Diomedeidae - 7
Nadia consigue que Luismi acepte intentarlo de nuevo los dos, pero descubrirá que no todo es tan sencillo junto a él
Diomedeidae -7
La decisión de salir de nuevo fue algo muy meditado por los dos. Nadia tenía muy claro que quería a Luismi, también era muy consciente de que tendría que luchar muy en serio para lograr que olvidara lo que sucedió en el instituto. No era ninguna estúpida, ni tan ingenua como para pensar que "su" chico, por mucho que lo intentase en estas primeras fases de su relación, se olvidaría de todo lo que ocurrió simplemente por las buenas. No estaba especialmente preocupada de su lío con Javier, aunque también lo tenía muy presente, sino de su traición al dejarlo tirado, que fue lo que realmente destruyo todo el crédito que había tenido ante él, y que a medida que la cosa empeoró, sin que se atreviese a dar la cara, lo convirtió en saldo negativo contra ella. Era consecuente con la situación, sabía que ciertamente pesaría en su ánimo, por lo que debía de ir con pies de plomo en lo que hiciese, intentar que ambos empezasen de cero o lo más cercano a ello, dejando atrás el pasado.
Por su parte Luismi iba también con mucho cuidado en esta relación que se iniciaba, intentaría poner todo de su parte. Pero lamentablemente, le gustase o no, tenía un pasado en el que estaba una preciosa mujer de nombre Lucia, alguien que le quiso por encima de todo, de todos, y que aún seguía presente. También sabía que “antes o después” le sería imposible, pese a que lo intentaría con todas sus fuerzas, no hacer comparaciones entre Lucia y Nadia. Tenía una historia con ambas. Debía de empezar a admitir sin tapujos que Nadia fue su primer gran amor y más aún que eso. También que no la había olvidado, ni había logrado tampoco deshacerse de su recuerdo, como creyó que había conseguido. Fue verla y retornar con todo ímpetu sobre él.
Desde luego no se consideraba idiota, era muy consciente de que al igual que todos los buenos recuerdos de Nadia habían regresado a él con fuerza, del mismo modo también lo habían hecho los otros, todos los dolorosos que sintió en esos días. Cierto que los veía ahora bajo un nuevo prisma tras la pérdida de Lucia, que hasta cierto punto incluso se arrepentía de mucho de lo que hizo y, sin duda, le hizo pasar a ella..., pero era consciente de que ese conocimiento amortiguaba en muy poco su dolorosa sensación al recordar.
Era muy consciente que ambos deberían dejar el pasado atrás e intentar iniciar algo nuevo, sin influencias anteriores, pero que también que eso sería terriblemente difícil y complicado. Igualmente sabía que Nadia estaría pensando más o menos lo mismo, sin duda entendería la dificultad de esto. Pero lo más importante de todo es que igual que no tenía dudas de que ella estaba de verdad enamorada de él, por su parte también tenía sentimientos por ella, sin embargo estos estaban un tanto encontrados con los que aún sentía por Lucia, y era plenamente consciente de eso. Suponía que Nadia debía de ser consciente de ello ya que no era idiota y sería consciente que eso de olvidarse de alguien tan importarte, que se pierde en esas circunstancias, no es nada sencillo de pasar de largo.
Una de las ventajas del trabajo de Luismi es que podía disponer de muchísimo tiempo libre, digamos que su trabajo lo hacía de forma intensiva para luego estar tranquilo durante una temporada. Esto les permitió ir acercándose despacito, sin prisa pero sin pausa. Él seguía en su apartamento pese a que Nadia quería que se mudase con ella, argumentando que así también estaría cerca de sus padres, que en cierto modo era precisamente lo que él quería evitar. Sabía de sobra que su madre y la de Nadia daban palmaditas con las orejas de lo felices que estaban de verlos juntos de nuevo. Sin duda ambas serían un gran punto de apoyo para consolidar su relación, pero no quería eso. Él quería que la relación se afianzase únicamente por ellos dos, sin intromisiones externas…, por decisión mutua. Poco a poco dejaron el tema de vivir juntos como algo tabú.
Había una cosa que Luismi temía en esos momentos, y era lo que pudiese pensar Nadia cuando le soltase que desde el mes siguiente estaría fuera de España por trabajo. Querían que hiciese un completísimo reportaje junto con un periodista sobre Nepal. Durante al menos mes y medio o dos meses recorrerían todo el país, en su caso sería haciendo fotos, pero fuera de los recorridos turísticos, un reportaje fotográfico del interior, de toda esa zona desconocida del Nepal.
Cuando se lo comunicó fue más o menos como supuso que sucedería. Nadia no le dijo nada cuando le explicó que tenía un trabajo en un mes y que estaría fuera del país durante un periodo prolongado de tiempo. Aunque no le dijo nada tras escucharle atentamente, le quedó clarísimo que desde luego no le había gustado en absoluto lo que había tenido que oír.
Luismi pensó que ciertamente resultaba incluso algo lógico que reaccionase así, llevaban dos meses luchando a brazo partido por sacar la relación adelante y él, precisamente en tan delicada situación, pensaba desaparecer durante casi dos meses en dios sabe qué lugar inaccesible del Himalaya. Comprendía que era como para que se enfadase y con razón. Pero también era cierto que ella, cuando decidió que quería intentarlo con él, sabía más que de sobra a qué se dedicaba, intuyo que debió de pensar que las fotos de moda estaban muy bien, siempre estaría localizado y fuera de peligro. Luismi empezaba a pensar que Nadia no cayó en ningún momento en que esas no eran el único tipo de fotos que él realizaba. Cuando empezaron con la relación acordaron que ambos seguirían con sus profesiones porque les encantaban, ahora dudaba seriamente que Nadia en esos instantes pensase en el "otro" tipo de fotos que él hacía.
Nadia llevaba dos meses midiendo sus pasos con todo cuidado. Antes del retorno de Luismi había llevado una vida nada monástica referente a los hombres, se había ido a la cama con muchos. Pero lo peor es que bastantes de ellos eran conocidos suyos, de verse de paso si se quiere, pero conocidos. Suponía acertadísimamente que, desde luego, tras ver lo de Jakie y sentir en sus propias carnes cómo era como amante, Luismi un santo no debía de haber sido, tenía que haber practicado considerables veces con mujeres para saber lo que era capaz de hacer sentir a una.
Nadia era consciente de que el problema en este caso, era que mientras que esas mujeres de Luismi no estaban a la vista por allí para poder nivelar en cierto modo la balanza, muchos de los tíos con los que ella se había acostado, o incluso intentado una relación, sí que estaban muy cerca. Eso podría verse como algo injusto, pero era lo que había y sabía que tendría que lidiar con ello. No le preocupaba que Luismi se enterase, le conocía, o al menos pensaba que no era de ésos, no le echaría cuentas sobre la cantidad de amantes o relaciones frustradas antes de empezar los dos. Pero ella conocía de qué pie cojeaban y si bien no tenía nada que temer con el 90% de ellos, ciertamente siempre había algún que otro imbécil, bocazas o mete patas. También, y mucho mas peligroso, algún despechado que por creer que cayó en sus brazos para descubrir luego que sólo fue sexo..., se la tuviese guardada. Esos últimos era a los que más temía, que alguno se pusiese en plan imbécil e hiciese reaparecer los viejos fantasmas en Luismi.
Era consciente que, por mucho que quisiese, la confianza de Luismi sobre ella estaba minada. A estas alturas estaba tranquila con respecto a su engaño con Javier, sabía que de verdad él le había perdonado de corazón, pero estaba lo que de verdad aún le hacía daño a él de esa época, su posterior traición. Sabía que esa parte no le sería nada sencillo de superar con Luismi. Él podría asumir que hubiese sentido miedo y todo lo que ella quisiese, pensaba que podría llegar a perdonarla incluso en eso, pero sabía de sobra que no había justificación posible para todo el período de tiempo en que vendió a su amigo. Porque podía adornarlo como quisiese, pero sabía que eso era lo que en realidad mataba su relación dejándola tan inestable, que había vendido a Luismi, por miedo vendió todo lo que tuvo con él desde su infancia. Y sabía de sobra que a este tipo de imbécil despechado, si no le veía venir y le paraba en seco a tiempo, podía llegar a socavar seriamente lo que ahora mismo tenían Luismi y ella, que era una relación que mantenían entre algodones, luchando ambos seriamente porque fructificase.
Para Nadia fue una muy desagradable sorpresa el que "su" chico le dijese que se tendría que ir fuera del país por trabajo durante más de un mes. Sabía que era del todo estúpido, pero lo primero que sintió fueron celos y desconfianza, pero principalmente muchísimos celos. Ella tenía a todos sus amantes aquí, pero él no, no solo eso, sino que además tampoco tenía ni una mínima idea de cuántas mujeres podían haber sido, en que lugares o quiénes. Pensó en él lejos al alcance de otras que pudiesen intentar arrebatárselo, pensó en el peligro de volver a perderlo…, pensó en todo menos en que ella se quedaba en esa misma situación a ojos de él. Ella se quedaba allí sola donde estaban sus amantes, con él lejos y sin poder vigilarla, pero eso no entraba dentro de sus inquietudes en esos instantes, solo pensaba en "su" Luismi y la cantidad de perras que podría haber por ahí deseando cazar a alguien famoso como él..., y ella lejos sin poder defender su territorio.
Luego cuando le dijo a donde pensaba ir, con quien y cuál era el reportaje sintió un enorme alivio, riéndose para sí sobre sus estúpidos celos. Pero cuando se tranquilizó al respecto y pudo pensar con claridad, se marchó directa al ordenador, a San Google, para informarse en dónde narices se pensaba meter su chico esos dos meses. Lo que vió le asustó, ya que además irían en pleno invierno, puesto que esa era precisamente la gracia del reportaje, Nepal con el manto blanco del invierno. Ella desde luego no le vio la gracia por ningún sitio, pero para nada, era algo tremendamente peligroso lo que trataba de hacer Luismi. Por primera vez hizo algo que no había hecho hasta el momento, precisamente por temor a encontrar cosas de él relacionadas con otras mujeres, nunca indagó en internet sobre Diomedeidae. Durante el trabajo, quienes investigaron todo lo relacionado con él fueron únicamente Lorena y Ana, ella nunca llegó a ello, sólo se limitó a recibir sus informes sobre sus averiguaciones.
Nada más empezar supo que tenía razón cuando no quiso indagar, lo que encontró no le hizo la menor gracia, y no era nada sobre mujeres ya que la persona tras Diomedeidae era una total desconocida. El problema eran las fotos que había hecho y que aparecían colgadas en multitud de páginas web. Vio las fotos del Volcán sobre las que habló con Jakie, a la que por cierto no termino de creer sobre la cercanía del magma, pero que ahora tenía más que claro al ver las fotos. También las de los pelícanos con y sin ella, en las que volvió de nuevo una pequeña punzada de celos. Estas, junto con muchísimas otras de todo tipo, fueron las que estuvo viendo detenidamente Nadia, incluido un reportaje en el que aparecían algunas fotos de las mandíbulas y dientes de un gran tiburón blanco, a escasos centímetros del objetivo de su cámara, en mar abierto. Se le puso la carne de gallina con muchas de esas fotos... De repente sintió miedo, muchísimo miedo de perderle en ese reportaje, su chico hacía autenticas locuras por una foto, sintió pánico de lo que pudiese intentar allí. Pensó que joder, que era el Himalaya, uno de los lugares más altos del planeta, un sitio en el que sería invierno, con una temperatura criminalmente baja, y donde la nieve se debía de medir por decenas de metros. Sintió autenticó miedo de perderle.
Durante ese mes, hasta que él se marchó a su reportaje estuvo de lo más mimosa, procurando que no notase su inquietud y miedo por él. Llegó incluso al extremo de hablar con su madre, que tuvo que hacer de tal y consolarla cuando rompió a llorar asustada de las posibles consecuencias de ese viaje. Cuando Nadia llegó a Margarita con su historia y sus miedos, fue un tanto escéptica sobre ello, pensó que su hija exageraba un poquito, entendiendo que pudiese sentir eso, iba a tenerle lejos a los escasos tres meses de "recuperarle". Empleó todo su saber como psicóloga y como madre para consolar e intentar que su hija se recuperase. Ella, al igual que Nadia no había mirado nada sobre el trabajo de Luismi, no por nada, sino porque cuando podía no se acordaba, y cuando lo hacía no tenía tiempo. Sin embargo esa noche que Nadia se quedó en su antiguo cuarto se metió directa en internet para ver qué había de verdad, y qué de sus propios miedos, en lo que Nadia le contó.
Fue incluso peor desde su punto de vista a como Nadia se lo refirió. Ver esas fotos hizo que se le pusiesen los pelos de punta. Mirándolas vino a su mente esos meses cuando regresó, en que intentaba hacerle hablar sobre cómo se sentía por lo de su novia, todo porque su madre e incluso ella en cierta forma al ver como la había querido y lo que sucedió, temieron que intentase alguna tontería. Ahora, al ver esas fotos pensó que desde luego, a Luismi no le hubiese hecho falta hacer tontería alguna, con un simple viajecito de los suyos para trabajar lo habría solucionado. Después de eso se fue directa, tal y como hizo Nadia a investigar sobre lo que ésta le contó del reportaje que iba a realizar. Margarita tuvo que admitirse así misma que debía de pedirle perdón a su hija por lo que le había dicho cuando hablaron, por pensar que sus temores eran quizá algo exagerados. Lo que había visto era como para atar a Luismi a la pata de la cama y no dejar que se moviese de allí nunca más.
Era una locura, entendió perfectamente lo que su hija debía de quererle para no hacer nada al respecto, aceptando que era su trabajo, intentando ocultarle su miedo para que no se fuese preocupado y se convirtiese en un lastre para él. La última semana que Luismi pasó en España antes de marcharse, Margarita estuvo pendiente de su hija a todas horas, cuando él se fue duplicó sus esfuerzos. También recibió las atenciones de la madre de Luismi que ya se había "acostumbrado" a no decir ni media cuando éste tenía un trabajo, desde que empezó en ésto de la fotografía nunca había querido saber qué era lo que Luismi iba a hacer cuando se iba a alguno de sus largos viajes. Era un poco como meter la cabeza bajo el ala, pero pensaba que era lo mejor que podía hacer por su hijo.
Luismi se fue tranquilo, aunque también se fue siendo consciente en todo momento de lo que sentía Nadia, ésta no había logrado engañarle ni por un solo instante. Primero pensó que quizá su malestar fuese porque desconfiase de que no se acostase con alguna al estar tanto tiempo lejos de ella..., pero luego comprendió que lo que le pasaba a Nadia era otra cosa muy diferente. Soltó varias pequeñas trampas en las que cayó por completo. Supo que lo que le sucedía no era otra cosa que miedo, miedo por él y por lo que tenía que hacer.
Ni siquiera Lucia había sido capaz de respetar hasta ese punto su trabajo y a lo que se dedicaba. Nunca cedió con ella, pero sabe dios que lo había intentado todo para que rechazara algún que otro trabajillo, incluso menos peligroso o complicado que éste. Nadia por el contrario tragaba saliva, tragaba bilis, se tragaba sus propias lagrimas, le ponía buena cara aunque estuviese aterrada por él y le dejaba ir libremente por no añadirle más problemas con ella a los que sin duda se encontraría al llegar allí. Luismi se sintió orgulloso de su chica, pensó en que cuando regresase tendría que darle alguna sorpresita especial para compensarla por lo que estaba haciendo.
Mientras Luismi estuvo por allí durante dos meses y medio que duró el reportaje, solo pudo llamar a casa en cuatro ocasiones, en la que le aseguró que todo iba bien, que no se preocupase, que no pasaba nada. Incluso le dijo en una ocasión que las mujeres eran preciosas y muy ardientes, enfadándola de lo lindo, aunque tras colgar, Nadia se riese de la tontería de Luismi.
Cuando regresaba en el avión pensaba en cuando viese a Nadia y en la que le iba a caer encima según pusiese sus lindísimos ojos sobre él. Llevaba un brazo en cabestrillo, hacía casi un mes que se lo había fracturado, pero habían seguido tranquilamente con el reportaje. Desgraciadamente debido a eso el hueso no había soldado bien y el médico que vió, durante los dos días que hicieron de parada en Delhi, le dijo que posiblemente no quedara otra opción que volver a fracturarlo para corregir el problema, pero que de todos modos mejor se lo hiciese ver al llegar a Madrid, por si allí podían hacer algo para evitarlo. Efectivamente Nadia puso el grito en el cielo en cuanto llegaron a casa y le confesó que tenía que ir al médico por el brazo junto con la posible situación de la rotura, aunque hasta ese momento todo fue sobre ruedas.
En el aeropuerto se lanzó a su cuello, a besarle de una forma tal que ni del brazo se dio cuenta, sólo cuando lo notó molestándola durante el besazo se enteró del problemilla. Le preguntó preocupada, él contestó que no tenía importancia y ella en su alegría lo dejó pasar sin darle más vueltas. Se enganchó de su otro brazo y no hubo forma de que le soltase, ni aún para que pudiese saludar a sus padres o a los de ella, que se desternillaban de risa al ver a Nadia como una lapa con Luismi. No obstante, los padres de ambos fueron mucho más incisivos sobre el asunto del brazo que Nadia, a ella con tenerle allí, de nuevo a su lado le bastaba, no quería saber más que eso, que estaba bien y allí de regreso con ella.
Cuando se quedaron solos y Nadia empezó a ponerse juguetona con él, ya que según le dijo le debía muchas noches de satisfacción solitaria. Luismi le comento entre besos que tenía toda la razón en querer aprovechar esa noche todo lo posible, ya que igual al día siguiente le tenían que volver a romper el brazo... Tras eso se termino para Nadia el calentón y el deseo que sentía por su chico. Luismi se dio cuenta inmediatamente de su metedura de pata, lo hizo así pese a que al día siguiente era domingo por aprovechar esa situación con el fin de intentar suavizar la noticia, pero por la cara que puso su chica al oírle..., supo que no había funcionado como él pensaba y se acababa de caer con todo el equipo.
Nadia estaba deseando quedarse a solas con Luismi para poder devorarlo vivo, le había echado muchísimo de menos. Después de cenar en su casa y recogerlo todo, empezó a subirse sobre él mientras estaba sentado en el sofá. Fue besándolo en el cuello mientras le iba contando cosas de esos meses. Le dijo que continuase, que llevaba muchos días de satisfacción solitaria y que todo lo que le estaba contando, todo lo que insinuaba torpemente de cómo la echó de menos la estaba poniendo muy malita. No dejaba de besarlo, le abrió la camisa, le acaricio el pecho, se inclinó para lamerle los pezones mientras su mano buscaba afanosa la bragueta para alcanzar su polla, que estaba en su máxima expresión..., entonces "su" Luismi le dijo que aprovechase porque al día siguiente lo más seguro es que tuviesen que volver a romperle el brazo porque al estar casi todo el último mes con él así no había empezado a soldar correctamente...
A Nadia se le pasó todo, se paró en seco quedándose mirándolo muy fija a la cara, directamente sobre sus ojos, preguntando entonces con una voz muy seca, una voz que presagiaba tormenta si era verdad lo que le estaba contando. Luismi se dio cuenta de que se acababa de caer con todo el equipo. La cara de Nadia cambió para muy mal, sus ojos se oscurecieron y sus labios se apretaron. La conversación que tuvieron los dos esa noche fue de lo más divertido, al punto de que Nadia se fue a su cama y preparó otra para él debido al cabreo que llevaba tras enterarse de que se había tirado un mes con el brazo roto y medio entablilladlo por un doctor que le atendió..., o algo similar a un doctor que fue la realidad, sólo que ese pequeño dato sabiamente Luismi optó por no contárselo al ver el panorama que se le avecinaba.
Esa noche Luismi se despertó con sed, al día siguiente era domingo y Nadia no trabajaba, al pasar junto a su puerta escuchó ruido en su interior. Entreabrió la puerta, y para su sorpresa, vio a su chica completamente desnuda sobre la cama, medio encogida sobre si, con una de sus manos perdida entre sus piernas, gimiendo y suspirando mientras de sus labios no paraba de brotar "Luismi, Luismi, Luismi... sí, así, así amor, así...". El no se lo pensó, fue a beber, a su regreso comprobó que Nadia seguía igual, con mucho cuidado se tumbó tras ella, puso con cuidado su brazo escayolado sobre su cintura mientras sus labios se pegaban a su nuca besándola. Sintió el escalofrió que tuvo Nadia cuando poso sus labios sobre su piel.
Luismi le pidió perdón por todo al oído, notó cómo ella pareció sollozar, entonces preocupado y para ver si así se calmaba, se lanzó a besarla por todos lados, los hombros, el cuello, los brazos; acariciarla el estomago, pegar la pelvis a su culito... Con mucha paciencia estuvo besándola hasta que se dio la vuelta mirándolo con ojos brillantes, entonces se lanzó a por su boca, Luismi sintió en ese beso toda la pasión que sentía por él. Con mucho cuidado le hizo tumbarse, subiéndose sobre él, colocando con cuidado su pene en la entrada de su vagina, introduciéndoselo lentamente mientras sus labios buscaban los de Luismi. Cuando estuvo por completo en su interior empezó a moverse con toda suavidad, intentando retener todas esas sensaciones que él le provocaba.
Nadia se derretía por sentirle dentro de ella, pero el saber lo que había hecho en Nepal, estar con ese brazo en ese estado durante casi un mes fue excesivo para ella. No pudo evitarlo pese a su enfado, le necesitaba para ella, le tenía ahora tan cerca, pero joder, es que estaba tan enfadada. Recurrió a lo mismo que en estos dos meses, a masturbarse, a meterse dos o incluso tres deditos en su sexo, moverlos ágilmente para llegar al ansiado orgasmo. En esta ocasión no era tan fácil, incluso se medio enroscó sobre sí misma con sus dedos en su coño, gimiendo y mencionando su nombre, el nombre de aquel al que deseaba con todas sus fuerzas..., pero esta vez no le era tan sencillo alcanzar el clímax, el saberle tan cerca la tenía como atenazada.
Nadia sintió cómo él entró en su cuarto, se quedó quieta procurando no moverse, quedó congelada al sentirle entrar en su cama. Al sentir sus labios sobre su nuca notó un escalofrió recorriéndole la espalda. Una aguda punzada de deseo surgió de su sexo pese a estar ocupado en ese momento por tres de sus dedos. Sus ojos se llenaron de lágrimas al pensar en cómo le deseaba, en cómo le necesitaba para ella en esos momentos. Cuando él avanzó en sus caricias, mientras se disculpaba, se entregó por completo, se volteó para mirarlo, cuando vio en sus ojos reflejado una mezcla de ansiedad por ella y amor se lanzó a por sus labios, olvidándose de todo excepto de él, de que fuera suyo otra vez, de recuperar el tiempo perdido para ambos en esos dos meses. Se encargó de que quedase bajo ella, de ser ella quien le cabalgase, de que tuviese cuidado con su brazo herido, pero sobre todo de darle todo el placer del que fuese capaz, igual que él intentaba hacer con ella.
El lunes ella se marchó a trabajar con normalidad y él al seguro médico para que le mirasen el brazo. Al final resultó que no tenían necesidad de volver a romperlo. El médico que le atendió se lo había hecho bien, lo que le vieron en Delhi no suponía problema alguno, sólo era cuestión de corregirlo, le pusieron un célula inmovilizadora en el brazo, como una especie de armazón, y le mandaron a su casa. Lo primero que hizo fue comunicárselo a Nadia que se puso muy contenta.
Nadia ese fin de semana no quiso decirles a Lorena y a Ana del regreso de Luismi para poder monopolizarlo ella todo el tiempo posible, sabía que las dos arrastrarían a sus novios detrás para recibirlo. Al final Nadia estaba más que segura que entre esas dos con sus novios, mas los padres de uno y de otro le chafarían los planes de pasarse todo el finde metidita en la cama con él recuperando el tiempo perdido, aunque luego al final se dio como se dio.
En el trabajo estaba exultante por el hecho de que Luismi estuviese bien, había estado preocupada por ello todo el fin de semana, desde que se enteró. Cuando hicieron el amor tuvo incluso algún que otro conato de querer dejarlo por su brazo, no fuese que se agravase la situación del mismo con algún mal movimiento de uno u otro. Luismi no se lo permitió, aunque tenía que reconocer para sí que el hecho de que él quisiese seguir pese a que en algunos momentos por sus gestos debió de hacerle un poco de daño al moverse... Eso le había tocado el corazoncito, sentía que quería muchísimo a Luismi, y que cada día que pasaba sus sentimientos se tornaban mucho más intensos.
CONTINUARA