Diomedeidae - 1

Cuando se hace algo indebido y se es descubierto se paga, en mayor o menor medida pero de algún modo siempre se termina pagando.

Diomedeidae - 1

Luismi hacía exactamente cuatro meses que salía con Nadia, con su gran amor, llevaba coladito por ella desde que eran niños. Era su primer y única novia, la chica con la que había perdido su virginidad tan solo unos meses antes. Desde pequeño había estado coladito por ella. También por ella sacaba tan buenas notas, quería ir a la misma universidad y estudiar la misma carrera, por eso se esforzaba tanto en todo. Era un chico de estatura normal, de complexión normal, sin muchos amigos debido a su forma introvertida de ser y al poco tiempo que le dejaban los estudios para hacer vida social.

Nadia era todo lo contrario que él. Ella era una chica que, para tener la misma edad, le daba mil vueltas en todo. Era una joven realmente preciosa que además sabía perfectamente cómo sacarse todo el partido y usar su belleza en su propio beneficio, su cuerpo era un arma más en sus manos, sabía cómo atraer a cualquier chico que desease. Sus notas eran magnificas, gracias a su gran inteligencia y a su prodigiosa memoria, le bastaba con leer algo para recordarlo, eso hacía que no necesitase apenas estudiar. Ella era extrovertida, el alma de la pandilla a la que pertenecía.

Ambos eran vecinos de toda la vida, habían nacido siendo sus padres ya vecinos y amigos, de modo que la relación entre ambas familias era muy estrecha. Nadia había logrado arrancar a Luismi de su casa para que pasase ese fin de año las uvas con ella y sus amigas en una fiesta. El plan inicial de su novio había sido quedarse los dos en su casa, tomar las uvas para después estar ambos solos y poder disfrutar el uno del otro. No es que a Nadia no le apeteciese estar con él a solas, pero era una noche muy especial del año, era una noche de diversión y desparrame, algo que no quería perderse por nada del mundo, de modo que convenció a su chico para que la acompañase y le diese ese gusto de ir a una fiesta para divertirse tomando allí las uvas y bailando después.

Sobre la una y media Luismi estaba buscando a Nadia, la había perdido de vista media hora antes, había estado bailando en la pista mientras él descansaba un poco, estaba cansado y además era un pésimo bailarín, mientras que Nadia parecía encontrarse en su medio natural. Preguntó a algunos conocidos mutuos si la habían visto, pero poco le pudieron decir ya que cada uno estaba a lo suyo, al final consiguió una pista fiable de su paradero. Una chica le dijo que la había visto en la calle dirigiéndose en dirección a los aparcamientos de enfrente... Luismi se preocupó por si no se encontraba bien, él sabía que si alguien quería descargar el estómago aquel era normalmente el sitio adecuado.

Avanzó entre los coches aparcados en el descampado cuando se fijó en algo que le dejó helado, había localizado a Nadia, estaba dentro de un coche que reconoció en el acto, pertenecía a Javier, un chico de la urbanización donde vivían y que tenía un año más que ellos. Javier era un alguien con fama de ligón y al que sus padres habían comprado ese coche antes del verano. En su luna trasera se veía el cartel con la "L" de novato. Se movió con cuidado temiendo lo que pudiese ver al acercarse más, y efectivamente, con eso fue con lo que se encontró, con sus temores convertidos en realidad.

Nadia estaba follando con Javier, esté estaba tendido sobre el asiendo del acompañante que se encontraba totalmente tumbado, Nadia se situaba sobre él moviéndose de forma pausada, como disfrutándolo, empalada sobre la verga del chico. Luismi sintió como si un cuchillo le atravesara el estómago para después ser retorcido con saña en él, moviéndolo una y otra vez mientras veía cómo su flamante novia follaba con aquel tío. Fue más de lo que pudo soportar, se fue de allí completamente destrozado, con los ojos picándole como demonios, pero con las lágrimas que tanto necesitaba negándose a salir para poder aliviarlos.

En lugar de regresar al local, se fue directo a la parada para coger el primer Búho*  que pasase y que le dejase lo bastante cerca como para poder ir andando a casa. Mientras estaba esperando vio ir hacia él a dos de las mejores amigas de Nadia, que al verle se acercaron con paso rápido a donde estaba. Le preguntaron con cara alegre si sabía dónde se había metido Nadia. Completamente frío, Luismi les dijo que había dejado a Nadia hacía diez minutos donde los aparcamientos, en el coche de Javier… Ambas se fueron hacia allí haciendo comentarios sobre qué habría visto una chica como Nadia en un idiota como Luismi… Aunque éste las escuchó, no dijo nada de nada, su mente en esos instantes no fue capaz ni de procesar lo que habían dicho de él, solo tenía presente lo que había visto en aquel coche y lo que eso significaba.

Nadia estaba junto al coche de Javier, acababa de follar con él, lo cierto es que el chico follaba de puta madre, era la cuarta vez que lo hacían, y como las anteriores había logrado que se corriese un par de veces antes de correrse él en el preservativo. Siempre había quedado la mar de satisfecha con estos polvos casuales con chicos, sin embargo en esta ocasión no era así, se estaba limpiando su sexo con unos Klinex, Javier se había ido de regreso a la fiesta dejándola allí.

No, ciertamente no estaba nada satisfecha en esta ocasión consigo misma, no por el polvo en sí, el sexo con él había sido tan genial como siempre. Pero cuando terminaron, y antes de que Javier se fuese, guiñándole un ojo y riéndose, le dijo que ya sabía dónde estaba, que su noviete se dedicase a hacerla regalitos, que él se encargaría de que se encontrase bien follada, algo que no le sentó nada bien escuchar. Pensó en lo que podría pasar de enterarse Luismi de ésto que había ocurrido, afortunadamente era un pardillo y no se le ocurriría sospechar de ella ni aunque se lo contasen, tal era la confianza que le tenía.

Sabía que había sido su primera chica en todos los aspectos ya que nunca había tenido ninguna novia antes de ella. También sabía que era virgen antes de estar con ella, de las dos veces que lo habían hecho la primera había sido..., bueno, es cierto que ella alcanzó el orgasmo, pero solo por el morbo de saber que estaba desvirgándolo, por nada más. En la segunda tuvo que reconocer que Luismi tuvo una gran mejoría, realmente la hizo disfrutar, recordó cómo se puso de colorado cuando le obligó a confesar que había estado leyendo relatos y viendo porno para poder sorprenderla… eso fue algo que ella encontró realmente adorable, esa forma de ser suya de preocuparse cada vez que parecía que le pasaba algo.

No se sentía especialmente bien por haberle engañado, no se merecía eso, cierto que la tenía algo desatendida desde hacía un poco más de un mes debido a los exámenes. También sabía que eso era obra suya, desde niños él había querido estar con ella, quería hacer lo mismo que ella y una de las dos carreras que tenía en mente, para decidirse a hacer, tenía un corte alto en la selectividad. Ella aprobaba casi sin esfuerzo, pero también sabía de sobra que él no, él mantenía su ritmo de notas a base de tesón, fuerza de voluntad y sobre todo de querer estar con ella.

Cada vez se empezaba a encontrar peor de moral, había follado, se lo había pasado de miedo, pero eso era cuando no pensó en nada más que en disfrutar, ahora que tenía en su mente a Luismi, no veía ninguna de las cosas que encontró divertidas antes, no solo era su novio, sino que también era su mejor amigo, principal punto de apoyo y confidente desde niños. No, decididamente no se encontraba nada bien. Ahora de repente en cierto modo sintió el temor de que Javier pudiese decir algo de lo sucedido, sabía que era bastante discreto pese a su apariencia, pero no pudo evitarlo. No, decididamente se había equivocado de medio a medio, nunca debió de haber permitido que eso sucediese…

Vio acercarse a sus amigas mirando en todas direcciones buscándola. Se terminó de arreglar el vestidito antes de que la localizasen… Cuando habló con ellas el alma se le cayó a los pies, sintió un nudo en el estómago que le atenazo, como a los pulmones por un instante les faltó el aire…, sintió agobio, sintió vértigo, pero sobre todo sintió miedo, mucho miedo… Al llegar hasta ella les preguntó qué hacían por allí, y le contestaron que buscándola, que Luismi les había dicho que estaba allí, donde el coche de Javier… De inmediato preguntó dónde estaba Luismi, una de ellas le dijo que en la parada del autobús, esperando un Búho*, después con una risa borracha le dijo que menudo capullo de novio que se había echado, riéndose le contó que tenía una cara que parecía un muerto, como si hubiese visto un fantasma, ambas lo habían achacado a que como nunca salía tan tarde porque era un nene de mamá se debía de haber puesto malito… Ella sí se puso mala al escucharles explicarse.

Salió a toda velocidad en dirección a la parada, deseando llegar antes de que pudiese irse, deseando explicarle, deseando hablar con él, dejó a sus amigas allí, a una vaciando el estómago mientras la otra le sujetaba la melena para evitar que se manchara. A Nadia todo eso le dio igual, en esos instantes únicamente le preocupaba Luismi, “sú” Luismi y lo que éste pudiese hacer, y también por qué no decirlo, pensando en lo que dirían sus padres y los de él cuando esté se lo contase. No tenían carnet, no tenían coche, desde la parada donde paraba el Búho a su casa, tenían casi una hora de caminata por la orilla de una carretera al vivir en una urbanización, por eso sus padres iban a ir por la mañana a buscarlos. Para que Luismi con lo prudente que siempre era se quisiese ir en el Búho es que debía de estar mal, muy mal, rematadamente mal.

Llego a la parada al tiempo que el autobús, agarro a Luismi con fuerza por el brazo, le pidió por favor que esperara, que tenían que hablar sobre lo sucedido. Nunca se le hubiese pasado por la cabeza lo que ocurrió a continuación, jamás de los jamases imaginó que algo así le pasaría a ella con Luismi. Este se limito a mirarla con un profundo desprecio cargado de rencor y sin mediar palabra le escupió en la cara, después se soltó de su mano de un tirón montándose en el autobús, dejándola allí tirada con la cara llena de saliva.

Para empeorarlo llegaron sus amigas en ese momento, que además lo habían visto todo mientras se acercaban, de repente pareció que se les hubiese pasado la borrachera como por ensalmo. Nadia no pudo evitarlo, rompió a llorar llevándose las manos a la cara sin ni siquiera limpiársela. Eso lo hicieron sus amigas muy solicitas mientras insultaban a Luismi de todas las formas posibles, llamándole de todo, alegrándose de que por fin hubiese roto con ese bicho raro, dando por sentado que todo esto había ocurrido porque su maravillosa amiga por fin había recapacitado.

Durante dos días Nadia estuvo muerta de miedo de que Luismi pudiese contar algo sobre su ruptura, porque desde luego no se había hecho ningún tipo de ilusión al respecto de su relación tras lo sucedido en la parada, Luismi no querría volver a verla e incluso posiblemente su relación de amigos se resentiría por ello, eso lo tenía claro como el agua. Pero tenía mucho miedo de que Luismi lo contase, de que se enterasen sus padres de lo que había ocurrido. Su madre era una de sus mejores amigas, una madre muy comprensiva…, pero tenía miedo de su reacción si se enteraba de esto, más aun que a la de su padre, y eso que sabía de sobra que este la castigaría para los restos. Para su sorpresa Luismi no había dicho nada de nada, cuando empezaba a tranquilizarse sus amigas la liaron aun mucho mas.

Estaban hablando con ella, quejándose de que no tomase medidas contra el imbécil del bicho raro de su vecino después de haberla escupido en la cara. La madre de Luismi y su madre eran amigas intimas, en ese preciso momento estaban entrando juntas en el salón donde hablaba con sus amigas y ambas habían escuchado perfectamente lo que su amiga dijo en ese instante. Esta por su parte al darse cuenta de que la habían oído y que además quien estaba con la madre de Nadia era la de Luismi, se puso muy nerviosa por lo que había dicho de este. Todo se lió rápidamente, su padre y el de Luismi también se enteraron obviamente, cuando el padre de Luismi le reclamo su comportamiento este no dijo nada de nada, cuando le ordeno disculparse con Nadia por lo que hizo, Luismi se negó en redondo a ello.

El padre de Luismi era un hombre muy serio, de fuertes convicciones y tremendamente recto, le dejo muy claro a su hijo que si no se disculpaba se terminaría todo lo que no fuese el instituto, nada de salir, nada de amigos, nada de paga, nada de nada, incluido en ello el regalo de reyes que Luismi llevaba dos años deseando con todas sus fuerzas. Éste no cedió ni un ápice, pero tampoco se defendió, simplemente desde ese día y hasta final de curso se limito a cumplir a rajatabla con el castigo de su padre. Del instituto a casa, y en casa a su habitación, prohibido salir de allí salvo para lo obvio hasta que pidiese perdón a Nadia… No cedió, lo cumplió a rajatabla.

Nadia conocía al padre de Luismi y sabia que lo del castigo iba muy en serio, intento interceder ante la sorpresa de su madre que no se lo esperaba para nada tras lo que supuestamente había ocurrido entre ambos. No consiguió nada, pero si pensó que eso era malo, le quedaba por descubrir que todo seria aun muchísimo peor de lo que ya era.

Su madre era una muy respetada psicóloga y la conocía bien, muy bien, supo en el acto por la forma en que su hija se comportó que algo raro pasaba en todo esto, algo que ninguno de ambos chicos había contado. También recordó los dos días posteriores al incidente, lo extrañamente nerviosa que parecía su hija con ellos cada vez que la llamaban para algo, como si temiese alguna cosa. Le preguntó a Nadia que había pasado entre ambos para que Luismi actuara de ese modo, sin contar que ella misma había llegado incluso a emplear el término “se lo suplico” con el padre de él para que le perdonase el castigo. Nadia negó a su madre que hubiese pasado algo, se lo juró incluso. Su madre se limito a levantarse, antes de salir de la habitación de su hija se volvió diciéndole estas palabras.

  • Nadia, aunque no te lo creas, las mentiras tienen las patas muy cortas y antes o después terminan por salir a la luz, pero lo que es aún peor, se suelen envenenar más, cuanto más tiempo pasa. No sé que habrá sucedido entre los dos, pero por tú reacción y la de él, creo que de alguna forma has tenido mucho que ver en todo ello. Haz lo que quieras, es tú vida, pero pienso que en este caso te vas a arrepentir de lo que estás haciendo más de lo que ahora puedas llegar siquiera a imaginarte… -marchándose después de la habitación de su hija.

Nadia aun tenía ciertas esperanzas ya que en el instituto Luismi y ella se sentaban en el mismo pupitre como compañeros. Pensaba que eso tarde o temprano le daría la oportunidad de hablar con él, que en algún momento éste cedería. Vana ilusión por su parte, Luismi no volvió a dirigirle la palabra en todo el año pese a ser su compañero de pupitre, incluso se dio un incidente a los dos meses que le dejo claro lo que había con él. Un profesor le pidió que le explicase a Nadia lo que él había dicho, Luismi se negó en redondo a hablar con ella y esa cabezonería le llevo a perder dos puntos en el examen de la materia como castigo por el desafío al profesor. Para poder mantener una buena media de nota luego se vio forzado a hacer un examen perfecto.

Otra cosa que paso fue que al regresar después de navidades al instituto las dos amigas de Nadia corrieron la voz de lo sucedido entre ambos, del escupitajo en la cara de ella. Nadia pese a su profundo malestar por todo lo que había pasado, sintió autentico odio por Luismi cuando se dio cuenta que todo el mundo sabía lo que hizo en la parada del bus, por la vergüenza que la estaba haciendo pasar por su culpa, se alegro incluso de lo que le estaba pasando en casa. Esto cambio después de la primera paliza que recibió Luismi en el instituto a manos de sus compañeros tras saberse el hecho, hasta el final de año dos palizas más siguieron a esa primera. Luismi jamás se defendió ante nadie contando lo que había sucedido realmente y el porqué de su acción con ella, las aguanto estoicamente. Encima el no dirigirle la palabra empeoro mucho su relación con todos los demás compañeros, al punto que cuando llego el ultimo día de curso, Luismi no tenía ni un solo amigo en todo el instituto, se había convertido en el alumno más odiado y repudiado del mismo. No fue invitado al viaje de fin de curso, nadie quiso que el fuese, por lo que fue el único de su clase que no lo tuvo. Luismi lloro durante horas de rabia cuando se dio cuenta de ello y de que no podría hacer ese viaje.

El primer día de libertad tras terminar la selectividad con una nota media altísima, Luismi se preparo con su mejor ropa para irse al centro a ver cosas, simplemente a respirar, a patear las calles con libertad, era el primer día tras su castigo. Cuando bajo de su habitación y ya se marchaba, apareció su padre por la puerta común que separaba ambas casas, la suya y la de Nadia, tras él iban, su madre, los padres de Nadia y ésta última. Ante el asombro de todos ellos el padre de Luismi le dijo que esperaba que tras el castigo hubiese recapacitado, a continuación volvió a conminarle a que pidiese perdón a Nadia por el escupitajo. Luismi se negó de nuevo, su padre le exigió entonces que por lo menos volviese a hablarle, ya que también se habían enterado de eso gracias nuevamente a las amigas de Nadia, ya que cuando está les explico el castigo sufrido por Luismi les falto tiempo para hablar de ello delante de sus padres y los de él. La negativa esta vez le costó muchísimo más caro que la vez anterior.

Esta vez incluso los padres de Nadia intentaron interceder por él considerando que ya estaba más que castigado, pero el padre de Luismi estimó que su hijo debía de aprender que algo de orgullo estaba muy bien, pero que el exceso, llevaba a pagar precios muy elevados. Luismi tuvo que regresar de nuevo a su cuarto sin haber podido llegar a disfrutar ni un solo minuto de libertad. A los dos días Luismi partió para un campamento especial para malos alumnos y jóvenes indisciplinados. Fue un autentico infierno para él aunque físicamente hizo madurar su cuerpo por el esfuerzo. Luismi era un chico que en ese año que llevaba se había vuelto huraño y muy retraído tras todo lo sufrido. Cuando regreso tras los dos meses del verano, ambos pasados en el campamento, había cambiado au muchísimo más en todos los aspectos.

Físicamente se fue siendo un joven normalito y desgarbado, volvió siendo un morenazo impresionante, con buen cuerpo, sin embargo ése no era el mismo Luismi que empezó el año, todo su carácter y personalidad había cambiado, no obstante siguió con lo mismo, ignoraba y no le hablaba para nada a Nadia, es más, después de eso ya ni siquiera la miraba. El mazazo final para Nadia llegó cuando escuchó a la madre de Luismi decirle a la suya con los ojos llenos de lágrimas, que éste pensaba irse con su hermana para hacer allí la carrera. La tía de Luismi no tenía hijos y quería a su sobrino con locura, de modo que no puso el menor problema, de hecho estaba encantada de que su sobrino favorito hubiese pensado en ella y quisiese irse allí.

Nadia, aunque por otros motivos, no lo había pasado mucho mejor que Luismi en todo este tiempo. El castigo de Luismi le pareció genial cuando vió que no le hablaba para nada y que luego se corrió la voz por lo del escupitajo. Luego llegó la primera paliza que recibió por lo que le había hecho a ella, el castigo de su padre tampoco cedía un ápice, para terminar de arreglar su estado de ansiedad por todo esto Javier le dijo que se alegraba de haberle puesto a ese imbécil los cuernos, que era lo mínimo que se merecía, que de hombre no tenía ni siquiera el aspecto. Eso último la remató, resulto demoledor para su ánimo. Poco después de ello llegó también lo de los dos puntos de castigo a Luismi, nuevamente por “culpa” de ella, haciendo que aun se sintiese peor, luego le siguieron dos nuevas palizas y para terminar, entre todos los compañeros le excluyeron del viaje de fin de curso. Un viaje por el que ella sabía cuanta ilusión sentía desde que se empezó a organizar antes de las navidades, viaje al que ella si fue pero para el que Luismi fue vetado.

Pero aun con esto y como ya se sentía por ello, lo peor para ella de toda esta situación fue descubrir la verdadera importancia que Luismi tenía en su vida, algo que nunca había apreciado porque siempre estuvo ahí sin darse importancia. Cuando él por fin se armo de valor y le pidió salir juntos, estuvo a punto de negarse porque le resultaba cargante en cierto modo, siempre tan pegado a su lado. Cuando empezaron a salir pese a todas sus reticencias, descubrió cosas increíbles de él, cuando lo desvirgó y la siguiente vez que lo hicieron, descubrió lo que era disfrutar con alguien que de verdad se preocupaba por ella, aunque en realidad en el sexo fuese un completo desastre con muy buena voluntad. Le faltaba mucho kilometraje, algo que ella tenía aunque por su aspecto de niña buena no lo pareciese.

Cuando dejo de hablarle, de verla, de ir tras ella, de estar ahí cuando era necesario sin necesidad de decirle nada, fue entonces cuando realmente se dio cuenta de lo que realmente había significado Luismi en su vida desde hacía años. Descubrió que por sus comportamientos mutuos, más que amigos prácticamente habían sido una pareja en toda regla excepto por el asunto del sexo, pero en todo lo demás desde luego lo habrían podido parecer a ojos de cualquiera. En todo este tiempo no había tenido sexo con nadie, solo de pensar en ello se le revolvía el estomago, anteriormente nunca había pasado más de quince o veinte días sin ligarse a algún chico para bajarse el calentón. Nunca había dudado, desde que empezó a enrollarse con chicos si alguien le gustaba se lo montaba con él sin mayor problema, excepto precisamente en el periodo de cuatro meses que había estado con Luismi, en ese periodo se dedico solo a él, ni siquiera admitió tonteos a nadie. Por lo menos así había sido hasta esa fatídica Nochevieja en que se lo monto con Javier y él los vio.

Desde que sucedió lo de Luismi el calentón era prácticamente inexistente. Descubrió que repentinamente no era eso lo que verdaderamente deseaba, lo que más le apetecía sobre todo lo demás, el sexo incluido, era que la abrazasen, que la mimasen, que la sostuvieran dándole cariño mientras contaba sus cosas y la escuchaban atentamente…, le apetecía volver a sentir con todo eso que antes hacia Luismi por ella sin que lo apreciase, quería volver a tener a Luismi como antes, con y para ella.

Durante el curso intentó por todos los medios que rompiese su aislamiento de ella sin conseguir otra cosa que frustrarse, y eso que no solo era ella quien lo intentaba, también lo hacían tanto su madre como la de él sin el menor resultado tampoco. En una ocasión la madre de Luismi le tendió a este una de sus habituales encerronas, que era mandarle a algo con el fin de que estuviese a solas con Nadia sin que pudiese escaparse o volver a casa sin haber cumplido el encargo, pensaba que de ese modo su hijo terminaría por ceder. No solo no cedió sino que encima todo empeoró. Ese día concreto, cuando Luismi entro en casa de Nadia llamando a su madre, ésta rápidamente sabiendo que su madre no volvería en media hora como mínimo ya que antes de ir se pasaría por donde Luismi se puso de lo más sexual para él, para intentar seducirle.

Durante casi quince minutos lo intento todo para que hablase con ella o que al menos se le fuesen los ojos detrás, lo que fuese para romper el hielo. Incluso empezó a mostrar piel de más ante él, solo le falto desnudarse del todo o pedirle que se la follase, intento todo lo que se le ocurrió para atraerle con sus encantos. Cuando entró su madre casi una hora después, Luismi se dirigió a esta indicándola el recado que le mando su madre e ignorando por completo a Nadia se puso en marcha de regreso a su casa. Antes de que pudiese dar un paso fuera de la cocina una Nadia histeria le pego dos bofetadas insultándole con lagrimas en los ojos, pero Luismi no se dio por aludido con ninguna de las dos cosas, se limitó a preguntar a la madre de Nadia si ya podía irse, ante el movimiento afirmativo de su cabeza Luismi volvió a su casa sin mirarla ni una sola vez.

La madre de Nadia meneo la cabeza viéndolo marchar de ese modo, entonces volviéndose hacia su hija le pregunto por enésima vez si estaba segura de que no tenía nada que contarle sobre la situación con Luismi, Nadia negó como siempre y se marcho corriendo a su habitación bajo la mirada de su madre, que por otra parte estaba pensando en si merecía la pena castigarla por las bofetadas, o ya se estaba castigando bastante ella sola con todo lo que estaba pasándole con el chico, porque si algo tenía claro a esas alturas, es que su hija estaba completa, total y absolutamente enamorada de Luismi, aunque quizá ni ella misma fuese aun consciente de hasta qué punto era esto. Decidió dejarla tranquila, no castigarla por esto y dejar que asumiese las consecuencias de sus actos, cuales quiera que estos hubiesen sido, porque mucho se temía que sería un castigo ciertamente duro el que tendría que soportar.

El golpe final y definitivo lo recibió Nadia el mismo día de la partida de Luismi. Se estuvo peinando y arreglando a conciencia para despedirse de él, solo para encontrarse con la desagradable sorpresa de que ya se había marchado, lo había hecho sin meter ruido, despidiéndose de todo el mundo menos de ella. Pero eso con resultarle durísimo y hacer que se deshiciese en lágrimas cuando se lo dijo su madre, aun fue peor lo siguiente que ocurrió. Su madre le puso en la mano una bolsa que Luismi según dijo le pidió que le diese para ella, cuando abrió la bolsa y vio su contenido unos gemidos desgarradores salieron de su garganta por lo que eso significaba.

Cuando eran dos micos Luismi había roto su hucha y reunido todos sus ahorros para comprar un colgante doble que había visto en una joyería, incluso le pidió prestado a su madre, dinero que luego le devolvió religiosamente con todas y cada una de las pagas de los siguientes cinco meses. Era un Taijitu de Oro, el símbolo grafico del Ying y el Yang, el negro quedo en poder el Luismi y el blanco fue para Nadia, y ahora su madre le acababa de entregar el negro de parte de Luismi. Tanto ella como él nunca se los quitaban, de hecho lo que a Nadia realmente le hizo daño cuando su madre le entrego el símbolo negro, fue que cuando ella le dijo siendo niños en cierta ocasión que no se lo quitase nunca, él le prometió que solo se lo quitaría cuando ella muriese. A lo largo de los años en varias ocasiones en plan de coña le había recordado esa promesa, pero en todos y cada uno de los casos él se la volvía a repetir muy serio.

En esas ocasiones se reía mucho de él por su promesa, ahora desde luego no se reía en lo más mínimo, entendió perfectamente el mensaje implícito en ese gesto. Para él desde ese mismo momento ella estaba muerta, quería que lo dejase en paz para siempre, indicándola también que era por ella por lo que se iba, para que muriese de verdad para su vida. El mazazo fue devastador del todo para Nadia. Únicamente en ese instante, en ese momento, con el desgarrador dolor de la perdida se dio cuenta por fin de que estaba enamorada hasta los tuétanos de Luismi desde hacía mucho…, y acababa de perderlo para siempre.

Su madre se sentó con ella en la cama, pasando su mano por su espalda mientras la dejaba llorar, mientras ella lloraba sintiendo que se desgarraba por dentro. Media hora después su madre le pregunto si quería hablar de todo lo que pasaba entre Luismi y ella. Nadia recordó que tras su primera experiencia sexual, al día siguiente su madre se sentó con ella y no paró hasta que se lo confeso muerta de miedo. Su madre por toda reacción se la llevo al médico para que la aconsejase sobre la mejor forma de mantener sexo seguro y sin peligros de sorpresas. Cuando su madre le pregunto de nuevo si el comportamiento de Luismi tenía que ver con algo que ella hubiese hecho, en esta ocasión, aunque muerta de miedo igual que aquella vez asintió.

Llorando angustiada le conto a su madre la verdad de lo que paso y porque Luismi la escupió, luego le dijo que aceptaría el castigo que ella quisiese imponerla, que se lo tenía merecido. Su madre la estuvo abrazando todo el tiempo en que estuvo llorando, pero sin embargo por primera vez no la consoló, solo se limito a abrazarla. Cuando se recupero un poco miro a su madre a la cara, en los ojos, en el rostro de esta vio la decepción reflejada, la mayor decepción que nunca había visto en la cara de su madre. Ésta sin decir nada se levanto, saliendo de su habitación y volviendo al rato.

  • Toma Nadia -Le tiro encima de la cama una película de DVD sin estrenar, la había comprado cuando comprendió que algo debía de haberle hecho Nadia, esperando que ella se lo confesase-. Si me hubieses contado todo esto antes, cuando aun se podía hacer algo te hubiese dicho que la vieses y sacases tus propias conclusiones de ella, eres lista y viéndola sabrías lo que tenias que hacer para arreglarlo con él…

  • Pero ahora todavía puedo, ¿verdad mamá?

  • ¿Ahora Nadia?, un poco tarde, ¿no?, le has destrozado la vida a ese chico. Cuando has visto lo que le estaban haciendo por lo que en realidad tú empezaste…, no moviste un solo dedo para detenerlo. Hubiese sido muy simple Nadia, solo tenias que haber sido sincera con alguien sobre lo que pasó.

  • Mamá…, no me importa si me castigas hasta el fin de los días pero…

  • Pero nada Nadia, entiéndelo de una vez, Luismi se ha marchado. Créeme si te digo que ahora que entiendo lo sucedido y por lo que ha tenido que pasar por ello -Meneo suavemente la cabeza de un lado a otro-, conociéndole te aseguro que tardara en regresar por aquí, tardara años, tardara todo lo que pueda solo por no volver a verte más. Tomaste una decisión equivocada, luego no solo no la enmendaste sino que lo agravaste aun mas, día tras día, y ahora Nadia estas pagando las consecuencias de ello… Hija no necesitas que nadie te castigue por lo que has hecho, ya te has castigado tu sola con tus mentiras…, y no será porque no te avise que las mentiras contra más tiempo pasa más se envenenan…

Después de esto la madre de Nadia se marcho de la habitación dejando a esta llorando de nuevo por haber perdido definitivamente a su mejor amigo, a su confidente, a alguien que siempre fue con ella como su hermano y también al chico que ahora sabia que amaba. Cuando el llanto ceso abrió la película, una película de 1939 cuyo título era “Las cuatro plumas”. Cuando termino de verla entendió lo que quiso decirle su madre con ella, a Luismi ella le debía muchas plumas de confianza en forma de medallón de color negro. Lo tomo con decisión, se vistió y se fue a la calle.

Volvió a las cuatro horas, cuando bajo de su habitación le entrego un sobre a su madre, solemnemente le pidió que si un día Luismi regresaba, en ese instante por favor le devolviese el sobre. Cuando esta le pregunto qué era lo que había en el sobre, Nadia le respondió que en el estaban todas las plumas que tendría que regresarle para que al menos la perdonase, aunque por su culpa nunca pudiese volver a ser para ella lo que era antes.

Margarita, la madre de Nadia, sabía por su amiga y madre de Luismi que este no volvería muy a menudo mientras estudiase la carrera. Ahora entendía la situación en que se había visto envuelto el chico sin esperárselo. Lo peor para él fue verse además traicionado por la persona en que mas confiaba para que no le engañase o hiciese daño, y no solo era por la situación que tuvo que ver, que quizá fuese lo menos importante de todo. Suponía que Luismi vería a sus padres cuando estuviese seguro que Nadia no estaría presente ni por casualidad. Estaba convencida que antes o después los dos volverían a encontrarse…, quizá si pasaba el suficiente tiempo su hija pudiese hacer lo que había dicho, devolverle las plumas, en la película estas fueron entregadas por cobardía, aquí por otras razones. Solo le había dado la película para que las plumas de esta en sentido metafórico le indicasen el camino que debía de seguir aunque fuese ya un poco tarde para ello, y su hija por el contrario según había visto lo había convertido en algo bastante literal –sonrió-. Conociéndola desde luego no lo había dicho por decir…, sabía que Nadia esperaba que antes o después Luismi regresara ante ella para entonces intentar devolvérselas una por una.

CONTINUARA

  • Búho es como se denomina en ciertas partes de España a los autobuses nocturnos.