Diomedeidae - 9 (final)

Por fin llegamos al final de la historia, aunque a Nadia y a Luismi todavía les quedan algunas cosas que pasar

Diomedeidae -9

Tras el pase privado en la galería de arte Nadia el siguiente mes para ella fue como una nube, pareció que se volvían mucho más cercanos aún. Por sistema, la gran mayoría de las noches o bien las pasaban juntos en casa de él, o bien en casa de ella. En ese mes únicamente en tres ocasiones habían terminado durmiendo cada uno en su propia casa. Nadia en cierto modo no quería decirle nada por no presionarle, tenía clarísimo que lo que en su caso querría y le gustaría desde hacía bastante, que era vivir los dos juntos, le daba igual en cuál. En este mes Luismi había ido varias veces a recogerla al trabajo, mientras esperaba había entablado conversación con varias personas de su entorno. Cierto que en el caso de algunas mujeres había visto claros signos de admiración por él, que no es que le hiciesen muy feliz, pero que tampoco significaban nada, era consciente que de no haber estado tan pendiente de su chico ni se hubiese dado cuenta de ello. No es que le gustase verse como alguien tan celosa, pero no podía evitarlo, habían pasado muchísimas cosas entre ambos, ahora mismo le había recuperado y no tenía la menor intención de permitir que eso cambiase porque alguna se entrometiese.

Luismi después del pase estuvo muy pendiente de Nadia, de cómo llevaba el haberle presentado a su círculo. Se dio cuenta de que, cuando iba a buscarla, que no le perdía de vista ni un solo instante, ya estuviese hablando con hombres o con mujeres, aunque cuando era con alguna de éstas, notaba cómo según de atractiva fuese su atención sobre él se redoblaba. Entendía que tras todo lo sucedido entre ellos en el pasado, su chica, porque ya consideraba a Nadia como tal, tuviese miedo de que pasase algo que los alejara. También es cierto que en cierto modo se sentía halagado por ese indudable interés de una mujer como ella por él, que según su forma de verse tampoco era nada del otro mundo. Por él estarían viviendo ya juntos, pero en cierto modo no se atrevía a pedírselo después de oponerse tanto al principio, temía que de hacerlo ella aceptara únicamente por sentirse presionada por la situación, de hecho Luismi era más que consciente que en ese mes que había pasado desde lo de la galería de Arte, salvo en tres noches, todas las demás las habían pasado juntos como si estuviesen viviendo en pareja en casa de uno u otro.

Luismi recibió un mensaje de su agencia sobre un trabajo en Londres para mediados de mes. El asunto era ciertamente peliagudo desde su forma de verlo. Sabía lo celosa que se mostraba Nadia con cualquier mujer relativamente atractiva que se acercase a él, algo que no le molestaba excesivamente en realidad. Era más que consciente del porqué de esta actitud, después de todo lo sucedido, tal y como poco a poco iban reconstruyendo su relación, no sólo como pareja, sino también de, en cierto modo, amistad, Nadia no se sentía segura del terreno que pisaba. También era cierto que a él le ocurría lo mismo con ella, no le gustaba nada de nada que otros tíos se le acercaran con “confianzas”, no le gustaba ver eso para nada, pero que nada de nada. El problemita en cuestión del trabajo es que era para una prestigiosa revista, o más bien sería más exacto decir empresa dedicada a esto, pero era para un reportaje de los últimos modelitos de ropa interior femenina… Algunos de los últimos modelitos eran en plan explosivo, temía cómo decírselo a su más que celosísima chica. Al final se decidió por no contarle nada de nada, que se enterase por sorpresa.

Nadia tenía varios días libres para poder cogerse a su disposición, eran aproximadamente unos siete, aunque no lo tenía muy seguro ya que normalmente nunca se preocupaba de ello. Luismi le había dicho que tenía trabajo en Londres, unos quince días más o menos, le pidió que se tomase esos días y le acompañase. A ella le había hecho ilusión la petición de su chico, pensó en irse con él y volverse luego a la semana, pero para su sorpresa un Luismi muy serio le tomó de las manos y le pidió que por favor fuese en la última semana con él. Se mosqueó, no porque quisiese que fuese en esas fechas concretas, sino porque se negó a desvelarle el motivo de querer que lo hiciese de ese modo. Cuando insistió en ello optó por poner por delante la confianza que ella pudiese tener o no en él, algo que la sentó fatal de verdad. Consideraba que no era justo, llevaba luchando a brazo partido tanto como él por la relación, era injusto del todo el que la pusiese ante ella semejante chantaje emocional, además sabiéndolo como él lo sabía, porque en esta ocasión se lo dijo y él aceptó que eso es exactamente lo que esta petición era.

Luismi por primera vez desde que empezó con Nadia se sintió intranquilo, cuando le pidió que por favor fuese la última semana ella se negó, cierto que le explicó de forma precisa porqué consideraba mejor la primera semana, también que era ella quien estaba en lo cierto, pero él quería que estuviese con él cuando las fotos, tendrían menos tiempo para ellos pero quería que le viese trabajar también en esas circunstancias. Le había hecho algo imperdonable, se lo había puesto usando chantaje emocional, lo peor es que ella lo pilló y en lugar de callarse como antes se lo había echado en cara, no se había atrevido tampoco a negarlo… y ahora estaba muy preocupado por lo que pudiese suceder, se empezaba a arrepentir de lo que le había pedido y cómo lo había hecho. Pero sabía que si le explicaba el trabajo que tenía que llevar a cabo, o que fuese la primera semana aún sería muchísimo peor… Entonces querría estar todo el tiempo allí con él y eso interferiría tanto en su propio trabajo al no dejarle respirar, como en el de ella porque conociéndola sabía que haría lo que fuese por conseguir más días de cualquier forma para no perderle de vista… y por ejemplo en su caso, se conocía cómo reaccionaba cuando le jodìan trabajando, sabía lo que podía pasar si su chica se inmiscuía en ello y era un riesgo que prefería evitar correr en lo posible.

Nadia tragó con lo que Luismi le pidió, como había hecho hasta el momento con casi todo, pero ciertamente estaba empezando a cansarse de esta situación que sabía en parte se daba por culpa suya y de sus temores, para terminar de rematarlo el muy cabròn le había mirado de ese modo que tenía de hacerlo, que no fue capaz de resistirse o seguir enfadada con él. Para colmo al habérselo pedido después de cenar en su casa, habían terminado haciendo el amor, que fue lo que le terminó de faltar para claudicar ante él con su petición.

Cuando él se marchó estuvo una semana rumiando el porqué de ese extraño comportamiento en Luismi, no terminaba de entenderlo, además le dio un pase para el lugar donde estarían haciendo las fotos junto con el número de habitación que había reservado para los dos, además le había pedido expresamente que no quería enterarse del día que iba, ni saber que estaba allí por lo menos hasta pasadas unas tres horas de su llegada.

Cuando Nadia aceptó lo que él quería, Luismi se encargó de darla un abanico de días, justo los diez de las fotos, no quería saber ni cuándo llegaría ni que ella estaría allí hasta que pudiese verle trabajar sin saber que ella le observaba. Puede que pareciese una estupidez, pero él consideraba que quizá de ese modo se quedase más tranquila sobre sus temores de perderlo porque pudiese aparecer cualquier otra y ligárselo si ella no estaba cerca para defender lo suyo. Sabía más o menos quiénes serían las modelos, también que había un par de ellas que le pondrían ojitos, ya que habían tenido sus más y sus menos, sólo sexo, pero dudaba de que no quisiesen volver a probar cuando su parte de las fotos estuviesen echas, además y más importante para Nadia, allí trabajando con él estarían tanto Jakie como Frank, que aunque no lo supiese ambos se consideraban también como amigos de Nadia simplemente por el mero hecho de ser su chica, y ambos le echarían una mano para ayudarle a controlar su genio cuando se diese cuenta del percal de las fotitos.

Cuando Nadia llegó a Londres se fue directa al hotel, luego tomó un taxi para que le llevase a la dirección que Luismi le había facilitado, estuvo tentada de llamarle para informarle de su llegada, pero recordando lo que le dijo le hizo caso nuevamente, aunque se iba enfadando por momentos con tanta tontería. Cuando llegó al lugar, aparentemente una antigua mansión de la época Victoriana, para entrar enseñó el pase sin encontrar ningún problema tras ello. Nada más pisar la casa se le olvidó de golpe todo el discurso que llevaba preparado para Luismi en referencia a cómo se sentía…, acababa de ver pasar ante ella a dos preciosísimas chicas morenas en ropa interior, con tangas para más señas, riéndose mientras iban hablando por lo bajito de lo buenísimo que estaba el fotógrafo y el favorcito que cualquiera de ambas estaría más que encantada de hacerle cuando terminasen la sesión de fotos…

A Nadia sólo le faltó que le diese vueltas la cabeza, en pleno inicio de un cruce total de cables enfiló en la dirección de la que las dos chicas venían con la esperanza de encontrar al cabròn de “su chico” para cantarle las cuarenta por lo de esas dos. Cuando llegó a la amplia sala se encontró con otras tres modelos también en algo más que sugerentes modelitos de ropa interior, posando. Pero lo que peor llevó fue ver sentada cerca de Luismi a Jakie y trabajando con ella a Frank, que parecía estar acabando de arreglarle el pelo. Mordiéndose los labios estuvo como una estatua sin moverse de un rincón, un sitio donde seguro que Luismi no pudiese verla con facilidad. Se quedó allí parada rumiando muerta de celos, viendo cómo su chico se levantaba, dejaba la cámara para ir a toquetear a las modelos mientras que las recolocaba. A los quince minutos se calmó algo, ya que hacía cinco minutos que estaba Jakie posando y Luismi acababa de meterla un rapapolvo de aúpa por no estar, según él, en lo que tenía que estar.

Por primera vez desde que vio la situación se empezó a tranquilizar y sus celos a remitir, se dio cuenta de que esa modelo era Jakie, que era y hasta empezar su relación había sido incluso amiga con derecho a roce de Luismi, sin embargo ese que estaba inclinado con la cámara era más que evidente que no se trataba de “su” Luismi, sino de Diomedeidae. A Luismi jamás se le hubiese ocurrido decirle a Jakie lo que le acababa de decir. Recordó todo lo que ésta le contó sobre su chico cuando estaba trabajando.

A los veinte minutos Jakie terminó según escuchó por ese día, pero todavía quedaban algunas modelos más por pasar por la cámara de Luismi. Las siguientes fueron dos tetonas rubias que le ponían ojitos mientras posaban… vio que dos gruñidos de su chico hizo que las dos se centraran únicamente en posar. No se daba cuenta de nada a su alrededor hasta que escuchó a Jakie a su lado.

  • Nunca le habías visto trabajar cuando le disgustan, ¿verdad?

  • No, lo cierto es que no, sinceramente no conocía a este Luismi. Jakie de verdad que siento lo que te ha dicho, no es propio de él ver…

  • ¿Pero de qué coño hablas Nadia?, ése no es tu Luismi, ése es Diomedeidae y está trabajando… Por tu pase veo que te ha invitado él a que estés aquí, pero un consejo cielo: Novia o no novia, como te metas en medio de su trabajo te pega una patada en el culo y te larga de aquí, de modo que calladita. Tú ver, oír y callar hasta que termine, luego verás cómo sigue siendo tu Luismi, el mismo al que tanto queremos todas… Pero créeme que a ése que está ahí ahora mismo con el medio cabreo que lleva… -Señaló a Luismi con el dedo-, preferimos evitarlo todas nosotras como si fuese el mismísimo diablo.

Pese a lo que pudiese parecer Nadia agradeció a Jakie su consejo, en esa conversación entre ambas también quedó implícito para las dos que Jakie era amiga de Luismi únicamente y que ella era su novia, en cierto modo incluso por lo que dijo la morena, o más bien dio a entender, su propietaria real. Cuando terminó la sesión por ese día, vio que había varias chicas, por su físico seguro que modelos, esperando a que Luismi saliese… pero para su desconsuelo Frank le interceptó y señaló hacia ella.

Nadia casi se derrite cuando vio la sonrisa de alegría que surcó clarísimamente la cara de su chico al verla allí parada, y qué decir de cuando se abalanzó sobre ella comiéndole la boca ante todos sin importarle tres pimientos lo que la gente pensase. Lo peor fue cuando al oído le dijo que llevaba una semana de ayuno sin ella, rodeado de bollitos la mar de comestibles por todas partes, que se preparase para esa noche, porque no pensaba dejarla descansar ni media horita siquiera… Sintió cómo se mojaba al escucharle, cómo deseaba poder tenerle para ella, cómo deseaba poder montar y cabalgar a su chico, cómo deseaba sentirse dominada por él, como deseaba estar a solas los dos y poder follar hasta hartarse.

Luismi quería que Nadia fuese por su cuenta sin avisarle con el fin de que le viese trabajar en unas circunstancias un poco peculiares, más que por el trabajo en sí con modelos en ropa interior, por lo celosa que solía ser Nadia con él. El objetivo de Luismi era muy claro, que al verle trabajar al natural se diese cuenta de la diferencia que existía entre lo que ella podía temer y la realidad de la situación. Cuando Frank lo interceptó y le señaló dónde estaba fue como un subidon de adrenalina. El verla en un rincón, sin molestar, sonriente, con cara de estar feliz de verle. Para él, que como mínimo se esperaba algún gesto torcido por su parte al ver en qué consistía el "trabajito", hizo que aún la quisiese más.

Cuando la tuvo entre sus brazos lo primero fue devorar sus labios, y lo segundo, cuando sus bocas quedaron libres, hacerle una completísima declaración de sus intenciones para con ella. Le explicó que llevaba toda una semana rodeado de espectaculares chicas en ropa interior, que alguna que otra incluso le había puesto ojitos, que ella era muy mala por dejarle toda la semana en ayunas con semejante atracón de comida por todas partes, pero que esa misma noche se pensaba vengar de ella no dejándola descansar ni media hora. Luego se pegó bien a ella para que sintiera lo duro que estaba únicamente con tenerla entre sus brazos, algo que además también le comentó al oído: que había sido verla y empalmarse... Notó cómo su chica se estremecía y se abrazaba a él aún con más fuerza.

Esa noche estuvieron cenando casi todos los de la producción en el mismo sitio. Nadia tonta no era, y se dio perfecta cuenta de tres o cuatro chicas a las que pareció decepcionar saber que el famoso Diomedeidae tenía novia. También es cierto que si bien esas no la preocuparon, incluso mirando a "su" Luismi entendió que la pudiesen envidiar, había otras dos que se pusieron a tontear con él en sus mismos morros a pesar de saber perfectamente quién era. Pese a las ganas de arrancarles todos los pelos que tenían se guardó muy mucho de hacer nada que pudiese avergonzar a su chico, por lo que prefirió centrarse en conversar con Frank y otras personas... A media cena Jakie que estaba a su lado le dio un codacito en el brazo, señalándole con la mirada que estuviese atenta a la morena que Luismi tenía frente a él.

Nadia se dio cuenta casi en el acto que la muy puta estaba acariciando a Luismi en la pierna con el pie descalzo, para entender el significado de eso no hacía falta ser ningún lumbreras. Cuando iba a saltar como una escopeta sintió sobre su brazo la mano de Jakie que le hizo señas de que estuviese tranquila. Para su sorpresa tres minutos después de estar mordiéndose los labios al ver eso Luismi tranquilamente le pegó a la morena un "Zas" en toda la boca delante de todo el mundo. Se limpió los morritos, puso boquita de piñón hacia ella, le lanzó un besito y le soltó un:

-Mira monina, eres preciosa y seguro que follas de puta madre, pero cuando yo tengo ganas de hacerlo, con la única persona con quien me apetece es con mi novia aquí presente (mandó un besito con la punta de los dedos a Nadia), a la que por cierto me muero de ganas de tener para mi solito en nuestra habitación y poder demostrarla cuánto la he echado de menos, de modo que deja de dar por culo en mi pierna con el piececito de los cojones, ¿quieres guapa?

La pobre casi se atraganta con la frasecita, se le fue el vino que estaba bebiendo por otro lado y casi se ahoga, empezó a toser de mala manera. Nadia primero se quedó con la boca abierta, cuando le lanzó el beso y el posterior comentario sobre ella se puso como las amapolas al no esperárselo. Su Luismi acababa de dejar clarito, clarito, clarito a todo el mundo que su único interés por una mujer residía en ella... estaba que lo único que le faltaba a la pobre era dar palmas con las orejas de la felicidad. Durante el resto de la noche vio cómo todo el mundo se comportó y ninguna de las modelos osó chistar nada o mirar con ojitos a Luismi, visto el antecedente. Jakie le guiñó un ojo tras lo que Luismi había dicho, y por lo bajito le dijo que ahora ya se podía imaginar cómo se las gastaba cuando estaba trabajando y le enfadaban. Normalmente, según Jakie, aún solía ser bastante más desagradable que en la cena con la del piececito.

Luismi subió con Nadia a la habitación, ya en el ascensor estaba abrazándola por la espalda y mordisqueándole el cuello, temía no ser capaz de resistirse a él hasta llegar a la habitación de seguir por ese camino, de modo que le pidió que la dejase, que no quería dar ningún espectáculo allí. Lo cierto es que Luismi pareció que mucho caso no le hizo a su petición. Estaban alojados en un sexto piso, cuando el ascensor llegó al segundo, su mano se centró sobre su falda larga, metiéndola hacia su entrepierna y frotando con un dedo sobre su sexo, logrando arrancar un gemido de su garganta al sentir la caricia. Al llegar el ascensor al tercer piso su chico tenía una mano frotando su sexo, exacerbando su deseo, mientras que la mordisqueaba el cuello y su otra mano entraba por su blusa para acariciarla uno de sus pezones, cada vez más duros y enhiestos.

Al llegar al cuarto piso Nadia no podía evitar gemir sin el menor pudor ante el placer que empezaba a sentir con las caricias de su chico, encima, para empeorar las cosas, éste se las había apañado para meter la mano bajo la falda y situar el dedo directamente sobre el tanguita frotando, de ese modo mucho más íntimo, su coñito. Su dedo corazón acariciaba su rajita todo a lo largo, acariciándola de forma constante, arrancándole gemido tras gemido de placer y auténticos escalofríos que recorría su cuerpo al sentirlo de ese modo.

Cuando el ascensor superaba el quinto piso ella ya lo había mandado todo al diablo, una de sus manos estaba dentro de la bragueta del pantalón de Luismi acariciándole la polla, mientras éste tenía el dedo corazón completamente dentro de su coño, sus dientes mordían el lóbulo de su oreja y su otra mano pellizcaba su pezón arrancándole fuertes jadeos y gemidos de placer. Nadia ya se sentía vencida y entregada a su chico, sabía que si Luismi en ese momento le pedía que se pegase contra la pared del ascensor para follàrsela sucumbiría en el acto al deseo que también sentía, a la necesidad de tener dentro de sí a su chico ya mismo, a la necesidad de sentir que su chico era de ella y de nadie más, al más puro y primitivo deseo sexual sobre su pareja.

Cuando llegó el ascensor al sexto piso Luismi retiró sus manos del cuerpo de Nadia, ésta emitió un pequeño jadeo de protesta, también le hizo que le soltase la polla y sacase la mano de su bragueta. Después al oído de su chica le dijo que pensaba respetar su deseo de no dar ningún espectáculo en el hotel, pero que se preparara porque según cerrasen la puerta tras ellos pensaba desnudarla en menos de diez segundos para empezar a follàrsela de inmediato.

Nadia de repente sintió cómo se retiraba de ella, cómo toda invasión de él sobre su cuerpo cesaba, no pudo evitar que se le escapase un gemidito de decepción, sobre todo cuando sintió cómo le quitaba a su mano su premio, cómo hacía que soltase su polla sin dejarla más opciones. Fue entonces cuando le escuchó decirla que pensaba respetar su deseo de no dar ningún espectáculo donde pudiesen pillarlos, pero que en cuanto la puerta de su habitación se cerrara, que se preparase porque se la pensaba follar viva, tanto si le daba tiempo a desnudarla como si no. Nadia sintió que se mojaba más aún, estaba en un estado de completa excitación. No pudo evitar pensar que desde luego Luismi era un cabronazo de cuidado, le había llevado hasta el límite de su entrega para luego quitarla el caramelo de la boca... Pensó en que cuando cerraran las puertas él no iba a ser el único en querer al otro sin ropa en diez segundos máximo.

Cuando Luismi cerró la puerta con el talón mientras miraba moverse el culito de Nadia que había entrado delante suyo iba relamiéndose pensando en lo que podría disfrutar con su chica en unos instantes. Se vio completamente sorprendido cuando Nadia de repente se giró bruscamente y se lanzó contra él, casi empotrándole contra la puerta. Le arrancó todos y cada uno de los botones de la camisa, de un solo tirón, al abrírsela de golpe, luego su boca acudió rauda a posarse sobre uno de su pezones y mordérselo enfebrecida. Luismi al sentir el mordisco, y la otra mano de ella tirando de sus pantalones junto con sus bóxer, hacia el suelo para dejar libre su polla, no pudo evitar lanzar un rugido y tirar de modo violento del vestido de Nadia, arrancándoselo casi del cuerpo. Segundos después estaban los dos completamente desnudos.

Luismi cuando sintió la reacción de Nadia se volvió como loco de deseo por su chica, en menos de treinta segundos la tenía contra la pared justo al lado de la puerta, con sus piernas enroscadas en su cintura y con su polla dentro de su coño mientras se mordían mutuamente de deseo. Cinco segundos después de eso estaba embistiéndola como un loco, gimiendo y jadeando al sentir el placer que le brindaba el estrecho coñito de su novia, que a su vez le abrazaba clavándole las uñas en la espalda mientras gemía y daba grititos de placer con cada entrada de su polla hasta sus entrañas.

Nadia sentía cómo en esa posición, la polla de su chico golpeaba en el fondo de su vagina, no sentía dolor, pero si una extraña sensación que la exacerbaba aún más, estaba abrazada a él con todas sus fuerzas, era consciente de que sus uñas se introducían bajo la piel de su chico pero era incapaz de poder evitarlo, sus caderas se movían con vida propia intentando acompasarse a sus embestidas. Todo su cuerpo parecía moverse como si tuviese vida propia y ajeno a su voluntad, sólo era capaz de gemir, jadear y gritar del placer que estaba sintiendo. El no va más fue cuando se corrió sin poder evitarlo entre fuertes jadeos y gemidos de placer. Sólo segundos después fue su chico quien se corrió, inundándola las entrañas de semen, al sentir los golpes en su interior de los chorros de semen, alcanzó un nuevo orgasmo que la hizo lanzar un nuevo grito de placer. Quedó completamente desmadejada en los brazos de su chico, incapaz de hacer nada de nada, sólo resollar y jadear por el esfuerzo. Miró a Luismi y por lo que parecía éste no estaba mucho mejor, pero al ver esos ojos brillantes no pudo evitar lanzarse de nuevo a besarle, a comerle los morros mientras empezaba a sentir nuevamente las primeras punzadas del deseo otra vez.

Tras desfondarse dentro de Nadia, Luismi consiguió, como buenamente pudo, cargar con ella hasta la cama, y allí se dejó  caer en la misma posición en que estaban mientras que nuevamente empezaban los dos a comerse a besos. Para su sorpresa Nadia pareció recuperar su deseo enseguida, le hizo voltear y subiéndose sobre él empezó a acariciarle la polla. Segundos después de esto su polla desaparecía entre sus labios, siendo succionada como por una aspiradora e iniciando una veloz recuperación de su dureza. Cuando estuvo de nuevo en plena forma Nadia se situó sobre él y mirándole con cara de zorrita salida se empaló suavemente hasta que desapareció dentro suyo hasta el último milímetro de piel con un largo y ahogado gemido por su parte.

Nadia estuvo cabalgándolo y dominándolo durante más de veinte minutos, al final logró su objetivo, ambos se corrieron. Durante casi toda la noche los dos estuvieron en uno u otro momento dominando la situación y follàndose literalmente al otro. Por la mañana cuando ambos se levantaron para ir a la sesión, apenas habían dormido dos horas después de la maratoniana noche de sexo. Nadia había quedado mucho más que satisfecha, y no sólo por la sesioncita que había disfrutado, sino de ver cómo su chico se había entregado a ella por completo sin intentar imponerse, jugando con ella y dejándola jugar con él.

Ese día llegó a la sesión con otras perspectivas pese a que alrededor de Luismi todo eran mujeres en ropa interior. De hecho se confió en exceso al sentirse segura de que era suyo por primera vez desde que empezaron. Se metió donde no debía y recibió un broncazo de su chico de órdago, se asustó un poco de él incluso, ya que le cambió hasta la cara. Tal y como le había dicho Jakie el día anterior, se vio en un tris de que fuese de verdad capaz de pegarle una patada en el culo y echarla de la sesión. Fue consciente por primera vez  de que con su chico trabajando es cuando más segura podía estar de que no se lo iban a quitar. Daba miedo cómo se ponía de duro el cabronazo. Lo malo es que esa cara de Luismi, que no había visto nunca antes, para su sorpresa hizo que se pusiese cachonda pérdida con él casi al instante... Su Luismi también tenía su puntito de malote. Sintió cómo  se mojaba, decidió salir a tomar el aire antes de que él se diese cuenta de algo. Le creía muy capaz de echarla de verdad de una patada en el culo y sin metáforas.

Cuando el trabajo terminó y ambos regresaron juntos de regreso, Nadia se volvía teniendo muy claro que Frank y Jakie de verdad eran amigos también de ella. En el avión su chico se volvió a calentar con ella y no pudo evitar complacerle en el servicio del avión. Estaba segura de que al menos una de las azafatas se había dado cuenta de que habían estado los dos follando, aunque tenía que reconocer que si al principio fue solo por complacerle, después de tenerle allí adentro, en un lugar tan chiquito, expuestos a que todos se enterasen si hacían ruido... el morbo fue superior a ella y terminó disfrutando tanto como él de la follada. Desde luego no se arrepintió para nada de haber cedido a sus pretensiones.

Para asombro de Luismi tras follarse a su chica en los servicios del avión se solucionó el tema de vivir juntos por sí solo. Ella hizo un comentario de pasada sobre ello y él entró al trapo, al final los dos terminaron riéndose de lo idiotas que podían llegar a ser. Resultaba que ninguno  se atrevía a decir claramente que se moría porque viviesen juntos de una vez. Al final la casa por la que se decidieron fue por la de ella ya que era la más grande de las dos, también porque a Nadia le gustaba vivir cerca de sus padres y Luismi no tenía problema alguno con eso de vivir junto a ellos.

Una de las cosas más embarazosas que tuvo que aguantar Nadia fue a los quince días de estar los dos viviendo juntos en su casa. Su madre y suegra, desayunando junto con ella, empezaron a burlarse, Margarita le dijo que sería aconsejable que bajasen el volumen cuando Luismi y ella se pusieran a hacerse cariñitos, no fuese que alguien se pensase que estaban dentro los bomberos. Mientras Margarita y la madre de Luismi se partían de la risa al ver la cara de apuro que ésta había puesto. Nadia creía que no podría pasar mayor vergüenza que ésa, lo cierto es que cuando ella llegaba como Luismi no estaba trabajando en esos momentos le tenía preparado su baño, su cenita y después le daba un masajito que invariablemente terminaba por ponerla cachonda perdida, reclamándole sistemáticamente que solucionase el problema que había causado. Podía decir sin asomo de dudas, que el cabronazo de Luismi estaba deseando que esas reclamaciones por su parte llegasen, ya que se entregaba a satisfacerla con enorme entusiasmo. Algo que según parecía debía de ser muy contagioso porque ella rápidamente se veía tan agresiva o más que él mientras follaban, resultando los dos ciertamente un pelín más escandalosos de lo necesario.

A los seis meses de estar viviendo juntos tuvieron su primera bronca seria por un trabajito suyo del estilo del de Nepal, que le mantuvo alejado de Nadia un mes completo, y cuando regresó volvió hecho unos zorros porque fue en la profunda selva amazónica brasileña... Nadia no se lo tomó nada bien, ella sabía que los trabajos de moda suponían para él un salario de más del cuádruple de los otros, pero también sabía que no había forma de que dejase esos trabajos de cierto riesgo porque eran los que de verdad le gustaba hacer y eso lo aceptaba como parte importante e intrínseca de él.

Por eso Nadia no discutió con él por el trabajo en sí ni una sola vez, sino por los riesgos absurdos que corría mientras lo hacía. Muy seria Nadia le advirtió que si en el próximo volvía a suceder algo del estilo de los dos últimos ella iría con él al siguiente si hacía falta para meterle sentido común en la cabeza y se pondría en los mismos riesgos que él decidiese asumir, a ver si de ese modo era capaz de exponerse como se exponía sabiendo que ella también lo haría exactamente igual. A Luismi le encantaba esto de Nadia, su chica no intentaba en ningún momento negarle su pasión por esos reportajes en absoluto, eso no entraba en ninguna de sus discusiones con ella, ni siquiera pasaba cerca de ellas, pero tenía muy claro que le quería y si no podía meterle responsabilidad en su cabezota por las buenas lo haría por las malas, arriesgándose ella misma con él si era preciso. Sabiendo a estas alturas que de verdad era más que capaz de hacerlo se prometió a sí  mismo andarse con muchísimo más cuidado en futuras aventuras únicamente por no exponerla a ella.

Poco después de esto Nadia tuvo un serio problema. Una de sus amigas del trabajo se casaba y había invitado a la despedida de soltera a bastantes de las chicas del trabajo. Más que amiga suya lo era de Lorena y de Ana, aunque no por ello es que no se llevasen bien. El problema es que fueron a un Boys y la cosa se desmandó muy seriamente. A Nadia le pusieron en bandeja de plata ante sus narices dos enormes pollones de sendos mulatos, la boca se le hizo agua sólo de pensar en meterse semejantes dos herramientas y verse perforada por ambos Boys a la vez. Pero tuvo la sensatez de pensar en Luismi, consciente de que aunque no se enterase nunca de lo que allí sucediese ella difícilmente podría volver a mirarle a los ojos con la conciencia tranquila. Tenía muy claro que para ella era muchísimo más importante Luismi que una diversión estúpida de diez minutos y arriesgarlo todo por ello de nuevo, ya le falló una vez de ese mismo modo y se había jurado así misma que por su parte era algo que jamás de los jamases volvería a suceder.

El problema de Nadia es que varias de las chicas se desmadraron, tanto a Lorena como a Ana le hicieron lo mismo que a ella, Lorena hizo lo mismo, rechazarlo, pero Ana antes de que se diesen cuenta estaba lamiéndolas a dúo, metiéndoselas en la boca alternativamente. Intentaron que se quitase y se marchase con las dos, pero no hubo forma. De veinte chicas que entraron sólo seis se fueron de allí tal y como llegaron, entre ellas Nadia junto con Lorena. Cuando llegaron a casa muchísimo antes de lo esperado Nadia y Lorena se encontraron con la desagradable sorpresa de que Luismi estaba despierto esperando a Nadia. Cuando les preguntó, Nadia empezó a irse por las ramas, pero al final no pudo aguantar y le confesó todo lo que había sucedido, incluido el hecho de que se le hizo la boca agua al ver esos dos pollones a su disposición, sin contar que como contestación a una pregunta de Luismi no fue capaz de negar que sí, que también se había mojado mucho pensando en que se la follaran los dos mulatos… Lorena estaba callada como una muerta, algo asustada además por la posible reacción de Luismi y pensando en lo que diría su chico cuando se enterase, porque no dudó ni un minuto de que sabiéndolo Luismi debía de contárselo nada más verlo…

Luismi cuando Nadia le contó todo esto no es que le hiciese gracia, pero era consciente de cómo iban esas cosas. Lo importante no era que su chica se hubiese pensado por un segundo si follar o no, lo importante es que pensando en él había dicho un no rotundo, tampoco si se mojó o no pensando en ésos dos sementales que le describió, sino en que volvió con él sin que hubiese pasado nada de nada. Una única cosa que puso como condición para no enfadarse con ella es que Lorena llamase a su chico desde el teléfono fijo y le dijese dónde estaba por si quería ir a buscarla. Luego como consejo le dijo que hiciese lo mismo que Nadia, que le confesase lo sucedido pero sin decir nada más que el que ellas se marcharon y vinieron directas a casa con él.

Luismi sabía más que de sobra que en un grupo pequeño de amigos/as de los de toda la vida de cuatro o como mucho cinco personas, que sabían de qué pie cojeaban los demás, si todos pringaban nadie sabría nada de nada de lo que sucediese. En un grupo tan amplio como el que Nadia y Lorena comentaron que saldrían, cuando según le dijo luego Nadia además cuatro de ellas no tenían pareja estable en esos instantes. Lo que había pasado sería llamar al desastre como así sucedió. Bastó que una persona se fuese de la lengua y lo contase donde no debía para que se extendiese como la pólvora. De las diez personas que se quedaron y que tenían en ese momento pareja, la orgía que montaron les costó su relación a ocho de ellas cuando sus parejas se enteraron.

Las dos restantes entre las que estaba la propia novia se salvaron porque demostraron que salieron casi detrás de las que se fueron al principio junto con dos de las solteras y aún así ambas relaciones quedaron tocadas ya que quedaron como sospechosas de lo que les hubiese o no dado tiempo a hacer en ese corto espacio   hasta que se fueron. La novia tuvo que ver cómo la ceremonia de su boda se retrasaba porque el novio ahora no se fiaba de ella y lo que hiciese en esa despedida. Ana rompió, se pasó más de un mes lloriqueando en brazos de Nadia y Lorena lamentándose, de lo que según ella, sólo había sido un error tonto y lo que le estaba costando pagar ahora. Incluso ambas intentaron interceder ante su novio sin éxito. Tanto Luismi como el novio de Lorena tuvieron muchísimo cuidado en no meterse en nada, ni decir nada al respecto. Ana había follado con los dos mulatos y su novio se enteró de ello, tras una bronca monumental en la que dejó clarísimo lo que opinaba de ella, la mandó a paseo.

Nadia sudó de miedo cuando todo el pastel se descubrió, miedo por lo que hubiese podido pasar de no habérselo terminado confesando a Luismi esa misma noche. Estuvo más que segura de que posiblemente de no haberlo hecho así quizá a estas alturas ya no tuviese consigo a su chico. Para su sorpresa Luismi fue muy comprensivo, incluso ayudó con el novio de Lorena cuando ésta se lo contó allí mismo al pasar a buscarla, haciéndole comprender y entender que con ellas no pasó nada que no hubiese pasado de ser ellos los de la fiesta, le dijo que simplemente sustituyera mulatos cañón por mulatas cañón, y mojarse por empalmarse... Sin poderlo evitar todos se echaron a reír al darse cuenta de lo ridículo de la situación y en este caso de los celos. Las dos parejas terminaron sentadas en el sofá con ellas sentadas encima de ellos y dándose besitos mientras hablaban amigablemente.

Dos años después Nadia estaba como idiotizada mirando la cara de bobo que ponía Luismi cuando tras el parto la enfermera le puso a su hija en brazos. Incluso Nadia hubiese jurado que a su chico se le caía hasta la baba. Para su sorpresa sin dejar de mirar a su chiquitina Luismi le dijo que se fuese preparando, porque tenía seis meses para preparar una boda, que no quería que esa cosita creciera sin que su papá y su mamá estuviesen casados. Se le saltaron hasta las lágrimas al darse cuenta de lo que su chico acababa de pedirle... Todavía no se lo habían planteado siquiera, incluso cuando decidieron tener un hijo el tema de la boda no había salido para nada, y recién acabado el parto Luismi se lo acababa de proponer de sopetón. Ella estiró los brazos y tanto el padre como la hija quedaron encerrados en su interior y contra su pecho mientras por sus mejillas caían las lágrimas.

Luismi lo decidió en el mismo instante en que tuvo a su hija en brazos, quería a Nadia, estaba muy enamorado de ella, Lucia, su Lucia era ya sólo un dulcísimo y agradable recuerdo, pero sólo eso. Cuando tuvo a su hija no se lo pensó, le dijo a Nadia directamente que tenía seis meses para preparar la boda porque no aguantaba más sin tenerla como esposa legalmente cogidita junto a él, no fuese que llegase algún listo y ahora que tenía esta cosita con ella se la quisiese levantar. Vio que a ella le emocionó, sobre todo la parte de que se la robasen, ya que la celosa de la relación siempre había sido ella más que él, no dudó en aceptar de la forma más natural, llorando diciendo sí y abrazándoles contra ella.

Seis meses después una Nadia hecha un flan entraba en la iglesia vestida de blanco mientras miraba a su madre que llevaba en brazos a su nieta tras de ella. Cuando llegó el momento en que le preguntaron si quería a Luismi pensó que el corazón se le saldría por la boca de como saltaba en su pecho. Cuando la pregunta fue para Luismi aguantó la respiración hasta hacerse casi daño. Cuando él dio un "SI" fuerte, directo y rotundo sus ojos se llenaron de nuevo de lágrimas. En el momento del beso estaba nerviosísima, entonces su chico le dijo que no se confiara, que en cuanto cumpliesen con todo eso se marchaban corriendo a casa a cambiarse..., y a que él le hiciese el amor, porque no podía aguantar su deseo por ella... Como siempre que él le soltaba alguna burrada de ésas por sorpresa no podía evitar mojarse, ésa era la marca de la casa de su Luismi, y le encantaban esas muestras esporádicas medio de amor, medio de deseo por ella.

Cuando Luismi le dijo a Nadia mientras se besaban por indicación del cura que además de ir a casa a cambiarse, también pensaba aprovechar para retozar con ella inicialmente lo dijo de broma, pero en los ojos de su chica vio que se había tomado la broma de lo mas enserio no pudo evitar terminar también por calentarse. Lo gracioso es que fueron a casa acompañados de sus madres y la chiquitina, la pequeña Nadia. Al final sí que terminaron echando un polvo en su habitación mientras se suponía que se estaban cambiando. Les fue por los pelos que no les pillasen sus madres...

Cuando terminó el banquete, la fiesta posterior y las abuelas se llevaron a su nieta con ellas, Nadia y Luismi por fin pudieron ir a sus habitaciones. Nada más entrar Nadia le entregó a Luismi su parte del Taijitu, el Ying-Yang Blanco que grabó el mismo día que él se marchó con una inscripción por detrás: “Por ti, para siempre, Nadia”. Por primera vez dieron rienda suelta a sus deseos contenidos desde que salieron de casa para ir al banquete, pero esa sería su primera de muchas noches disfrutando el uno del otro como marido y mujer.

Esta historia termina aquí, y es sólo eso, una simple historia más de chico conoce chica y colorín colorado, ¿o no?.

FIN