Días después de la noche de San Juan
La cita de Davud con Jaime se suponía, que se iban a aclarar las cosas, pero pasa todo lo contrario, Jaime lía más el embrollo.
La madrugada estaba bien entrada, serían las 6 de la mañana, cuando estando harto de ver a Jaime restregándose con aquellas guarrillas, le dije a Manolo, un amigo que si me podía acercar a casa, q estaba cansado.
Pasaron unos cuantos días, hasta que una tarde salía de la Biblioteca con una amiga, y sin darme cuenta tropecé con Jaime. Este me ayudo a recoger las cosas y cordialmente nos despedimos.
Ala media hora, me sonó el teléfono móvil, me aparecía un número desconocido:
David.- ¿ Diga ?.
Jaime.-Hola David, perdona que te llame ahora, pero me he quedado sólo en casa y quiero que hablemos, de lo que sucedió la otra noche. ¿ Dime dónde estás y paso a recogerte ?.
David.- No te preocupes, estoy cerca iré andando.
La cabeza empezó a darme vueltas, pensando en que me diría, se me aceleró la respiración y el pulso.
Toque a la puerta, con más miedo que vergüenza, cuando abrió era Jaime, llevaba unas sandalias y un pantalón muy corto, el torso desnudo y el pelo mojado. Cuando me di la vuelta, me puso una mano en el cuello y apretándome con sus dedos me atrapó contra la puerta, yo no podía reaccionar, no sabía que pasaba.
David.- Jaime me estas haciendo daño, suéltame.
Jaime, sólo pego sus labios a los míos y dejó de hacer presión, los dos seguíamos enzarzados en un apasionado beso. Cuando me soltó solo pude articular:
David.- ¿ Qué es lo que quieres decirme ?.
Jaime.-Sube a la habitación.
Al llegar a la habitación, de un portazo cerro la puerta y se me abalanzó de una manera que me dejó un poco aturdido, empezó a sobarme las tetillas, a comerme la boca, me mordisqueaba los lóbulos de las orejas, su olor a jabón de la Toja, me embriagaba, yo solo me dejaba hacer.
Se me coló entre las piernas y me sacó la camiseta de un tirón, estaba como poseído, en cierta manera me sentía incomodo, pero un tío así no se pilla todos los días.
Una vez desnudos los dos, restregaba su polla con la mía, me daba mordisquitos, por todo el cuerpo, lo tumbe como pude en la cama y desde su barbilla fui pasando mi lengua por todo su cuello, me detuve un poco en sus pezones y continué su sinuoso camino imberbe hasta llegar a su polla, a la luz del día parecía mas grande, la cogí con mi mano y guié mi boca hasta ella, empecé besándole el glande que pronto empezó a brindarme liquido preseminal, intentaba tragarme todo aquel poste, pero me era imposible después de un rato, se levanto y salió de la habitación, volvió pronto con un tubo de vaselina labial.
Jaime.- Ponte en el escritorio.
David.-¿ Qué vas a hacer ?.
Jaime.- Lo que deberíamos de haber hecho la otra noche.
Me senté en el escritorio y resbalando un poco mi culo, dejé el ano al aire, Jaime se acercó y con sus dedos me huntó un poco de aquella vaselina que estaba fría, empezó a jugar con un dedo, me miraba y se pasaba la lengua por los labios, al ratillo me introdujo un segundo dedo, y adquirió mayor velocidad, poco después me metió el tercero, aquello empezó a molestarme.
Jaime se separó de mí y echándose un poco de vaselina en sus manos, empezó a masajearse la polla, desde el capullo a la base y viceversa.
Jaime.- Esto te va a doler un poco pero te lo haré con todo mi cariño.
David.-¿ Como lo sabes ?.
Jaime.-¿ Supongo que será como desvirgar a una tía no ?.
David.- No se yo que decirte.
Pegó su cuerpo al mío y juntando sus labios con los míos, pegó el capullo a mi entrada, intentaba distraerme pellizcándome los pezones morreándome, pero poco a poco yo notaba, que su polla empezaba a hacer presión, aquello entró un poco y Jaime paró.
Jaime.- Tranquilo, entrándote el capullo, lo más difícil está echo.
Efectivamente, la polla de Jaime iba de un gran grosor en el capullo, a los dos dedos y medio de la base.
Jaime me murmuraba cosas al oido, cosas que nunca contaré, cosas que hubieran hecho que yo aguantara lo que el me quisiera hacer. De repente un dolor impresionante recorrió todo mi cuerpo y se oyó un chasquido, se me saltaron las lágrimas.
Jaime.- ¿ Estás bien ?.
David.- Me duele bastante.
Jaime. Tranquilo paro un poco hasta que tu esfínter se acostumbre.
Jaime me seguía morreando y yo notaba que poco a poco aquello entraba más, notaba escozor y a la vez dolor, Jaime iba bombeando, cada vez más adentro, aquello empezó a dejar de ser incómodo, una vez que la tenía entera dentro, Jaime pasó sus fuertes brazos por debajo de mis muslos y se pegó aun mas a mi cuerpo.
Jaime.- ¿ Estás preparado ?.
David.- Creo que no.
Jaime, empezó a besarme y a penetrarme mas rápido, aquello ya no dolía, parecía que se me había dormido, aquello cada vez iba más rápido y oleadas de placer me recorrían desde los pies, hasta la cabeza.
Jaime, me estás partiendo.
Jaime.- Calla y trágate toda.
Embestía como los toros bravos, notaba sus cojones gordos y bien cargados. Sorpresa la mía cuando con una de sus manos me cogió mi polla de 16 centímetros y dos dedos y medio de grosor por parejo y empezó a pajearme, yo gemía sin sentir, me salían solos, a cada embestida suya, se me cortaba la respiración, sin poder aguantarme me corrí, poniéndome todo el cuerpo chorreando de semen, abundante semen, Jaime seguía empalándome su mástil, hasta que me daba golpes con su pubis, de repente se arqueó y sacando su polla, empezó a descargar chorros de semen, sin esperármelo, me la introdujo de golpe y siguió bombeando dentro de mi, se me echó encima y empezo a morrearme y a lamer la comisura de mis labios, que albergaba los restos de leche que había llevado a mi boca con mis dedos. Se quedó descansando, con su polla aun dentro de mi, al sacarla la tenía un poco flácida.
Jaime.- No veas como lubricas cabrón, las chicas ya quisieran hacerlo como tú.
David. Creía que era sangre, por que lo notaba correr por mis glúteos.
Jaime.- Anda duchémonos.
Nos duchamos juntos, nos frotamos las espaldas, nos enrollamos un poquito, me acariciaba el culo. Nos vestimos y me acercó a la puerta.
Jaime.- ¿ Quieres que te acerque ?.
David. No gracias, iré dando un paseo.
Jaime me dio un morreo tras la puerta y acercando su boca a mi oido, me dijo suavemente:
Jaime.- No quiero verte con Martín, ni cerca de mis compañeros de equipo.
David.- ¿ Por qué ?.
Jaime.- Tu sólo sigue estos consejos y todo irá bien.
Al salir por la puerta, llegaban los padres de Jaime, Marina y Emilio.
Marina.- ¿ David que tal ?.
David.- Bien, ¿ y ustedes ?.
Emilio.- Como siempre.
Me despedí de ellos, y empecé a caminar, pensaba que me habría querido decir Jaime con lo de que no me acercara ni a sus compañeros de equipo, ni a Martín, mi mejor amigo.¿ Qué querrá decirme ?.