Días calientes... Muy calientes...
- Voy a llevarte a la cama y te voy a atar las piernas lo más separadas posibles - susurré moviendo el pulgar por su clítoris - voy a enterrar mi lengua en él para después follarte con mi dedos y mi polla una y otra vez, hasta que te corras de tantas maneras que no te acuerdes ni de tu nombre
AQUÍ OS DEJO LOS TRES PRIMEROS CAPÍTULOS DE UNA HISTORIA DIFERENTE A LAS DEMÁS. ÉSTA ES CONTADA POR EL HOMBRE, ASÍ QUE ESPERO QUE OS GUSTE PARA SEGUIR ESCRIBIENDO MÁS.
CAPÍTULO UNO
Me mudé hace 3 meses a un edificio de apartamentos de lujo, poco después de romper con mi novia. Después de 6 meses de relación estaba harto de siempre lo mismo, ya ni disfrutaba del sexo con ella.
A mí me gusta el sexo duro, con azotes, por el culo, amarrar mientras follo y cosas por el estilo. Sólo mencionar alguna de esas cosas provocaba una mueca de asco en la cara de Julia que me quitaban las ganas de tener sexo con ella.
El sexo normal me gusta tenerlo también, pero a la otra persona le tiene que gustar lo otro, sino no sirve.
Me considero un tío atractivo: mido 1,85, todos los días voy al gimnasio a ponerme en forma así que tengo mis buenos músculos. Mi pelo es moreno con alguna que otra cana, ojos color miel y una polla de 23 cm que hace las delicias de cualquier boca, coño o culo que se me ponga por delante
Llegué a casa el viernes por la tarde después de un día duro en la comisaría. Un robo con tentativa de asesinato nos tenía de cabeza, no éramos capaces de encontrar a los ladrones. Tenía por delante dos días de descanso en los que no pensaba hacer nada que no fuera dormir, beber y comer.
Puede que incluso saliera con los chicos en busca de alguien con quien pasar unas horas de sexo puro y duro. Hacía casi un mes que no follaba y mi polla necesitaba algo más que las pajas que me hacía en beneficio de Diana, mi vecina de al lado.
Esa mujer me volvía loco, no había día que no me la cascara pensando en ella. Sólo pensar en ella me ponía duro como un puñetero adolescente y no alguien de 32 años, y ya no digo cuando nos cruzábamos. Tenía que hacer grandes esfuerzos para no. arrancarle la ropa y follármela contra lo primero que pillara. Su mirada picarona y sus tetas grandes apretadas contra su ropa me volvían un salvaje.
Es bastante más baja que yo (medirá 1,70 más o menos), flaquita pero con curvas, pelo rizado color cobrizo a la altura de los hombros y unos ojos verdes preciosos.
Entré en mi casa pensando en ella y en el modelito con el que la había visto esa misma mañana. Mi polla se puso dura al momento, contra el bóxer y el pantalón de uniforme. Me desnudé dispuesto a ducharme y llamar a alguien para ir de copas. Saltó aliviada al ser liberada, dura y dispuesta a ser pajeada como cada día. Me acaricié imaginando la boca de Diana comiéndola, disfrutando de cada cm que entraba. Paré para poder meterme en la ducha y correrme a gusto bajo los chorros del agua.
Empecé a masturbarme con rapidez, notando los chorros correr por mi espalda. Tenía la frente y una mano apoyadas en la pared mientras imaginaba todo lo que haría en esa misma ducha. Mi mano subía y bajaba cada vez más furiosa, imaginando esos labios carnosos comiéndola mientras follaba su boca como un auténtico animal.
Empecé a correrme con un grito de placer a la vez que empezó a sonar el timbre de manera insistente. 'Joder, quién será a estas horas?' Pensé apagando la ducha y envolviéndome en una toalla a la cintura.
- Ya va!!!! - dije caminando hacia la puerta.
Al abrirla me encontré un cuerpo medio desnudo envuelto en una batita color melocotón que apenas cubría la barriga. Unas piernas interminables acababan en un coño depilado, como los que me gustan a mí. Subí la mirada y me encontré cara a cara con Diana. Relacionar ese coño con ella me costó una erección imposible de disimular.
- Ho..hola Diana qué tal? - dije haciendo grandes esfuerzos para no meter mi lengua en ese coño.
Pasó su lengua por los labios, esos con los que me había corrido tan ricamente, provocando que mi polla golpeara más la toalla. - Hola Sam, perdona si he interrumpido algo... - dijo admirando mis músculos mojados.
No te preocupes, acababa de ducharme - y de tener una corrida a tu favor, pensé admirando sus tetas, deseando meter mi polla en ellas y correrme en su boca. - Querías algo?
Bueno, hoy es mi cumpleaños y quería preguntarte si te apetece venirte a tomar una copa a casa - me dijo mostrando dos de vino vacías.
La miré fijamente, haciendo que dudaba, viendo cómo se ponía nerviosa. Me acerqué un poco más a ella, casi rozando mi polla en su abdomen
- Felicidades Diana - dije bajando mi boca a su mejilla, notando su estremecimiento nada más rozar mis labios. Subí a la comisura y pasé la punta de mi lengua como si fuera su coño. El gemido que se le escapó casi hizo que me corriera en ese momento. - Claro que voy, dame dos minutos que me vista y soy todo tuyo.
CAPÍTULO DOS
Se separó con una sonrisa, girándose para ir a su casa mientras yo miraba ese culo perfecto.
Me metí en la mía quitándome la toalla con una erección de las que hacen historia. No veía la hora de follármela. Me iba a encargar de que me suplicara que la follara una y otra vez el fin de semana entero. Me puse unos vaqueros con unos náuticos cogiendo las llaves y me dirigí a su casa.
La vi de espaldas preparando dos copas, su culo se veía más que apetecible, redondito y respingón.
- Me invitas a esa copa? - le susurré pegándome a su espalda.
Giró su cabeza mirándome con una sonrisa provocadora. - Aquí tiene señor policía, espero que esté a su gusto - me dijo dándome su copa y caminando hacia el salón. La agarré por la cintura cuando entramos, llevándola a mi pecho - Porque cumplas muchos más - susurré bebiendo un poco. Me fije en una bolsa que había en la mesa 'Las delicias de Valentina'. Me acerqué a ella antes de que Diana pudiera impedirlo - A ver qué tenemos por aquí...
Empecé a sacar unas esposas de las que atan pies y manos a la vez, un vibrador enorme, de los que se meten por el coño y culo a la vez y con unas pincitas para el clítoris. También habían unas pinzas para pezones, unas bolas chinas dobles y unos lubricantes para el culo. Había una caja que al abrirla vi que contenía una fusta para golpear cuando tuviera puesta las pinzas. Ver todo ese arsenal hizo que casi me corriera de gusto. Era lo que buscaba y pensar en usarlos con ella provocaba que subiera al abismo del orgasmo en pocos segundos. La miré con los ojos vidriosos por la excitación, estaba avergonzada y mirando al suelo
- Y esto Diana? - le dije acercándome a ella.
Me miró con las mejillas rojas - Tu me consideras atractiva Sam? Te atraigo sexualmente? - susurró algo nerviosa, dejándome mudo por la sorpresa de sus preguntas. Se apartó negando con la cabeza - Perdona, no debería de haber dicho nada, es una tontería.
La agarré por el brazo atrayéndola a mí - Tonterías? Diana, me tienes loco desde que mudé aquí, cada día me la casco pensando en ti, en cómo te follaría a todas horas si fueras mía... - le dije mirándola fijamente - Antes de que tocaras en mi casa me estaba haciendo una paja en la ducha a tu salud y ahora mismo estoy tan caliente que podría bañarte en leche con sólo mirar tu coño. Así que quiero que me expliques por qué me has llamado y por qué tienes esos juguetes a la vista.
Sus pezones se endurecieron contra su bata al oírme haciendo que acercara dos de mis dedos a acariciarlos y apretarlos con fuerza. Se estremeció con un gemidito bebiendo media copa de un golpe. Se la quité dejándola junto a los juguetes y cogiendo su barbilla levanté su cabeza haciendo que me mirara - Contéstame Diana - susurré pasando mi dedo por sus labios y separándolos - ven, vamos a sentarnos y me lo explicas todo vale?
Asintió acercándose al sofá y sentándose en medio. Me senté a su lado girándome para verla mejor. Tenía una visión perfecta de su cuerpo bajo esa bata. No sé cómo pude contenerme y no meter mi polla en ese momento
Yo... Yo he fantaseado mucho tiempo contigo y en usar esas cosas tambien contigo - me dijo mirándome - espero que no me tomes por un bicho raro, pero no sabes cómo te deseo...
Cómo te voy a tomar por un bicho raro?? Si supieras las veces que he fantaseado con amarrarte a mi cama y follarte sin descanso, alucinarías. - le susurré acercando mi boca a la suya - pienso hacer todas y cada una de tus fantasías realidad. Si hay algo que me gusta en esta vida es el sexo duro Diana, muy duro...
Empecé a besarla con deseo atrayéndola y haciendo que se subiera a mí. Bajé mi boca por su cuello hacia su escote, separando las solapas de la bata y pasando la lengua por su canalillo sin quitarle la mirada de encima mientras bajaba un dedo a su coño y acariciaba el clítoris despacito. Gimió arqueándose, mojando mi vaquero. Metí dos dedos follándola con suavidad, acercándome a su oído : - Qué coñito más rico tienes Diana - susurré moviendo los dedos despacito - sabes que voy a hacerle a este coñito en menos de 5 minutos?
Negó con la cabeza gimiendo - No...no lo sé - dijo entre gemiditos y jadeos, mojando mis dedos cada vez más.
Tiré de sus rizos hacia mí moviendo los dedos más rápido - Voy a llevarte a la cama y te voy a atar las piernas lo más separadas posibles - susurré moviendo el pulgar por su clítoris - voy a enterrar mi lengua en él para después follarte con mi dedos y mi polla una y otra vez, hasta que te corras de tantas maneras que no te acuerdes ni de tu nombre. Te haré gritar tanto que te quedarás ronca pidiendo más y más.
Tiré de su clítoris provocándole un gritito mientras la besaba con ganas. Me levanté con ella en brazos agarrándola por el culo, pasando mis dedos por su coño. Metí los juguetes en la bolsa mientras ella cogía las dos copas de vino. - Coge también la botella que vas a necesitar reponer líquidos - le dije bajándola y caminando hacia su habitación.
CAPÍTULO TRES
Mientras ella cogía lo necesario yo iba sacando los juguetes y colocándolos en la mesilla de noche. La sentí entrar mientras colocaba las esposas en los barrotes.
Dejé las copas y la botella en la otra mesita de noche mientras ella ponía música de fondo. Me acerqué a ella pegándome a su espalda y besándola con fuerza. Mi mano bajaba hacia su coño acariciándolo con la misma fuerza mientras desataba la bata y la dejaba caer al suelo. Separé sus piernas frotando mis dedos, con mi erección pegada a su culo oyendo sus gemidos ahogados en mi boca.
La pegué a la pared subiendo sus manos por encima de la cabeza de cara a mí y agarrándolas con una mía mientras que con la otra empezaba a follármela con 3 dedos, lamiendo y mordiendo sus pezones.
Quieres sexo duro Diana? - le dije al oído agarrándola bien mientras metía y sacaba los dedos con salvajimo, colando un 4 entre sus labios. - contesta o me voy a casa a cascármela pegado a tu pared para que me oigas correrme pensando en tu coño mientras te tengo atada sin poder tocarte...
Siiii Sam!!!! - gritó arqueándose de placer - lo quiero muy duro!!!!
Lo vas a tener zorrita - susurré notando cómo gemía al oírme - ahora quiero que te corras gritando mi nombre.
Acaricié su clítoris con el pulgar mientras movía la mano más y más rapido. Lo frotaba a la misma velocidad que los dedos mientras la veía llenarse de espasmos y explotar en mi mano - Saaaaaaaaaaaaaaaammmmmmmmm - gritó arqueándose, llenando mi mano que no paraba quieta de dentro afuera.
- Así me gusta Diana - susurré besándola, ahogando sus gemidos - ésto es sólo el principio de lo que te espera.
Gimió en mi boca, bajando las manos a mi pantalón para sacar mi polla - Shhh eso más adelante, ahora quiero ver cómo te sigues corriendo antes de follarte como te mereces.
La llevé a la cama, tumbándola boca arriba, volviendo a coger las manos y esposándolas. Bajé despacito por su cuerpo, separando sus piernas lo máximo que podía, colocando un cojín bajo su culo. Acaricié el clítoris con la lengua con una caricia mirándola a los ojos mientras veía cómo contraía su cara de placer. Recorrí su botoncito con la lengua, haciendo eses por él, rodeándolo y metiéndolo entre mis labios. Empecé a comérmelo rápido, mirando cómo se retorcía gimiendo intentando cerrar las piernas. Me separé antes de que se corriera - No pares por favor .. - suplicó jadeando.
Me acerqué a su oído: - por favor qué, Diana? - susurré colocando las pinzas en sus pezones - qué necesita mi zorrita?
Gimió retorciéndose - Necesito correrme... Lo necesito - jadeó apretando sus manos con fuerza.
Agarré la cuerdita que unía las pinzas tirando de sus pezones, haciendo que se arqueara con un gemido, llevándola más al borde. La solté y me volví a acercar a su oído: - Yo decido cuándo y cómo se corre mi zorrita, Diana - susurré - tú quieres sexo duro y lo vas a tener.
Cogí la fusta, enredándola en la cuerdita y pasándola por su clítoris, frotándolo con furia mientras metía dos dedos en su coño como un salvaje. Cada vez que movía la fusta las pinzas apretaban sus pezones y notaba su coño apretar mis dedos, llevándola cada vez más cerca del clímax. - Ahora Diana!! - grité soltando la fusta contra el clítoris - córrete como la zorra que eres!!!
Empezó a correrse de manera bestial, encharcando mis dedos mientras gritaba mi nombre desesperada - Saaaaaaaaaaam!!!!!!!!!!!!!! Dioooooooooooooooossssssssssssssss!!!!!!!!!!!!!!
Volví a soltar la fusta aún mas fuerte, provocando más chorros en mis dedos y cama. Mi polla saltó en el pantalón a punto de estallar en un orgasmo animal. Acaricié su clítoris con la lengua mirándola bajar del abismo poco a poco.
Subí a su boca besándola con furia - Te está gustando el sexo duro Diana? - le dije mordiendo su labio mientras la miraba.
- Me encanta Sam - me dijo aún jadeante - jamás me había corrido así ni sola ni con nadie.
Tiré de las pinzas mordiendo su cuello, provocando otro gemido - Te repito que ésto es sólo el principio de lo que te espera - susurré quitándole las esposas y sacando las pinzas - ahora quiero que saques mi polla y me la comas hasta que me corra en tu boca, esa con la que fantaseé follar antes en la ducha.
Me miró pícara, mientras yo me recostaba viendo cómo lamía mi torso bajando y desabrochando mi pantalón. Mi polla salió tiesa, hambrienta.
La imaginaba todas las noches en esta misma cama - me dijo mientras empezaba a pajearme con una suavidad que me estaba volviendo loco - pero nunca la imaginé tan grande.
Pues cómetela y disfrútala - dije entre jadeos mientras la veía acercar su lengua al capullo y rodearlo. Se me escapó un gemido, a punto de correrme con esa caricia. - Di..Diana...
Lamió cada parte de mi capullo despacito, rozando la rajita con la punta de la lengua y los dientes. Me mordí los labios aguantando el orgasmo, estaba tocándolo con la punta de los dedos y no sabía de donde sacaba tanto autocontrol. Me agarré con una mano al barrote mientras enredaba los dedos de la otra en su pelo viendo deslizar su boca por la longitud de mi polla. Empezó a comerla con ganas, deslizando su lengua de arriba abajo por el tronco y capullo mientras yo movía su cabeza cada vez más rápido - Dianaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!! - grité soltando la leche en su boca de manera bestial. Chorros calientes y espesos la inundaron mientras yo no dejaba de gritar su nombre.
Volvió a lamer mi torso en busca de mi boca. La atraje a mí besándola desesperado, probando el sabor de mi propia corrida.
- Quiero tu coño - susurré tirando de su pelo - quiero comerlo hasta volverte loca de gusto.
Me tumbé boca arriba haciendo que se colocara de rodillas en la almohada y bajando su coño a mi boca. Metí la lengua follándomela con ganas, sacándola y lamiendo su clítoris con rapidez. Me separé apenas para coger las bolas chinas y empezando a pasárselas por sus labios hinchados sin llegar a meterlas. La oí gemir mi nombre, provocando que me pusiera duro de nuevo.
Mordí su clítoris tirando de él y oyendo su grito al correrse de nuevo, empapando las bolas mientras se las metía de golpe dejando dos fuera con el hilo que las unía.
Quédate así un momento - dije mientras salía de debajo de ella y me colocaba detrás volviendo a esposarla.
Has sido una zorrita muy mala Diana - susurré moviendo el hilo de arriba abajo - te has corrido sin mi permiso y eso merece que castigue tu coñito.
La oí gemir, mirándome con los ojos vidriosos, excitadísima - Castígame Sam - susurró jadeando, suplicando.
- Voy a ir a mi casa un momento a por dos cositas que te van a encantar - le dije besando su espalda, bajando a su culo y pasando la lengua entre sus nalgas - Qué delicia va a ser correrse en este culo mientras te tengo a 4 patas.
Mordí sus nalgas y me puse los pantalones mientras la miraba. Mi polla estaba tan dura que casi no cabía. Salí antes de clavársela sin antes abrir su culo y me dirigí a casa. Cogí dos juegos de esposas que tenía junto con una barra de metal. Sólo pensar esposar los tobillos a Diana a ella y follármela así me provocó un dolor en mi polla.