Días calientes, noches húmedas (1/3)
La primera experiencia, de un Rodríguez primerizo, en el mundo de la infidelidad.
Dedicado a la lectora de relatos I….
Me llamo Horacio, tengo 50 años, casado con Micaela (Ela) de 44 años. Si al principio de verano me hubieran dicho que le iba a ser infiel a mi mujer me habría reído, pues no tenía motivos para ser infiel, quería a mi mujer, y en lo referente al sexo mi mujer satisfacía todas mis exigencias y más. Fantasías si había tenido de estar en la cama con otras mujeres, pero como dice el refrán – Del dicho al hecho va un trecho.
Todo comenzó a finales de junio, comenzaban las vacaciones, no las mías, sino las de mi mujer. Ela y Teresa (Tesa), su hermana, estarían tres semanas en casa de su madre, yo tenía que quedarme trabajando, me quede en casa de Rodríguez . En mis 24 años de casado iban a ser mis primeras vacaciones de Rodríguez .
Era sábado por la mañana, Ela se había ido el día anterior, sonó el timbre de la puerta, abrí.
- “Sorpresa, tiito”
Delante de mí estaba Teresa (Tere), mi sobrina, la hija de Tesa, la hermana de mi mujer, tenía 18 años, acababa de terminar el primer curso de periodismo en la universidad.
- “Que haces aquí, tu tía y tu madre se fueron ayer a casa de tu abuela, ¿Tu no ibas a ir también?” le pregunte.
- “Lo sé, pero a ultima hora vino una amiga mía de la universidad y he decidido quedarme” se aparto de la puerta y tras ella apareció su amiga “esta es Cinta, mi compañera de universidad, Cinta es mi tío Horacio”.
- “Encantada de conocerlo” dijo Cinta.
Al igual que Tere debía tener 18 años, no tuve más remedio que comparar a Tere y a Cinta. Siempre había considerado a Tere como a una niña, pero al ver a Cinta me había dado cuenta que Tere había dejado de ser una niña. Tere media 1,65, pelo largo y castaño, siempre había usado ropas anchas, pero ahora llevaba vaqueros y una blusa blanca, tenía un buen cuerpo con muchas curvas, Cinta por el contrario debía medir 1,75 como yo, era morena con pelo corto, llevaba un pantalón azul corto y un top beige donde se le marcaban los pezones, las tetas eran más grandes que las de Tere. Aquellos pensamientos habían hecho que se me pusiera tiesa, intente quitármelos de la cabeza.
- “Tío Horacio, estas bien” esto me hizo volver a la realidad
- “Si, Tere estaba pensando que tu madre no me dijo nada” le dije
- “Claro, porque ella no lo sabe” me contesto “pasamos dentro”
- “Si, por supuesto, y que piensas hacer”
- “Había pensado quedarnos en casa de mi madre, pero recordando que otros veranos me venía a pasar unos días aquí me pregunte si podríamos pasar aquí unos días”
Sonreí, la madre de Tere, era separada y vivía en un piso en el centro de la ciudad. Nosotros vivíamos en las afueras en una casa bastante grande, y sobre todo tenia piscina.
- “Supongo que el tener piscina no ha influido en nada” dije sarcásticamente.
- “No Tito, ni lo había pensado” dijo guiñándome el ojo.
- “Bueno pues adentro, ¿Que habitaciones vais a usar?” le pregunte.
- “Había pensado ocupar la habitación de invitados, la grande” me dijo
- “Pero si esa habitación solo tiene una cama grande” le dije
- “Es lo mismo, compartiremos la cama” dijo sonriendo
Las acompañe a la habitación, y les ayude a entrar sus pertenencias, me iba a marchar y en la misma puerta me gire iba a decirles si necesitaban algo. Mi sorpresa fue ver a Cinta sin el top, se lo había quitado, fue un instante, pude ver sus tetas grandes y blancas, con pezones y aureolas grandes, pues se tapo rápidamente.
- “Tío, vete ya” dijo Tere poniendo su mano en mis ojos.
Salí y me fui al salón, sentía los latidos de mi polla como se iba poniendo grande por momentos. Tuve que ir al lavabo, y me masturbe pensando en las tetas de Cinta, sentí un gran alivio cuando eyacule. Cuando salí me cruce con Tere y Cinta, se habían puesto el bikini. El de Cinta era negro, bañador tipo tanga y la parte superior del bikini eran dos pequeños triángulos que apenas tapaban los pezones, el de Tere era más normal de color blanco.
- “Vamos a la piscina” dijo Tere
- “Yo voy a salir a dar una vuelta” le dije tenía que tranquilizarme.
Y salí a dar una vuelta, intentando que se me bajase la excitación.
Dos horas más tarde volvía a casa había pasado por un establecimiento que hacían comidas y había adquirido tres menús. Entre en la cocina, por la ventana se veía la piscina, y a las muchachas, me quede impresionado, ambas estaban haciendo topless. Pude corroborar que los pechos de Cinta eran más grandes que los de Tere pero esta tenía unos pezones más grandes y puntiagudos, pero lo que si me excito, fue ver el bañador de Tere, al ser blanco se trasparentaba, y se veía la negrura de su vello púbico.
- “Ya estoy en casa” grite
Ambas se sobresaltaron y se pusieron la parte superior del bikini, y la toalla tapando lo máximo posible.
- “He traído la comida” les dije
- “Tío, nos vamos a duchar y después comeremos algo”
Comencé a sacar la comida y fui al salón comedor a preparar la mesa, tenía que pasar por delante del baño, dentro estaba Cinta, Tere estaba en la habitación. La puerta del baño estaba algo abierta, mire por casualidad , y en el espejo del baño se reflejaba el cuerpo de Cinta, desnudo, secándose primero y después dándose crema, no tenía vello púbico, lo tenía depilado.
- “Tío, que miras, no nos espíes” me había descubierto, y si hubiese mirado a mi paquete habría visto lo abultado que estaba “Tía córtate un poco” le dijo a Cinta.
- “¿Que sucede? pregunto Cinta desde dentro del baño.
- “Que te has dejado la puerta abierta y cualquiera que pase te ve” dijo Tere entrando en el baño.
Cerraron la puerta pero escuche decir a Cinta:
- “Quien estaba mirando, tu tío. ¿Se habrá empalmado?”
- “Calla que nos puede escuchar” dijo Tere, fue lo último que escuche.
Poco después salía Cinta, con la toalla alrededor de su cuerpo, al pasar junto a mí como si de un descuido se tratase dejo caer la toalla un poco lo suficiente para que sus pechos quedaran al aire.
- “Oh, lo siento” pero no me miro a la cara sino a mi paquete.
Sonó el teléfono, fui a cogerlo.
- “Si dígame” pregunte
- “Cariño como te va, un día solo” era mi mujer
- “Solo no, ha llegado tu sobrina Tere y una amiga” le dije
- “Entonces no te encontraras solo, y la comida la hacen ellas” dijo Ela.
- “No, he traído comida, voy a sacar la comida” le dije
Seguí hablando unos minutos, quedamos que me volvería a llamar.
Media hora después estábamos comiendo. A Tere le dije que había llamado su tía. Les propuse salir a cenar aquella noche.
Por la tarde fui a pasear y di una vuelta por la ciudad, volví temprano, Tere y Cinta estaban viendo una película.
- “Me voy a duchar, y después nos vamos a cenar”
- “O.K. Tito” dijo Tere
- “Vale Sr. Horacio” dijo Cinta
- “Llámame Horacio” le dije dirigiéndome a Cinta
- “Y si no llámalo Tito” dijo sonriendo Tere
- “Eso me gusta más Tito” dijo Cinta riéndose
- “Haz lo que quieras” dije
- “Lo que tu digas Tito ” replico Cinta
Me metí en la ducha, inconscientemente deje la puerta semiabierta, cuando me di cuenta estaba bajo la ducha, salí para cerrarla y pude ver reflejado en el espejo la cara de Cinta y de Tere, me estaba espiando, en vez de cerrar la puerta, la deje abierta y comencé a secarme, mientras lo hacía me acariciaba la polla para que se pusiera tiesa, yo sabía que ellas me estaban mirando. Tras unos minutos decidí salir, las vi corriendo al salón.
- “Ya he terminado, voy a vestirme, vosotras tendríais que arreglaros” les dije
- “Vamos Tito” dijeron al unisonó las dos.
Me vestí, me puse un pantalón azul oscuro con camisa azul claro, y fui al salón.
- “Yo ya estoy, ¿Os falta mucho? les pregunte.
- “Ya salimos” dijo Cinta.
Y salieron, a cada cual más excitante, ambas llevaban falda muy corta, pero mientras Tere llevaba un top, Cinta se había puesto una blusa clara, ninguna de las dos tenia sujetador, por eso a Tere se le marcaban los pezones, y a Cinta entre los botones de la blusa se le veían los pechos.
Cogimos el coche y fuimos a la ciudad a cenar. Cuando entramos en el restaurante, cada una se cogió de un brazo mío.
- “Tito Horacio, me gusta este lugar” dijo Tere
- “Tito Horacio, a mí también me gusta” dijo Cinta
La cara de los comensales masculinos reflejaba cierta envidia, hacia mi persona, una mujer dijo en voz baja “¡Si tito!, vaya dos pelandruscas” .
Tras la cena, decidieron ir a una disco, las acompañe. Parecía su padre o lo que era peor su protector. Lo cierto es que las dos se movían en la pista como gatas en celo, Cinta se había desabrochado la blusa y se la había atado a la cintura, en forma de top. A las tres de la madrugada, les propuse marcharnos y aceptaron.
Llegamos a casa.
- “Ahora cada mochuelo a su nido” dije
- “Buenas noches Tito, hasta mañana” dijo Tere
- “Buenas noches … Horacio, gracias por todo, hasta mañana” dijo Cinta
En el fondo aun eran unas niñas, lo único que me había puesto cardiaco. Me metí en la cama no podía dejar de pensar en Cinta era lógico, pero porque también me venía a la cabeza Tere.
Me estaba metiendo la mano bajo el pantalón del pijama, sentí unos ruidos, fui a ver que era, provenía de la habitación de las chicas, abrí un poco la puerta, había una luz tenue que permitía ver dentro de la habitación, estaban las dos de rodillas sobre la cama, desnudas, Tere le estaba chupando los pezones a Cinta, involuntariamente metí mi mano debajo del pantalón del pijama, me agarre la polla y comencé a meneármela, Cinta se dejo caer hacia tras, con las piernas abiertas, Tere metió su cabeza entre las piernas de Cinta, le comenzó a comer el coño, mi excitación era máxima, sabía que me podían pillar pero no podía irme, cada vez mas excitado, en cualquier momento me correría, en ese momento cambiaron fue Tere la que se tumbo, abriendo las piernas, y Cinta la que le comía el coño.
Cinta saco algo de debajo de la almohada, pude comprobar que era una polla de goma, y comenzó a jugar con ella, pasándola por el cuerpo de Tere para terminar introduciéndosela por la vagina.
Me hubiese gustado seguir mirando pero estaba punto de correrme, sigilosamente me dirigí a baño, y allí termine de pelarme la polla, hasta que me corrí, dejando caer mi leche en la bañera, me limpie y me fui a la habitación.
Me costó dormirme, la polla seguía tiesa nada mas pensar en mi sobrina y su amiga.
Por la mañana, me puse el bañador y me dirigí a la piscina, un chapuzón, unas brazadas en el agua, salí y me tumbe en la hamaca.
Me quede medio dormido, me desperté al escuchar a las dos chicas, me eche una toalla encima para que no se viera mi paquete. Venían a la piscina, Cinta repetía bikini, y Tere llevaba un bañador completo. Tere fue la que tiro de la toalla dejando al descubierto mi paquete, aparentemente ni Tere ni Cinta le prestaron atención.
- “Tito, te estas quemando deberías ponerte protector” dijo Tere
- “No estaré mucho tiempo, estoy leyendo un libro” le conteste.
Siguieron hablando entre ellas, no las oía. Me centre en el libro, pasaron los minutos, cuando Cinta se acerco a mi.
- “Tito Horacio, deberías ponerte protección” dijo Cinta
Levante la vista y vi a Cinta, sin la parte de arriba del bikini, que pedazo tetas tenia, me quede sin palabras.
- “Que es lo que tienes aquí debajo” me señalo al paquete “Vamos a ver”.
Me bajo el bañador, me saco la polla, comenzó a pelármela y a chupármela, que bien me la chupaba, y Tere estaría viendo, la busque con la mirada y no la vi.
De pronto sentí un ruido, sentí que me caía agua encima, me desperté, me levante sobresaltado, se acababa de tirar al agua Cinta, y había salpicado agua a mi hamaca.
- “Lo siento tío Horacio, no quería tirarme tan fuerte” dijo Cinta.
Al otro lado de la piscina estaba Tere riéndose. Todo había sido una mala pasada de mi imaginación, un sueño, mientras dormía.
Sonó el teléfono, fui a cogerlo, era Ela, era una llamada de comprobación de que todo iba bien. Me metí en la habitación y me masturbe.
Salimos a comer fuera y pedimos cena para la noche.
Ellas pasaron toda la tarde en la piscina, mientras que yo la pase en el salón viendo la televisión. Trajeron la cena, tras cenar me fui a dormir pronto, tenia que ir a trabajar al día siguiente, y ellas se quedaron en el salón viendo una película, pero sentí ruidos, en el salón, me imagine lo que era, estuve tentado de salir y pillarlas, pero no lo hice me quede en la habitación tumbado en la cama, pelándomela en el silencio de mi habitación.