Días de sexo, crueldad y miseria

Ángeles protectores.

ANGELES PROTECTORES

Llegué a la casa en modo zombie, llamé a Auri y le conté lo sucedido. Como mi abuelo había fallecido unos meses atrás, dejó todo lo que estaba haciendo y se vino volando con una gran maleta. Le advertí de mi posible detención y me contestó que con más razón debía estar con su niño. Ni se me ocurrió llamar a mi madre.

Se guardó de reprocharme mi reacción, ni de recalcarme que me lo habían advertido y se puso conmigo, codo con codo, a juntar todas las cosas de Ana y ponerlas en bolsas para dejarlas luego en el pasillo. Se encargó de ir a buscar un cerrajero para cambiar la cerradura, y luego me ayudó a  limpiar y acomodar sus cosas.

A eso de las cinco de la tarde escuchamos que intentaron entrar, y luego ruidos en el pasillo, pero ni nos asomamos. El teléfono empezó a sonar a cada rato, un par de horas más tarde.

Cenamos en silencio y nos fuimos a la cama abrazados. Me dormí agotado al instante, previo dejar el teléfono descolgado. El resto de la semana paseamos y pasamos el día juntos como dos viejos amigos, entre grandes muestras de cariño y sin llegar a más.

El Sábado a la mañana sonó el teléfono y era Ana, atendió Auri, se identificó como mi abuela y ella, al pensar que esa era una vía posible para ablandarme, le pidió hablar conmigo. Para mi sorpresa Auri accedió y la citó a cenar a las ocho.

Sin contestar a mis reclamos airados, se encerró en el dormitorio y llamó a mis tías, que se aparecieron con unos bolsos a primera hora de la tarde. Sin casi hacerme caso, me dieron un piquito cada una y se pusieron a trabajar. Limpiaron toda la casa, prepararon la cena, metieron unas botellas de espumante en la heladera y una hora antes de la cita se ducharon y se metieron en el dormitorio a cambiarse.

Para mi asombro y excitación salieron hechas unas diosas.

Cuando Ana golpeó a la puerta salió a abrirle Auri que con sus exuberantes treinta y cinco años y el vestido ceñido que se gastaba parecía una modelo. Cuando Ana la vió y le preguntó quién era, se presentó como mi abuela y la hizo pasar, donde le presentó a mis otras dos diosas.

Cuando escamada, me encaró para preguntarme de qué se trataba todo esto, que ella necesitaba hablar conmigo en privado, le contestó Haideé por toda la cara.

  • De eso nada querida, si lo que vas a explicarle a Ángel, es por qué, desde hace un año te comportas como una zorra, él necesita el asesoramiento de tres mujeres mucho más zorras que tú, para saber si debe creerse o no lo que le digas. Vamos, desembucha.

  • Yo...yo…no...

No pudo decir nada más, se dio la vuelta y se marchó llorando. Las tres chocaron las palmas entre risas, se dirigieron a la cocina, sirvieron la comida y sacando el espumante, brindaron alegres, por librarme de la puta de mi novia.

Lo que siguió después de la cena, entraría en los anales del mejor cine porno,

Me llevaron de la mano a mi dormitorio, me desnudaron entre besos y achuchones y me sentaron en el sillón, prohibiendome tocarme la polla. Luego se dedicaron a desnudarse entre ellas, dándose unos morreos de escándalo, para terminar tiradas de costado en la cama, comiéndose el coño entre ellas, en la famosa posición de la rueda.

Cuando ya pensaba que me explotaba la cabeza, se separaron. Haideé se colocó de espaldas con las piernas abiertas, apoyada en el cabecero, Auri se le acercó de rodillas y le empezó a comer el coño. A continuación Norma acostada de espaldas se puso a devorar el coño de Auri y con las piernas levantadas en borde de la cama, me llamó a participar. Me levanté como un rayo y poniéndomelas al hombro, le empalé el coño con violencia.

Se fueron intercambiando y no pararon hasta que las tres tuvieron culo y coño bien follados. Me sacaron tres orgasmos seguidos, uno para cada una, me dejaron para el arrastre y con el mal de amores curado.

Cuando mis tías se fueron felices el Domingo, de mí no quedaba ni la cáscara.

LILIAN

El Lunes, a media mañana, terminábamos de echar un polvo fabuloso con Auri, cuando golpearon a la puerta. Me coloqué la bata y abrí furioso, decidido a encarar a Ana.

Dos securatas del tamaño de un armario, se metieron dentro, abriéndole paso al señor Hans. Asombrado empecé a tartamudear acojonado

  • D..diculpeme señor...y...yo le pagaré los daños. L...lamento lo que pasó.

  • No necesito que te disculpes, no vengo por eso, en realidad me has hecho un favor.

  • U...un..F...favor ?.

Pregunté asombrado.

-. Vimos el video... Le sacaste un mal bicho de encima a mi hija, y por tu informe, mis amigos aquí presentes, consiguieron que tu segundo confesara amablemente que él saboteó los sistemas el día de la fiesta para desprestigiarte y de paso, pagado por él,  liberarle el camino a Federico para acceder a tu novia.

  • Así que, nos sacamos tres empleados infieles de encima y además dos de ellos van a terminar en la cárcel por el sabotaje.

En ese momento el señor Hans se tildó con la boca abierta y los ojos como platos mirando sobre mi hombro. Me giré para ver la razón y comprobé que Auri, que seguramente había escuchado quién era, había salido de la habitación, arreglada como el día que vino Ana y se acercaba para ofrecer café a las visitas. La presenté al señor Hans y este creo que ni se enteró que era mi abuela.

La cuestión es que, no solo no me denunciaron, ni me echaron, sino que me ofrecieron un empleo mejor, encargándome la instalación y mantenimiento de las filiales en el exterior, entendiendo que volver a la fábrica local, me podría resultar duro.

Seis meses después de comenzar mis nuevas tareas, me llamaron de la central para comunicarme, que debía viajar con la señorita Lilian, a poner en marcha e inaugurar la nueva fábrica en Sao Paulo. Encargándome además, dada la inseguridad del lugar, acompañar y supervisar la seguridad de la hija de Hans en las visitas protocolares, que se realizaran en los horarios que estuviéramos fuera de la empresa.

Salimos por avión el Lunes siguiente, ella en primera clase y yo en económica, encajado por mi tamaño entre dos butacas y soportando el mal humor del pasajero de adelante por no poder reclinar el asiento.

Al registrarnos en el Hotel cinco estrellas de la avenida paulista, me llevé la sorpresa de que compartíamos una suite. Al llegar allì, en realidad era un pequeño departamento con un sillón cama en la entrada con un pequeño baño  y una habitación independiente para la dama . Con todas las comodidades.

O sea que pretendían que fuera una especie de custodio de seguridad del castillo de la dama. Cosa que veía muy difícil de llevar adelante si no teníamos finalmente la charla pendiente, y este viaje sería una buena oportunidad..

Esa noche cenamos en el hotel sin compartir mesa. Por la noche, de tan incómodo que me sentía, me acosté vestido después de bañarme. A la mañana las cosas mejoraron un poco y al bajar al comedor, aproveché para hablar con ella.

  • ¿Has tenido algo que ver con este viaje?
  • Si, eres el técnico más capacitado de la empresa y aunque las cosas no quedaron bien entre nosotros, con el único que tengo la confianza suficiente para compartir un viaje.

  • Si puedes aparcar nuestras diferencias y ser profesional, podemos llevar esto adelante con éxito.

Compartimos el desayuno y delineamos los trabajos del día. Horas después y ya metido entre las máquinas me olvidé de los problemas.

Al retornar al hotel, quedamos en estar listos para cenar y partir a las actividades protocolares, que no eran otras que acompañar a la señorita a clubes nocturnos.

Cuando saliò de la habitación, casi se me desencaja la mandíbula, entre lo hermosa que era, lo bien maquillada que estaba y el vestido corto y elastizado que lucía, parecía una diosa.

Lo mejor de la transformación, era que también cambió su carácter, volviéndose una persona cercana y muy divertida. Después de cenar y una vez en la disco, se lanzaba a la pista, conmigo vigilando desde una mesa. Descubriendo a la mujer en que se convertía, la que fue mi pareja por un tiempo y evidentemente no conocía.

Se movía como una bailarina profesional, se acercaba a uno, perreaba a otro y a todos los dejaba babeando, entre risas y tragos que le pagaban. Por lo general volvíamos alrededor de la dos de la mañana, con ella medio achispada, para empezar a trabajar, en mi caso a las ocho. No era un gran sacrificio, el espectáculo valía la pena.

Estas veladas nos fueron acercando nuevamente y compartíamos la cena entre risas, donde ella me contaba las guarradas que le llegaban a decir en la pista y yo le advertía que eso podría traerle algún inconveniente el día menos pensado. Ella me contestaba entre risas, que evitar eso era mi problema, no el suyo.

Y entonces todo se pudrió. Esa noche fuimos a un club muy exclusivo, pero con un ambiente bastante pesadito. Se veía de lejos que era un lugar de pesca para chulitos. La cuestión es que se empecinó en calentar a dos musculitos, que babeaban enloquecidos. Los perreaba, los rozaba, les daba piquitos y cuando le habían pagado un montón de tragos que apenas probaba y creían que la tenían servida, los plantó en la pista y se acercó para avisarme que me preparara, que iba al baño y después nos íbamos.

Pasados más de veinte minutos y viendo que no retornaba, me dirigí a los servicios con un mal presentimiento. Acercándome a los baños pasé, por la puerta de una oficina privada y alcance a escuchar..

  • No...no… Déjenme...que hacen...nooo..

Abrí la puerta de una patada, que ni se escuchó tapada por la música de afuera y me encontré con uno de los chulos sosteniendo a Lilian de espaldas contra su cuerpo, tomada por los brazos, mientras el otro le había bajado el escote y le chupaba las tetas desesperado, con una mano encajada entre sus piernas.

Me acerqué raudo, lo tomé de los pelos y del cinturón, arrancándolo de ella y lo arrojé por la puerta atravesando el pasillo y yendo a estrellarse de cabeza contra la pared opuesta.

Me acerqué al otro, que me miraba asustado escudándose en Lilian y le extendí la mano para que me la entregue, cosa que hizo temeroso. Ella se lanzò aterrada a mis brazos, pero yo la frené tomándola de los hombres, poniéndola suavemente a mi costado izquierdo y cuando el chulo menos lo esperaba le encajé un puntapié de derecha en los huevos que lo dejó doblado en el piso.

Mientras estaba arreglándole el vestido, para tapar su desnudez, advertidos por los curiosos entraron los seguratas para hacerse cargo de la situación.

Sin darles ni cinco de bola la tomé en brazos sacándola de allí, con ella abrazada en mi cuello llorando. No la bajé hasta llegar a la habitación, dejándola sobre su cama luego de sacarle los zapatos. Cerré la puerta y me fuí a acostar.

DECEPCIÓN

Me estaba pegando una ducha, sobándome el nabo enjabonado, extrañamente excitado por la situación vivida, el estrés acumulado, la explosión de violencia y por qué no admitirlo, por la morbosa imagen de esa diosa, siendo sometida con las tetas al aire, cuando la mampara  se abrió y Lilian totalmente desnuda, se metió conmigo en la ducha y abrazada a mi cuello me comió la boca, mientras mis manos recorrían insaciables, el universo de ese cuerpo soñado que tantos recuerdos me traìa.

Excitada, lasciva y sedienta fué bajando por mi cuerpo hasta amorrarse a mi polla y dedicarme una mamada de ensueño, que me llevó irremediablemente al orgasmo en minutos. Se volvió a parar y mirándome lasciva, lamiéndose los labios, me tendió la mano y me condujo a su cama, mojados como estábamos.

Se acostó de espaldas con las piernas abiertas y flexionadas, mirando ansiosa, esperando su recompensa. Cosa que no le hice esperar. Besito a besito fui escalando por el interior de sus muslos hasta alcanzar la meta. Después de un lametón desde su esfínter hasta su clítoris que la hizo temblar, y no paré hasta hacerla explotar entre convulsiones.

Mientra se reponía, fui ascendiendo por su abdomen, me prendí a sus maravillosas tetas, las cuales besé y mordisquee a destajo hasta excitarla de nuevo, momento en que la penetré como me gusta a mí. Suavemente con cadencia y ritmo logré que tuviera dos orgasmos más, antes que finalmente me vaciara extasiado entre gritos.

Me derrumbé a su lado y nos quedamos dormidos abrazados. Desperté solo.

Como no la encontré en el departamento, bajé a desayunar y me dirigí a verificar, que la puesta en marcha haya sido exitosa y fijar los protocolos de funcionamiento continuo de la planta. Cosa que me llevó todo el día.

Volví al hotel, me bañe, me cambié y seguia sin noticias de Lilian. Bajé a cenar y al pasar por recepción de retorno a la habitación, allí estaba ella vestida como una diosa, esperándome para ir a bailar.

Esta vez sin hablarnos por el camino, fuimos a un club con un ambiente de mejor nivel, donde ella cambió de estrategia, una vez en la pista, localizó a un hombre joven de muy buena apariencia y se dedicó en exclusiva a él. A la hora se estaban morreando y una hora después, sin siquiera avisarme, tomó sus cosas y se retiró del club en su compañía. Los seguí sutilmente desde lejos, hasta verlos abordar un taxi, bastante decepcionado.

Yo me fuí caminando, con un ligero malestar en el estómago, recogí mis cosas de la habitación, tomé un taxi hasta la terminal aérea, cambié los tiquets para el vuelo más próximo y me fui sin avisar. Al llegar a nuestra ciudad, con la maleta a cuestas pasé por la fábrica, fuí a la oficina de personal y ante la sorpresa de todos renuncié en forma indeclinable.

En lugar de ir a mi departamento, fui directo a casa de Auri y me instalé en mi vieja piecita de madera. Estaba muy alterado por todo lo último que había vivido. Necesitaba estar cerca de mi gente.

AÑO 1974

REENCUENTRO

Tirado en mi vieja cama, mirando el techo, repasé todo lo vivido estos últimos años, y tomé la decisión de darle un cambio de rumbo a mi vida. Los tiempos políticos eran convulsos, pero el trabajo no escaseaba.

El otro cambio se dió en Auri, se la veía feliz, distraída, desaparecía los fines de semana completos, y si bien seguía cariñosa y amorosa como siempre, la cosa no iba a más, era evidente que se estaba viendo con alguien, y yo respetaba su decisión con alegría por ella. Le debía mucho a esa mujer.

Mis padres se habían mudado a una casa propia, así que, mis tías me visitaban en las siestas, con la cobertura de Auri.

Comencé a contactar a todos los grandes clientes que atendía en mis tiempos de la fábrica, ofreciéndoles mejores condiciones de servicio, y dada la estima que me profesaban de esos tiempos, empecé a tener trabajo abundante.

Refaccioné el departamento del fondo, para convertirlo en oficina y depósito de herramientas y repuestos y dado el flujo de trabajo, propuse a varios de mis mejores ex-subordinados, incorporarse progresivamente a mi empresa, en modo cooperativo.

De esa manera, algunos empezaron trabajando en su tiempo libre y cuando veían que el trabajo les rendía, dejaban lo que tenían y se incorporaban a pleno y otros con más familia a cargo, seguían con los dos empleos.

Realmente nos fué muy bien, y pronto empezamos a tener un nombre en el rubro. Los primeros tiempos sólo paraba de trabajar, para comer, ir al gimnasio y dormir, de lunes a lunes. Por comodidad me quedé instalado en casa de Auri y el departamento quedó sin uso. Una señora pasaba cada tanto para mantenerlo limpio. Una vez todo encaminado, empecé a salir algunas noches.

Siempre fiel a mi rutina, estaba acodado en el bar de una disco, tomando un refresco y mirando la pista, cuando me percaté, que desde una mesa, una rubia muy bonita de mi edad, me miraba divertida y les comentaba cosas al oído a sus amigas que se giraban y se mataban de risa.

Cuando ya estaba escamado por la situación, decidió levantarse de su asiento y encarar hacia mi posición. Se acodó a mi lado a mirar la pista y después de un rato de silencio largó...

  • Parece que me ha tocado un mudo.

  • Es que las mujeres lanzadas, me cohiben.

  • Vaya, no lo parecías el dia que te mostre las tetas, en la piscina de casa.

Abrí los ojos como platos, me giré y la levanté del piso en un abrazo de oso, entre sus risas y las de sus amigas.

  • ¡Marta! ¡ Qué alegría ! ¡ Pero qué linda estás !

  • Pues mira que tú… Pedazo de hombretón te has vuelto.

Me presentó a sus amigas, nos despedimos de ellas y nos fuimos a tomar café a un lugar tranquilo, y a ponernos al día sobre nuestras vidas.

  • ....la cuestión es que a los dos años, me terminé separando, nunca funcionó nuestro matrimonio….

  • ....debí darme cuenta cuando lo pasaba tan bien contigo…

  • ....era lo que nuestra familia esperaba de nosotros….

Desgranaba como auto justificando su fracaso. El tema es que tenía un buen trabajo, vivía sola, de vez en cuando salía con sus amigas, pero pasaba de rollos de una noche, después de un par de malas experiencias.

Sin consensuarlo previamente, la acompañé a su casa, me invitó a pasar y minutos después, ella estaba desnuda, sentada en la cama, comiendome la polla, conmigo parado frente a ella.

  • Hmmm... como extrañaba esta maravilla…

Me corrí entre gritos y se lo tragó todo. Me miró relamiéndose y se estiró a lo largo abriéndose de piernas esperando la devolución de favores.

Follamos toda la noche y pasamos juntos el Domingo, y a partir de ese día, salíamos prácticamente todos los fines de semana. Terminábamos follando en su departamento o en el mío. Teníamos claro que la cosa no iba a ir más allá, los dos veníamos de fracasos recientes y estábamos bien así.

La empresa iba viento en popa, la relación con mis diosas poco a poco se fue limitando a lo cariñoso y familiar y mi situación financiera estaba bastante equilibrada, cuando al llegar de un servicio, Auri me informó que solicitaban nuestro servicio y en forma urgente, desde las industrias Berger, pero solo si incluía mi presencia al frente del equipo.

Al parecer tuvieron una falla masiva y llevaban dos días completamente parados sin que nadie atinara a encontrar una solución.

Reuní a todo el equipo. El ser sábado al día siguiente, me permitió contar con todos, les explique la naturaleza del trabajo, fije las prioridades y nos mandamos para allá. No fue necesario presupuestarlo a priori, sabía que con Hans no iba a haber problema.

Lo primero fue verificar el estado de calderas y  hornos, la provisión de energía eléctrica y fluidos y la seguridad de las instalaciones. Verificadas estas condiciones mínimas, aislamos los dispositivos automáticos y a medianoche, arrancamos la fábrica en forma manual, ante la algarabía del encargado de producción.

Quedó un grupo operando de forma manual y el resto nos abocamos a revisar tablero por tablero. La conclusión fue, que algún tipo de sobrecarga en el suministro de energía , disparó todos los mecanismos y circuitos de protección, sacando la fábrica de línea para evitar daños a la maquinaria.

A las diez de la mañana, todo el sistema funcionaba en automático, nos estábamos felicitando mutuamente, completamente cubiertos de grasa y hollín, cuando empezó el griterío.

  • Donde está, dónde...Déjame pasar coño.. me importa una mierda que sea inseguro.

Ante mi apareció Lilian, completamente alterada, el cabello desprolijo por la carrera y con un vestido blanco bastante corto. Se paró a medio metro, mirándome fijo, agitada. Ante mi estupor, importándole una mierda que estaba cubierto de mugre, se lanzó a mis brazos.

Quedó apretada fuertemente a mi cuello, llorando pegada a mi y susurrándome al oído

  • Fui una estúpida, me asusté de lo que estaba sintiendo otra vez, busqué echarte de mi lado, al llegar a su casa me arrepentí, cuando volví al hotel y vi que te habías marchado, creí morirme.

  • No me atreví a buscarte después de lo que te hice, pero cuando hoy mi padre me dijo que estabas aquí, me volví loca..

La tomé del pelo, tiré su cabeza para atrás, la miré furioso...y le comí la boca. La llevé a la oficina montada a horcajadas, con sus piernas enroscadas en mi cintura, cerré la puerta, baje el cierre del mono de trabajo, saqué mi polla, le corrí el tanga y se la enterré en el coño con un alarido de su parte. La follé con furia, descargué en ella mis frustraciones anteriores, la tensión del día, y por qué no decirlo, todo lo que sentía por esa mujer.

Afuera, todo mi equipo aplaudía entre gritos por lo que presenciaban tras la cristalera. Cuando alcanzamos el clímax juntos y Lilian fue consciente del espectáculo brindando, enterró su cabeza en mi cuello totalmente abochornada.

Cuando recuperamos el aliento, nos miramos a los ojos y estallamos en una carcajada entre lágrimas. Se acomodó el vestido, se paró a mi lado y juntos hicimos una reverencia con una mano sobre el estómago de cara al público, que estalló en gritos y aplausos en medio de las carcajadas.

1975

LA BODA

Estoy parado frente al altar escuchando la monserga del cura. Giro mi cabeza levemente a mi derecha y veo a mis madrinas, mis hermosas tías, mirándome orgullosas, un poco mas atrás sentados en primera fila, mi padre está serio y mi madre mirando todo con cara agria, no puede olvidar que por culpa de Lilian la verdad salió a la luz y nuestra relación se rompió para siempre, A su lado, Mirta me sonríe con su niña en brazos, al igual que la Negra con el hijo de Haideé. Mas allá Marta me tira un O.K. con el puño cerrado y el pulgar arriba.

Giro la cabeza a la izquierda y Lilian, mi cuarta Diosa, está concentrada en el sermón con lágrimas en los ojos. Giro la cabeza un poco más allá y los veo…Vaya con Auri, mi amorosa Diosa y Hans, padrinos de la novia, están tomados de la mano mirándose enamorados... Parece que tendremos otra boda.

Todo luce como un cuento de hadas, la realidad se encargaría de desmentirlo poco tiempo después

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