Días de Sexo y Sexo (02)

Días de Sexo y Sexo (02)...

Por la mañana, Elena y yo hablamos sobre Ana. Ella es una muy buena amiga, antigua amante, que dejó la isla para trabajar en Madrid. Montó una tienda de fotografía, y, discretamente, hace fotos especiales, como las que hace a Eva. Muchas veces, como ha ocurrido, desinhibe a la gente con estimulantes sexuales, si le produce morbo que posen provocativamente. Muchas veces, han acabado haciendo el amor parejas delante de ella, o ha tenido relaciones lésbicas con algunas de sus clientas, o bien ha aceptado encargos especiales en los que ha participado. Elena ha podido ver muchos de esos trabajos, pues Ana los filma todos secretamente.

Sin embargo, Eva ha destapado el vicio que tenía reprimido. Me gustaba su conversión, pues auguraba una relación mucho más gratificante desde entonces, y mucho más imaginativa. Le dije a Elena que podíamos seguir viendo el vídeo, cuando llamaron a la puerta. Era un amigo de Elena, que venia de visita. Tras las presentaciones, Elena explicó el motivo de estar yo allí, y Jaime preguntó sin más si follaba bien. Ella dijo que no estaba mal, pero que su herramienta era más grande. Propuso que la cubriéramos los dos, cosa que acepté. Ella empezó a desnudarse lentamente, mientras nosotros dos lo hacíamos de forma rápida. Pude comprobar la afirmación de Elena, y fue su polla la que obtuvo la primicia de sus caricias bucales. Me concentré en sus senos, torturando los pezones con mi lengua. Cuando mi mano alcanzó su pelado pubis, me encontré que ya goteaba. Era puro deseo. Me estiré en el suelo boca arriba, y puse la cabeza entre sus piernas flexionadas. Empezaba a gemir con la boca llena.

La excitación iba en aumento, y pronto tuve que cederle el puesto a Jaime. Elena se sentó sin dudar sobre el enorme pivote, y yo ocupé su boca. Notaba que hacía verdaderos esfuerzos por empotrarse en la maza de Jaime, pero le faltó un poco. Jaime se corrió primero, y luego lo hizo ella. Mi turno fue el último, y me exprimió hasta la última gota.

Un poco más calmados, Elena le explicó lo del video y mi novia. Tuvo curiosidad por verlo, y se lo puso desde el principio. Llegado al punto en que nosotros lo dejamos, lo paró. Jaime exclamó:

-¡Fíuuu! vaya zorrita. Es puro vicio. Los tres volvíamos a estar en forma, y Elena se sentó sobre Jaime. Esta vez sí logró clavársela hasta el fondo, mientras sus manos masajeaban mi verga. Los movimientos se hicieron más fuertes, hasta que ella gritó: ¡por detrás!. Lubriqué mi pene con un poco de aceite, y apunté a su ya dilatado ano. Entró con facilidad, y noté, a través de la delgada membrana, cuán lleno tenía el coño. Hasta a mí me presionaba mucho. Apenas me tenía que mover, ya que ella hacía todo el esfuerzo. Se corrió tres veces antes de hacerlo nosotros.

A todo esto, ya era mediodía, hora de comer, así que nos vestimos para ir a un restaurante. Durante la comida, Jaime nos comentó que tenía que ir por negocios a la capital, a lo que, sin durarlo, tanto Elena como yo, le dijimos que, si podia, que pasara por el estudio de Ana, y que hiciera disfrutar a Eva, que nos encantaría poder verlo, a lo que él accedió gustosamente. Menudo voyeur estás hecho, me dijo, a lo que respondí que es excitante ver a la persona que quieres entregada a placeres sin barreras.

Tras tomar el café, volvimos para seguir viendo las andanzas de mi novia.

Al poner el vídeo volvió a aparecer Eva, empalada por un consolador enorme, aunque menos que la polla de Jaime, mamando la verga de Marcos. Ana le iba preguntando más cosas de la noche anterior, y ella sólo respondió cuando el chaval descargó su semen sobre sus pechos y cara. Ella lo relamió todo.

-Tuve hasta dos pollas en mi coño, y me llenaban tanto como ahora. Ellos se corrían y yo lo notaba cómo regaban mi útero. Tras encularme también todos, al final se masturbaron y se corrieron de nuevo en mi boca.

-¿Y los volverás a ver? preguntó Ana

-Este fin de semana, dicen que irán a una fiesta en casa de un amigo, y que irá más gente, que será muy placentero. Querré contártelo, estoy supercachonda ahora recordándolo y viendo cómo te masturbas (Ana estaba fuera de imagen, y no la veíamos).

-¿Y tu novio?

-Ojalá estuviera, intentaría recuperar con él el tiempo perdido. Siempre me propo inía cosas nuevas a las que me negaba. Quiero compensarle, pero no sé cómo decirle cuán salida voy ahora.

Y dicho esto, se volvió a correr. Ana la hizo girar sin levantarse, y apoyar el resto de su cuerpo sobre la cama, mientras seguía empalada. Ahora veíamos su coño dilatado y su agujero del culo, tan estrecho que yo lo recordaba, ahora era un túnel, por el que pronto Marcos deslizó su polla. Gemía y gritaba de gusto, mientras él apretaba sus tetas. Creo que se corrieron a la vez. Ana se unió a la fiesta dejando que Eva le lamiera el coño.

Hubo una pausa, en la que Eva aprovechó para zafarse del consolador. Estaba mojada por el sudor, pero por sus piernas veía pequeñas gotitas blancas, fruto del placer que había sentido.

Ana le dijo que le había sacado fotos con el consolador, y que me podía enviar a mí alguna, comentándome los deseos que empezaba a sentir, y a ver mi reacción. Tal vez entonces podía sugerir alguna escapada, y algún desliz. Ana era un genio para estas cosas. Ante la cámara, me lo estaba poniendo en bandeja. Esto lo explicaré más adelante.

Ana le dijo que quedaba una última tanda de fotos, si quería, que consistía en recibir objetos en su sexo con los ojos vendados, y decir qué eran. Aceptó encantada. Empezaron con el consolador, que lo recordaba con placer. Luego le siguió la verga de Marcos, que la volvió a adivinar, y luego un calabacín enorme. Le costó de acertar, hasta que lo tocó. Ella preguntó qué haría con todas las fotos, a lo que Ana respondió que serían para ella, para que me las enviara, y, si aceptaba, podía quedarse con una copia, pero que sería para sus fantasías, nunca para publicarlas. Asintió cuando acertó el último objeto que conoció su coño abierto: una porra de guardia jurado.

La cinta había llegado a su fin. Nosotros tuvimos el resto del fin de semana sexo repasando la película.

El domingo por la noche, ya en el cuartel, llamé a Eva. Le noté una voz extraña, como ausente, y temí que esos cuatro que volvía a ver la hubieran lastimado, pero me dijo que estaba muy cansada, que había hecho mucho ejercicio, tras lo cual, me dijo que con la quiniela había ganado un poco de dinero, y que podía venir a verme dentro de un par de semanas, que se había hecho las fotos, y que me las llevaría personalmente. Me hizo feliz volver a verla tan pronto. Normalmente, sólo dan un único permiso en todo el servicio, y aún me faltaban unos meses para poderlo tener.

El lunes por la tarde me llamó Elena al cuartel. Me dijo que Ana había ido a la fiesta, por casualidad el propietario de la casa es conocido suyo, y le pidió que la filmara. Aunque todos llevaban antifaz, reconoció a Eva enseguida. Y viceversa. Ana le enviaba una copia de la cinta. Sólo dijo que realmente Eva fue el "plato fuerte" de la fiesta, y que nunca había visto tanta avidez de sexo en ninguna otra persona antes como la que tuvo Eva. El anfitrión, por lo que pudo ver, incluso le pagó bastante dinero.

Lo de la quiniela era una excusa para justificar ante sus padres y yo el poder pagarse el billete. Pero bueno, qué diablos, se lo gastaría en verme, y disfrutaría de su ninfomanía.

El viernes, cuando me recogió Elena, me dijo que ya la había visto. Me insistió en que era muy fuerte, que ella nunca podría haber hecho lo que Eva, pero que se había masturbado bastantes veces recordándolo.

Cuando le dije que la vería la semana próxima, se alegró, y dijo que tras ver la cinta, pensáramos en su recibimiento.

Nada más llegar a su casa, sin quitarme el uniforme, puso el video...

CONTINUARA