Dias de futbol

La obediencia de una puta a su amo.

Sabías que estaba totalmente entregada a ti, hace tiempo que me tienes así, y bien que te aprovechas de ello.

Cuando me dijiste: “Arréglate, vamos a salir” supe que no me ibas a llevar a cenar a mi restaurante favorito. Intenté preguntar, pero con gesto serio y decidido me contestaste “hazlo y calla” a si que, callé y comencé a ducharme.

Cuando salí del baño tenías mi ropa cuidadosamente colocada sobre la cama.

Hiciste un gesto para que me tumbara y aplicaste crema sobre mí con mucho cariño y mimo, recorriendo con ternura cada rincón de mi cuerpo, pero sin decir una sola palabra. Cuando terminaste, señalaste la ropa para que me la pusiera y desapareciste por el pasillo.

Un vestido bastante provocativo., estrecho, que marcaba totalmente cada curva de mi cuerpo. Demasiado corto, apenas tapaba mis nalgas y con un prominente escote que dejaba casi al descubierto unos pechos erizados por la excitación de la situación.

Sabías como controlar mi mente. Mi imaginación no dejaba de volar pensando en que ocurriría que con tanto misterio habías preparado para mí.

Unas medias de liguero que se veían perfectamente al andar dado lo corto de la falda, y una ausencia de bragas, que sabía, no se te habían olvidado.

Tu silencio no me gustaba, me hacía pensar que algo malo iba a suceder, solo me tranquilizaba, a duras penas, la confianza que tenía en ti.

Tenía miedo de lo que tu mente hubiera podido idear, quizás esa era tu intención. No me daba miedo lo que pidiera pasar en si, me daba miedo pensar si estaría a la altura de tus expectativas.

Una vez vestida, de nuevo apareciste por la puerta, ordenándome que me maquillara como una zorra, y volviste a desaparecer.

Cuando terminé y salí del baño, estabas sentado sobre la cama, me hiciste un gesto para que parara y pudieras observar en la distancia la obra que habías creado.

Te levantaste despacio, te acercaste a mí e, inmovilizando mis manos a mi espalda ,con una sola de las tuyas, me susurraste al oído. “Me gusta cuando te vistes así de zorra. Ahora, has de demostrarme si es verdad lo mucho que dices que me deseas, espero que sepas comportarte”.Me besaste con cariño y agarrando mi mano con fuerza, salimos por la puerta.

En el coche ni una sola palabra, tan solo me mirabas de soslayo, observándome.

Aparcaste frente a un portal completamente desconocido para mí. Salí del coche y agarraste mi mano casi tirando de ella.

En el ascensor, me besaste con pasión y me dijiste “quiero que disfrutes cariño, y que les hagas disfrutar, han pagado mucho dinero por ti”. Bufff, esas palabras, solo esas palabras hicieron que mi coño se empapara.

Tenía la sensación de que aquel flujo chorreaba por mis piernas delatando mi excitación, pero me daba igual, tu ya sabías lo que esas palabras me producirían,  y el resto de la gente que pudiera participar, no me importaba en absoluto, solo estaban allí para que yo pudiera cumplir tus deseos.

Llamamos al timbre, justo cuando oímos unos pasos en el interior, me dijiste “no me verás en toda la noche, pero yo no me perderé detalle, sabes que jamás dejaré de cuidar de ti, haz que me sienta orgulloso, ni se te ocurra correrte y estate tranquila mi amor, tendrás tu premio”

Al abrirse la puerta un hombre de unos 45 años, bastante atractivo, con el pelo canoso y un cuerpo fibroso y bien formado apareció. Pensé que tenías buen gusto para escoger a los hombres a los que venderme. “Venderme”, buffff, de nuevo ese pensamiento produce excitación en mi.

Me saluda con dos besos y me dejáis en el salón mientras vais hacia lo que me parece, la cocina. Volvéis a los pocos segundos. Habláis de mí como si no yo estuviera presente.

“La verdad es que es un bomboncito”

“Y será obediente, te lo aseguro. Encárgate de que tus amigos la den lo que se merece, cuando me la devuelvas la quiero sucia; por dentro y por fuera”

Desapareces por la puerta del fondo, te sigo con la mirada. Se que no te veré hasta que todo termine. El anfitrión se sienta a mi lado en el sillón, presentándose educadamente.

“Yo soy José, ya verás como hacemos que disfrutes”.Dice esto demasiado arrimado a mí.

“Bufffff, que tetas tienes nena”

Mete la mano bajo el escote de mi vestido, acariciándome uno de mis pechos y pellizcándolos suavemente. “Van a venir unos amigos míos, espero que te gusten. Eres una sorpresa para ellos, jamás olvidarán este partido de futbol, jugaremos contigo como quiere tu amo, te devolveremos a su puta más cerda que nunca, ya verás”

¿Partido de futbol? ¿Me han traído allí para ver un partido de futbol? Dejaré que los acontecimientos se vayan desarrollando, pero no suena muy bien que se diga.

Suena el timbre y entran cuatro chicos, todos medianamente atractivos. Si se lo saben montar, lo pasaré bien, pienso para mis adentros. Pienso en ti, en que estarás escuchando tras la puerta disfrutando en la distancia de mi miedo y excitación.

Jose me presenta a los recién llegados. “Chicos, os presento a Lidia” los chicos me miran extrañados, “es una zorrita que nos va a alegrar el partido”.

Saca una de mis tetas del vestido y se la muestra a sus amigos “mirar que tetas tiene chicos”

Los chicos empiezan a hacer comentarios, incrédulos, sobre la situación. El anfitrión les explica que podrán hacer lo que quieran conmigo, que soy una buena puta y que seré obediente. Yo permanezco quieta, esperando las órdenes. Se van sentando en el sillón, frente a la tele, enfrente de ellos una mesa baja. Uno de ellos mete la mano bajo mi vestido, dando una palmada en mis nalgas,

“Podías empezar por traernos unas cervecitas”

“Buena idea” dice el anfitrión, “pero para ello sácate las tetas del vestido, quiero ver esas tetas toda la noche” Obedezco dirigiéndome a lo que he supuesto es la cocina y vuelvo con una cerveza para cada uno. Vuelvo de nuevo a la cocina para llevar al salón unos pinchos que he visto colocados sobre la encimera y permanezco de pies junto al sillón, esperando nuevas órdenes.

“Siéntate en medio nena”

Me hacen un hueco entre los cinco. Empieza el futbol al tiempo que mis tetas se llenan de manos.

“Buff, es impresionante, ¡como me gustan estas tetas”

“Va a ser un gusto follárselas”

“Me pido primero”

El anfitrión, que tiene muy claras las ordenes que ha recibido de tí se levanta separando un poco la mesa del sillón.

“Yo creo que deberías empezar a mamar pollas nena, tienes mucho trabajo por delante para solo 90 minutos”

Uno de los chicos baja ligeramente su pantalón dejando su polla fuera.

“Empieza por esta”

Empiezo a lamer con el vicio que me has enseñado. El receptor agarra mi pelo echando mi cabeza hacia atrás para ver mi cara mientras se la chupo.

Recuerdo de nuevo que, de alguna manera tú estarás observando la escena y que he de darte lo que deseas a si que mi mano va a la polla que tengo más cercana y como puedo desabrocho el pantalón para dejarla fuera y empezar a acariciarla.

Pasado un rato, el chico al que se la estoy chupando me manda parar.

“No os imagináis que bien la chupa, ¡para guarra!, o me correré ya”

“Venga zorra, engancha la siguiente, quiero que todos mis amigos se vallan con una buena mamada tuya”

Esa forma de dirigirse a mi está ordenada por ti, estoy segura. Voy a la polla que he estado acariciando y de golpe me la meto hasta el fondo de mi garganta, eso hace que el tío jadee como un cerdo y eso me pone más caliente. Estoy empezando a disfrutar. He de hacerlo, tu me conoces y solo así estarás orgulloso de mí y me ganaré lo que han pagado por mi. Elevo mi vista para que vean el gusto y el vicio con el que hago mi trabajo mientras mis manos van a las pollas de ambos lados. Esta vez no tengo que trabajar, rápidamente se bajan los pantalones dejando sus pollas al descubierto.

“¿De dónde has sacado a esta zorra tío?”

“Ha costado cara, pero ya veo que merece la pena, me aseguraron que es la mejor, y va por buen camino”

Uno de los chicos se levanta y se coloca detrás de mí y empieza a tocarme las tetas mientras con su polla se restriega por mi cuello. Cuatro pollas para mí en este momento.

Los chicos empiezan a perder la timidez frente a sus amigos y a sacar sus más bajos instintos.

Uno de ellos empieza a vaciar la mesa, “quiero follarla la boca”

“Buena idea” corean los demás.

“Túmbate aquí puta, que vamos a empezar el juego de verdad”

Me coloco sobre la mesa y antes de darme cuenta una polla folla mi boca mientras una mano se cuela bajo mi falda apartando mis labios.

“Chicos, tenéis que tocar este coñito, lo tiene chorreando la muy puta”

Saco la polla de mi boca para decir que me tienen a mil, abro más mis piernas, haciéndoles ver que quiero más, que necesito más.

“Vamos a follarte hasta reventarte guarra”

“Venga, clávasela, que luego voy yo”

“Tu dueño te tiene bien enseñada, si señor, ha sabido educar muy bien a su perra”

“Ponla a cuatro patas sobre la mesa”

El dueño de la casa me agarra del pelo moviéndome para que me ponga a cuatro patas, luego me mete la polla en la boca, provocándome una arcada por que no lo esperaba.

“Te dan arcadas zorra, pues te va a dar igual, chupa, que para eso te pagamos”

Al tiempo, otro de los tíos, sin molestarse en comprobar mi lubricación, me clava la polla y los otros tres restriegan sus pollas por mi cuerpo, ya sin el vestido, solo las medias de liguero y los zapatos de tacón. El dueño de la casa les dice “azotarla con las pollas”, y empiezo a sentir azotes por mi cuerpo. Uno de ellos viene con su polla a mi cara y me da pollazos en los carrillos mientras no paro me mamar la polla de su amigo.

Jadeo como una perra rn la medida que me permite la polla de dentro de mi boca.

Agarra mi pelo, me levanta la cabeza y me pregunta “¿Te gusta zorra?, te gusta como te follan los cabrones de mis amigos”

“Si, me encanta”

“Pues dilo alto, pídelo, quiero oírte pedir polla”

“Me encanta, quiero que me folléis uno a uno, quiero sentir todas las pollas dentro de mi”

“Así me gusta cerda, pues sigue mamando, que te vamos a dejar bien harta”

Los comentarios sobre lo buena que soy se suceden, se que estarás escuchando orgulloso de cómo hablan de mi y de lo que están disfrutando. A uno de ellos se le ocurre preguntar “¿Podemos follarla también el culito?”

“Pues claro, podemos follarla lo que queramos, hasta reventarla”

El que me ha estado follando para, dejando espacio al que quiere follarme el culo, que, sin ningún miramiento empieza a meter su polla provocándome un dolor que hace que se me salten las lágrimas.

“¿Te duele zorra?, pues aguanta, por que pienso sacarte hasta el último euro que he pagado por ti”

Aunque me están follando, no dejan de mirar el futbol. En mis tetas colgando restriegan las pollas que no cubren mis agujeros, las pellizcan y tiran de los pezones.

Sacan la polla de mi boca “Voy a dejarte descansar un poco la boca, quiero oírte gemir cerda”

Me contoneo buscando, ya con menos dolor, la penetración de la polla que tengo en mi culo. Me ponen de nuevo boca arriba, pero otra polla entra en mi culo.

Los comentarios continuan mientras las pollas golpean mi boca, y yo saco la lengua desesperada por lamerlas.

“Toma puta, te gustan las pollas ehhhh, pues chupa”

“Lámeme los huevos”

“O paro o me voy a correr enseguida”

Gooooooooooooooooooooooolllllllllllllllllllllllllllllllll De repente paran y comienzan a dar saltos, dejándome caliente como una perra y sin una sola polla sobre mi cuerpo. Se abrazan entre ellos mientras yo miro incrédula a mí alrededor. Cuando vuelven de ese estado de éxtasis inexplicable para mi, me ordenan ir a por más cervezas mientras se sientan de nuevo en el sillón.

De nuevo tienen sus provisiones y empiezan a beber, uno de ellos se da cuenta que yo no bebo nada y, amablemente, me pregunta si tengo sed; le digo que si, a si que, bebe, llenándose la boca de cerveza y agarrando bruscamente mi pelo me besa depositando el contenido de su boca en la mía.Así, uno a uno me dan de beber, tres rondas, sin dejarme parar.

“A ver si la vamos a emborrachar y se la van a quitar las ganas de polla”

“Tranquilos, las ganas de polla no se me pasan”

“Pues ven aquí zorra y cabálgame, a ver que sabes hacer”

El tío en cuestión se pone en el centro del sillón para darles la oportunidad a los demás de tocarme mientras le follo. Empiezo despacio, llegando hasta el fondo de mi vagina con su polla, tiene una muy buena polla, a si que, me recreo con ella, hago círculos, restregándola contra las paredes, aumento el ritmo mientras jadeo. Los demás, pellizcan mis tetas y me soban.

“Qué bien se mueve la puta”

Grito en demostración de  lo que me gusta cómo me están follando, esta vez sin que ninguna polla en mi boca me impida hacerlo.

“¿Ninguna polla quiere follarme el culito ahora?”

“Pero que zorra eres, sí, la mía te follará”

Mmmmm, dos pollas a la vez, una tercera en la boca y tendré todos mis agujeros cubiertos, así es como te gusta verme. Una pena que puedas hacerlo, o eso creo, ahora mismo estoy de espaldas a la puerta tras la que has desaparecido.

Parece que uno de los chicos me lee el pensamiento y se pone de pie en el sillón, dejando su culo delante de la cabeza de su amigo y mete su polla en mi boca.

Mis manos van a los lados, buscando las pollas que aún están libres.

Me encantaría tener una foto de ese momento, que pudieras verla y disfrutarías como lo estoy haciendo yo, una pena que tenga que controlar mis orgasmos, me habría corrido unas cuantas veces.

Otra vez no puedo más, y paro el ritmo para obedecer tus órdenes y dejar ese regalito para ti. No queda mucho para que termine el partido, y mi tiempo se agota. Ese era el trato, todo lo que pudieran hacer durante el partido, después me iré contigo.

El dueño de la casa advierte a sus amigos, y me colocan de nuevo sobre la mesa.

“Vamos a follarla uno a uno y a corrernos encima de ella, así me lo ha pedido su dueño, a si que, venga chicos”

“Bufff, yo estoy a punto, en cuanto se la clave, me corro”

Es él quien me empieza a follar y, efectivamente, a los pocos segundos saca su polla de mi coño y llena mi tripa de su leche. Otra nueva polla entra y casi al mismo tiempo, unos huevos están sobre mi boca.

“Lámeme los huevos zorra, que me la voy a machacar encima de tu boca de puta, te voy a dejar las tetas pringando”

Ambos se corren rápido, tal y como han dicho. Acaba el partido y el dueño de la casa vuelve a advertir que pronto aparecerás a por mi, pero yo se que les dejaras terminar porque sabes que me he ganado ese premio. Se reparten, de nuevo otro a mi boca y otro a mi coño, o eso pensaba, por que eleva mis piernas y entra en mi culo sin compasión.

El dolor se apodera de mí, ambos me están dando con todas sus fuerzas, la polla taladra mi boca una y otra vez provocándome arcadas, pero eso, lejos de importarle, le pone más cachondo.

“¿Vas a devolver zorra? No me digas que no te gusta”

Hago un gesto con la cabeza diciendo que si. Saca la polla de mi boca y comienza a meneársela como un loco mientras yo busco sus huevos con la lengua, mira al dueño de la casa y le dice “me voy a correr en su cara” Bufff, tengo que controlarme para no tener un orgasmo. Coge mi pelo, me levanta la cara y empiezo a notar su leche correr sobre ella.

Cierro los ojos, pero siento como me chorrea por todos lados, cuando acaba, abro mis ojos de nuevo y me lamo los labios, degustando ese sabor que tanto me gusta.

El que me está follando el culo, ante esa imagen, no lo puede evitar, y se corre dentro de mi.

Ya ha pasado un rato desde que termino el partido, a si que, nada más terminar, el dueño de la casa les pide a sus amigos que vayan a la cocina y se queden allí, les explica que mi chico ira a por mi y no quiere verles.

Me ayudan a levantarme y, después de limpiar de mi boca la leche de su amigo, me besan, uno tras otro, preguntándose si podría ser que estuviera otra vez con ellos. José les explica, que no depende de mí, si no de si mi dueño quiere.

Estoy desando verte; a estas alturas casi no oigo lo que están hablando,  quiero que me veas empapada como estoy de la leche de esos cabrones. Estoy desnuda, frente a la puerta por la que has desaparecido. Cuando veo que la puerta se abre, haces un gesto al dueño de la casa para que se encierre también en la cocina con sus amigos, cuando cierra la puerta, vienes a mi, te arrodillas  y, desde mi ombligo comienzas a lamer los restos de semen depositados en mi cuerpo, hasta llegar a mi boca.

Me besas con pasión y me dices: “Te quiero mi amor, y ahora estoy seguro de que tu sientes lo mismo por mi”

Te abrazo y suspiro por el placer de sentir el calor de tu cuerpo junto al mío. Me pones el vestido, con cariño y me sacas a la entrada  mientras tú vuelves a despedirte del dueño de la casa. Llamas a la puerta de la cocina y sale. No se qué habláis, pero veo, a través del espejo de la entrada, que te da un sobre, probablemente con mi precio, lo que hace que un nuevo chorro salga de mi coño.

Se que ahora llegara mi premio, que tu serás mi premio, y estoy deseándolo.

Agarras mi mano y nos vamos. Al llegar al coche, me abres la puerta, pero sigues sin decir una sola palabra. Yo te miro, buscando tu aprobación, esperando que me digas que estas orgulloso de mi, algún gesto, alguna señal, pero nada. Veo que en lugar de ir directo a casa coges un camino desconocido para mí. Giras a la derecha, por una calle oscura y de pronto, paras el coche. Sales y vas hacia mi puerta, haciéndome salir a mí también.

Me das la mano y me colocas, de culo, sobre el capó del coche; levantas un poco mi vestido y acaricias mis nalgas dejando que tus dedos acaricien mis labios.

“Veo que tienes el coño chorreando, como a me gusta”

Besas con pasión mi cuello. “No voy a esperar a llegar a casa follarte, se que estas deseando correrte”

Tu polla se clava en mi coño.

“¿No me vas a decir nada mas amor?” Te pregunto, desesperada por que apruebes mi comportamiento de esta noche.

“No, lo que pienso prefiero demostrártelo”

Me embistes con fuerza.

“Pero ahora quiero que te corras, quiero que sientas mi polla y me la mojes con todo lo que te has estado aguantando toda la noche perra, venga, deja mi polla empapada, hueles a leche cabrona, a la leche de otros, guarra, y eso me pone salvaje, lo sabes, yo si que te voy a reventar el coño y no esos principiantes”

Mis gemidos te alientan a continuar.

“Deja que me de la vuelta, quiero verte la cara amor”

El cariño con el que te lo pido te hace acceder, me vuelves y me besas. Soy yo la que te meto la polla en mi coño, despacio, mirándote a los ojos; me clavo en ella y leo en tu cara el amor que me procesas en ese momento, pero no dejas de follarme con rabia y deseo, el deseo que te ha producido escucharme con esos tíos durante tanto tiempo.

Me entrego al placer, por fin después de tanto tiempo, y no tardo en correrme, en cuanto que lo hago, sales de dentro de mí, me bajas el vestido y me dices: “vamos a casa”

“¿No te va a correr?”

“No,  me correré en casa tranquilamente”

Volvemos al coche, pero ahora una de tus manos no deja de acariciarme la pierna en todo el camino, mientras yo voy apoyada en tu hombro. Al llegar a casa me mandas que me siente en el sillón y traes dos copas de vino. Brindamos y te vas pidiéndome que te espere. Oigo el grifo de la bañera, al rato vuelves a por mi. Coges las copas y me llevas al baño.

“Deja que te lave, ahora te quiero limpia de la leche de esos cerdos para mi”

Me metes en la bañera y,  vas lavando mi cuerpo.De cuando en cuando me ofreces vino y continúas acariciando mi cuerpo con la esponja.

Cuando das por finalizado el baño, me ayudas a salir de la bañera, pero, en lugar de secarme allí, me llevas a la cama y me tumbas, despacito recorres mi cuerpo con la toalla mirándome a la cara con un amor que pocas veces antes te había visto.

Sacas una caja con un enorme lazo, la pones a mi lado, y sin darme lugar a abrirla, lo haces tú. De ella sale un camisón de raso gris. Tirantes y por media pierna, absolutamente seductor, pero muy lejos de la ropa interior provocativa que acostumbras a regalarme para que comparta con otros. Este se que es para ti, solo para ti y para mi.

Levanto mis brazos y dejo que me lo pongas. La tela cae como una caricia sobre mi cuerpo que dibujas desde mis axilas hasta mis caderas, ya con el camisón sobre ellas.

Vas por el vino, bebemos otro sorbo, yo continúo de pie junto a la cama, tú te sientas en ella y me haces sentarme sobre tus rodillas abrazándome.

“Dime algo, necesito que me digas algo amor”

“Ya he dicho que no te diría nada”

Me tumbas sobre la cama, subes un poco mi camisón nuevo, y con mucha ternura, comienzas a lamer mi coñito, diciendo “ya es hora de que reciba mimitos, después de lo escocido que te lo han debido dejar esos brutos”

Me acaricias con ternura, como si acariciaras a un bebe. Subes despacio hacia mi pecho y lo besas con la misma ternura, lamiendo mis pezones, que ahora soy consciente, tengo doloridos de tanto tirón. Subes por mi cuello hasta mi oído y me susurras, “te voy a hacer el amor como hace tiempo no hacía cariño”

Despacio entras en mí, y con movimientos lentos, pero profundos, me vas amando, efectivamente, como hacía tiempo no hacías. La calma con la que te estás tomando el sexo hoy me demuestra que, efectivamente, estas orgulloso de mi y quieres disfrutarme.

Me pones sobre ti, pero con tus manos, diriges el movimiento de mi cuerpo, tengo varios orgasmos y solo cuando los he tenido, cuando consideras que he recibido mi premio, decides culminarlo dándome tu leche, pero esta vez, no la derramas sobre mi cuerpo, si no dentro de él, haciendo que el chorro sobre las paredes de mi vagina, me produzca otro orgasmo, al tiempo que el tuyo.Nos abrazamos, sin dejar que salgas de dentro de mi, no quiero dejar de sentir tu calor  y tu no quieres dejar de abrazarme.

“Te quiero amor.”

“Lo se, y hoy me lo has demostrado como nunca.”

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