Dias de terror 1

Me capturaron en un semaforo

DIAS DE TERROR

1ª PARTE

No se porque alguien cuando nací se le ocurrió decirles a mis padres de ponerme Alberta. Realmente odio ese nombre en una mujer y todos me llaman Berta. Tengo 25 años casada, sin hijos, con Raúl de igual edad, llevamos 5 años juntos.

Nos casamos muy enamorados. A mis 20 años perdí la virginidad con él. Siempre tuvimos un sexo convencional. Nunca me gusto hacer otras cosas que eso, no se si por formación en escuela de monjas, donde había cada compañeras que tenían ya un largo historial sexual.

Yo soy ama de casa en tanto Raúl es abogado. Por motivos de su profesión siempre tiene dos o tres veces al mes que viaja. Yo lo acompaño a muchos viajes. Esta vez iba a viajar a Mendoza desde el viernes al lunes. Yo no podía ir porque era madrina de bautismo de la hija de mi hermana, a realizarse ese domingo que Raúl no estaba. Como no se pudo postergar ni el bautismo ni el viaje de Raúl, convinimos que yo no viajara. Ese jueves por la noche que salía de viaje, lo acompañe hasta el aeroparque a tomar el avión.

Después de una cariñosa despedida volví al coche para ir a casa. Me senté, puse el coche en marcha y salí del aeroparque rumbo a mi casa. Vivía en una localidad lejos del centro de la ciudad, en una casa quinta cuyo vecino más cercano estaba a más de1000 metros. Era una zona que estaban construyendo mucho y en unos años seria un hermoso country.

Mi madre, como otras veces, me ofrecía ir a quedarme con ella en su casa, en los viajes de Raúl a fin de que estuviera sola. A mi me gustaba estar sola, porque esos días me dedicaba a veces a una limpieza profunda o pintar alguna habitación.

Distraída en mis pensamientos me detuve en un semáforo a esperar la luz verde, cuando al darme cuenta, quise trabar la puerta delantera del coche. No tuve tiempo de hacerlo que se metió un tipo con un revolver en su mano. Otro entro atrás, donde había llevado el equipaje de mi marido. El sujeto, de unos 35 años, puso su revolver en mi costado derecho gritando.

Ni hables puta porque te lleno de plomo

Yo estaba paralizada del susto y encima el tipo tenía algunas copas de más y lanzaba su mal aliento en mi cara. No quería ni siquiera pestañar de cómo estaba aterrorizada.

Volvió a gritarme en mi oído

Dame todo (dijo arrancándome de un tiron la cadenita de oro que tenia puesta desde mi nacimiento.) dame la pulsera, el reloj y la alianza grito ante mi cara de pánico.

Le entregue todo, lo que mas lamentaba aparte de la cadenita era la alianza de bodas.

Ahora dame la plata, y toda. Que no te encuentre una moneda porque te quemo a tiros.

Yo del susto que tenia ni quería mirarlo a él ni al otro que se ubico detrás. Por el espejo podía verlo, pero no quise hacerlo, por temor. El de adelante me arrebato de mis manos la billetera que iba a entregarle. Había en la billetera unos 600 pesos y tarjetas de debito y crédito.

Para en ese banco grito.

Pare en la puerta del banco con la esperanza que hubiera un policía u otras personas, pero no había nadie.

Ahora no te hagas la heroína y pórtate bien que vamos a bajar vos y yo a sacar platita.

Dura sin reacción estaba merced de esos dos. Tenia la garganta seca por el momento que estaba pasando. Tirandome del brazo me introdujo en el cajero automático. Me saco la tarjeta de las manos

Dame la clave loquita y quietita ahí.

Más que quieta yo estaba paralizada y esperaba que terminara pronto y se fueran.

Vaya la loquita, podemos sacar 2000 pesos. Y tienes un buen resto putita. A que dedicas, sos una puta.

Negué con la cabeza como pude diciendo, entupidamente, fui al aeroparque a llevar una persona. Cuando dije eso me mordí los labios. Que pelotuda fui.

A quien llevaste? A tu novio, marido, pariente.

YO: A mi marido (ya la macana estaba hecha)

Estas solita en casa entonces?

Como no contestaba me pellizco a través de mi blusa una teta. Quise gritar

Cállate ni grites porque te pongo un tiro. Contesta mis preguntas.

Yo llorando conteste a mi esposo.

Me hizo subir al coche en la parte trasera. El otro ya había ocupado el lugar de conductor. Me metió atrás y él al lado mío, siempre blandiendo su revolver amenazante.

Estamos de buenas hoy, jefe (dijo el que conducía que no tendría mas de 17 años.)

El llamado jefe me volvió a gritar amenazante

Adonde vivís putita que te vamos a vaciar la casita nena

No tuve escapatoria y le di mi dirección. Yo estaba sudando del miedo que sentí. Yo rogaba que cometiera alguna falta de transito y nos parara un patrullero pero había nadie en la calle.

Mencho maneja tranquilo que llamo al Chueco que lo pasamos a buscar para la mudanza.

Mudanza, pensé, estos van a saquear mi casa. Rogaba por favor terminara todo ya. Llegamos a un lugar, toco bocina y salieron dos tipos. Uno por su forma de caminar era el Chueco, de más o menos 30 años y el otro era un flaco, creo menor de edad, con cara de degenerado y lo llamaron hueso.

El chueco se sentó adelante y me miraba sonriente. El otro me hizo correr al medio y se sentó a mi costado. Estaba paralizada entre los dos.

CHUECO: linda la nena, que edad tiene?

JEFE: (dándome un codazo en el costado) contéstale al señor

YO: 25 años

JEFE: es casadita

CHUECO: mira vos, con experiencia entonces

El flaco entretanto puso su mano sobre mi rodilla. Cerré mis piernas al instante pero me forzó a abrirlas.

FLACO: Que lindas gambas tiene esta mina. Y que calentitas están

Yo ya me temía lo peor. Siguieron entre él y el jefe manoseándome a su antojo. Sacaron mis tetas afuera y el flaco corto mi sostén, quedando con mis tetas al aire.

CHUECO: que hermosas tetitas tiene, che

JEFE: si duritas y erguidas. Pero primero el trabajo ya va haber tiempo para lo demás.

Al escuchar esto les rogué, suplique, les ofrecí mas dinero pero que no me hicieran nada.

Solo escuchaba risas a mí alrededor. A medida que el coche avanzaba era menos el tiempo de escape mío. Un escape contra cuatro delincuentes. Pensarlo era absurdo.

Llegamos a mi casa, abrieron el portón y entramos, parando el coche en la puerta del chalet. La noche estaba silenciosa y luminosa. Me bajaron apretándome el brazo entre los dos tipos. Detrás venia el Mencho y el Chueco.

JEFE: bueno muchachos, manos a la obra, empiecen a cargar el coche. Mientras ata a esta en la silla.

Efectivamente me ato de pies y manos en una silla y me puso una cinta de embalaje en la boca. Yo miraba todos los movimientos de ellos al tiempo que rodaban lágrimas por mi rostro. Mi blusa había quedado desarreglada por el manoseo y una teta estaba afuera de ella.

Vino el jefe con trapo mojado y lo paso por mi casa.

JEFE: estabas toda sucia con maquillaje. Ahora te ves bien

Mientras los otros tres cargaban en el cochela TV, el equipo de audio, el plasma, el horno eléctrico, y todos los enseres domésticos.

Luego vaciaron los cajones del comedor que tenia cubiertos, copas, vasos. Yo veía que sacaban de todo. Hasta los pocos cuadros que teníamos. Cada vez que pasaban cerca mío me tocaban la cara o las tetas, hasta que al final quedaron las dos afuera.

Yo estaba aterrada. Luego me desataron para que le preparara comida, pele unas papas y las freí, con unos churrascos. Me ataron de nuevo y se sentaron a comer y a tomar vino, como si fuera su casa.

Luego tres de ellos se fueron en el coche, supongo a ocultar los que robaban. Solo quedamos el Jefe y yo. Tuve que soportar atada y amordazada que me manoseara y rompiera mi ropa, sin desatarme. Que solo con la tanga. Fue al baño y trajo una tijera con la que corto el elástico de la tanga. Tiro de ella y quede completamente desnuda. A merced de sus manos. Manoseo a más no poder mi depilada almeja y pellizco a gusto mis pezones. Yo lloraba amordazada como estaba.

JEFE: Veo que tenemos cuatro días de joda. Te pido te portas bien sino va a ser peor. Solo queremos jugar contigo.

Rogaba no vinieran, que los detuviera la policía, porque sabia que cuando volvieran harían conmigo lo que querían. Estaba aterrada que me violaran