Disciplina doméstica: la tía Elizabeth II .
Saga en primera persona de relato ficticio. Un joven o no tan joven ya, camino de convertirse en un completo delincuente se topa con su tía Elizabeth, de la que no sabía nada hace años. Sun andadura en la delincuencia terminan aquí, su tía es de mano dura y firme, no dudará en darle de correazos.
Disciplina doméstica: la tía Elizabeth II .
Tras el duro castigo recibido por parte de la tía Elizabeth, comencé a comportarme obedientemente y con mucho cuidado de cometer errores. Había pasado unos días con el culo completamente dolorido y no decir que apenas podía andar por el dolor de testículos, los estrujó sin piedad a sabiendas del dolor que ello producía y las secuelas durante unos días que ello conllevaba. Los días posteriores a mi azotaina tuve mucho cuidado en no contravenir sus ordenes, hice todo cuanto me pedía mi tía. Me ordenaba limpiar mi habitación, fregar el baño, poner la mesa, fregar los platos, ordenar, colocar.... mil cosas diarias que no me apetecían en absoluto realizarlas pero no tenía más remedio ya que podría volver a enfadarla.
En algunos momentos que vagueaba o no obedecía, al instante mi tía Elizabeth fruncía el seño y me amenazaba con sus guantes rosas siempre enfundados en sus manos :
- Has olvidado lo que te ocurrió la ultima vez, te advertí que si tengo que volver a hacerlo será mucho peor, solo fue un anticipo de lo que te puede suceder - Me amenazaba sin el más mínimo síntoma de broma .
Rápidamente obedecía y hacía todo cuanto me ordenaba. El dolor de culo y testículos me duró una semana, pero ya sabemos que cuando se pasa el dolor nos olvidamos de todo completamente, no aprendemos de nuestros errores y tropezamos de nuevo con la misma piedra. Pronto, Comencé a evitarla, desaparecer de casa para que no me diera más instrucciones y volver a mi comportamiento de completo delincuente. Hay un refrán que dice " aunque la mona se vista de seda, mona se queda ", pues eso era yo, un delincuente disfrazado de obediente. Porque hubiese recibido una azotaina no iba a cambiar mi comportamiento, aquello no iba a detenerme, era demasiado chulo y me creía dueño del mundo.
Una de las tardes que llegue a casa, mi madre y mi tía me dijeron que querían hablar conmigo. Nos sentamos cómodamente en el salón y esperé que querían comunicarme.
- Te hemos encontrado una escuela de oficios, aprenderás fontanería, electricidad, albañilería...... Dejaras de vivir de la sopa boba en casa, dejaras de vaguear, ya tienes edad, aprenderás a ganarte la vida por ti mismo. Espero que no nos defraudes ya que es muy caro el taller y vamos a hacer un gran esfuerzo por pagártelo - . Me dijeron ambas sentadas frente a mí en el salón como si se tratase de una reunión de negocios.
No tuve más remedio que acudir a aquel estúpido taller, no me gusto desde el primer momento, los demás compañeros eran menores que yo, eran casi niños y yo casi un adulto hecho y derecho pero sin futuro . No soportaba al profesor de oficios, ni a los compañeros y mucho menos me diesen órdenes de que debía de hacer y cómo hacerlo. Aquello de trabajar y dudar no estaba hecho para mí. Al segundo día deje de ir a aquel absurdo taller de oficios que tanto detestaba, es más, encontré la excusa perfecta para poder salir con mis amigos y hacer lo que quisiese. En casa decía que iba al taller ,cuando no era verdad, me iba con mis amigos para seguir batallando y seguir haciendo lo que más nos gustaba, es decir beber, fumar y meternos en toda clase de líos y destrozar todo aquello que se cruzaba en nuestro paso. Éramos los reyes del barrio, todos nos tenían pánico y eso nos encantaba.
Volví a mis andadas, hacía lo que quería, salía de casa y llegaba tarde, tenía la excusa perfecta, decía que había mucho trabajo en el taller y estaba aprendiendo mucho. Mi tía Elizabeth toleraba mi comportamiento ya que pensaba que estaba esforzándome duramente en el taller. Un día agarró mi camiseta frente a la lavadora con sus guantes rosas enfundados y la olfateó como un sabueso, desprendía olor a alcohol y marihuana. Aquello fue lo que la puso en alerta. Al día siguiente mi tía que para nada era estúpida, se fue al taller donde supuestamente estaba aprendiendo tan duramente largas horas . Habló con el profesor de oficios el cual la dijo:
- Lleva semanas sin aparecer por el taller, solo vino dos días y ya no le he vuelto a ver mas - . Le dijo el profesor de oficios sacando toda la verdad a la luz.
Mi tía Elizabeth se enfadó como nunca, la había tomado por estúpida, me habían burlado de ella, la había engañado y la había hecho gastarse una suma de dinero enorme en el taller que apenas podía pagar. Días posteriores no dijo nada, disimulo su ira y espero al día de la semana que sabía que mi madre tenía el turno completo de noche en la fábrica. Aquella noche pasaríamos la noche en casa solos como sucedía una vez a la semana. Yo llegue tarde como de costumbre, completamente fumado y bebido y me dirigí a mi habitación. En el momento que fui a abrir mi habitación, mi tía Elizabeth me llamo desde la suya que era contigua a la mía. ¡¡ qué coño quería ahora ¡¡, fue lo que pensé.
Acudí a su llamada y desde el principio note algo extraño. Mi tía estaba sentada en un cómodo sillón que había instalado en un esquinazo de su habitación, donde solía leer por las noches. Iba vestida muy fresca, ya que era pleno verano. Un vestido cortó sin mangas que dejaba al descubierto sus robustos y obesos brazos desde el hombro, así como sus enormes y rechonchos muslos y piernas. Me quedé paralizado ya que intuí que ocurría algo malo, lo supuse porque sobre su cama había varios instrumentos colocados en fila. Sus esposas de metal, una correa de piel, un manojo de cuerdas y una larga vara de caña de madera muy fina.
- ¿De dónde vienes? - Me preguntó muy seria.
- Ya sabes, del taller, mucho trabajo - La respondí continuando la mentira.
Mi tía se levanto de su sillón y camino lentamente hacia mí. Paso de largo por mi lado mirándome fijamente con cara de pocos amigos y se dirigió hacia la puerta, agarró el picaporte y cerró la puerta tras de sí.Quedandos ambos en el interior de su habitación. Comencé a ponerme nervioso, algo sucedía, quizás se había enterado de mis mentiras o quizás solo quería ponerme a prueba.
- ¿De dónde vienes? - volvió a preguntarme por segunda vez.
- Ya te lo he dicho del taller - la conteste seguro y con tono que desconfiaba de mi .Estaba seguro que solo estaba poniéndome a prueba y no sospechaba lo más mínimo.
Escuché un sonido inconfundible que aceleró mi corazón. El inconfundible sonido de unos guantes de goma ajustándose a sus manos. Mi tía Elizabeth tenía la costumbre de usar guantes de goma rosas como he comentado en varias ocasiones, además de una talla inferior a la suya, para que la quedasen bien ajustados a sus dedos y manos y así tuviese facilidad de movimiento, bien apretados y embutidos a su brazo hasta el codo. Cuando se los enfundaba rechinaba la goma ya que debía hacer un gran esfuerzo para enfundárselos en sus voluptuosos brazos y manos ya que entraban con mucha dificultad, aquel ruido de chirrido de goma me ponía nervioso.
Terminó de ajustarse los guantes rosas a sus manos y sentí el tacto de la goma por detrás de mi pantalón corto de tejido fino. Introdujo su mano enguantada entre mi espalda y el pantalón y noté como su mano de goma descendía hacia mi culo. Se detuvo en mi entrepierna y percibí como su mano enguantada agarraba mis testículos por detrás con mucha fuerza y los estrujo bruscamente girándolos como si se tratase de abrir una válvula a presión.
- AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH mmmmmmmm - Mi quejido de dolor se debió de escuchar en todo el barrio, pero rápidamente fue silenciado. Me tapo la boca con su otra mano para silenciar mis quejas. Apretó más fuerte su mano derecha estrujando mis testículos como si fuesen una pelotas de goma a la vez que apretó su mano izquierda contra mi boca para que no gritase. Sentí un sabor a goma rancia proveniente de sus guantes de goma en mi boca , puaaaggg, eran los mismos con los que ella limpiaba cada rincón de la casa y sobre todo el wc y su interior.
- MMMMMmmmmmmm - . Mis gritos quedaron silenciados. El dolor era muy intenso, ni en el anterior castigo los apretó con tanta fuerza, estaba furiosa de verdad. No se contuvo.
- Eres un completo imbécil. Me has desobedecido, engañado, burlado de mi y aún sigues intentando engañarme ¿ me has tomado por estúpida ? Me he gastado un dinero que no podíamos permitirnos en tu taller y tu futuro y ¿nos lo devuelves de esta manera? Te lo advertí la ultima vez, si tenía que volver a castigarte sería mucho más dura.Hoy vas a aprender a obedecerme de una vez - Me dijo muy furiosa mientras seguía entrujando mis huevos sin compasión y tapándome la boca con sus guantes de goma para silenciarme. No sé que era peor si el dolor de testículos o el sabor de sus nauseabundos guantes en mi boca.
Me llevó agarrado y estrujado de los testículos contra su cama , caminaba como los pingüinos del dolor , me dejó caer boca abajo, rápidamente se subió a la cama y se colocó sobre mí, sus 100 kilos de peso se plantaron sobre mí a horcajadas, dejó caer su peso en mi espalda quedando en medio de sus grades piernas y culo sin poder moverme. Agarró las esposas metálicas y sujeto fuertemente mis manos a mi espalda, me esposo las manos como en la anterior ocasión, cerró las esposas fuertemente de tal forma que quedasen muy apretadas a mis manos y liberarme fuese algo imposible. Me tiró del pelo con brusquedad con su mano enguantada mientras continuo demostrando su enfado y recriminando mi comportamiento:
- Eres un autentico imbécil, pensé que aprenderías la lección, ¡¡ pero ya veo que no¡¡, voy a tener que ser mucho más dura contigo esta vez, me has hecho enfadar mucho, te has reído de mi, engañado, burlado ... te voy a enseñar a no hacerlo nunca más, hoy aprenderás a respetarme - . Me recriminó furiosa mientras agarraba mi pelo duramente.
La tía Elizabeth agarró un manojo de cuerdas que tenía preparado y comenzó a atarme los pies, rodeó la cuerdas por los tobillos y tras dar varias vueltas con la cuerda sobre ellos hizo un nudo muy apretado. Ahora me encontraba esposado de manos y atado de pies, tumbado bocabajo sobre su cama mientras apretaba mi cara con su mano rosa para que no me levantara. Estaba inmovilizado y asustado ya que la última vez fue muy dura y me acababa de prometer que esta vez sería mucho más estricta.
- Suéltame, no lo haré mas, lo prometo - La suplique sin mucha convicción, pensando que con eso todo se solucionaría y a sabiendas que mis promesas no valían absolutamente nada.
La tía Elizabeth comenzó a quitarse sus bragas por debajo de su vestido corto. Las hizo un ovillo y se acercó a mí con ellas entre sus manos enguantadas. Ya conocía lo que iba a suceder a continuación, pretendía amordazarme con ellas para que no pudiese quejarme.
- Suéltame ahora mismmmmhhmmmm - No pude terminar mi amenaza. Introdujo sus grandes bragas blancas dentro de mi boca recordando y comprobando el detestable sabor que desprendían. Sudadas y restos de sus necesidades.
- No pienso aguantar tus quejas ni amenazas. Nadie te va a escuchar, tu madre no llegará hasta por la mañana. Nadie te va a salvar estúpido, te voy a dar una lección que nuncaolvidaras - Continuó recriminándome furiosa y levantando la voz mientras introdujo por completo sus bragas dentro de mi boca. Abrió el primer cajón de su mesilla y agarró una media negra oscura de lycra. La colocó sobre mi cabeza y la introdujo de tal manera que quedaba muy ajustada a mi cara. No podía escupir su mordaza, lo intentaba pero era imposible, sus bragas estaban muy adentro de mi boca y no conseguía escupirlas, y aunque así fuera sus medias negras que tapaban mi cara no me permitían pudiese escupirla.
No paraba de moverme, aunque tenía poca movilidad podía girarme de un lado a otro intentando escapar y revolotear . Mi tía se hartó y sacó de su cajón un collar de perro,lo tenía todo bien planificado, no era improvisación. Colocó sobre mi cuello el collar de piel ajustándolo por encima d la media y lo cerró duramente sin remordimientos contra el cabecero de metal de la cama. Ahora no podía moverme un milímetro, estaba atado sujeto de pies y manos sin ninguna posibilidad de liberarme, amordazado con unas bragas suyas que desprendían un sabor detestable y el collar me sujetaba contra el cabecero de la cama sin poder ladear mi cuerpo.
- ¿Todavía no has aprendido que si te resistes será peor? , solo haces que me enfade aún mas, no te preocupes ahora te voy a enseñar que no debes enfadarme nunca, eso solo aumentará la dureza de tu castigo. - Me amenazó duramente.
Mi tía se colocó a un lado de la cama, me bajo los pantalones dejando al descubierto mi culo y continuó recriminando mi comportamiento, nunca la había visto tan furiosa.
- Ahora te voy a azotar como te mereces. La última vez fui muy blanda, no volveré a cometer ese error. Te voy a azotar toda la noche, no tengo prisa, voy a romperte el culo estúpido - . La tía Elizabeth se inclinó y se quitó una de sus sandalias de goma de tiras que dejaban su pie al descubierto. Agarró la sandalia firmemente entre sus guantes y me mostró la suela dura de goma que tanto escocía. Aquella sandalia era terrible, y ella lo sabía, provocaba un dolor muy intenso que te dejaba marcada la suela en la piel.
Plaaaaaaaaaaaaaaaaffffffffffffffff me propinó un tremendo zapatillo, la suela dura de goma chocó duramente contra mi culo. Plaaaaaaaaaaaaaafffffffffff sin descansó levanto de nuevo su voluptuoso brazo y lo descargó de nuevo hasta estrellar la suela contra mi culo.
Mi tía Elizabeth continuó azotándome con su sandalia de goma una y otra vez. Su dureza era aún mayor que la vez anterior, me propinaba zapatillazos con su sandalia de una forma más brutal. El dolor era muy fuerte, no cesaba en su empeño y una vez tras otra continuaba azotándome. Desconozco el tiempo que estuvo azotándome con la zapatilla, para mi fueron horas aunque realmente no fueron más de 15 minutos, pero el dolor aumentaba así como la agonía de no poder gritar, no emitir palabra, resignarme a mi castigo, no poder hacer absolutamente nada, solo aguantar mi dolor.
Se detuvo y arrojo la zapatilla al suelo y volvió a calzarla sobre su pie. Mientras se abrochaba su sandalia dirigió su voz hacia mí, esta vez con burla y no con furia:
- Tengo una sorpresa para ti, lo he comprado de camino a casa, seguro que te va a gustar - . Se acercó hasta un adorno de una maceta que contenía flores de plástico y de él sacó una vara de madera fina. Agarró el extremo de la vara entre su guante y lo blandió en el aire produciendo un sonoro silbido con el movimiento de la vara. ¡¡¡Noooo¡¡¡ aquella vara produciría un dolor muy fuerte, era fina y ligera. En aquellas circunstancias lo que yo pensará o deseara no importaba lo más mínimo.
- ¿Te gusta? , estas varas producen un dolor muy fuerte, ¡¡ me encantan¡ comprobaremos lo resistente que es, voy a tratar de romperla contra tu culo, jajaja - Me dijo riéndose a carcajadas y aumentando la dureza.
Fluuuuuuuuuu me azotó con la vara en mi culo. Buffffff, el dolor era mucho más fuerte que su sandalia. Fluuuuuuuuuuuuuuu resoplo la varilla en el aire , volvió azotarme con ella sin compasión uia y otra vez . Deseaba gritar, el dolor era insoportable, parecía que la vara estaba ardiendo, me producía una fina quemazón en mi piel. Fluuuuuuuuuuuuuu , Fluuuuuuuuuuu Fluuuuuuuuuuuuuuu continuó estrellando la fina vara de madera contra la piel de mi culo. El dolor comenzaba a ser insoportable, mi culo estaba ardiendo .Fluuuuuuuuuu comenzó azotarme por la parte trasera de los muslos, el dolor era tremendo. Mi tía Elizabeth no se detenía, levantaba su poderoso brazo y lo descargaba rápidamente contra mi culo y muslos, sin volver a detenerse volvía a repetir el procedimiento.
Mi tía Acabo exhausta y sudando, hacía mucho calor. Apoyó la vara en el sillón donde se sentaba para leer y se quitó sus guantes de goma . Pensé que todo había terminado, pero estaba muy equivocado. No terminaría tan rápido mi castigo.
- Voy a tomarme un descanso, tú me esperabas aquí, cuando regrese continuaré tu castigo. Ya te he dicho que no tengo prisa, voy a azotarte toda la noche si hace falta hasta que aprendas a respetarme y obedecerme. Ah..., lamento decirte que cuando regrese utilizaré el instrumento que más me gusta y más dolor produce; una vieja correa que guardo hace años, es terriblemente dolorosa. Esta vez no voy a darte unos pocos correazos, voy a romperte el culo con ella. No te preocupes tenemos mucho tiempo, puedo azotarte durante horas si es necesario ,jajajjaja - .Sus palabras me asustaron por completo. Abandonó la habitación y se marcho dejándome allí inmovilizado y amordazado sobre su cama hasta su regreso.
El tiempo transcurría y mi tía Elizabeth no regresaba a la habitación donde me encontraba atado y amordazado. En su ausencia intenté liberarme, pero era imposible, las esposas estaban terriblemente apretadas a mis manos, mis pies estaban igual de apretados por una cuerda con un nudo imposible de soltar y no podía ladearme ya que el collar me sujetaba al cabecero de la cama. La situación era agónica, no paraba de degustar el sabor detestable de sus sucias bragas y no tenía la mínima oportunidad de escupirlas, la media de lycra me apretaba la cara y me producía gran agonía. El castigo era terrible, mi culo lo tenía dolorido y sabía que lo peor estaba por llegar. Me había asustado mencionando que poseía una vieja correa que era muy dolorosa. ¿ Sería verdad o era para intimidarme?. Pronto lo averiguaría.
Mi tía Elizabeth continuaba sin regresar, había transcurrido mucho tiempo, llevaba allí inmovilizado y amordazado varias horas. El tiempo en aquella situación pasaba muy despacio. Se hizo eterna la espera, desconozco cuanto tardó en regresar, pero fueron horas. Escuché como abría la puerta y entraba al interior de nuevo.
- Bien, continuemos con tu castigo - Dijo para sí misma mientras agarraba los guantes de goma rosas y comenzaba a enfundárselos en sus voluptuosos brazos. De nuevo tuve que escuchar el chirrido de goma encajando en sus manos y brazos. Agarró una pesada correa de cuero que había esparcida en la cama con todos los objetos que previamente había ordenando antes de mi regreso a casa. Se colocó a un lado de la cama enrollándose la correa sobre la palma de su mano enguantada.
- Ahora voy a enseñarte a respetarme. Esta correa la tengo desde hace muchos años, es mi preferida, produce un gran dolor. La he utilizado en situaciones especiales y esta créeme que lo es. No vas a poder sentarte durante mucho tiempo sin recordar lo sucedido. No me has dejado más remedio que tener que utilizarla, llora cuanto quieras porque no vas a conseguir nada. Vas a recibir cien correazos en tandas de 10, cada tanda será más dura que la anterior, así aprenderás a obedecerme- . Me dijo intimidándome por completo.
ZAAAAAAAAAAAAS recibí un primer correazo, fue abrasador, producía un dolor muy fuerte. ZAAAAAAAAASSSSS a medida que continuó azotándome con la correa el dolor fue en aumento. ZAAAAAAAAASSSSS fui recibiendo azote tras azote hasta completar los primeros diez correazos. Tenía el culo completamente rojo.
ZAAAAAAASSSSSS ZAAAAAAASSSSS continuó con la segunda tanda de correazos, tal como me prometió más dura que la anterior, aumentó su intensidad y dureza. Lo peor estaba aún por llegar, según transcurrían sus azotes el dolor crecía y crecía mas. A partir de la cuarta tanda comencé a sentir un dolor muy intenso, me abrasaba el trasero y cada correazo era como un hierro incandescente sobre mi piel.
ZAAAAAAAASSSS La quinta y sexta tanta de azotes hizo que comenzara a llorar desconsoladamente, el dolor era terrible. Deseaba que mi castigo terminara pronto, pero todavía me quedaban muchos azotes por recibir.
Se tomo un respiro mi tía Elizabeth y se sentó de nuevo en su cómoda butaca situada en el rincón de la habitación.
- Prepárate porque ahora viene lo mejor, no voy a reprimirme, voy a azotarte con mucha fuerza, voy a romperte el culo por completo con mi correa, aprenderás a no desobedecerme nunca jamás - . Se levantó tras su descanso y agarró la pesada correa entre sus manos enguantadas.
ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSS El correazo fue muy fuerte, sentí un dolor enorme, la dureza aumentó considerablemente. ZAAAAAAASSSSS cada correazo lo descargaba con más fuerza. La azotaina se hizo insoportable, nunca había sentido tanto dolor. ZAAAAAAAASSSSSS .Fui recibiendo azote tras azote sin poder moverme ni mucho menos gritar o quejarme. Lloraba desconsoladamente y deseaba que el tiempo pasase rápidamente y diese por concluido mi castigo. Mi culo no aguantaba más azotes pero ella continuaba uno tras otro.
Los últimos diez correazos fueron los más duros con diferencia, descargó la pesada correa de piel con una gran fuerza bruta proveniente de su voluptuoso brazo. Deslizaba un pie hacia atrás para coger impulso y me propinaba un tremendo correazo que me hacía llorar, era insoportable. Recibí uno a uno sus correazos hasta llegar al último que me destrozo el trasero de la intensidad con lo que lo propinó. Dejó caer la correa sobre la butaca y se acercó hasta mi donde me encontraba dolorido y llorando a lagrima suelta.
- He estado pensando mucho como conseguir que aprensas a obedecer y finalmente he tenido una gran idea. Vas a venir a mi casa durante una temporada, nos iremos tú y yo solos. Mañana se lo comentaré a tu madre y tú por supuesto no tendrás palabra, te callaras o te juro que vuelvo a atarte a la cama y te propino otros cien correazos. En mi casa estaremos solos y te enseñaré a obedecerme, te aseguro que no pestañearas sin mi permiso, harás todo cuanto te ordene, mas te vale que sea así porque allí puedo azotarte durante un día entero si es necesario. Vas a volverte obediente, educado y respetuoso te lo prometo y si no lo haces te azotaré con la correa dia tras día sin descanso. - La tía Elizabeth guardó todos sus instrumentos de azotar y se quito sus guantes completamente sudados guardándoselos en un bolsillo de su vestido corto de tela.
- Todavía queda mucho hasta que regrese tu madre, vas a pasar así la noche, te desataré cuando quiera. Recapacita sobre tu comportamiento y vete haciéndote a la idea que pronto vendrás a mi casa. Se acabaron las contemplaciones contigo, te castigaré de formas que nunca has imaginado, puedo provocarte un dolor insoportable hasta que aprendas, y si no lo haces peor para ti seguiré una y otra vez ,jajjaja - Se marchó de la habitación , apagó la luz y cerró la puerta dejándome allí inmovilizado, amordazado y con el culo morado de dolor.
¿Quieren una tercera parte en casa de la Tía Elizabeth para saber que sucederá? .
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