí me fui. Entré y vi a la recién llegada desnuda con mi jueguete completamente metido en su coño.
- me está matando de gusto, por dios métemela en el culo
Y en el culo se la metí. Fue sencillamente la hostia sentir aquel zepelín hinchado tocando mi nabo en el interior de la chica. Cristina no dejaba de gritar de placer lo cual me envalentonaba y me hacía darle con más ganas y dureza. Cristina se derretía con la doble penetración y gritaba el nombre de dios sin parar.
Llené su culo de lefa justo en el momento en el que ella alcanzaba un tremendo orgasmo.
Retiré mi polla de su ano para dejarle a solas esos momentos de placer en los que no queremos que nos molesten. No daba crédito a mi suerte. Menuda diosa del amor me acababa de zumbar y todo por mi prototipo.
- bien Andrés probado. Podemos hacer una cosa. Dejárnoslo aquí y vuelve mañana por la tarde, a eso de las seis. Con eso en la mano podemos hablar mañana de lo vivido hoy.
- ¿seguras?
- Segurísimas – dijeron todas a la vez.
Me fui a casa preocupado pero ilusionado. La verdad es que no dormí, por un lado por saber una opinión veraz de unas obvias expertas y por otro por saber que mi único prototipo estaba en manos de unas descerebradas integrales.
Volví a casa de Eliana realmente acojonado.
Llamé al timbre con bastante miedo por lo que pudiesen decirme,
- hola, Andresito – me dijo Eliana cuando me abrió.
- ¿qué tal?
- Muerta
- ¿Y eso?
- Pues imagínate, pues poca sosa. Toda la noche pasando el monstruo de mano en mano, quiero decir de coño en coño y desde que me lo dejaron para mí, sinceramente no he podido quedarme quieta.
- ¿cómo?
- Joder que no he dejado de usarlo desde que se fueron.
- ¿y?
- ¿y?, que es la hostia.
- ¿Tanto?
- Deberías ser tu gay para probarlo por el culo
- Y eso.
- Te pasarías la vida buscando la polla perfecta. Como me pasa a mí. Más o menos.
- ¿Tan bueno es?
- La locura.
- Pues no sé qué decir…
- ¿Decir?
- Sí
- Hablamos de negocios
- ¿De negocios?
- Si, de negocios. Este producto podría ser la hostia en manos del público. Te aseguró que todas que todas las que lo hemos probado tenemos mucha experiencia en juguetes y esto es el doble de bueno que cualquier coasa probada antes. Y esa el la opinión de todas.
- ¿Y?
- Que hemos estado hablado y queremos saber que quieres hacer con él.
- Pues bien, una vez testado
- Esta testado, es la hostia.
- Bueno, pues una vez testado, buscar un inversor que quiera poner pasta
- ¿y para que?
- Para diseñar un modelo definitivo, producirlo, crear una canal de distribución y ponerlo a la venta
- ¿Y cuanta pasta necesitas?
- 300.000 euros más o menos.
- Las chicas y yo pensamos que necesitas 500.000 como poco. Es lo mínimo. ¿Queríamos saber si quieres tenernos de inversoras y que nos darías a cambio de los 500.000 – me puse a pensar a la velocidad de la luz.
- Un 20%
- Un 25%
- No, como mucho un 20%, tu y tus amigas sabéis que esto es la bomba y puede dar mucho dinero.
- Ummmm, de acuerdo, pero con la condición que el primer dinero se empleé en patentar le zepelín.
- Creo que tenemos un trato.
La siguiente vez que vi a las chicas fue en la puerta del notario a punto de escriturar su inversión.
Trabajé durante más de un mes para lograr un nuevo prototipo. Las chicas se involucraron mucho. Aquella inversión era el primer uso con criterio que hacían del dinero que les había soltado a cada una sus padres. Todas ellas insistieron en hacer de “pilotos de pruebas”, al fin y al cabo meterse mi invento con sus nuevas modificaciones en sus coños era lo más parecido a trabajar que lo que nunca antes habían hecho.
Al principio las chicas usaban el toy en un cuarto pero según fuimos conociéndonos les fui pidiendo que me dejasen ver la prueba para tener más experiencia sobre lo que una clienta querría. Las chicas se volvían locas, estoy seguro de que si en un momento dado me llegó a sacar la polla y se la hubiese metido en cualquier agujero, la probadora me lo hubiese agradecido.
Las chicas me indicaban en cambio de los programas que dirigían el hinchado del aparato, cantidad de aire que entraba, la textura de los tallos e incluso opinaban sobre los nuevos modelos que iba diseñando.
Logré mejorar el modelo primigenio. La silicona era más elástica y el mango, la zona del motor mucho más pequeña y manejable. Además del primer modelo diseñamos dos más. Un clásico rabbit con la posibilidad de hincharse como su hermano clásico. El tercero se semejaba a la polla de un perro, de manera que solo se hinchaba la punta creando una bola fuerte y dura que mataba a las mujeres de placer.
Los tres meses de producción de la primera fase me parecieron eternos. Cuando salió la producción y Eliana estrenó el aparato delante de mí en un hotel de Taiwán donde fuimos a recoger la primera remesa de aparatos. Nos temblaban las manos cuando abrimos las tres cajas Eliana no pudo contener la emoción y empezó a desnudarse mientras rasgaba los plásticos del empaquetado de primer vibrador.
- mientras me desnudo veté poniéndote cómodo en ese sillón y ve tomando notas.
Como de costumbre Eliana se puso a cuatro patas desnuda con el culo mirando hacía mi. No se anduvo con muchas hostias, simplemente se tocó con la palma de su mano su trabajado coño. Se metió el clásico de golpe. Como de costumbre empezó a gemir como una loca y a moverlo con desesperación. Sus gemidos no dejaban oír como la bomba de aire hacía crecer el aparato en su interior. Eliana no tardó más de 10 minutos en correrse como una cerda entre gritos y espasmos. Cayó sobre la cama sin fuerzas siquiera para sacárselo de su interior….
- joder las chicas se van a volver locas cuando lo prueben. La hostia.
- ¿De verdad?
- ¿Es que no me ves?
- Claro que te veo, ha sido la bombas
- Pues espera que pruebe el modelo doggy.
Eliana se bebió dos botellas de agua sin vestirse, se fumó un cigarrillo y abrió la caja de nuevo modelo.
Me volví a sentar en mi sillón. Y Eliana se despatarró en la cama abierta de piernas y se fue metiendo poco a poco el vibrador que a simple vista parecía normal.
La chica apretó el botón del programa y le empezó a cambiar la cara. Al principio se lo metía y le iba sacando, pero según este iba aumentando de tamaño en su punta el meterlo y sacarlo le resultaba cada vez más difícil. Me estaba poniendo a cien. Eliana se convulsionaba. Yo no pude más y saque mi polla y empecé a meneármela poco a poco. Eliana me miraba y se relamía y gemía.
- en mi boca Andrés en mi boca – acertó a decir mi socia con un hilo de voz que yo oí perfectamente.
Me levanté y puse mi polla en la boca de la chica, esta no lo dudó. Sacó su lengua y la pasó por todo mi tronco. Me la lamió brevemente antes de metérsela en su boca. Me la chupó profundamente a pesar de ir encadenando un orgasmo tras otro.
Eliana se corrió por última vez. Mi polla se salió de su boca. No lo pensé mucho. Le di la vuelta a aquel cuerpo casi inerte. Abrí sus cachetes y de un golpe de cadera profané después de tanto tiempo el culo de mi socia.
Eliana no dijo ni mu. O estaba totalmente fuera de sí o es que veía totalmente normal ser sodomizada cada vez que tenía una relación sexual.
MI polla tropezaba en el interior de Eliana con ese monstruo duro que habíamos creado. No era nada parecido a una doble penetración donde la polla choca con el otro falo, era más bien que el otro falo no dejaba sitio a mi polla.
Casi la mato de placer, bueno más bien casi morimos los dos del morbo que nos estaba dando. Eliana se tiraba de los pezones mientras me animaba a darle con fuerza, a usarla sin piedad, a reventarla viva. Se la metí en la boca cuando mi orgasmo estaba a punto de llegar. Eliana tragó como una posesa.
- es una pasada Andres, nos vamos a forrar - fue lo único que dijo antes de abrazarse a la almohada y caer dormida.
Yo me di cuenta de que estábamos a punto de cambiar completamente el mercado de los sex toys para mujeres…. Teníamos una bomba entre manos y el público no tardaría en darse cuanta.
CONTINUARA…