Disección del autor

Hoy he tenido un día particularmente irritante. Unos de esos días en que se confirma la teoría de que el ser humano no evoluciona, involuciona.

Aprovechando tan propicio estado de ánimo, hoy daremos caña a un espécimen realmente odioso: el autor (sin distinción de género, no empiecen a tocarme los cojones l@s puristas, antes de empezar).

Previamente a la carnicería, conviene detenerse un instante para estudiar su aspecto físico. Es curioso, no parece haber ninguna anormalidad física que explique tan excéntrico comportamiento y la tendencia, ampliamente documentada, a martirizar a sus congéneres mediante el uso de la palabra escrita.

Y no hablamos del uso de la misma con fines publicitarios, ordenancistas, bancarios, empresariales o de sentido pésame, actividades, todas ellas, que indican el grado óptimo de desarrollo social que gozamos. Para eso se han inventado la televisión, el B.O.E, las facturas, la intranet y los telegramas.

¡No!. Hablamos del uso, abuso, de la palabra escrita para entretener, educar o poner cachondo al personal. ¡Habrá que tener desvergüenza!. ¡Degenerados!.

Bien, una vez superado el acceso de ira, transitorio y plenamente justificado, prosigamos. Hemos de evitar que las emociones nos embarguen y distorsionen los resultados del estudio. Pero es que estos individuos me superan. Como medio más efectivo para acabar con tan nauseabunda lacra social, reclamo reinstaurar la lobotomía. He dicho.

Cedo la palabra al insigne colega invitado, especialista en autores y máxima autoridad en un grupúsculo de activistas, muy peligroso, conocido como autores TR de TR.

Sin llegar a los extremos de la apasionada elocuencia de mi colega presentador, reclamo su atención sobre el antedicho grupúsculo. La magnitud del desastre que se avecina, caso de hacer oídos sordos al peligro que acecha, camuflado en internet, es de proporciones bíblicas.

Una vez descartadas las anomalías físicas y las malformaciones congénitas, como origen del comportamiento antisocial objeto de estudio, tenemos que fijarnos en la temática, los objetivos y las motivaciones de estos individuos.

Algunas consideraciones previas:

• El estudio ha sido realizado sobre un muestreo aleatorio de los relatos publicados por tan execrable grupo de desechos humanos.

Perdónenme, he dicho relatos y observo la mueca de repugnancia que ésta palabra provoca en todos ustedes. Yo necesito enjuagarme la boca (pausa para el enjuague). Aún después de haber convivido con esas bestias, sigo sin acostumbrarme.

• El número de autores supera los 12.000, el de relatos (pausa para otro enjuague) los 50.000 y millones las lecturas. (Estupor entre el público. La transcripción fonográfica no puede mostrarlo. El editor de sonido inserta un apagado ¡OHHH!).

• Como único medio posible para realizar el estudio…(pausa de indecisión) tuve que incribirme… …(pausa de indecisión de mayor duración) con el apodo de "masulokunoxo". Era necesario, absolutamente necesario, no podía levantar sospechas, vistos los apodos indecentes que usan los adeptos (El estupor se transforma en indignación. Parte del público abandona la sala. ¡Atención!. Nos informan que una señora de avanzada edad ha sufrido un colapso nervioso. Los servicios de asistencia acuden en tropel. Se suspende el acto. Cerramos la emisión).

Días después, ante un reducido grupo de responsables políticos, estudiosos del comportamiento, agentes de orden público, clérigos de las confesiones mayoritarias y servicios varios de inteligencia. Todos ellos previamente aleccionados y habiendo superado con éxito duras pruebas físicas y emocionales.

Les ruego comprendan que ahora tengo que hablarles exactamente igual que si me dirigiera a los sujetos de estudio. Será duro, pero confío en el adiestramiento intensivo al que han sido sometidos.

CLASIFICACIÓN SEGÚN LA TEMÁTICA.

Las caras con las que el maligno se manifiesta son muchas. 37 en concreto. Procedo a describir las más populares:

Amor filial. (Caras de desconcierto entre los asistentes). Madres pervirtiendo a sus hijos, padres seducidos por sus hijas… (Un clérigo sufre un derrame cerebral. Los servicios de urgencia proceden a retirar el cadáver con diligencia. No se interrumpe la conferencia).

Dominación. (Gestos de asentimiento. Una práctica muy noble, con gran prestigio social. Nada que objetar).

Confesiones. Muy popular entre los autores noveles. Se trata de contar las mayores barbaridades, jurando que son 100 % reales. Un ejemplo arquetípico:

"Salí de casa después de haberme bebido mi ración diaria de leche bien calentita, mamándosela a mi papá. Me magrearon en el autobús. El profe de mates me dio pol culo durante la tutoría. Con mis dos compis bolleras, nos lo montamos en el vestuario. Después una orgía en la que participó toda la clase, menos la estrecha de Marta. Un trío con el bedel y su pastor alemán, antes de comer. Me cepillé al vendedor callejero, negro, con una polla descomunal. Antes de cenar, ayudé a mamá con las tareas domésticas y me lo agradeció con un pepino en chochito, un plátano en el culo y dejando que se lo chupara. Después me dio permiso para violar a mi hermanito pequeño, mientras lo acostaba. En fin, un día como otro cualquiera, querido diario".

En tan sucinto resumen, se engloban el resto de las 34 categorías restantes, mucho menos populares.

(Mucho antes de llegar al final, se producen desmayos, ataques de histeria y un político, propietario de un canódromo, sufre un colapso circulatorio al oír nombrar al perro. Segunda baja. Se retiran los restos. Limpieza de vómitos. Gran diligencia y mínimo trastorno. Se reanuda la conferencia).

CLASIFICACIÓN SEGÚN OBJETIVOS.

Pendiente de ampliar el espectro del muestreo. Los resultados son poco concluyentes. Aún a riesgo de precipitarme, les adelanto algunas claras tendencias. Repito, pendientes de confirmación.

• Ligar.

• Exhibicionismo intelectual.

• Otros, minoritarios.

CLASIFICACIÓN SEGÚN MOTIVACIONES.

En atención a los expertos en ciencias del comportamiento, aquí presentes, permítanme exponerlos con detalle.

• Síndrome del top-ten. En contraste con otras organizaciones delictivas, cuyos miembros se apoyan de forma fanática, los adeptos a ésta secta tiran de navaja en cuanto uno de sus miembros destaca. A tal efecto, han dispuesto un sistema de clasificación. Aparecer en él conlleva, indefectiblemente, un abrupto final.

• Síndrome del autor Kamikaze. Vale todo. Y cuando digo todo, me refiero a que pueden ser publicados relatos (pausa para enjuague) con una calidad tal que haría sonrojar a n anunciante de detergente. ¿Creen que esto es motivo de desánimo para el autor?. Muy al contrario, suelen insistir. ¿Creen que tan quisquilloso colectivo los despelleja?. En absoluto, suelen animarlos a repetir.

• Síndrome de Torquemada. A tal efecto se dispone un sistema de valoración galáctico (por estrellitas), inversamente proporcional a la dudosa calidad literaria del re..escrito (duda que no conlleva enjuague). A menos estrellitas, más posibilidades de que abran en canal. A más estrellitas, mayores elogios recibes. Los profesionales del asunto trabajan a destajo, no se les escapa uno. También existe un ranking de inquisidores.

• Síndrome de la vaca sagrada. Existe un selecto grupo de autores, sobre el que existe amplio consenso: son los mejores. El problema radica en que ya no están. Se sospecha, se dice, se rumorea que han sido ejecutados y sus cuerpos embalsamados. Toda secta ha de tener sus mártires. En fechas señaladas, algún iluminado dice haberlos visto. Personalmente, creo que nunca han existido.

• Síndrome de la mujer fantasma o del autor travestido. Otra leyenda que alimentan los adeptos, es que existen féminas entre sus miembros. Aquí puedo ser categórico: falso. Todos sabemos que se les prohibió el acceso a la cultura.

Por último, mi conciencia y honor me exigen que confiese. He tenido que publicar, no uno… … …(pausa para tragar saliva, tres veces), doce relatos (sin enjuague). Ha siso necesario, para proseguir el estu

(Se oye una detonación. La sesera del ponente vuela por los aires. Los servicios de limpieza reparan el destrozo. Se cancela definitivamente la conferencia)