Días de playa

Conozco a una aburrida joven puta, ella me lleva a conocer a una sumisa amiga suya. Una noche aparece una tercera, mujer, más sumisa y puta que ambas.

A la mañana siguiente decidimos buscar una cala solitaria donde pasar el día, tras visitar algunas vimos una que nos gustó, sólo en la cima de un promontorio había una casa.

Nos bañamos jugando en el mar. Al salir vemos una pareja caminar por la playa, al acercarse te das cuenta que la conoces. Os saludáis, ella te explica que la casa es suya y nos invitan a comer, ambos son bien parecidos y agradables. Al subir ella te coge por la cintura y alaba tu belleza, tu también le echas el brazo por la cintura dejando caer un poco la mano, ella te la baja más y tu le aprietas el culo. Los hombres vamos delante ajenos a todo. En la casa el calor es casi tan sofocante como afuera. Vais a cambiaros, al regresar lleváis una ceñida camiseta de tirantas y una corta falda tableada. Nos anunciáis que vais a bailar la canción de no sé que grupo escolar en el que habíais estado. Durante el baile al moveros podemos veros sin bragas, ambos acusamos la exhibición y vosotras lo notáis, al final os quedáis de espaldas, agachadas con las piernas abiertas y las faldas levantadas y las brillantes rajas del sexo humedecidas, una al lado de la otra, en esa posición os tocáis mientras nos miráis provocativamente. Nos levantamos, cambiando de pareja, mientras os quitáis las camisetas y os besáis.

Estamos desnudos sobre la amplia cama de matrimonio los cuatro cuando oímos la puerta de la casa abrirse.

-Es mi hija- dice ella, vistiéndose apresuradamente. Te acaricio entre las piernas constatando tu humedad, y que te gustaría acostarte de nuevo con él.

Salimos los cuatro del dormitorio. Tras las presentaciones comento que me voy a la playa, antes que nadie pudiese contestar la chica dice que también viene. No puedes evitar que te brillen los ojos al preguntarme.

-Cuánto vas a tardar?

-Sobre una hora u hora y media puede que más.

Al bajar me alejo lo más posible de la casa para daros tiempo, mientras voy charlando con la chica.

-Pasas todo el verano con tus padres?

-Él no es mi padre, mis padres se separaron y tengo que pasar la mitad del verano con cada uno.

-No te gusta ir con alguno de ellos?

-La verdad es que aquí me aburro mucho, esto está muy lejos de todo y me paso sola todo el día en la playa.

-No lo entiendo si fuera un chico procuraría dejarme caer por aquí con frecuencia.

-Los chicos son tontos.

Mientras me dice esto me mira con intención.

-Cuál es tu sitio preferido?

-Es un sitio que he descubierto, sólo se puede llegar en barca o buceando y donde no nos puede ver nadie.

-Vamos.

Es una cala con apenas sitio para cuatro personas tumbadas.

-Me quieres poner crema?

Me sitúo a su espalda.

-Te quitas el sujetador?

-Tu quieres?

-Quiero que te lo quites todo.

Se desnuda. Mientras le unto la crema sigo preguntándole.

-Tienes novio?

-No, es sólo un amigo, aunque él dice que soy su novia.

-Ponme crema también.

Me mira el bañador pero no se atreve a pedirme que me lo quite. El untarnos la crema ayuda a hacer crecer la excitación de ambos. Al pasar sobre su sexo se aprieta contra mí buscando un mayor contacto.

-Fóllame.

-Aún no, pequeña.

Le acaricié el ano, le metí un dedo, arrancándole una exclamación de sorpresa y placer.

-Te gusta?

-Sigue por favor

Otro día vamos a un cabaret. Nos sentamos en primera fila. Una pareja, sobre el escenario, casi se hacen el amor, son muy sensuales, me comentas que te gustan. Sin finalizar se levantan e invitan a los asistentes a participar. El hombre al pasar a tu lado te mira, asientes. Te coge de la mano y te lleva al escenario. Te desnuda y te penetra por atrás, estás de cara al público con el sexo abierto y el culo empalado, te mueves provocándolo. La mujer sube con dos hombres a los que desnuda de cintura para abajo. Los masturba. El hombre te murmura algo en el oído. La mujer lleva a uno de los hombres frente a ti, te echas para atrás para ofrecerte a su polla que entra en tu coño, gimes sin pudor. La mujer se pone sobre tu cara, de cara al que te folla y la lames, el hombre la penetra, los lames a ambos, el hombre sale ocasionalmente de la mujer para entrar en tu boca. Uno tras otro se van corriendo sobre tu cuerpo provocados por tu sensualidad. Todos salís del escenario sobre el que queda tu ropa. Los hombres regresan a la sala y me dan una nota tuya: "Van a un club especial de porno y quieren montar conmigo un número más atrevido que el de aquí. Me voy con ellos a M…".

Me vuelvo, dos mujeres me miran, me acerco a ellas.

-Hola –esa voz la reconozco, es la hija.

-Qué haces aquí? -Le pregunto.

-Hemos venido a divertirnos.

-Vaya, vaya –digo asombrado por la actitud tan osada de ambas.

-Dos chicas tan atractivas en un club tan sórdido.

-Esta es mi amiga Julia, le encanta follar pero no quiere admitirlo.

La poca vergüenza de Maribel me hace esbozar una sonrisa.

-Maribel!

-Pero si es verdad! Y además querías hacerlo con él, me lo dijiste cuando te conté lo que me hizo en la playa.

-Por favor Maribel!

-No seas zorra, eres una calientapollas, te pasas el día pensando en pollas y ahora

-Voy a una fiesta os apuntáis?

-Pues claro! Queremos divertirnos, verdad Julia? –pregunta en un tono incitante.

-Vale –responde Julia sin mucho entusiasmo.

-No te equivoques con ella, es una puta bien caliente.

Julia la mira con cara de reproche.

-Es verdad eso Julia? –le digo acercándome a ella para pasarle la mano por el pecho. Pone cara de disgustarle y hace algún gesto de rechazo pero sin convicción, mirando hacia abajo.

-Es verdad Maribel, tu amiga es una perra y después me la vas a chupar, verdad?

Julia asiente.

-Después del espectáculo que hemos visto está chorreando –comenta Maribel.

-Te la voy a meter hasta la garganta, sigues queriendo hacerlo?

Vuelve a asentir.

-Ya te lo dije, es muy puta.

-Ya sabes que no sólo quiero que sea muy puta, será nuestra perra. Y como no se porte como espero ambas pagaréis.

Julia se abraza a Maribel como protegiéndose.

-Cómo que ella sabe? –Pregunta Julia en un tono tranquilo.

-Mira perra, me habló de ti en la playa y te ofreció a mí. Sabiendo que serías una buena puta y te portarías bien.

La chica no reacciona.

-Si no lo hace déjala en mis manos –me comenta Maribel.

-Lo haré, la dejaré en tus manos, si tienes fuerza pero después de haberte castigado. Dime una cosa Julia, quieres que castigue a tu amiga por tu culpa?

Niega con la cabeza.

-Te diré una cosa perra –digo dirigiéndome a Maribel- cada vez que está marrana no obedezca o no se porte como deseo os castigaré a ambas.

-Te ha castigado alguna vez? –le pregunto a Julia.

Asiente.

-Porqué la has castigado? –Le pregunto a Maribel.

-Porque le gusta.

-Es verdad Julia?

Niega.

Maribel le da una bofetada.

-Di la verdad puta mentirosa –y vuelve a darle.

-Sí me gusta! –responde con violencia Julia pero sin moverse.

Me quedo sorprendido. Joder que par!

-Tu también estás mojada? –le pregunto a Maribel.

-Ya deberías saber que sí.

-Me gusta tu boca –le digo a Maribel.

-Ya lo noté. Quieres usarla otra vez? –me pregunta insinuante.

-Tal vez más tarde, ahora tenemos que ir por vuestros disfraces.

-Disfraces?

-Vamos.

Salimos del local seguidos por las miradas de todos los presentes, dado el atractivo de ambas chicas y sus vestidos.

-Maribel tu conducirás –le digo mientras le doy las llaves del coche.

Cojo a Julia del brazo y la hago entrar detrás, conmigo. Le doy a Maribel la dirección a la que vamos. Se vuelve para mirarme con una pícara mirada.

-Y tu perra, chúpamela despacio, no quiero correrme todavía, has comprendido?

Vuelve a asentir al tiempo que se inclina para hacerlo. Se pone de rodillas en el asiento para hacerlo. Siento su lengua y oigo sus chupetones. Por lo bien que lo hace está claro que lo disfruta. Pensé en darle un premio pero era demasiado pronto. Así que la dejé ocupándose de mi polla mientras Maribel conducía sin mucha atención a lo que pasaba en la carretera, más pendiente de lo que ocurría en el asiento posterior.

Julia se lleva la mano a su entrepierna.

-Qué haces guarra? Quita tu mano de ahí. Tu cuerpo me pertenece. Concéntrate en darme placer, esa es tu misión. Cuando quieras usar tu cuerpo tendrás que pedir permiso.

Retira su mano y va a sacársela de la boca para pedir el permiso pero la sujeto de la cabeza para impedirlo. Sigue chupando sin intentar tocarse.

-Me estás poniendo muy caliente –comenta Maribel –me gusta como mandas a esa puta.

-Te gustaría estar en su lugar, verdad?

-Qué cabrón eres!

-Métetela hasta la garganta –le digo a Julia.

Gimotea pero también gime de placer al sentirse forzada.

-Maribel veo que me has traído una buena puta pero tendrá que ser entrenada antes de estar satisfecho con ella, igual que tu.

-Porqué no le levantas la falda para que puedan verle el culo?

-Ja, ja. Maribel, tu si que eres una buena zorra.

Oigo a Julia que parece llorar.

-No te preocupes por ella, es capaz de llorar mientras se corre. Disfruta siendo humillada.

La verdad es que hasta ahora había hecho todo lo que le habíamos ordenado aunque en todo momento daba la impresión de no disfrutar, su cuerpo decía lo contrario.

Le pellizco los pezones y se los retuerzo.

-Anda levántate la falda para que te vean el culo –le digo a Julia.

Sin dudarlo se levanta la falda para llevarla hasta la cintura y la recoge para asegurarse de ofrecer una buena visión. Intercambio una mirada de complicidad con Maribel y ambos sonreímos.

Llegamos a la dirección indicada. Las chicas ven que es un sexshop y ambas parecen animarse. Entro y les digo que echen un vistazo mientras converso con la encargada, una mujer de mediana edad que ha debido ver de todo en el local. Las observo a las dos riendo mirando las vitrinas y a mí observadas por los clientes. Lógico. Un par de hombres sigilosos, una pareja con caras de morbo.

Las llamo. Ambas se acercan juguetonas y calientes. Se abrazan a mí. Las beso de forma procaz uniendo nuestras bocas. Los clientes nos observan con o sin disimulo. Llevo mis manos a sus culos donde levanto las faldas para ofrecer un breve y discreto espectáculo al que las chicas no se niegan, incluso tengo la certeza que lo disfrutan.

-Vas a follarnos?

-Os haré algo más. Quiero dos disfraces para estas dos putitas –le digo a la dependienta –uno de perra para Julia y el otro de sirvienta para Maribel, vamos a una fiesta y quiero que causen sensación.

Las dos miran a la dependienta con expectación, esperando el disfraz que ésta va a sacar para ellas.

-Hay disfraces más discretos y menos discretos

-Los quiero nada discretos.

-De acuerdo –me dice mirándonos con deseo.

-Pueden probárselos?

-Lo siento, por razones higiénicas no es posible.

Les acaricio las tetas sobre la ropa.

-Dime que eres, putita –le digo a Julia.

Ella mira a su alrededor, disfrutando el momento. Después baja la cabeza como avergonzada.

-Soy tu puta, señor.

-Perfecto, me gusta que lo seas, así que quiero que consigas que los clientes paguen los disfraces de las dos. Lo harás, guarra?

-Tu quieres que lo haga?

-Para crees que te lo he dicho? Eres una puta estúpida.

Vuelve a bajar la cabeza.

-Lo siento. Tengo que hacerlo aquí? –Pregunta con mal disimulada excitación.

-Lo harás donde quiera tu cliente.

-Cuánto cuestan los disfraces?

-Depende del modelo que escoja –dice la dependienta dirigiéndose a mí.

-Maribel ponla a punto para que haga un buen trabajo.

-Y ella? –pregunta Julia señalando a Maribel.

-Haz lo que te digo, hoy la puta eres tu.

Un estremecimiento le recorre el cuerpo mirándome caliente.

Maribel la besa metiéndole la lengua

-Quítale la ropa Maribel y date una vuelta para que tus clientes vean lo que van a comprar.

Maribel la besa y Julia devuelve cada uno de los besos. Sus lenguas ensalivadas recorren sus bocas y sus caras con ardor. Julia casi sonríe de placer, Maribel, más seria, obedece con lujuria. Ambas claramente excitadas aunque cada una a su manera.

Los clientes miran ya sin sonrojo el espectáculo que las dos jóvenes ofrecen. La dependienta me mira con un deseo palpable.

-Quieres ayudarles? –le pregunto acercándome a ella casi en un susurro.

-Sí.

-Yo también quiero que lo hagas pero no ahora.

Mientras le susurraba le daba suaves besos en la cara y el cuello. Ella gemía con suavidad.

Frente a nosotros el novio se había situado tras su pareja y también la besaba. Ella había tendido sus manos hacia atrás para acariciarlo. Los otros dos hombres miraban sin creérselo.

-Ve a cerrar la puerta –le dije a la dependienta –para que no nos molesten.

Fue y volvió sin que nadie notase sus movimientos, todos estaban pendientes de las dos putitas que seguían acariciándose sin pudor.

Los clientes se van acercando lentamente para no perderse ningún detalle. Paso tras el mostrador y me sitúo tras la dependienta para que sienta mi deseo.

-Tienes que ir por los disfraces –le digo siempre en un susurro. Un gemido de decepción se le escapa.

Apenas tarda unos segundos en volver y pone los disfraces sobre el mostrador pegándose a él para dejar sitio tras ella para que pueda volver a situarme allí.

Mueve su culo frotándolo contra mí. Le desabrocho los pantalones y se los bajo. Ella trata de quitárselos pero se lo impido, quiero sus tobillos trabados.

Vuelve su cara para besarme pero la sujeto por el pelo para obligarla a seguir mirando a mis putas. Julia ya está casi desnuda. Maribel está haciendo un buen trabajo con ella. Se la puede oír jadear con absoluta claridad.

Cuando termina de hacerlo le digo que la vuelva hacia los clientes. Julia mira al suelo. Maribel los mira. Le susurra algo en el oído que no llego a escuchar y Julia se pone a caminar por la tienda muy despacio mirando los escaparates y mirándolos a ellos que la siguen como un cortejo. Se acaricia con suavidad mientras mira algunos de los artilugios que se exponen o los mira a ellos con vergüenza, lo que la hace parecer más excitante.

Su cara roja demuestra que su vergüenza es real pero el estado del resto de su cuerpo también demuestra que su excitación también lo es.

Saco a la dependienta de detrás del mostrador que con los pantalones bajados apenas puede dar unos cortos y ridículos pasitos. Para aumentar su confusión le bajo el tanga sobre las rodillas pero al meterle la mano entre las piernas compruebo cuanto está disfrutando.

Le digo a Maribel que se desnude. Al tiempo que le saco la camisa sobre la cabeza a la dependienta y la llevo hasta su espalda sin desabotonar los puños para trabarla así. Cuando le saco las tetas sobre el sujetador se muerde los labios mientras me pregunta:

-Vas a follarme verdad?

Me acerco más a ella para cogerle por una teta y apretarla mientras la beso con pasión. Gime y no sé si es por el beso, el deseo o el dolor.

Maribel se está acariciando con suavidad mientras mira a su amiga y a nosotros sin decidirse a cual unirse.

-No dejes de acariciarte todo el tiempo –le digo.

Mi oren sólo le provoca un mayor deseo y la podemos ver golpeándose el clítoris y metiéndose un dedo. La dependienta, Andrea, hace el amago de agacharse para no perderse detalle. La cojo por el pelo y la obligo a hacerlo. Da un traspiés al estar trabaja pero se recupera. Su culo sobresale tentador.

-Quieres chuparlo? –Le pregunto.

-No, quiero que me folles –me dice con voz ronca por el deseo –cada una de las veces que has venido he estado a punto de pedírtelo.

-Pero ya sabes lo que me gusta

Muchas veces he comprado allí, a su marido o a ella esposas, fustas, pinzas

-No me importa, puedes hacer conmigo lo que quieras.

No me había equivocado. Las veces que había ido notaba en ella una mirada demasiado sugerente cuando compraba instrumentos de dominación o tortura.

-Entonces te follaré pero por la boca.

-No, por favor

-De rodillas.

Andrea obedece, aunque claramente no era eso lo que esperaba.

-Maribel, prepárale la boca.

Ya se lo hice a ella en la playa y sabe a lo que me refiero. Le mete la mano en la boca como si fuera una polla. Andrea me mira para que vea que es capaz de obedecerme y sobre todo cuando Maribel le mete los dedos hasta la garganta provocándole arcadas.

Cuando Julia regresa seguida por su corte ven la escena. El novio toca sin pudor a su novia y uno de los hombres se acaricia sobre el pantalón.

-Alguno de ustedes me quiere? Me regalaría un disfraz?

El tono de inocencia de la pregunta no puede ser más provocativo. Uno de los hombres pregunta de inmediato cuanto cuesta. Andrea se aparta de la mano de Maribel para poder contestar.

El hombre saca el dinero lo que la obliga a ir tras el mostrador dando cortos pasitos. Le entrega el disfraz que el hombre le da a Julia.

-Es para mi amiga –dice en el mismo tono inocente y provocador y lo entrega a Maribel besándola.

En cuanto lo ha hecho el hombre tira de ella del brazo. Se detiene para mirarme.

-Puede hacer con ella lo que desee –le digo ante su muda pregunta. Julia se separa del hombre para venir a besarme y murmurarme:

-Gracias amo –y regresar con el hombre. Tan sólo se alejan un poco y apenas sin hablar. Veo a Julia inclinarse ante el hombre y metérselo entero en la boca.

Apenas puedo creer que Julia sea tan puta.

El otro hombre mira a Maribel con insistencia pero sin atreverse a hablar.

-La quiere? –Le pregunto.

Asiente.

-Ya sabe el precio de la puta.

Maribel se estremece pero lo que no comprendo es porqué lo hace también Andrea, tardo unos segundos en comprender que le gustaría estar en el lugar de la joven.

-Las quiere a ambas? Vale lo mismo.

Andrea se lleva las manos a las tetas para estrujárselas sin poder reprimir su excitación pero mirándome con decepción.

El hombre niega y pregunta el precio del disfraz con apenas voz al tener la garganta seca.

La pareja de novios ha seguido todo el proceso de cerca.

-La queréis para vosotros?

Niegan.

-Quieres que intercambiemos las parejas?

El chico vuelve a negar. La chica no sé si lo habría hecho, sus movimientos revelan lo caliente que está. Andrea no puede contenerse y recorre con las manos su cuerpo.

-Quédate quieta –le digo al observar su fuego. Y claro está no puede contenerse.

-Sabes lo que me gusta verdad?

Vuelve con un juego con collar y esposas para atar los brazos a la espalda. Le pongo el collar.

-Desnúdate y ve por tobilleras y una fusta.

Cuando pasa por mi lado le acaricio el coño que mana jugos y calor. Apenas ha dejado que la tocara en su prisa.

-Ponte las tobilleras.

Cuando se inclina para hacerlo le doy un golpe en el culo. Gime y sigue poniéndoselas. Repito el golpe y se para un instante como para disfrutarlo o asimilarlo pero no le doy tiempo y vuelvo a marcarle con una nueva raya.

La cara de los jóvenes es de fascinación.

-Inclínate –le digo a Andrea.

-Podéis atarle las muñecas?

El chico se acerca para hacerlo. La chica le sigue hipnotizada. Sigo golpeándola mientras lo hace.

Maribel se acerca despacio como con precaución. Trae la leche en la boca para enseñármela. Le ordeno que se la eche a Julia en los ojos cuando ésta acabe con su cliente y después lamiéndola la lleve hasta su boca. Le digo a la novia que le diga a Julia que también traiga la leche en la boca. La chica va y se queda mirando como el hombre se folla a Julia por la boca. Hago que Andrea se gire para mamar al chico que no puede negarse. La novia vuelve acompañando a Julia. Maribel hace lo que le he dicho a una Julia que lo recibe encantada.

Le ordeno a Julia que le abra la boca a Andrea para que el novio se corra en su boca. La novia se sitúa detrás de su novio para acariciarlo y rozarse con él observando todos los detalles. Le paso a Maribel la fusta para que continúe el castigo de Andrea y me sitúo tras la novia a la que le meto la mano desde atrás mientras besa a su novio. Se gira para observarme y se vuelve para seguir besando a su novio.

El novio manosea las tetas de Julia mientras ésta se besa con Maribel. Los apagados gemidos de Andrea apenas se oyen porque la polla del novio le llega hasta la garganta.

La novia comienza a acusar mis manejos y apenas puede seguir besando a su novio al que le implora que se la folle. El chico apenas le hace caso ante el morbo de la situación.

Me acerco a la novia y le susurro:

-Si te la tragas entera después te la meto en el coño.

La chica abandona al novio y se arrodilla ante mí. Disfruto al ver sus arcadas y el interés que pone. Tal como le había prometido se la metí pero no por el coño. Cuando fue a gritar le advertí:

-No grites o tu novio se dará cuenta que te estoy follando y no nos dejará. Ahora te la meteré en el coño.

La sujeté por el pelo para embestirla con fuerza hasta correrme. Ella me miró y me dijo:

-Pero me lo había prometido

-Métete los dedos y hazte una paja, así me la pondrás dura de nuevo.

Ella estaba demasiado excitada para negarse y se oía el chapoteo de sus dedos mientras lo hacía. Me acerqué a ella, la sujeté de la mandíbula para darle con mi polla llena de restos de jugos en la cara. La levanté y la hice inclinarse para follarla. Cuando empezó a correrse su novio escuchó sus gemidos y la apartó para salir ambos corriendo.

En realidad ese no fue el final. Los novios cuando vieron el cariz que tomaba la noche salieron huyendo. Todo lo narrado antes fue algo que nos imaginamos los cuatro cuando nos tomamos un descanso porque los clientes también se fueron. Uno en cuanto acabó con Maribel y el otro tuvimos que invitarle a hacerlo.

Ocupé el lugar del novio y me follé a Andrea por la boca mientras Maribel la azotaba y Julia le abría la boca según les había mandado.

Andrea ya me había hecho varios comentarios en las diversas compras que fui haciendo pero siempre pensé que era para incentivar al cliente. Si bien cuando estaba su marido ocupaba un discreto segundo lugar aunque sin dejar de echar alguna que otra mirada.

Al coincidir con las chicas se me ocurrió llevarlas al sexshop porque pensé que Andrea no pondría muchos impedimentos a un pequeño show. Lo que sucedió fue fruto de la casualidad y un cierto abandono por parte del marido de Andrea como nos confesó en ese descanso que nos tomamos.

Lo que pasó fue lo siguiente.

En mi encuentro con Maribel en la playa le había hecho jugar con el semen porque me confesó que le daba asco aunque no por eso dejaría de tragarse el mío, le gustaba sentirse sucia y humillada y yo no tenía razones para no hacerla disfrutar. Así que en el sexshop salió de ella no tragarlo y enseñármelo. Le dije que se lo dijera a Julia. Después me comentó que casi se ahoga porque no podía hablar con la boca llena pero logró que Julia lo comprendiese poco antes que el hombre se corriese.

Ambas regresaron juntas e hice que se pasasen el semen de los hombres de una a otra. Andrea no dejaba de mirarlas cada vez más caliente por los golpes y por la escena.

Ahí fue cuando le ordené a Maribel que azotase a Andrea. Le dije que yo la iría corrigiendo y a Andrea le advertí que podría recibir algún golpe mal dirigido o de más intensidad pero que no se le ocurriese dejar de mamármela y que tuviese buen cuidado con sus dientes.

Apenas fueron dos o tres ocasiones en los que Andrea dejó de mamar a causa del dolor y apenas tuve que corregir a Maribel sino para que aumentase la intensidad de los golpes o para que cambiase de lugar cuando una zona estaba demasiado castigada.

Julia fue la que más disfrutó mirando a Maribel, golpeando, agitando sus tetas en cada golpe y forzando a Andrea a mantener la boca abierta para que yo entrase hasta su garganta. De vez en cuando no podía aguantar su excitación y besaba con ardor a Maribel o tiraba demasiado de la boca de Andrea, de la que confesó que sentía envidia al ser forzada y golpeada.

En un momento dado, Julia trató de besarme con la cara llena de leche tras haberse besado con Maribel y la abofeteo para apartarla de mí.

-Perdón amo, es que lo deseo.

-Jodida puta de mierda! Crees que voy a besar tus sucios labios manchados de leche de otro tío?

-Me lavaré la boca.

-No! Te echarás sobre el mostrador con las piernas bien abiertas. Voy a azotarte todo el cuerpo por puerca. Cuando no puedas resistir más te darás la vuelta para que te azote por delante. Pero espero que tardes mucho en darte la vuelta para que pueda comprobar lo arrepentida que estás de haber intentado manchar mis labios.

Casi se le saltan las lágrimas sólo de pensar la paliza que iba a recibir.

-Si amo.

Pero no duda en echarse sobre el mostrador y abrir las piernas.

El mostrador al ser alto le dejaba las piernas sin apoyos por lo que tenía que mantenerlas abiertas a base de su propia fuerza. La postura no era nada cómoda y lo sería menos cuando pasase el tiempo y con el castigo. Andrea me echó una mirada reprobadora por la dura prueba a la que iba a someter a Julia. Su mirada apenas duró un segundo cuando fijé mi vista en ella. Me molestó y se lo hice saber metiéndole la polla en la garganta y manteniéndola allí algunos segundos a pesar de las profundas arcadas que sentía. Cuando se la saqué para dejar que se recuperara un poco volvió a meterse la polla hasta tocar con sus labios mi estómago sin hacer ni un solo gesto de rechazo o protesta. Había comprendido las reglas del juego.

Maribel acariciaba a su amiga y le reprochaba con dulzura su comportamiento además de alentarla a aguantar "incluso más de lo que pudiese para demostrar que era una puta digna de confianza". Logró arrancarle la promesa de que lo haría.

Entonces se me ocurrió que fuese Maribel quien la castigase. E incluso le dije a Andrea que ella daría parte del castigo para que la próxima vez que diese una orden la aceptase sin rechistar.

-Quieres que te castigue puta? –Le pregunté a Julia.

-Nunca me han pegado así amo, no sé si resistiré.

-Pero lo harás verdad?

Mordiéndose los labios asintió.

-Mira a Andrea.

Julia mira su culo y sus piernas rojas y cruzados de rayas por el castigo.

-Aguantarás menos que ella?

Apretando la boca niega.

-Quieres besarme ahora?

-Sí pero esperaré a tener la boca limpia.

-Quieres que te bese Maribel por mi?

-Sí amo, de verdad.

Ambas se funden en un apasionado beso.

-Después quiero que agradezcas a Maribel el castigo al que te va a someter.

-Sí amo –dice jadeando, el morreo con Maribel la ha puesto más caliente.

-Me duelen las piernas de tenerlas abiertas.

Eso es lo que esperaba, veo como le tiemblan, así el castigo será más duro.

-Una puta como tu tiene que acostumbrarse a tenerlas así. Maribel, si las cierra quiero que le recuerdes con dureza como tiene que tenerlas una perra como ella.

Maribel asiente.

-Cuando te des la vuelta yo mismo te azotaré la boca y lengua para recordarte tu error. Empieza ya.

Su culo tenso recibe los primeros golpes que asimila si bien no puede evitar gemir. Mientras, Andrea, ya de rodillas, sigue tragando toda la polla que puede. Tiene el rímel corrido y la cara llena de babas pero no por eso deja de aplicarse.