Dime ¿Que es amor?

Puedes sentir esto?...son todos los signos de amor que he dibujado...

Dime ¿Qué es amor?

Capítulo I –¿Puedes sentir esto?... Son todos los signos de amor que he dibujado--

La nieve caía suavemente, era tarde, sin embargo Leen no tenía prisa por llegar a casa, ya que nadie se encontraba ahí, ni siquiera Lucas, ese (chico que causaba en el enormes sensaciones) el tan solo pensar en él le atormentaba... lo amaba demasiado, pero  ya no soportaba el dolor de tener que compartirlo... Lucas  era su “novio” desde hace casi un año, era su primer amor y siempre pensó que él sería el único, lamentablemente Lucas no compartía su gusto por la monogamia y Leen debió acostumbrarse a las muchas aventuras del alto, apuesto y seguro chico.

Al estar atravesando el parque lo invadieron sentimientos de soledad y vacío, eso era lo que siempre pasaba cuando Lucas estaba lejos de él, lo cual era bastante seguido, por eso salía tanto de casa, para huir del dolor y de las voces dentro de su cabeza que no paraban de preguntar dónde estaría aquel chico, cada vez las voces se volvían gritos de dolor y celos, cada vez más intensos al saber lo impotente que era ante esa situación, Leen huía de su refugio para buscar consuelo en las calles, paseando por la ciudad y tratando de despejar todos esos pensamientos que atacaban su mente muy seguido, deseando que Lucas no fuera tan frío, que demostrara un poco de compasión por sus sentimientos pero así era él y Leen no podía hacer nada por cambiarlo, así lo había conocido, así se había enamorado de él y así se había resignado a aceptarlo. No sacaba nada con lamentarse ahora, debía disfrutar, conformarse con las caricias y besos que seguramente después serían para otro.

Al estar atravesando casi por completo el parque, un bulto entre la nieve llamó su atención, era una persona, aquello le preocupó y no supo el porqué pero se acercó a ayudarla. Era sólo un chico, se veía tan débil y frágil que no dudo en ayudar, Sin poder evitarlo tomó en brazos al chico y lo llevó a su departamento, así era él, no podía dejar a ese chico tirado en la nieve para que muriera congelado.

A la mañana siguiente el chico despertó demasiado tarde. Leen estaba en su estudio trabajando en su último cómics cuando lo escucho levantarse, en cuanto notó que entraba a la habitación se giró y lo miró sonriendo.

  • ¿Te sientes bien? – preguntó amablemente Leen

El chico lo miró con recelo, Leen se sintió algo inseguro, cuando lo encontró le había parecido un niño indefenso, pero ahora que lo veía despierto comprendió su error... odio, sus ojos irradiaban una odio con gran fuerza descomunal, tanta o incluso más que la que tenían los ojos verdes de Lucas.

  • ¿Dónde estoy? – Preguntó el desconocido mirándolo fijamente.

  • No tienes que actuar a la defensiva, no voy a hacerte nada – respondió Leen.

El chico lo observó atentamente, continuaba dudando, pero más que nada debía reconocer que ese joven le había salvado la vida gracias a él en estos momentos no estaba muerto. Recordaba perfectamente su escapada de casa y luego, exhausto y desesperado caer en la nieve sin haberse podido levantar...

  • Gracias por ayudarme – dijo al fin fríamente

  • De nada – Leen sonrió, el muchacho lo miró sorprendido, era la primera vez que alguien le sonreía a él.

  • ¿Cómo te llamas? –

  • Andy–

  • Bueno…pues es un gusto conocerte Andy-

  • igual…amm… ¿Cuál es tu nombre?–

-Leen… mi nombre es Leen- menciono este sonriendo – si quieres algo en la cocina hay galletas y  leche caliente, sírvete, estás en tu casa – y Leen se giró para seguir trabajando.

Durante algunos segundos el chico lo observo, le sorprendía la ternura y confianza que ese desconocido le tenía sin conocerlo, era extraño pero se sentía agradable que lo tratara de esa forma después de salir de sus pensamientos, se dirigió a la cocina y tal como Leen le había dicho había leche caliente y galletas para disfrutar. Comió lo más que pudo, después de todo llevaba dos días sin haber probado alguna bebida o alimento. Cuando su apetito estuvo satisfecho volvió al cuarto en el que estaba su misterioso “salvador”.

  • Yo me iré de inmediato – exclamó Andy

  • ¿Tienes dónde ir? –

  • Yo... no deseo ser una molestia –

  • No respondiste mi pregunta –

  • ...No, pero me las arreglaré –

  • No es necesario que te vayas, es peligroso que un niño ande solo a estas horas, además no ha dejado de nevar –

  • NO SOY UN NIÑO!! –

Leen lo miró, había furia en los hermosos ojos dorados del pequeño. “Que contradicción”, pensó Leen, Andy a simple vista daba la imagen de un niño asustado y desamparado al que proteger, sin embargo ya había dado pruebas de poseer un fuerte carácter.

  • Puedes pasar la noche aquí, no es ninguna molestia –

  • ¿Qué quieres a cambio? –

  • ¿Qué? – Leen lo observó intrigado

  • ¿Cómo me vas a cobrar tu hospitalidad? – la mirada del pequeño era abiertamente hostil, Leen comprendió a lo que se refería el chico.

  • Si estás pensando que soy un pedófilo que espera favores sexuales – Leen se sonrojó al decir esto – Estás equivocado, no todas las personas que te ayudan lo hacen a cambio de algo –

Leen se preguntó qué tan mal lo pasaba este niño para pensar así. Por fin notó que el hermoso, pálido y delicado rostro de Andy se relajaba.

  • Lo siento es que... –

  • No te preocupes – Leen se restregó los ojos, el cansancio lo estaba venciendo, más sabía que no podía dormir sin terminar su trabajo, mañana tenía que entregar el nuevo capítulo y todavía le faltaba bastante.

Leen continuó con su trabajo, Andy lo observaba en silencio, había hojeado algo del trabajo del chico, le encantó su manera de dibujar, sus líneas seguras, las viñetas detalladas, los bellos rostros, pero lo que más lo impactó fueron los ojos tristes de sus personajes, esos ojos parecían tener vida propia, grandes misterios escondían esas pupilas ficticias.

El cansancio fue más poderoso y Leen se quedó profundamente dormido sobre sus bocetos.

Andy con cuidado retiró los dibujos, sólo les faltaban algunos detalles, tomó el lápiz y empezó a sombrear.

A la mañana siguiente Leen despertó sobresaltado, no había terminado, le dolía la espalda, dormir sobre su mesa de trabajo no era definitivamente cómodo, se estiró, pero casi de inmediato notó que sus dibujos no estaban, se aterrorizó, más al girar el rostro se encontró con su compañero durmiendo sobre el sillón y con sus dibujos en su pecho. Los retiró con cuidado y su sorpresa fue enorme. Todo el capítulo había sido sombreado y embellecido de manera increíble.

Cuando Andy abrió los ojos se encontró con la cálida mirada de Leen.

  • Gracias – susurró el joven

  • No es nada, me encanta dibujar – respondió fríamente el muchacho

  • Es un gran trabajo el que hiciste, mucho mejor que el mío... me pregunto si te gustaría trabajar conmigo, no tendrías que irte y claro te pagaría –

Andy se puso de pie

  • Claro – y sin decir más salió rumbo al baño

Leen sonrió, su nuevo amigo era muy extraño, pero le agradaba, además sabía que juntos crearían grandes historias.


Días después los dos chicos trabajaban tranquilos en el estudio, el progreso era notable, Leen irradiaba felicidad, juntos había avanzado mucho, su jefe le había felicitado por el avance. Andy no hablaba mucho y Leen trataba de no obligarlo. El mayor estaba preocupado, no sabía nada de la vida del chico, Sin embargo un día que lo vio salir del baño había notado la enorme cicatriz que atravesaba toda la blanca espalda de Andy, pero no se atrevió a preguntar. En las noches Leen  había despertado por los reprimidos sollozos provenientes del dormitorio de Andy, pero él nada podía hacer por ayudar al chico, menos aún si era Andy quien no le permitía la ayuda. Cada vez que le interrogó sobre su pasado o su familia, Andy se molestó. Lo único que sabía del niño de ojos dorados era que tenía 17 años, que había huido de su casa y que no pensaba regresar.

Leen lo miraba de reojo, Andy trabajaba totalmente concentrado, sin prestarle atención, Leen tenía muchas cosas en su cabeza, por un lado aquel chico y por otro Lucas, quien llevaba una semana sin aparecer, ni dar señales de vida, este hecho le dolía, alargaba sus noches y le quitaba el sueño, no podía dejar de pensar en él y con quien lo estaría engañando ahora, suspiró resignado, algún día dejaría de ser el niño bueno que lo acepta todo.

Ninguno de los dos se dio cuenta cuando la puerta del departamento se abrió, la imponente figura se encaminó de inmediato hacia el estudio, más no se imaginó nunca que su pareja estaría acompañado

  • Veo que ya encontraste reemplazante – la profunda voz hizo saltar a los dos jóvenes, Andy se giró molesto, sólo para encontrarse con un hombre alto, elegantemente vestido y con una sonrisa irónica en el rostro; cuando Leen lo vio, su rostro se iluminó, frente a él estaba la razón de su vida y sin recordar a Andy se arrojó a sus brazos. Andy observó molesto como ese intruso abrazaba y besaba a Leen, al parecer ninguno de los dos recordaba su presencia, tosió y Leen al acordarse se separó de inmediato y sonrojado menciono.

  • Andy, él es Lucas mi... –

  • Su pareja – dijo bruscamente este, mirando con desagrado al chico

  • Él es mi nuevo compañero, está trabajando conmigo en mis historias –

  • ¿y dónde vives? – preguntó Lucas queriendo que se marchara de inmediato.

  • Aquí!!! – respondió Andy poniéndose de pie, Andy y Lucas se miraron con odio, Leen lo notó, en los ojos de ambos se podía leer claramente el recelo y la rivalidad

  • No vas a creer como conocí a Andy imagínate que lo encontré tirado en la nieve, así que lo traje conmigo... – Leen trataba de desviar la conversación o por lo menos relajar el ambiente

  • Nunca aprenderás a no ser tan amable ¿verdad? – le regañó con tono suave Lucas, mientras lo tomaba del mentón y lo besaba suavemente

  • No podía dejarlo ahí para que muriera – menciono Leen con una adorable sonrisa en los labios

  • Un día de estos te vas a llevar una desagradable sorpresa por andar ayudando desconocidos –

  • Ojalá hubiera más personas como Leen que ayudan a otros sin esperar nada – dijo fríamente Andy, el comentario molestó a Lucas quien lo miró con profundo desprecio, a Andy le desagradaba profundamente ese tipo. En un principio le sorprendió que Lean fuera uno de esos... pero ahora nada encajaba, no sabía cómo podía estar con ese bastardo arrogante y más importante aun porque sentía celos……. ¿celos?!!!....