Diomedeidae - 3

Luismi se marcha a cursar la carrera lejos de Nadia, en los años pasados hasta el momento de su regreso su vida sufre grandes cambios, unos para bien, otros terriblemente dolorosos

Diomedeidae - 3

A Luismi le costó muchísimo superar la traición de Nadia, no fue solo que se acostase con otro mientras salía con él, engañándole. Fue todo en sí, pensaba que si de verdad no le quería solo hubiese tenido que darle un simple “no” cuando se lo pidió, tan simple como eso, el no hubiese tenido más remedio que aguantarse y como hasta ese momento seguir soñando con que se diese cuenta de que existía, pero burlarse de ese modo de él, ella, la persona en quien más confiaba en este mundo.

Cuando le castigaron lo soportó todo estoicamente, también cuando le dieron las palizas, ni una sola queja o acusación salió de sus labios. Lloro de rabia cuando le expulsaron de la excursión de fin de curso. No pestañeó siquiera cuando le castigaron restándole dos puntos de una de las materias más duras de todas, obligándole a esforzarse muchísimo más aún para mantener la excelente nota media que tenía. Tampoco se quejó cuando le mandaron todo el verano a aquel campamento, nadie supo lo que allí tuvo que pasar: amenazas, coacciones, palizas, hasta que terminó por tener que aprender a defenderse... Entonces él también pegó cuando le intentaban pegar, aunque recibió aun en mayores dosis.

Al final tomó la decisión de irse con sus tíos lejos de su casa, pero sobre todo lejos de Nadia, de la que no quería volver a saber nada más. El no le había hecho nada excepto aquel escupitajo del que se arrepentía y solo por habérselo hecho a ella, que no por otra cosa. Luismi veía en aquello el origen de todo el martirio que había pasado, pensaba que de quedarse por allí, de un modo u otro tendría que seguir pagando injustamente más tiempo, por lo que su decisión fue firme ante sus padres. Estos se opusieron, pero el dejó claro que se iría en ese momento a la universidad donde sus tíos o cuando cumpliese los dieciocho a donde fuese, pero lejos de allí.

Cuando sus padres le preguntaron el motivo el no contestó, cuando le preguntaron si era por qué pasó algo con Nadia, su única respuesta fue que esa pregunta debieron de haberla hecho a principios de año y no ahora, luego se mantuvo firme en su petición y no dio más aclaraciones. Antes de irse, mientras hacia la maleta en uno de sus cajones apareció el collar con su medio Taijitu, el de color negro del Ying y el Yang que rabioso tiró allí la noche que, destrozado por la traición, llego sucio, cansado y llorando a casa. Con cuidado lo metió en una bolsa y se lo entregó a Margarita, diciéndole que por favor se lo entregase a Nadia y le dijese que podía hacer lo que quisiese: tirarlo, venderlo o regalarlo, que le daba igual lo que pasase. Margarita vio el dolor en los ojos del chico, sabía que entre su hija y él debía de haber sucedido algo más de lo que todos pensaban, además cada vez estaba más segura de que posiblemente fuese algo de lo que su hija, viendo su comportamiento, no saliese muy bien parada.

Le resultó muy complicado volver a abrirse a la gente, pero por lo menos en ese cambio tuvo alguna ventaja, ahora en donde fue a estudiar nadie lo vio como el Luismi de siempre aceptándolo por sí mismo. Allí él era un chico nuevo, un chico muy atractivo y la mar de interesante. Para terminar de arreglarlo su nula atención hacia las chicas tras lo sufrido, le dio un cierto toque de misterio y ganas en ellas de descubrir más cosas sobre él. Tuvo varias amigas que se encargaron de espabilarlo durante su estancia allí, chicas que por cierto también estuvieron encantadas con él, de tenerlo como amigo y algo más. Junto a la carrera que estaba cursando hizo varios cursos de fotografía, siendo esto último lo que más le gustaba. Terminado su tercer año de carrera acababa de finalizar también su enésimo curso de fotografía. Él se apuntaba a todos los que salían y podía procurando que no interfiriesen con sus estudios. Su profesor del curso le invitó a irse con él a realizar un trabajo en el pacifico, si él se pagaba el avión, el profesor pondría donde dormir, de ese modo podría ayudarle con las fotos. Luismi aceptó encantado.

Ese viaje fue su premio gordo de la lotería, todo por pura casualidad, pero cuando se presentan las ocasiones debes de cogerlas al vuelo y ciertamente también valer para ello. El profesor había terminado con el trabajo y aun les quedaba una semana de estancia. Cada uno iba a lo suyo una vez terminado el asunto, el profesor a divertirse y él a lo que más le atraía de todo, a hacer fotografías. Para el viaje les había sacado a sus padres una cámara increíble, una autentica maravilla. Durante los primeros días se sintió fascinado por las aves, concretamente por los Albatros, estuvo durante los siete días que duro el trabajo, ocupando todo su tiempo libre con ellos, fotografiándolos en todas las acciones que se pueda uno imaginar.

El quinto día un señor mayor le dijo que parecían gustarle muchísimo los Diomedeidae... Ante su estupor, el hombre riéndose le dijo que ese era el nombre que los científicos le daban al Albatros, el nombre se le quedo grabado, así como el espíritu de libertad y felicidad que estas aves parecían desprender. Cuando poco después un nativo le pregunto por su nombre, el dijo "Diomedeidae". Le hizo gracia ver que la gente le empezaba a llamar así desde el día siguiente. Le intento explicar a un anciano nativo que ese no era en realidad su nombre, que solo había sido una broma cuando le preguntaron. El anciano dijo que no, que simplemente había dado el nombre por el que le llamó la naturaleza, y no su madre. No hubo forma de corregirlo, Luismi se quedo con Diomedeidae, o Albatros como son más conocidos.

Tras terminar el trabajo, llevaba dos días haciendo fotos a los Albatros según su costumbre, cuando uno de los nativos le llamo pidiéndole por favor si podía hacerles unas fotos a unos clientes importantes que le estaban pagando muy bien. No dijo ni media palabra, se vistió enseguida para ir con él. Cuando llegó se encontró con una pareja, al verle con la cámara se pusieron un poco nerviosos, le vieron como un paparazzi o un periodista de alguna revista. Se tranquilizaron cuando su guía le presento como Diomedeidae, también les dijo que era “Dio” para los amigos, o como pensó en ese momento Luismi divertido, quizá ese acortamiento de su nombre solo se tratase de que no había quién se acordase del nombrecito completo.

Resulto que la chica era una incipiente modelo en los EEUU, había desfilado en las mejores pasarelas del país, estaba pensando dar el gran salto a las grandes pasarelas europeas también. Reconoció para sí mismo que era guapísima, pero entre que no la conocía y que sus problemas con las féminas no iban aun mucho mejor pese al elevado número de amigas intimas que tenía en la universidad, logró que se sintiese muy cómoda con su presencia. Su novio también estaba en el mundillo ya que era modelo como ella, pero solo uno más del montoncito. Luismi no tardó mucho en darse cuenta de que él era un aprovechado que únicamente pretendía ascender en su carrera a costa de ella. Pedía el mayor cuidado cuando el salía en alguna foto, pero en las que solo iba ella daba igual, entonces solo era cuestión de terminar deprisa. Lo peor de estas fotos para él tipo fue que ella no tardo en darse cuenta de su egoísmo.

Luismi supo con posterioridad por ella misma que tres días después de regresar a EEUU rompieron, o más bien que ella por iniciativa propia rompió la relación, ya que se encontró con muchas de esas fotos en las revistas. El capullo había vendido la exclusiva del viaje pretendiendo luego echarle la culpa a Luismi. Si este se salvó de que ella pensase eso de él fue precisamente porque dos días antes de irse, se las arregló para quedarse a solas con Luismi y este estuvo haciéndole un montón de fotos con los albatros. Cuando apareció por sorpresa en su hotel el primero de los dos días y le pregunto a Luismi por lo que hacía en su tiempo libre, este se lo contó, también termino enterándose de que el nombre que el guía le dio de Luismi en realidad era el nombre científico de los Albatros.

Ella le pidió que le hiciese fotos con ellos, con los albatros, que decidiese qué  hacer exactamente, que la dirigiese como si de una sesión de fotos se tratase. Le tiro cuatro carretes completos de 24 fotos, carretes que el último día le regalo junto con los negativos antes de que se marchase de vuelta a casa. En las fotos había de todo, ella con albatros, incluso algún albatros recogiendo comida de su mano mientras ella tenía cara de susto, también su alegría y desparpajo junto a las aves. Incluso en plan seductor en bikini con los Albatros volando muy bajo sobre ella, bañándose mientras ellos pescaban cerca... Toda una colección de fotos de ella con las aves.

Tras regresar a España, estaba preparándose para empezar el nuevo año de universidad cuando recibió una llamada de EEUU preguntando por el señor Diomedeidae, fotógrafo. La agencia de la chica cuando se publicó en la prensa lo de la escapada romántica con su novio, de inicio pensó en Luismi y por supuesto en hacérselo pagar. Ella fue quien les convenció de que había sido su hasta ese momento novio quien realmente había vendido esas fotos y no Luismi, para ello les enseño todas las fotos que él le hizo con los albatros cuando estuvieron solos. Comprobaron que en efecto estas fotos hubiesen tenido mucho más valor para su venta a la prensa que las otras, el pobre idiota de su ex novio se arruino la carrera de esa forma tan estúpida ya que la agencia se encargo de que lo pagase. Pero para suerte de Luismi la agencia había visto las fotos que le hizo a la chica junto con los albatros, quedando muy impresionados con la calidad de todas ellas, mas aun cuando ella insistió en que en ningún momento intento aprovechar la ocasión para intentar ligársela, que todo había sido como si de una sesión mas se tratase, un juego si se quiere, pero que él se comporto como un autentico profesional con ella.

En la oferta que le hicieron le pagaban el alojamiento, el viaje y le daban además una bonita suma de dinero por hacer unas fotos de moda para una revista en Hawái, una oferta que para Luismi resultó irrechazable del todo. Para disgusto de sus tíos y padres, que lo vieron como una calaverada, lio el petate marchándose a Honolulu sin pensárselo ni un solo instante, aunque aun así no por ello abandono los estudios, se movió para ver cómo podía seguir cursándolos a distancia. En Hawái hizo las fotos a entera satisfacción de la agencia, entre las modelos estuvo la chica de la vez anterior. La diferencia fue que en esa ocasión ambos estaban libres de compromiso y el no se negó a estar con ella cuando la ocasión surgió. Fue una sola noche en su habitación, pero fue una noche increíble la que paso con ella.

Reconoció que era un poco pardillo aun con las chicas, lo que desconocía el pobre es que sus amigas le habían espabilado mucho, aunque como dirían ellas, espabiladito sin que lo aparentase o que él se enterase para que no se le subiese a la cabeza. Ellas le enseñaron que para estar una noche con una mujer no solo era meter, que los juegos para ellas eran muy importantes también, las caricias, el cariño, los besos. Cuando ella se puso en disposición de follar él en cambio se puso en disposición de comérsela despacito, lentamente. Besándola, mordiéndola, lamiéndola, probándola... Ella poco a poco iba entrando en ese juego, dejándose hacer rápidamente sin negarse a nada de lo que él quería.

Cuando estuvo probando su sexo, sus manos se cerraron sobre la cabeza de Luismi como cepos, apretándosela contra su sexo como intentando meterla en su interior. Estuvo lamiendo, degustando y jugando en su coñito hasta que su cuerpo se tenso, saliendo de su boca una serie de gemidos sincopados y un profundo jadeo de placer. Tras ello, mientras ella se recuperaba fue subiendo lentamente por su cuerpo sin dejar de besarla, acariciarla y lamer sus pezones u ombligo, cuando llego a sus labios los devoro con ansia. Entonces muy lentamente se situó sobre ella, introduciendo su miembro en su interior, arqueándose ella al recibirle. En ese momento notó que ella volvió a tensarse, corriéndose de nuevo con él dentro. Solo minutos después se movía dentro de ella, mientras esta se asía con sus piernas atenazando su cintura, sus brazos rodeando con fuerza su cuello, su cara contra el cuello de él, jadeando, gimiendo, mordiéndole por la excitación. Instantes después nueva tensión en su cuerpo, sus piernas y brazos se aprestaron apretándose con todas sus fuerzas contra él, su miembro entonces descargo dentro de ella y poco después quedaron ambos completamente laxos en brazos del otro, durmiéndose luego profundamente.

En los tres días que le sobraban para regresar Luismi hizo una estupidez que le salió perfecta del todo. Desde Honolulu se fue al Volcán Kilauea en la isla de Hawái que estaba en plena erupción con la intención de fotografiarlo. Se fue acompañado de la chica que le pidió que le hiciese varias fotos ante el magma. Después de las fotos y una vez terminadas los pases, a las modelos les dejaban usar alguno de los modelitos sin el menor problema. Ella se llevo uno de ellos, uno especialmente diseñado para ir a la playa y vestir los días de calor. Salió preciosa en las fotos que le hizo ante el magma, por su parte él logro unas imágenes increíbles de una pequeña explosión de magma desde cerquísima del suceso, toda una completa tanda de fotos de un primerísimo plano en disparo rápido. Después de eso y pese al peligro se acercó aun más para obtener nuevas fotos. Al final se retiró de allí con un buen numero de carretes de fotos gastados en la erupción. Lo malo de la experiencia es que tuvo que pasar por el hospital ya que en el brazo con el que sujetaba la cámara le habían salido algunas ampollas por el intenso calor que hacia junto al rio de lava.

Vinieron a verle al hospital gente de la agencia para interesarse por él, ya que allí quisieron que se quedase un par de días más en observación, al final resulto que en la espalda y pecho también tenía alguna que otra ampolla. Vieron las fotos que hizo, enseñaron las de ella ante el rio de lava al diseñador de la ropa que llevaba en esos momentos. Este tras verlas, de inmediato encargó que fuesen esas y no las de la sesión las fotos que se publicasen de la ropa con la que habían posado ante el volcán. El resto de las fotos que sacó, sin decirle nada las movió la agencia, encontrando sitio en una revista de fama mundial y enorme prestigio dedicada a la naturaleza. No es que pagasen mucho la verdad, nada como lo de la agencia, pero lo cierto es que entre una cosa y otra su nombre estuvo de repente en un par de agendas..., solo por si acaso volvía a aparecer con algo tan bueno.

Gracias a su amiga que se molesto en insistirle para que enseñase las fotos que hizo cuando se conocieron esos “por si acaso” se convirtieron en un “si tienes algo mas no dudes en avisarnos”. Solo un par de meses después, también se movieron por la misma agencia y en la misma dirección todas aquellas fotos que hizo de los Albatros, la revista en cuestión que acepto las del Kilauea se quedo con todo el paquete de fotos de las aves por una buena cantidad de dinero. De eso y aunque la agencia cobro por su mediación, le llego un más que generoso pellizco. Hizo todo tipo de fotos y se metió en todo tipo de líos por ellas, pero ciertamente empezó a coger cierto nombre en el mundillo. Todo lo que hizo lo movió la misma agencia del principio, esta con Luismi desde luego encontró un filón, cierto es que también le mimo muchísimo durante todo el tiempo.

Una consecuencia de todo esto es que al final su firma como fotógrafo se quedo en Diomedeidae, a la agencia además le encanto como sonaba, mucho mejor que Luismi o Luis Miguel. El primer trabajo fue con ese nombre, las fotos las colocaron a ese nombre, de modo que con el nombre que se quedó. Obviamente la agencia sabia el real y mas que obvio resultó también que lo protegían a capa y espada, ya que poquísima gente sabía quién era realmente, de modo que todo se hacia atraves de ellos como intermediarios. Lo dicho, menudo chollo que les cayó del cielo por accidente, cierto también que a él le intereso que eso fuese así, ante todo quería proteger su tranquilidad y anonimato.

El solo había amado realmente a una mujer, verdad es que ya en la universidad, pero sobre todo desde que empezó como fotógrafo, muchas habían pasado por su cama, pero para el solo habían sido cuestión de sexo de una noche, y jamás había dicho o mentido a ninguna para poder acostarse con ella. En el trabajo era muy serio, no admitía bromas de ningún tipo, entendiéndonos todos con la referencia a las bromas. Pero sin embargo fuera del trabajo era otra cosa distinta, se transformaba mostrándose tal y como era. Quizá inconscientemente había aprendido a mostrar un aire entre tímido, juguetón y pícaro que las volvía locas, luego de todas ellas había aprendido un poquito sobre cómo hacer disfrutar a una mujer en la cama. Cuando más centrado estaba en su trabajo, cuando más éxito tenia entre las mujeres, entonces fue cuando apareció Lucia..., su amada Lucia.

Lucia trabajaba en Londres en una revista de moda como redactora, tenía un año más que el, fue curioso cuando se conocieron en una fiesta de apertura de una galería de arte. Él fue invitado por una de sus amigas de la agencia que los representaba, cuyo novio era uno de los artistas que exponían para la inauguración. La verdad es que la fiesta era como cualquier otra hasta que se la presentaron, Luismi se quedo impactado por ella. Era menudita, llevaba un vestidito negro de una sola pieza que le llegaba a medio muslo, rubia, pelo corto y de ojos verdes. Se puso incluso nervioso cuando le saludó, sin embargo luego una vez entraron en conversación se calmó, además descubrió en ella una muy agradable interlocutora.

Luismi incluso se atrevió tras una hora de charla a pedirle una cita, ella riéndose le dijo que sí, que aunque solo fuese por su audacia se la merecía, después estuvo hablando de cosas que a ambos les gustaban, así como también de la moda o de los personajes más conocidos en ese mundillo. Estuvo contento con ella hasta que le mencionó, mencionó a Diomedeidae..., y sin atragantarse con el nombrecito, no como le solía pasar a todo el que intentaba pronunciarlo completo las primeras veces. Los ojos de Luismi se oscurecieron cuando le mentó, empezó a pensar que sin duda ese era el principal motivo para estar con él tan simpática y agradable. Sin embargo se llevó una sorpresa cuando ella continuó hablando de él demostrando claramente que desconocía que lo tenía tan cerca.

Le resultaba muy graciosa hablando en español con su acento tan particular, por lo que le dijo era Mexicana, pero había vivido cinco años en Andalucía y ahora llevaba uno allí trabajando como redactora, su acento era una mezcla de todos ellos lo que le proporcionaba cierta singularidad. Lucia por un contacto había averiguado que Diomedeidae estaba en Inglaterra para unas fotos, no sabía exactamente qué era lo que pensaba hacer, ya que tocaba todos los temas habidos y por haber. A la pregunta de Luismi de si de verdad pensaba que era tan bueno como para merecer un reportaje de su revista, ella le dijo que en su opinión no. También le reconoció que lo cierto es que lo que sabía de él era por haber visto su trabajo en Google, que era la revista la que estaba interesada, según su opinión sin duda era porque el muy cretino no concedía entrevistas, por eso era tan interesante.

Las carcajadas de Luismi fueron un pelín escandalosas, teniendo que salir los dos de la presentación por cómo les miraron. Salieron sonrientes a la calle, Luismi se disculpo por su risa, pero le confirmo que le había hecho gracia que estuviese detrás de como dijo ella, "un cretino" del que no conocía nada. Dejando de lado la presentación se fueron los dos a cenar, Luismi paso su mano por la cintura de ella que le aceptó, pasando a su vez la suya por la de él mientras se iban sin poder parar de reír. Después de la cena terminaron en casa de Luismi haciendo el amor. Estuvieron saliendo y después viviendo juntos durante casi tres meses, sin que ella supiese en ningún momento quien era él realmente, para ella solo era un fotógrafo más aunque con cierto caché.

Una tarde llego un poco deprimida a su casa, ya que desde el segundo mes empezaron a vivir juntos, cuando él le pregunto, Lucia le dijo que pensaba dejar la revista, según parecía el que no hubiese logrado la entrevista con el "puñetero" fotógrafo de repente parecía ser una losa sobre ella. Durante todo este tiempo Luismi se había sincerado del todo con ella, le conto todo lo sucedido en su casa, lo que paso con Nadia, incluso que era fotógrafo y que fotografiaba de todo lo que se pudiese imaginar, únicamente no le dijo que su trabajo se conocía bajo el seudónimo de Diomedeidae. En su casa había tres fotos suyas que él se empeño en poner, la verdad es que a Lucia también le gustaban esas tres fotos, eran fotos de Albatros, un ave que según le confesó Luismi a Lucia, le encantaba ver.

Luismi muy serio le pregunto a Lucia si de verdad ese reportaje era tan importante para ella, esta abrazada a él le dijo que sí, que le gustaba su trabajo y que sería su puerta a poder hacer cosas más importantes. Luismi suspiró decidiendo que debía de ayudar a su novia, le dijo que esperase un momento, regresando poco después con la cámara. Hizo que posase para él en diversas fotos, lo hizo como si fuese un juego, Lucia le siguió y al final terminaron los dos haciendo el amor en el mismo salón, sobre el sofá. Estaba haciéndole fotos cuando ella decidió hacerle una especie de striptease, el cerro el objetivo de la cámara desconectándola, aunque siguió apuntándola como si estuviese haciéndole fotos.

Cuando ella se tumbo sobre el sofá, completamente desnuda llamándole, abriéndole los brazos para que se refugiase en ellos el acudió raudo a la llamada, dejando la cámara a un lado con cuidado. Se abrazaron, ella cogió la polla de él guiándola hasta la entrada de su sexo, una vez puesta en el lugar preciso, al oído le pidió que la penetrase sin más dilación. Entre gemidos, jadeos, suspiros y bufidos estuvieron haciendo el amor durante bastantes minutos, después de los cuales alcanzaron un gran orgasmo casi al unisonó..., dejándoles a ambos la mar de relajaditos.

Al día siguiente cuando él regreso a casa se la encontró sentada en el salón, con una carpeta delante de ella, una carpeta que según su jefe, la agencia que llevaba todo lo relacionado con el tal Diomedeidae había mandado para usar en el reportaje que ella había hecho sobre él. Esas fotos eran las que Luismi le había tomado la tarde anterior, unas fotos como muchas otras de las que tenía en casa y que ella había visto innumerables veces, pero sin embargo estas estaban todas ellas firmadas por Diomedeidae. Muy seria le pregunto qué significaba todo eso, Luismi entonces le dijo que ya tenía su reportaje, las fotos estaban hechas por él y llevaban juntos tres meses, de modo que podía escribir su reportaje sobre Diomedeidae sin el menor problema, incluso le dijo que si quería podía también hacerse una foto él y ponerla junto a las de ella. El bofetón fue seco y sonó como un disparo, después Lucia se abrazo a él llorando, cuando se sereno le pidió tiempo para saber donde iba su relación, tras ese descubrimiento le dijo que no estaba segura de nada.

No la dejo que se fuese de la casa, fue él quien decidió que debía de irse hasta el momento en que Lucia se aclarase con sus sentimientos sobre Luismi tras la sorpresa que se había llevado. Fueron días muy duros para Luismi, temió haberlo estropeado todo entre ambos por esa estupidez de no querer decir quién era y con que nombre le conocían en realidad como fotógrafo. Nueve días después, casi a media noche, Lucia se presento en la puerta de la habitación que había tomado en un hotel. Un vez estuvieron los dos dentro Lucia le exigió dos cosas para seguir con su relación de pareja, si no aceptaba alguna de ellas le comunico su intención de romper la relación definitivamente.

Luismi aceptó en el acto ambas condiciones, negándose en redondo Lucia a que lo hiciese así, sin antes haber escuchado lo que ella quería. La primera condición que le puso fue no volver a guardarse nunca más nada importante, ni por omisión ni por cualquier otra circunstancia, Lucia le dejó clarísimo que si era su pareja esto era con todas las consecuencias, tanto las buenas como las malas. Luismi acepto en el acto prometiéndoselo, entonces Lucia con una sonrisa de oreja a oreja le dijo que la segunda condición, es que le hiciese el amor en ese mismo instante porque ya no se aguantaba más de deseo por él.

Nunca se publicó el reportaje, Lucia no quiso dar a conocer el secreto de su novio y decidió no arriesgarse a cometer algún error al escribirlo, prefería tener al famoso fotógrafo solo para ella. Se fueron a vivir a una ciudad costera del norte de España donde Lucia empezó a trabajar como independiente, escribiendo artículos que luego vendía a periódicos o revistas. Al año de estar allí viviendo juntos, viajando juntos por el trabajo de él, ya que Lucia se negó a que se separaran. Un miércoles por la noche él le pidió matrimonio y ella aceptó en el acto. Luismi quería contárselo a sus padres, tenían pensado ir a Madrid a verles el viernes de esa misma semana. El jueves nada más levantarse sacaron los billetes para el viaje y esa noche salieron a celebrar su compromiso, esa misma madrugada un conductor borracho que perdió el control de su coche se la llevo para siempre. Ni siquiera dio tiempo a que llegasen los servicios de urgencia, Lucia dejo este mundo en sus brazos, mirándole fijamente mientras le sonreía intentando calmarlo hasta el mismo momento en que su cabeza se venció sobre él exhalando su último aliento. Luismi no pudo hacer nada por evitar que su prometida muriera en sus brazos ante sus desesperados ojos.

Lucia había metido en el cuerpo de Luismi su pasión por las motos. La moto de Lucia era una moto muy veloz y poderosa, Luismi por el contrario se conformo con una moto potente, pero menos agresiva, lo que de vez en cuando hacía que Lucia se dedicase a pincharle por ello. Dos meses después de la muerte de ella fue cuando tuvo el accidente, durante uno de sus entonces habituales paseos nocturnos para evitar pensar en ella perdió el control de la moto por la lluvia y termino en el mar. La moto patino y salió despedida por un acantilado con la suerte de que le catapulto haciéndole caer lejos de las rocas. Solo de suerte fue el que cayese en una zona donde las olas lo empujaron a la playa, dos metros en un lado, un poco más lejos o un poco más cerca de donde cayó y el resultado hubiese sido muy distinto. La investigación de las autoridades tras el accidente dejo claro que la velocidad era la correcta, que solo fue mala suerte, la moto resbalo en el peor sitio y en el peor momento para hacerlo, solo eso, mala suerte dentro de la buena fortuna con que cayó al mar.

Estuvo un mes muy grave debido a la conmoción sufrida por la caída y a sus escasas ganas de seguir adelante tras lo de Lucia. Solo entonces fue cuando sus padres se enteraron de todo lo de Lucia, de que se habían prometido el día anterior a su muerte. Luismi como siempre se había limitado a guardarse todo su dolor para el mismo, igual que la vez anterior con Nadia, en esta ocasión tampoco le había contado a nadie los planes de futuro que ambos tenían cuando todo ocurrió. Después de enterarse de todo esto sus padres incluso llegaron a sospechar que quizá de accidente nada de nada, que lo que intentó fue reunirse con ella sabiendo como sabían cuando la había amado. Al final la investigación de la Guardia Civil les dejo algo más tranquilos, pero aun así no querían que él estuviese lejos de ellos en esos instantes, sabían que no estaba bien y no deseaban perderle de vista. Cinco meses después por insistencia de sus padres, al salir del hospital se traslado a Madrid, pero no a su casa, sino que alquiló un pequeño apartamento con garaje. Por insistencia de su madre empezó a ver a Margarita, aunque solo como amiga ya que se negó en redondo a ir a su consultorio. Su madre y Margarita consideraron que sería bueno para él desahogarse tras lo de Lucia para que no se enquistase.

Margarita  hablando con Luismi se dio cuenta de lo mucho que el chico había amado a esa mujer. Ella solo hablaba con él cómo amiga, no como profesional ya que él se había negado en redondo a ello, aunque eso siempre estuviese presente en las conversaciones que mantenían, algo de lo que el chico también era plenamente consciente. Durante los cuatro meses que él llevaba ya viviendo en Madrid, le había estado viendo casi siempre dos días a la semana, unas veces sola, otras con su marido o incluso con los mismos padres de él, pero nunca en su consultorio. Solo había una persona en todo este tiempo sobre la que no habían hablado, que él hubiese visto o hecho intención de ver, únicamente una, su hija Nadia.

A Margarita le hubiese encantado poder al menos hablar con él sobre ella, pero era consciente que no era para nada un buen momento para intentar forzar las cosas. El seguía con Lucia muy presente, de hecho se solía mover a todos sitios en moto, concretamente con la moto que había sido de ella. Margarita sabía que Luismi era muy responsable y no haría ninguna locura con ella, pero no dejaba de considerar que no era nada bueno que siguiese así, esa moto hacia que siempre la tuviese presente. Margarita tras sus conversaciones pensaba que solo había una persona que pudiese contrarrestar esa influencia que no le estaba haciendo ningún bien, eso solo podría hacerlo su hija Nadia, pero tampoco es que en esos momentos ésta fuese algo que él tolerase cerca suyo con la mas mínima alegría, por eso era consciente de que con eso debería de ir poco a poco y con mucho cuidado. Decidió que para la próxima reunión con él en su casa, Nadia debía de estar presente para por lo menos verle, aunque no supiese a quien veía en esos momentos…, y por supuesto él verla a ella también.

Otra cosa de la que Margarita siempre había estado segura, es que su hija estaba enamorada de Luismi desde que era niña aunque no se hubiese dado cuenta hasta que fue demasiado tarde. También estaba más que convencida de que su hija aun le quería con toda su alma, que el único motivo por el que todos sus intentos de relación habían fracasado era porque por mucho que ella no quisiese admitírselo a sí misma, aun seguía enamorada de él hasta lo más profundo de su corazón.

Cuando por fin logró reunirlos en su casa para que se viesen aunque fuese solo de pasada, en cierto modo se llevo una sorpresa muy desagradable en forma de canción. La canción que él cantó con la guitarra de Nadia..., la canción que cantó para Lucia. Quedo desconcertada por el dolor que este dejó escapar con la canción, por primera vez no estuvo nada segura si la situación estaría ya madura de verdad para que Nadia pudiese intentar acercarse a él e intentar retomar su antigua amistad, o por lo menos que se volviesen a hablar. De este modo esperaba lograr que de una forma u otra empezase a pasar página por fin con Lucia. Pese a todas sus dudas decidió que debía de seguir adelante con lo que había planeado porque no le quedaba otra, pero la duda le corroía..., aun así en medio de la cena improvisó sobre la marcha, decidiendo seguir adelante con su idea inicial al entregarle a Nadia su sobre de aquella manera.

CONTINUARA