D.Ignacio, el presidente del Banco de mi marido.

D.Ignacio, el presidente del Banco donde trabaja mi marido tenía una propuesta deshonesta que hacernos, mi marido aceptó y yo me dejé llevar descubriendo un lado de mí que desconocía.

Aquella invitación me había sorprendido. Era cierto que Mario estaba teniendo una carrera muy sólida en el banco y con sólo 37 años ya era subdiretor de Banca Privada pero que el propio presidente del banco, D.Ignacio, nos hubiera invitado a cenar en un lujoso hotel de Madrid, era algo casi impensable.

Mario me había explicado que en ocasiones, D.Ignacio dedicaba un tiempo a conocer de primera mano a sus ejecutivos más brillantes, los invitaba a cenar junto con sus esposas para ponerlos a prueba y saber si se les podía otorgar mayores responsabilidades en el futuro. Sin ir más lejos, Juanma, el Director de Banca de Particulares, con responsabilidad sobre cientos de oficinas había llegado a su puesto después de que D.Ignacio hubiera tenido varias de estas reuniones con él. Estaba claro que era un tipo que valía, muy ambicioso y todo un tiburón dispuesto a vender su alma a cambio de conseguir sentarse algún día como consejero de la Entidad, pero aún así, la velocidad a la que había ascendido en la empresa todavía sorprendía a mi marido. Yo conocía a su mujer, Natalia, me había llamado la atención desde el primer día que la conocí por su elegancia. Era una mujer muy hermosa, con el pelo castaño, siempre enfundada en trajes muy caros y altos tacones. Y no es que yo me considere fea, para nada, a mis 33 años tengo un cuerpo trabajado a base de sesiones de Pilates que he podido llevar a cabo en un gimnasio cerca de casa, por lo que todo se mantiene en su sitio como si tuviera 25 años a pesar de haber dado a luz hace tres solamente. Mido 1,65 y mi pelo es rubio y liso aunque lo llevo en una melena corta para darme una apariencia más juvenil.

  • Es una gran oportunidad cariño.- me dijo Mario.- me llamó personalmente Pilar, la secretaria de D.Ignacio, para darme los detalles. La cena es el próximo domingo a las 21:00h, en un reservado en el Restaurante del Hotel Central. Según parece a D.Ignacio no le gusta que puedan oír sus conversaciones.

  • ¿Y nos invita a los dos?

  • A los dos. Quiere conocer el entorno de sus ejecutivos. Ya sabes, qué grado de compromiso tenemos con la empresa, si me apoyas en mi carrera, si estamos dispuestos a hacer sacrificios, etc... parece una cena informal, pero no lo es, está explorando cada respuesta que demos, cada gesto que hagamos...sólo unos pocos elegidos entran en su círculo más íntimo y yo sé que puedo ser uno de ellos

  • Estoy empezando a ponerme nerviosa Mario. No sé si estaré a la altura de tanta responsabilidad.

  • No seas tonta, claro que lo estarás! . Eres una mujer inteligente, brillante y trabajadora. Tienes conversación y cultura para hablar de cualquier tema. Deja que sea él el que lleve un poco la conversación, el que elija los temas y nosotros seguimos la línea. Ante cualquier atisbo que veas de que está tanteando cómo de comprometidos estamos con la empresa, di que sí, que lo estamos al 100%.

  • Muy bien, creo que podré hacerlo.

  • Tienes que ir preciosa Laura, mañana vete de compras y elige un traje adecuado, sé que elegirás con criterio. No te preocupes por el precio.

  • ¿Que no me preocupe? ¿estás loco? Desde cuando no me preocupo? No tenemos problemas pero nunca hemos sido unos derrochadores.

  • No te preocupas desde el momento en el que tu marido tiene la oportunidad de dirigir toda la Unidad de Negocio en América Latina....

  • ¿estas bromeando?

  • Para nada, el vicepresidente de América Latina va a ser promovido, la vacante está lista y van en busca de un perfil joven, plenamente comprometido con la central del banco que ayude a replantear el modelo de negocio. Nos podremos mudar a Bogotá y viviremos como reyes Laura, un gran chalet, personal a nuestro servicio, las mejores escuelas para nuestra hija...¿te haces una idea?¿comprendes de que estamos hablando? Será cuestión de 4 o 5 años y con sólo 40 años y pico podré sustituir a Juanma que ya habrá sido ascendido para entonces. Estamos a un paso de triunfar y necesito que me apoyes al 100%, sin fisuras.

El miércoles salí a comprarme el traje, busque uno negro de satén ceñido, lo justo para marcarme algo mis curvas, femenino pero elegante. Tenía un escote que dejaba intuir mi pecho bien formado pero poco más. Dado que mi marido me había dado carta libre para gastar, aproveché y compré lencería nueva, por supuesto negra. A la vuelta de la cena le daría una sorpresa y lo recompensaría por todo lo que estaba haciendo por nosotros sorprendiéndole con un conjunto especial. Era muy fetichista de la lencería, le encantaban las telas suaves y los conjuntos con liguero, así que escogí uno con el que me debía ver impresionante. Me excitaba mi marido, era un hombre que se cuidaba y siempre estaba elegante, pero el hecho de que fuera un triunfador hacía que me excitara aún más. Imaginarme que sería mi marido el que tuviera el control y el poder sobre toda una unidad de negocio del Banco, me calentaba muchísimo y de hecho el mismo día que me habló sobre la posibilidad del ascenso hicimos el amor de forma apasionada. Por supuesto, tener una hija y trabajar los dos, yo era alta funcionaria en un ministerio después de unas duras oposiciones, hacía que llegáramos cansados a la noche y no hacíamos el amor con mucha frecuencia, pero de vez en cuando dejábamos a la niña con los padres de alguno de los dos, nos tomábamos unas copas de vino en algún restaurante y luego al llegar a casa dábamos rienda suelta a nuestra pasión. En los momentos más excitantes habíamos llegado a jugar con algún vibrador y hasta probar el sexo anal, a mí me había gustado, pero en alguna ocasión me había dolido y quizás por eso él había dejado de proponerlo.

Estaba decidida a apoyar a Mario en esto, quería ese puesto sobre cualquier otra cosa, a mí no me importaba trasladarnos a Bogotá durante un tiempo. Estaba decidida, apoyaría a mi marido en esto al 100%.

  • Te ves impresionante .- dijo Mario al verme salir del cuarto ya arreglada para la cena.

  • Gracias, todo sea para apoyar la carrera de mi maridito- bromeé mientras le daba un pequeño y delicado beso en los labios- y eso que no ves todo el paquete completo.- levanté algo la falda para enseñarle a lo que me refería y pudo ver la media de encaje y el liguero.

  • Pero bueno! Esto sí que es una sorpresa! Si D.Ignacio supiera..

  • ¿Supiera que?

  • Supiera que mi mujer es una loba...no me daría el ascenso pensando que me puedo distraer- y sonriendo abrió la puerta de casa y me tendió galantemente el brazo.

  • Gracias....vamos a conseguir nuestro sueño amor. D.Ignacio quedará encantado con nosotros- acaricié su cara y lo besé de nuevo, esta vez en la mejilla para no dejarlo marcado de pintura de labios.

La cena transcurrió de forma más agradable y relajada de lo que me podía imaginar. Nada más llegar el camarero nos acompañó al reservado, allí ya nos esperaba nuestro anfitrión con una copa de vino en la mano. D.Ignacio acababa de entrar en los sesenta años, para su edad se conservaba razonablemente, le quedaba algo de pelo que se peinaba con gomina hacia atrás y su barriga era algo prominente pero no excesiva. De altura estaría en torno al metro y setenta y cinco y al acercarme a darle la mano pude oler el embriagante perfume que emanaba..aquel hombre transmitía mucho poder. Indicó al camarero que trajera dos copas de vino más. Era un vino muy caro, se notaba en cada sorbo y entraba con muchísima facilidad, deslizándose suave por la garganta, tuve que recordarme a mi misma no beber demasiado rápido y controlar mis nervios iniciales. La conversación en la cena giró, como era de esperar, alrededor del banco y sus planes de expansión, D.Ignacio se mostraba muy educado y en todo momento me integraba en la conversación haciéndome sentir muy cómoda. Sentí que había nacido para aquel ambiente, aquella comida de lujo, el elegante reservado del restaurante, el vino, el trato exclusivo y preferente..me encantaba todo aquello y quería que durara. Estuvimos cerca de dos horas cenando y durante la conversación nos habíamos tomado finalmente dos botellas de vino. Era difícil decirle que no a D.Ignacio cada vez que se ofrecía a rellenar la copa y Mario parecía relajado también así que probablemente al final de la cena todos habíamos bebido de más. Percatándome de ello , me levanté y, excusándome, me dirigí al baño donde,aproveché para retocarme y arreglarme el pelo y el vestido. La verdad es que me veía preciosa, y el toque del vino me había subido la libido...esa noche me sentía muy sexy con mi conjunto de lencería y todo aquel ambiente de lujo y glamour habían acabado por excitarme terriblemente. Cuando volví, me los encontré hablando de forma algo más seria. Se percataron de mi llegada y cambiaron de conversación. Mario parecía algo más callado y más reflexivo, algo ido. D.Ignacio sonrió al verme

  • Hola Laura, me ha comentado Mario que tu bebida favorita es la ginebra, me he tomado la libertad de solicitarte una de tipo afrutada, muy exclusiva. Sólo se producen 10.000 botellas cada año y se venden en restaurantes muy seleccionados.

  • Me parece perfecto D.Ignacio, me encantará probarla - dije mirando alrededor buscando la copa sin encontrarla

  • Perfecto, entonces subamos ahora - Yo miré extrañada a Mario que continuaba todavía con la expresión algo ida- aun así, vio mi confusión y se vio en la necesidad de aclararla.

  • Me estaba comentando D.Ignacio que ha reservado una habitación en este mismo hotel y que nos servirán esa copa arriba ya que la botella la han puesto a enfriar en la suite.

  • Verás Laura – me explicó D.Ignacio - mi mujer tiene organizada una recepción en casa hoy, algo para recaudar fondos para una causa benéfica, personalmente apoyo la iniciativa pero no quiero estar estrechando manos y teniendo conversaciones intrascendentes hasta altas horas de la madrugada, así que me quedo en este hotel y mañana salgo para Nueva York temprano. Subamos a tomar esa última copa, suelo reservar la misma suite desde hace años cada vez que la necesito y las vistas son excelentes.

La situación me resulto algo extraña, pero era prácticamente imposible decir que no D.Ignacio una vez que había tomado una decisión y Mario parecía estar de acuerdo. Sin embargo, la idea me resultaba algo inquietante aunque desconocía por qué.

  • Mañana hay que madrugar y yo...

  • Será sólo una copa, a mi edad lo que más aprecio es la buena compañía y las habitaciones de hotel tienen un ambiente frio al que nunca me acostumbro. En un entorno más íntimo podré explicarle a Mario el Plan Estratégico de la compañía y nuestros ambiciosos planes para Latinoamérica- Me quedé un segundo en silencio, miré a Mario que me dirigía una mirada casi como una súplica y supe que no había mucho más que hacer, la decisión ya la habían tomado.

  • Muy bien, entonces no seré yo con se interponga entre Mario y el Plan Estratégico- eso sirvió para que aparecieran unas risas por parte de D.Ignacio y nos levantamos todos camino del ascensor. Aprovechando que me había quedado algo más retrasada con mi marido, aproveché para preguntarle

  • ¿Estas bien Mario? Te noto algo distraído.

  • Si cariño, perfecto. Algo sobrepasado por todo esto pero...

  • Pero ¿qué?

  • Nada, que te quiero y que te agradezco mucho todo lo que has hecho por mi hasta ahora-y me besó en las labios dejándome más confusa de lo que estaba.

Al subirnos pude notar como D.Ignacio se ponía en frente de mi, en un momento me pareció que estaba mirando mi escote pero debió tratarse de una mirada furtiva o de un error por mi parte porque rápidamente sus ojos se posaron en el techo del ascensor. Llegamos a la suite, era impresionante, yo había visto reportajes en Televisión donde se veían suites presidenciales y aquella era de aquel tipo. El salón era enorme y al fondo había una puerta corredera que daba a una amplia cama, me pregunté cómo de cómodo sería dormir entre aquellas sábanas. Sobre la mesa estaba la cara botella de Ginebra y en una cubitera de plata estaba la exclusiva tónica. D.Ignacio le preguntó a Mario si podía prepararme la copa mientas él servía los dos whiskys con hielo. Mario preparó la copa y me la alcanzó, en ese momento vibró su teléfono y respondió. No eran extrañas las llamadas a altas horas. Los clientes de Mario tenían inversiones en todo el mundo y cualquier oscilación no esperada requería decisiones rápidas.

  • Vaya! Me llaman de la oficina D.Ignacio, debe ser la apertura de la bolsa de Tokyo y los futuros que tenemos negociados allí. Debo cogerlo.- se quedó de pie con el móvil en la mano mirando para nosotros dos sin terminar de decidirse por marchase

.- ¿A qué esperas Mario? Responde, no quiero clientes insatisfechos de nuestro servicio. Responde desde el dormitorio y cierra la puerta para que no te molestemos.

  • Claro...eso haré- Vi como se dirigía al salón y justo antes de cerrar la puerta me miró y con sus labios me lanzo un mudo “te quiero” que me dejó aún más confundida. No sabía si era por el vino, o los tres sorbos que llevaba de aquella Ginebra pero estaba algo mareada así que me levanté y me acerqué al ventanal que llegaba hasta el suelo y desde el que se veían unas excelentes vistas de Madrid, debíamos estar en un planta 16 o 17 y se podía ver toda el distrito financiero cercano a La Castellana. D.Ignacio se levantó también y se puso a mi lado. Pude oler de nuevo la cara fragancia que desprendía.

  • ¿Te gusta lo que ves Laura?

  • ¿A qué se refiere?

  • A todo esto, a todo lo que el dinero mueve. Si miras a tu alrededor puedes ver donde se hacen los grandes negocios, donde se mueve el poder. Te escandalizarías de saber lo que la gente puede llegar a hacer por dinero.

  • No soy de escandalizarme fácilmente- y sonreí mientras tomaba un sorbo de mi copa- trabajo para el Estado y he visto a muchos hombres corromperse- Él me miró agradablemente sorprendido y volvió a la conversación.

  • El dinero compra voluntades y eso significa poder. Influir sobre las personas, hacer que hagan lo que tú quieres que hagan a cambio de compartir algo de ese dinero o de ese poder con ellos. Todos los que entran en el juego disfrutan de él, enseguida entienden sus beneficios y ven lo que pueden ganar si entienden las normas – me miró y continuó - Tú y Mario tienen todo para ganar en este juego y ahora él sabe lo que le faltaba para triunfar.- En ese momento me sobresalté, sentí como la mano derecha de D.Ignacio se posaba sobre la base de mi espalda y su dedo meñique reposaba sobre mi nalga acariciando mi traje. Fue un toque muy sutil, pero suficiente para dejarme saber sus intenciones.

No sabía que hacer, por un lado Mario podría volver en cualquier momento de atender su llamada pero tampoco quería enfrentarme a D.Ignacio, su presencia era imponente y saber que uno de los hombres de más poder en España me estaba tocando, hacía que me temblaran un poco las piernas. Intentaba portarme con seguridad pero sólo acerté a decir:

  • ¿Qué quiere decir que Mario lo sabe?

  • Tu marido es ambicioso, quiere subir, pero hay más como él, tiene que jugar otras cartas, otras virtudes. Ahora sabe cómo otros lo han hecho y que es una forma efectiva y rápida que sólo exige un pequeño sacrificio. A cambio, le espera una vida muy acomodada....a él y a su preciosa esposa- Levantó su copa y brindó con la mía. Al ver que yo no me apartaba, cada vez bajaba más su mano hacia mis nalgas acariciándolas, la suave tela negra del traje se arrugaba ante el movimiento de sus mano y podía sentir hasta su gruesa alianza de casado rozando mi piel. ¿será verdad lo que me había dicho de qué Mario lo sabía? ¿que sabía? D.Ignacio me despertó de mis pensamientos y con una suave determinación me situó entre él y el ventanal. Se acercó a mí abrazándome desde atrás y pude sentir perfectamente su erección sobre la fina tela de mi traje, me tenía atrapada y yo lo estaba dejando hacer. Acercó su boca a mi oído donde brillaba un blanco pendiente de perla para continuar con su seducción:

  • Saber quien es quien en este juego, entender las normas, saber arriesgarse, es la clave del éxito, es la forma de acceder a un mundo que otros sólo pueden intuir....pero tú Laura, lo puedes disfrutar- Puso su mano sobre mi vientre y me acercó más a él, apartando mi media melena, besó galantemente mi cuello. Yo sólo cerré los ojos y disfruté de aquellos suaves besos que contrastaban con la firmeza con la que me tenía atrapada por la cintura.

  • No, nó...D.Ignacio, por favor.- había poca convicción en mi voz. El alcohol, su presencia, la autoridad que transmitía en cada palabra en cada gesto, me tenían dominada. Olvidaba que era un hombre de sesenta años el que se estaba aprovechando de mí. Sólo veía en él la llave que podía darnos a Mario y a mí la vida que siempre habíamos soñado pero también tenía que reconocer que estaba levantando en mí unos instintos desconocidos hasta ahora en el plano sexual: curiosidad, malicia y...no me atrevía a pensarlo...cierta lujuria

  • ¿Te gusta este juego Laura? ¿Quieres que Mario sea protagonista en él? Él ya lo ha aceptado, quiere ganar y está dispuesto a hacer el esfuerzo necesario. Aquello me sobresaltó y me giré hacia a él.

  • ¿lo ha aceptado? ¿A Mario le parece bien que yo....?

  • Mario tiene un brillante futuro, pero necesita un apoyo extra. Todos necesitamos que alguien nos ayude y Mario sabe que tú le puedes abrir esa puerta. Es tu decisión

  • Pero..Mario...me está diciendo que ….- No me podía creer que Mario supiera aquello y estuviera dispuesto a entregarme de aquella manera.

  • Por supuesto que no le ha hecho gracia, se lo he comentado cuando fuiste al baño durante la cena, aunque estoy seguro de que ya Juanma le habrá contado...

  • ¿Juanma? ¿El marido de Natalia? ¿El director de Banca de Particulares?

  • El mismo, él y Natalia comprendieron el juego, aceptaron las normas y ahora disfrutan del resultado. Por supuesto que a Mario no le ha hecho gracia que se lo propusiera, pero le he comentado que no haríamos nada que tú no estuvieras dispuesta a hacer, tú decides. Le he dicho que te lograría convencer, que no eres la primera y que eres una mujer lista. Si aceptas, en la próxima reunión del Consejo Mario será nombrado vicepresidente para América Latina, si no aceptas, su carrera se parará de golpe, no lo despediré porque eso sería injusto, es un buen trabajador, pero digamos que....no podría esperar mucho más. -Volvió a apretarme hacia él y volvió a besarme el cuello. Era una mezcla entre galantería y firmeza que me estaba calentando demasiado..tenía que parar todo aquello y volví alejarme unos centímetros.

  • Entonces, supongo que Mario no está contestando ninguna llamada de la oficina ahora. ¿es cierto?

  • Digamos que te ha dejado tu espacio para que tu decidas. -Colocó su mano en mi entrepierna por encima del traje. No sabía cómo reaccionar, me estaba entregando inconscientemente a D.Ignacio. No lo quería reconocer pero estaba completamente excitada, aquel hombre que tenía tanta influencia sobre mi marido me tenía ahora mismo a su merced y yo luchaba contra el sentimiento que empezaba a dominarme por completo..la sensación de sentirme un objeto de deseo, su mano subió hasta mi escote y sacó un pecho para acariciar un pezón. Empezaba a saborearme como si fuera su puta de lujo. Mi cuerpo y mis pezones empezaban a mostrar una excitación evidente aumentando la calentura de D. Emilio que lo notó inmediatamente.

  • Creo Laura que tu cuerpo está decidiendo por ti- intentó meter su mano por debajo del vestido para tocar mis bragas y aquello me pareció demasiado...su movimiento me sacó de mis pensamientos y con movimientos suaves pero firmes me zafé de las manos que como garras recorrían mi cuerpo sin pudor alejándome de él y recolocándome de nuevo el vestido y el sujetador. Al apartarme pude verlo con algo de distancia: la cara sonrojada indicaba su excitación creciente y sus ojos brillaban mirándome de arriba a abajo sin recato ninguno. Sonreía levemente, con la seguridad de saber que para hombres como él, algunas cosas son cuestión de tiempo.

  • Creo que esto....no está bien. Voy a hablar con Mario.

  • Claro, por supuesto- Volvió acercarse de nuevo y yo ya no tenía el valor de apartarme-es una decisión consensuada, ya te lo he dicho- se puso frente a mi, pasó mi corta melena rubia por detrás de mi oreja, y cogiéndome suavemente de los hombros me atrajo hacia él...pasó sus manos por mi cintura y me acercó un poco más para poder susurrarme al oído- Laura, te deseo muchísimo, desde el momento en que te vi en un acto del banco estaba deseando tenerte entre mis brazos- empezó a acompañar sus palabras con besos en mi cuello de nuevo y sus manos se posaron en mi culo con suavidad.- Te prometo que estás a punto de abrir una puerta que te llevará a un placer que todavía desconoces. - seguía hablándome y seguía besándome en el cuello, yo ya no encontraba las fuerzas para alejarme de nuevo y me estaba dejando llevar por la situación, cada vez me parecía más locura aquello pero también quería saber hasta dónde era capaz de llegar. Como mujer mi sexo estaba vibrando con las palabras de D.Ignacio, noté como mis bragas empezaban a mojarse con los flujos que fluían de mi vagina. Con suavidad sujetó mi cuello y acercó su boca a la mía para besarme, no me resistí, sin darme cuenta abrí mis labios y permití que su lengua jugara con la mía besándome con pasión y me sorprendí a mi misma pasando mis brazos por detrás de su espalda y apretándolo contra mí. Le comí su lengua con pasión y le besé de forma desenfrenada a lo que él me respondió desatando toda su excitación. Me imaginé que debía sentir, se sentía ganador, triunfador, había tomado a su presa una vez más y con mis ojos cerrados pude imaginarme su cara de satisfacción sabiendo que, un viejo como él, tenía entre sus manos a la joven esposa de uno de sus gerentes, 33 años menor menor. Mientras, su nervioso marido esperaba en el dormitorio buscando el momento para entrar sin saber qué decisión había tomado. Estará pensando si he aceptado, si D.Ignacio me había convencido...tendrá dudas de qué estaré pensando yo...., paré de besarle y me alejé unos centímetros, intenté hablar..

  • Pero Mario.... Mario pensará que yo ...

  • Mario hará lo que tú le digas. Las circunstancias son las que son, la situación es del todo inevitable.- su mano se posó de nuevo encima de mi pecho como si tomara posesión de él- ¿qué vas a hacer?

  • Quisiera hablar con Mario...mmmm.- sin quererlo se me había escapado un pequeño jadeo y mi mano estaba subiendo por el pantalón de D.Ignacio acariciando el interior de su muslo, casi agradeciendo el placer que estaba sintiendo. Aquello le gustaba y continuó:

  • Cuando todo está hecho, sólo falta una mirada, una sutil aprobación de que todo está ya acordado, un gesto, y todo tiene lugar, todo sucede naturalmente.- Introdujo su mano por dentro del escote y con sus dos dedos empezó a pellizcar mi pezón, aquello me volvía loca, era como apretar el botón que desataba mi libido, - cogió mi mano y me la llevó hasta su bragueta y me hizo pasar la mano por encima- Se acercó a mi odio y metió su lengua...- todo depende de ti -y haciéndome un gesto me indicó que entrara en el dormitorio donde se encontraba Mario- sé que tomarán la decisión correcta.

Me dirigí a la puerta y al entrar me encontré a Mario sentado en el borde de la cama, levantó su cara al verme.

  • Laura...no sé cómo..

  • Hola Mario.

  • No sé que decir, es cierto que alguna vez me lo habían comentado en la oficina, siempre pensé que se trataría de sólo un juego de miradas, quizás una mano que se escapaba pero nunca pensé que...

  • Bueno Mario, déjalo estar.

  • Sí es lo mejor, nos vamos, ya buscaré otra oportunidad en otro banco.- En ese momento se dirigió hacia la puerta y me interpuse en su camino.- ¿Laura?

  • Mario, sabes que nunca tendremos una oportunidad como ésta, y D.Ignacio también lo sabe.

  • Sí mi amor, pero...no te puedo pedir que...

  • Sabes que te quiero no? Y que haría cualquier cosa por ti.

  • ¿pero esto? ¿incluido esto?

  • Si me lo pides, sí lo haré, será sólo una noche. Luego lo olvidaremos todo y disfrutaremos de tu ascenso y de tu nuevo puesto. Nos iremos a kilómetros de aquí y viviremos muy bien durante el resto de nuestras vidas.

  • De verdad estarías dispuesta?

  • Si me lo pides tú, sí.- en el fondo me di cuenta que la decisión me estaba costando mucho menos de lo que pensaba. Trataba de disimular mi excitación, pero acostarme con uno de los hombres más poderosos del país, no me parecía tan mala idea.- además alguna vez habías fantaseado con algo así no? Verme con otros hombres...

  • Cierto, pero...D.Ignacio?

  • Bueno, a su edad no aguantará mucho ¿Y quién más discreto?- Mario me miró de arriba a abajo, creo que empezaba a sospechar que aquella apariencia de “sacrificio” no era tal y que me encontraba demasiado dispuesta. Así que traté de disimular- Pero si no quieres, le decimos que no y sabemos que tu carrera irá cuesta abajo a partir de ahora,, nada de pisos de lujo, nada de coches caros, ya sabes...en todo caso hay que salir ya y hacérselo saber.

  • De acuerdo, si tú estás dispuesta lo haremos pero quiero que luego me lo cuentes todo y que por supuesto será nuestro máximo secreto. Te quiero muchísimo, aun no me creo que estés dispuesta a esto por mí.

  • Por supuesto mi amor, estoy dispuesta a todo.- Me cogió suavemente de la mano y salimos de nuevo al salón donde D.Ignacio se encontraba sentado en el sillón mirándonos con curiosidad, estudiando nuestros gestos y deseoso de saber nuestra decisión.

  • Mario ¿cómo van nuestras posiciones en Tokyo?

  • Bien D.Ignacio, parece que los japoneses han acabado entendiendo su oferta.

  • Fantástico! En España también nos van las cosas muy bien, hasta nuestros socios más reacios han terminado por ceder a nuestras pretensiones. La cosa fluye como queríamos. ¡Hay que celebrarlo! Sirvamos una copa más! ¿Te sirvo de nuevo Laura?

  • Claro, esta vez algo más cargado, soy una mujer con más aguante del que podría creer.- Esto hizo levantar la mirada de D.Ignacio y sonrió mirando a Mario.

  • Una copa cargada para una mujer con mucho aguante...¿Tú quieres algo Mario?

  • No, creo que yo seguiré con la copa que he dejado a medias.

Yo me había acomodado en sofá más largo que estaba en el centro de la sala de la suite, D.Ignacio se sentó a mi lado sin ningún pudor. Yo miré a Mario pensando que no lo soportaría y que en algún momento iba a cortar aquello de algún modo que no resultara violento para nadie, yo desataría mi calentura con él a llegar a casa y olvidaríamos todo aquello. Todo quedaría como un juego peligroso que nunca llegó a su fin, pero no lo hizo. Se limitó a estar sentado en el sofá con su copa sonriendo con cierta complacencia mientras daba vueltas a su vaso . En ese momento, D. Emilio rompió el silencio.

  • Laura, no te he dicho lo hermosa que estás esta noche. Creo que eres la mujer más guapa entre las de todos los gerentes de la compañía. - Mientras decía esto, pasaba mi pelo detrás de la oreja y pude ver como su erección asomaba de nuevo en su pantalón. Me parecía increíble que hace sólo unos minutos aquella polla se encontraba restregándose contra mi culo, aunque recordarlo hizo que me excitara de nuevo y tuve que cruzar las piernas para intentar disimular mis ganas de tocarme.

  • Gracias, D.Ignacio. Creo que exagera, hay gerentes con esposas muy guapas. Por ejemplo Natalia- contesté mirándole con algo de coquetería. Y me quedé mirándole a los ojos a una corta distancia de su boca de forma que casi podía oír y oler y su respiración.

  • Sí, es cierto, Natalia es hermosa pero tú tienes algo especial.. - en ese momento posó su mano sobre mi rodilla y comenzó a subir lentamente llegando justo al borde de la falda- como te expliqué, la gente tiene que estar dispuesta a hacer pequeños sacrificios para llegar arriba, entregar pequeñas cosas de valor en el camino para hacer más fácil y rápida su ascenso a la cima. Con la mano en mi muslo, miró a mi marido - ¿me entiendes Mario? - se acercó y me besó el hombro mirando fijamente a los ojos de Mario que callaba cobarde.

  • Creo que sí lo entiende D.Ignacio.- y miré a Mario esperando alguna reacción. No podía negar que llegados a aquel punto yo me encontraba muy atraída hacia D.Ignacio. Aquel hombre levantaba el teléfono y hacía que políticos y jefes de Estado lo cogieran al otro lado, hacía temblar a directores de periódicos y prácticamente decidía que empresas merecían la pena y qué empresas dejar caer. Sí, todo ese poder me excitaba y verlo a su vez excitado por mí, deseando follarme me esta poniendo como una perra en celo, pero tenía que disimular, a Mario no podía parecerle que realmente estaba disfrutando con aquello, tenía que seguir en mi papel de esposa entregada. En ese momento D.Ignacio volvió a sacarme de mis pensamientos, mientras acariciaba mi muslo en toda su extensión, tomando posesión de él, ya como si Mario no existiera.

  • Verás Laura, para alguien como yo hay cosas que cuando se hacen por dinero, pierden interés. No me gusta pagar por lo que puedo obtener con favores. Me gusta sentir que hay algún auténtico en lo que hacemos y que las cosas suceden por voluntad propia y suavemente besó mi mejilla. En ese momento D.Ignacio miró a Mario como si esperara de él que hiciera algo, parecía ser el turno de mi marido y así lo interpretó rompiendo su silencio:

-Laura, ¿por qué no te sientas en las rodillas de D.Ignacio?.- Aquella era la señal que desataba todo, el sutil gesto que culminaba el plan urdido por D.Ignacio. Mario me daba permiso para desatarme y atender a D. Emilio, me entregaba para que fuera su puta e hiciera de mí lo que quisiera. Obedecí la petición de mi marido.

  • Claro Mario.- Creo que mi determinación le sorprendió.- quizás esperaba que fuera yo la que parara aquello, pero ya habíamos llegado muy lejos. Si él había aceptado ser un cornudo a cambio de un status, así sería y yo pensaba aprovecharme de todo aquello.

Me levanté, me alisé de nuevo el traje y elegantemente y mirando a D.Ignacio fijamente a los ojos me senté de lado sobre sus rodillas y pasé mi mano por detrás de la cabeza de D.Ignacio, lo que hizo que me acercara más a él y pudiera sentir su aliento. Noté de nuevo su erección. Aquella polla tenía que estar a punto de estallar, pero por lo pronto se conformaba con acariciar mis piernas mientras miraba triunfante a Mario que permanecía quieto, como un soldado fiel. Sin quitarle la mirada, subió con sus dedos la falda de forma que pudo ver la parte superior de la media y el liguero y sonrió hacia Mario.

  • Es lencería cara, muy adecuada para una mujer de tu nivel Laura. Satén y encaje...muy fina. - Siguió subiendo la mano por la pierna y me sorprendí a mi misma abriendo ligeramente las piernas para que sus gruesos dedos siguieran su camino hasta mis bragas.

  • Gracias D.Ignacio, es usted muy amable – contesté mientras me acomodaba para que su mano pudiera tocarme sin problemas.

-¿Sabes Laura? Al principio, todas se sienten incómodas, pero poco a poco se van relajando y finalmente disfrutan mucho. Todas las mujeres llevan dentro otra que está deseando ser lo que una dama no puede ser, probar lo prohibido, sentirse desinhibidas....- ligeramente abrí algo más las piernas facilitando más la exploración de D.Ignacio.- Así que cuando disfrutan de un hombre mayor, que sabe recompensarlas y les enseña un mundo nuevo de fantasías y sexo sin culpa, terminan deseando que suene el teléfono y que al otro lado esté yo, dándoles permiso para volver disfrutar a mi lado. -Lo que estaba ocurriendo en esa habitación, había sucedido anteriormente, con otros gerentes, otras esposas, diferente actores pero exactamente lo mismo. El juego estaba engrasado y perfeccionado. Gerentes ambiciosos, esposas entregadas y hermosas, matrimonios jóvenes sedientos de estatus y por primera vez me pareció que no era cosa sólo de una noche...yo estaba tan excitada que no me importó pensar que podía volver a sentirme así de nuevo.

D.Ignacio paso su dedo por mis bragas empujando la suave tela negra de raso hasta dentro de mi vagina, lo que hizo que se me escapara un leve gemido y que me dejara caer un poco hacia él de modo que tuviera algo más de libertad para tocarme. Su otra mano subía hasta uno de mis pechos a lo que respondí con un otro ligero gemido al sentir que pellizcaba de nuevo mi pezón. Tuve que arquearme lo que aprovechó D.Ignacio para besarme y me meterme suavemente su lengua en mi boca, mordiendo mi comisura inferior. - estaba claro, el juego no era sólo de una noche, hablaba de que aquellas mujeres repetían y se entregaban...podía entenderlo, la atracción que ejercía el poder aquel hombre podía volver loca a una mujer.

  • Laura, eres una mujer fantástica.- Y miró a Mario que veía como su mujer se iba entregando poco a poco a su jefe. Me atrajo de nuevo hacia él, y metió su lengua hasta el fondo como lo había hecho antes. Me besaba mirando sonriente a Mario. Su mano ya se había introducido dentro de mi braga y su dedo entraba y salía de mi lubricada vagina sin mucha dificultad y emitiendo un leve chapoteo, fruto de los flujos que empapaban su de dedo anular, podía sentir como su alianza se restregaba contra mi clítoris excitándome aún más.

-¿ya estás mojada? Creo que Laura ya ha comprendido cuál es su papel en este juego. ¿no te parece Mario?

  • Eso parece D.Ignacio.- pude apreciar que bajo el pantalón de Mario se vislumbraba una erección, lejos de sentirse humillado ¡se estaba poniendo cachondo con todo aquello!, mi marido, un cornudo humillado y feliz. Tenía la sensación de que esa noche tanto él como yo estábamos descubriendo un lado que desconocíamos del otro. Quise decir algo pero no pude, apenas podía hablar con el dedo de D.Ignacio tocando mi clítoris. Sabía como hacerlo y está claro que era la forma que ya tenía entrenada para hacer que las mujeres de sus ambiciosos gerentes se fueran entregando.

  • Tienes mucha suerte Mario, tu mujer es increíble, desde el día en que la vi estaba deseando tenerla donde la tengo ahora y parece que ella también estaba deseando portarse mal- Ya estaba con mis piernas totalmente abiertas, entregando mi coño a aquel viejo y con mi espalda sobre su pecho. Inconscientemente restregaba mi culo sobre su polla para aumentar aún más su excitación. Mario me miraba sorprendido, supongo que no sabía que pensar, si realmente su mujer estaba desempeñando un papel tal y como creía o estaba disfrutando con todo aquello. Yo lo miraba de reojo pero no podía evitar cerrar los ojos de nuevo por el intenso placer que me estaban propiciando los dedos de D.Ignacio. Sin esfuerzo introdujo dos de esos dedos en mi vagina y completamente mojados por mis flujos me los llevó hacia mis labios. Yo miré a Mario que seguía callado y estático y ante la falta de reacción seguí mi instinto y los chupe introduciéndolos en mi boca y dejándolos escapar suavemente. A esas alturas mi traje se encontraba a la altura de la cintura y mis piernas abiertas se veían largas y provocadoras enfundadas en sus medias, con mis tacones pegados al suelo pero mi espalda totalmente pegada al pecho de D.Ignacio.Me dejé caer hacia atrás para susurrarle al oido.

  • Quiero portarme mal......- y dicho esto giré mi cabeza y acercando mis labios le besé de nuevo, me estaba volviendo loca. Al tiempo que lo hacía movía mi culo sobre su pene para sentirlo debajo de mí. Me alejé para verlo de nuevo, el me miraba con ojos de lujuria, me levanté y pude ver cómo su polla iba a explotarle en el pantalón, aquello me puso a mil. Con mis piernas abiertas, volvía a sentarme encima, pero esta vez frente a él, y volví a besarlo como una posesa mientras agitaba mi cadera y mi vagina sobre sus pantalón. Al hacerlo, mi traje se subió de nuevo por encima de mi culo, y Don Emilio no perdió ni un segundo en poner sus manos sobre él para sobarlo entre las tiras del liguero, alternando con alguna palmada de intensidad media que hacía que me sobresaltara y me riera, entregándome de nuevo a aquella lengua húmeda que me estaba excitando tanto. Totalmente fuera de mi le metí mi lengua hasta el fondo, besé su cuello como si no tuviera control y acercándome a su oreja, primero la besé y luego le susurré:

  • Quiero chupársela- volví a dar unos lengüetazos a su oreja. - pero antes quiero que estemos solos- miré a Mario.

  • Cariño, quizás sea mejor que me esperes abajo.

  • ¿Cómo?

  • Ya me has oído...D.Ignacio y yo queremos estar solos.

  • ja,ja.ja....Laura, eres mucho mejor de lo que me hubiera podido imaginar. Estoy a punto de explotar! Mario, has trabajado mucho hoy, mejor vete a casa y deja a Laura aquí, no sé cuánto tiempo puede llevarnos esto y no quiero saber que estás esperando abajo. Tu mujer me tiene muy caliente y quiero follármela sin que estés tú mirando.

Aquello me puso aún más excitada, ver cómo ejercía su poder D.Ignacio, la franqueza con la que hablaba, hacía que mi coño fuera a explotar, ver cómo dominaba a mi marido y la forma en que le ordenaba, aumentaba mis ganas de ser penetrada por ese hombre que transmitía tanto control. Mario dudó un segundo mientras se levantaba y pareció no estar seguro de marcharse, me miró y me preguntó:

  • Laura, no tienes por qué si no quieres, podemos irnos a casa ahora..-

Yo quería continuar con aquel juego de poder y humillación que había comenzado en aquella habitación sacando de mi un lado perverso y sensual que desconocía de mí y que me estaba excitando tanto. De forma deliberada, lo miré con cierto desprecio, ignoré a mi marido y provocativamente volví a susurrarle al oído a D.Ignacio:

  • Échalo. Dile que se marche ya... .- D. Emilio me miró sin creerse aún la forma en la que me tenía completamente entregada. Me comió de nuevo la boca y sentí como sus manos me agarraban mi culo grabando a fuego sus dedos en él. Me indicó que me levantara y me giró de nuevo de espaldas para acariciarme los pechos por dentro de mi vestido. Con superioridad miró a mi estupefacto marido por detrás de mi hombro desnudo que besaba con delicadeza.

  • Mario, vete ya. No pintas nada aquí. Mañana hablaremos, cierra al salir, no quiero que en todo el piso escuchen a tu mujer gritando de placer mientras me la follo.- Comenzó a reírse y le señaló la puerta mientras con la cabeza hacía un gesto indicándole que ya podía retirarse. - Mario!

  • Sí?

  • Cógete el día libre mañana. Sabré recompensarte por esto. Pídele a Pilar que organice un desayuno de trabajo para este jueves. Solos tu y yo.

  • Claro D.Ignacio. Y se dirigió hacia la salida, echó una última mirada hacia la escena que dejaba atrás y cerró la puerta.

D.Ignacio me miró con los ojos salidos de sus órbitas y cogiendo mi cara con sus dos manos y ejerciendo cierta presión para indicar quien mandaba, me miró a los ojos:

  • Es increíble lo que algunos hombres pueden hacer por dinero y una posición, incluso dejar que un cabrón como yo me folle a su linda y fina mujer, la respetada madre de familia abierta de piernas como una perra en celo.- Mientras decía esto me comía el cuello y pasaba su lengua por mis labios y orejas, lo que me ponía más cachonda. - Ahora Laura, enséñame si sabes estar a la altura de la circunstancias- Me giró de nuevo y llevó mi cabeza hacia su pene empujando mis hombros hacia abajo y dejándome de rodillas en frente del sofá. Lentamente desabroché su cinturón d marca y mordiéndome el labio y mirándole coqueta le quité los zapatos, le bajé los pantalones, acaricié su pene encima de su calzoncillo de Armani y suavemente lo saqué y comencé a pajearlo con suavidad. Era un pene de tamaño medio, algo menor que el de mi marido pero más grueso y rugoso, estaba deseando llevármelo a la boca. Comencé por pequeños besos en su glande mientras continuaba subiendo y bajando mi mano cada vez con más ritmo, los besos se convirtieron en pequeñas y suaves mordidas mientras miraba a los ojos a D.Ignacio

  • Cómetelo Laura,ahora.- Recibir una orden, hacía que me sintiera aún más sumisa y comencé a chupárselo de abajo a arriba, metiendo en mi boca sus huevos, chupándolos por su base y luego pasando mi lengua a lo largo de su tronco para acabar comiéndomelo por completo salivándolo. Repetí la acción varias veces para saborear aquella polla y dejarla lista para que me penetrara.

  • Pfff.,coño, que buena eres chupándola Laura,. Me correría ahora mismo en tu boca. Eres una putita fantástica!

  • Puede correrse donde quiera.- y mientras le decía esto volvía a mirar coqueta .- pero sería una pena que esto acabara tan pronto- ¿pero qué me pasaba? Me sorprendía a mí mismo diciendo aquellas cosas pero no podía callar, quería que aquel hombre me penetrara y realmente me hiciera suya. Continué chupándosela de rodillas, con mi elegante vestido subido hasta la cintura, no me había ni siquiera quitado los tacones y continuamente pasaba mi pelo tras mi oreja para que no me molestara mientras saboreaba aquel pene que era completamente mío y que tanto quería sentir dentro de mí. Mientras estaba en aquella posición, no pude evitar mirar hacia arriba para ver cómo disfrutaba D.Ignacio, su cuerpo se torcía hacia atrás y a antes de que explotara, en mi boca, quise alargar aquello un poco más.

  • ¿Quiere que le alcance su whisky?

  • Uf! Sería perfecto, y así me das un respiro.- Me levanté y de forma explicita me puse de espaldas a él inclinando mi espalda para coger el vaso que había quedado encima de la mesa en frente. Antes de que me diera cuenta D.Ignacio me había dado una palmada que me había vuelto a excitar y subiendo algo más mi falda acercó mi culo a su cara, apartó mis suaves bragas negras y comenzó a pasar su lengua por todo el agujero de mi culo, mientras sus dedos acariciaban mi coño, de abajo a arriba hasta terminar metiendo la punta de la lengua en mi vagina, se lo comía de forma desenfrenada y hundía su cara entre mi culo para poder hacerlo mejor. Sacó su cara y comentó

  • ¿Te gusta?- y dio una nueva palmada, esta vez algo más intensa.

  • mmm...sí

  • ¿Quieres que siga?

  • Sí..por favor, no me deje así, ¡siga!- Volvió a chupármelo de forma desenfrenada, mordiéndolo jugando como mi clítoris con su dedo, a mi me temblaban las piernas que apenas se aguantaban sobre los tacones por lo que tuve que apoyarme en la mesa baja de enfrente quedando todavía más a merced de D.Ignacio que siguió dándome placer de forma magistral. En ese momento se detuvo y se puso en pie indicándome que me sentara en su lugar en el sillón, me acercó la polla de nuevo a la boca y con sus pantalones bajados y su whisky en el mano me miró:

  • ¿te gusta el whisky? - Yo le miraba a los ojos, pajeándolo suavemente haciendo aparecer su capullo una y otra vez, chupándole la base de la punta lentamente con mi lengua.

  • El bueno sí. Me gusta lo caro y lo mejor aunque no siempre me lo pueda permitir.

  • Ja,ja..mira que me he follado mujeres de gerentes, pero tú estás siendo la mejor. Otras fueron más mojigatas y así les fue a sus maridos y a ellas - al oír aquello tuve hasta un punto de celos, no me gustaba imaginarme a D.Ignacio follando con otras mujeres. Aparqué el sentimiento y seguí salivando y pajeándole- Cogió su vaso de whisky y no sin dificultad por la erección metió su pene en él y me lo ofreció de nuevo esta vez frio y chorreando whisky por la punta. Yo no lo dude un momento y me lo metí de nuevo toda en la boca para sacarlo de nuevo lamiéndolo bien con mis labios para terminar besando la parte superior. Miré a sos ojos:

  • Hay cosas que mejoran con los años. Nunca me imaginé que un reserva pudiera gustarme tanto.

  • Pero que golfa y puta eres! Te voy a follar como hace tiempo que tu marido no te folla. -Me agarró la cabeza y comenzó a follarme la boca con intensidad,

  • Así Laura, así!!!. Cómetela todaaaaaaaaaaaa. -Yo aguantaba los embates de su polla como podía, en algún momento sentí alguna arcada que tuve que controlar. Su polla entraba y salía de mi boca completamente salivada, yo agarraba su culo con fuerza y me intentaba mostrar entera pero en realidad quería que parara aquello. Mientras me concentraba en aguantar sus embestidas me levantó.

-Vamos a ver tu compromiso con este banco Laura- cogiéndome de un brazo me llevó hasta la mesa que estaba junto a la ventana, tipo comedor y puso mis manos sobre ella. - Ya va siendo hora de follarte como te mereces- me levantó completamente el traje dejando a la vista mis largas piernas con mis medias negras rematadas con el liguero. Azotó mi trasero con una palmada seca

.- Eh! Protesté mirando hacia atrás con una sonrisa picarona.

.- ¿no te gusta? Estás siendo muy mala y era un justo castigo ¿no te parece?

.- ….sí, estoy siendo muy mala. A partir de ahora me portaré bien...-dije mientras meneaba mi culo frente a él. Con las dos manos me bajó las bragas hasta justo por debajo de la rodilla de un tirón firme y tiró del escote de mi traje dejando el sujetador a la vista sobre el que asomaban mis duros pezones. Sin pensárselo, agarró su polla con la mano y la introdujo dentro de mí. Sentir ese pedazo de carne caliente abriendo las paredes de mi vagina me mató de placer, hacía tiempo que no estaba tan caliente y sentí morir cuando pude al fin sentir su polla alojada en mi interior.

  • Estás empapada Laura! Tienes el coño caliente y húmedo,...parece que estabas deseando esto más que yo. Dicho esto, dijo un empujon más y comenzó a bombear con fuerza agarrando mis caderas

  • ¿Te gusta zorra? ¿Te gusta como te folla el Sr. Presidente???

  • Aaaahhh, así D.Ignacio, así! Fólleme! Fólleme fuerte!

  • Laura, quiero que me digas que eres mi puta!- A pesar de sus embestidas miré hacia atrás para ver su cara. Estaba completamente sonrojado, la barbilla algo levantada y mirando al techo, con el sudor cayéndole por la frente y completamente entregado al esfuerzo! Vi que estaba fuera de si mientras me follaba con fuerza.

  • ¡Vamos! ¡Dilo! Agarro mi corta melena rubia y tiró algo hacia atrás. Sentí el dolor del tirón pero lejos de asustarme, aquello aumentaba mi excitación.

  • Ssssoy.. su...

  • ¡Más alto!

  • Ssssoy su puta!

  • Más alto!!! Dilo más alto! Sus embestidas eran cada vez más potentes, dejó de tirar de mi melena hacia atrás para posarme la cara sobre la superficie de la mesa e incluso ejercer con su mano cierta presión sobre ella. Mis tetas reposaban aplastadas ya sobre la mesa y él se había inclinado algo hacia adelante para poder follarme más adentro mientras pasaba lengüetazos por mi espalda. Notaba su cuerpo sudoroso apoyándose contra el mío

  • Soy su puta! Soy su puta D.Ignacio! Fólleme!!! Fólleme Sr. Presidente!!!- Era evidente que D.Ignacio disfrutaba de tener el poder, de humillar a las esposas de sus gerentes que se arrastraban hasta su cama por el status y el poder que les otorgaban sus favores.

  • Te dije que te gustaría! Todas repiten, todas vuelven...les vuelve locas el olor del dinero..-yo había dejado de oírle, estaba concentrada en aguantar sobre mis tacones y resistir la presión que ejercían sus arreones. Notaba como algunos flujos comenzaban a caer desde mi vagina hacia el interior de mis piernas y eso hizo que aprovechara para llevarme la mano al clítoris y tocarme para incrementar aún más el placer que sentía.

  • Ja,ja,ja...así me gusta Laura, que disfrutes. Quiero que te corras! - Comenzó a bombear con más fuerza y de nuevo tiró de mi melena hacia atrás para permitirle introducir su lengua en mi oreja..aquello me sobrepasaba, no podía aguantar mas...iba a correrme antes que aquel sesentón al que pensaba dejaría tumbado en unos minutos.

  • Aahhhhhhhh! Diossssssssssssss! Me voy, me voy,me voy, me vooooooooyyy

  • Eso es Laura! Córrete puta!

Mi cuerpo se tensó completamente mientras me corría, no sé cuanto duró aquello pero tuve la sensación de que había durado más que cualquiera de las corridas que hubiera tenido antes con Mario. Pensé que el hecho de irme provocaría que D. Emilio se fuera al poco pero nada más lejos de la realidad, sacó su polla y dándome la espalda se dirigió a la amplia cama, se tumbó boca arriba con la polla tiesa y me hizo el gesto con un dedo para que me acercara.

  • Ven Laura, el Sr. Presidente quiere follarte viendo tu cara.

Me recompuse el pelo y dejé caer mi vestido al suelo, soltando por fin mis tetas del sujetador. Sumisa me acerqué hacia la cama mientras contoneaba mis caderas. Seguía seduciendo a D.Ignacio, le miraba fijamente a los ojos mientras caminaba hacia él como un auténtico animal en celo sintiendo mis muslos empapados con mis flujos. Quería volver a sentir su polla dentro de mí, sentir su sudor. Sabía que una vez que se corriera no podría volver a sentir aquel placer y quería alargar aquello. Me acerqué al borde de la cama y caminando a gatas pasé por encima de él y le besé. De nuevo el beso se tornó en apasionado provocando un choque de lenguas desatadas como si fuéramos dos amantes adolescentes, bajé de nuevo besando su pecho y volví a meterme su polla en la boca, esta vez lo hacía lentamente mirando sus ojos.

  • Me encanta que me la chupes, así, oh!oh,...para, para...no me .quiero correr aún, quiero que dure. Cabálgame y dime de nuevo que eres mi puta.

  • Encantada- me monté encima de él y agarrando su polla con la mano me la volví a introducir lentamente dejándome caer suavemente y disfrutando de sentirme empalada de nuevo. Con un suave movimiento empecé balancearme sobre él.

  • Aaaah....me encanta como me folla D.Ignacio. -con un leve contoneo de cadera la alojé muy dentro de mí. Aquello hizo que me tensara y que se me erizaran los pezones por lo que instintivamente me los pellizcó y golpeó suavemente uno de mi pechos. Volví a sonreirle de nuevo....

  • Me gusta...

  • ¿Qué te gusta?

  • Me gusta ser su puta D.Ignacio.....me abalancé de nuevo sobre él y lo besé con mi lengua revolucionada mientras mis pezones se rozaban contra su pecho erizándose aún más. Seguí con el contoneo y noté como las manos de D.Ignacio iban bajando buscando con su dedo mi culo y acariciando el borde del agujero. Con la otra mano, llevó uno de sus dedos a mi boca los cuales lamí como una posesa sabiendo cuál iba a ser su destino final, y los bajó de nuevo introduciéndolos por mi ano con suavidad mientras me seguía penetrando.

-Aaaaahhh....-aquello me mataba de placer, sentirme penetrada por los dos lados me excitaba muchísimo y D.Ignacio sabía como hacerlo para no sentirme incómoda en ningún momento. Entre jadeos alcanzó a preguntar

  • ¿Tú marido te folla por el culo Laura?

  • Alguna vez

  • Te gusta?

  • ¿Así que eres una respetable mujer casada a la que le gusta que la follen por el culo?.- Aquello aumentaba aún más mi excitación y se notaba que a D.Ignacio también porque la velocidad de sus movimientos y lo tensa que tenía la polla me indicaba que estaba a punto de estallar.

  • Sí. Me encanta que me follen por el culo. ¡Fóllemelo! -Me estaba corriendo sólo de pensarlo y mi ano dilatado ya tenía la mitad de su dedo corazón enterrado en él

  • No me gusta que una puta como tú me hable así. Dilo más alto y con educación.

  • D.Ignacio....qui..quiere follarme el culo....ppporr favorrrr!

Aquello fue demasiado para él...noté como sus movimientos se pararon y sentí como su semen me llenaba por completo, todas las paredes de mi vagina recibieron su leche caliente mientras se arqueaba al mismo tiempo que agarraba mis pechos presionándolos con fuerza....

-Aaajjjjjjhhhhhhhh! Sí joderrrrrr!!!! Que zorra eresssss!!!!

Sentí como se corría dentro de mí y supe en ese momento que había estado a la altura, recordé que en ningún momento habíamos hablado de ponerle un condón, la excitación y el morbo del momento nos había llevada hasta allí. Por suerte, tomaba la píldora y sabía que no podía pasar nada, así había tenido la oportunidad de sentir más intensamente toda la fuerza de aquella polla que estaba ahora mismo desinflándose dentro de mí.

  • Laura...eres....una mujer increíble..- me tumbé a su lado y con la mano acaricié su pecho y volví a jugar con su polla para recoger los últimos restos de semen y llevármelos a la boca con cuidado, disfrutando.

  • Me habría encantado que me follara el culo D.Ignacio, me he quedado con con las ganas. - Me acerqué a besarlo de nuevo.

  • Demasiado para un hombre de mi edad en una misma noche. He disfrutado mucho. Eres una auténtica artista en la cama.... No te quiero presionar, pero me encantaría repetir, quiero probar muchas cosas contigo ¿qué me dices?

  • Creo que me gustará probarlas.

  • Me gusta sorprender y cada día iremos a más. Tienes que estar completamente dispuesta a disfrutar y entregarte a este juego. Habla con Mario. Si estáis de acuerdo...sabré recompensaros.

  • Hablaré con él

  • Ahora, será mejor que te marches. Mañana tengo un día difícil y quiero descansar. Volveré a contactar con vosotros.

  • Claro- no negaré que me extrañó un poco su rudeza pero supongo que así son los hombres acostumbrados a ordenar. Recogí mis cosas, me vestí y salí de la habitación ante la mirada atenta de un chico del servicio de habitaciones que me devoró con la mirada pensando que sería una puta de lujo.

Al llegar a casa Mario se despertó....

  • Hola

  • Hola, contesté

  • ¿Y?

  • Y ¿qué?

  • Pues qué ha pasado, cuéntame qué ha ocurrido.

  • Pues lo que te imaginas Mario, estoy muy cansada y no quiero entrar en detalles.

  • Es que...- me giré hacia él.

  • Es que me gustaría mucho saber los detalles, ya sabes.

  • Lo único que tienes que saber es que está muy contento conmigo y que quiere repetir..

  • Otra vez? Pensé que sólo sería hoy! Me parece demasiado! Renunciaré si eso es lo que quieres.

  • No lo quiero,

  • ¿Cómo?

  • Mira Mario, hoy he disfrutado mucho, te quiero como siempre te he querido pero he sentido un placer enorme follando con D.Ignacio, tú has aceptado este juego y yo quiero ver a dónde nos lleva, por lo pronto a una vida mejor para los dos y a un trabajo mejor para ti. Tú encárgate de ser el mejor en lo tuyo y yo me encargo de lo mío. No quiero escenas de celos, ni dudas, lo aceptaste en el mismo momento en el que no te levantaste en la cena y nos vinimos para casa. Hoy he sentido cosas que no puedo explicar...estoy explorando un lado de mí que desconocía y me ha gustado. Si D.Ignacio me llama y quiere repetir...le dirè que sí. Me limitaré a informarte, no a pedirte permiso.¿está claro?

  • Está claro...

  • Perfecto...ahora vamos a dormir, ha sido una noche muy larga.

CONTINUARÁ....