Diarios de Zolst 07 - Entrevista a ciegas.

Emily despierta aún atada al cepo después de catorce horas de ser usada sin descanso y dialoga con un misterioso visitante.

Como siempre, se recomienda encarecidamente leer los episodios anteriores pues estos relatos se continúan de manera directa y se hacen menciones constantes a personajes y eventos que se presentaron o sucedieron en partes previas. Como siempre, muchísimas gracias por vuestras opiniones y comentarios tanto por acá como por correo. Me son de gran ayuda para progresar la historia sin volverme loco del todo.


Querido diario:

Sigo tomando notas de audio en el móvil para

que no se me olvide nada hasta que pueda volver a sentarme y ponerlo todo por escrito. Esta situación se está alargando más de lo que creía y cuando pueda tomar el lápiz y ponerlo en letra escrita me voy a tirar cinco horas. Pero caray, no me quiero dejar ningún detalle porque aún no me creo lo que me está pasando.

S

i no recuerdo mal, mi última nota de voz terminaba con aquella cabronada que me había hecho mi clase dejandome atada en el cepo y siendo follada en masa durante el festival cultural de la escuela Santa Margarita.

Me había desmayado después de horas y horas de ser usada por ambos agujeros a la vez y cuando recuperé la consciencia seguía atada en el cepo, con los ojos vendados y bastante dolorida. Alguien me había quitado la mordaza pero creo que fue para poder follarme la boca porque

notaba aún el sabor del semen en mi boca y residuos resecos por labios y mejillas. También notaba unas uñas acariciando mi espalda y unos dedos finos y largos entrando y saliendo lentamente de mi culo y probablemente extrayendo algún resto de corrida del interior. Pude escuchar una voz

femenina,

cálida y sensual que venía desde atrás.

-

Despierta, dormilona, que ya es tarde.

-

¿Dónde estoy?

  • Diría que estás en la clase de Primero de la escuela de Educación Secundaria Santa Margarita,

Reinford,

provincia de Kronn. Son las ocho y media de la tarde y estás atada y abierta de piernas en lo que parece una imitación bastante decente de un Restrivtorvm Magna

Mark VI

de cerca del año 1700, conocido

informalmente

como cepo de esclavitud.

  • ¿Qué ha pasado? Me vendaron los ojos y después de eso lo único que he notado son pollas entrando y saliendo.

  • Pues no he sido testigo todo el tiempo pero me arrie

s

garía a decir que

ese culito paliducho tuyo ha resultado demasiado atractivo para tus compañeros y docentes como para ignorarlo y han estado follándote mucho tiempo después de concluida la hora límite aprovechando que no podías quejarte. Llevas encima restos genéticos de seis profesores, cuatro padres de alumnos entusiastas y unos cuarenta alumnos de distintas edades,

más o menos

. Ah, también es posible que tengas restos de orina de dos o tres compañeras tuyas celosas del entusiasmo que has provocado. Tampoco es que te hayas quejado mucho, a juzgar por la cantidad de veces que te has corrido durante esas horas. ¿Alguna cosa más?

  • ¿Quién es usted? no me suena su voz.

-

Alguien muy interesada en todo el espectáculo que has montado, pequeña. He estado preguntando y la idea de la ambientación este año fue tuya. Una elección fascinante y muy poco común.

Sorprendentemente bien documentada y ejecutada. Has despertado mi curiosidad, Emily Simmons.

  • Señora

o señorita

, no quisiera sonar impertinente pero estoy segura de que podría resolver todas sus dudas y curiosidades

sin estar aquí atada. Me están empezando a doler las cervicales y una ducha no me vendría mal.

  • En eso tienes razón. Aunque la idea de una esclava abriendo el cepo de la otra resulte deliciosamente herética voy a mantener la ordodoxia en la medida de lo posible.

Estaba claro que no pensaba dejarme marchar a

la primera porque lo primero que hizo nada más retirar el madero superior fue sujetar mis muñecas a mi espalda y colocarme una correa en mi collar para dirigirme a su gusto. No me quitó el tapaojos a pesar de que se lo pedí así que me vi obligada a

seguir a aquella mujer desconocida que me llevaba por la escuela a tirones de la correa. No es que pensase en resistirme (¡brillante futuro le esperaba a una esclava que se resistiese!) pero el poder ver facilita bastante el no tropezarse cada cuatro pasos cuando llevas tacones altos. Sé que subimos un par de pisos por los tramos de escalera y recorrimos un par de pasillos largos. Finalmente oí una puerta abrirse

y pasamos a una habitación. La mujer tiró de la correa hacia abajo, lo que me indicaba que podía arrodillarme. Tomé la pose de inmediato notando sorprendida que estaba sobre una alfombra. No había visto nunca alfombras en la escuela Santa Margarita así que supuse que estaba en alguna estancia desconocida.

-

¿Como te sientes? ¿Algún dolor en algún sitio?

  • No, señora. Un poco mareada, quizás.

  • Es normal después de pasar tanto tiempo con la cabeza baja. Si te hubiese quitado el tapaojos inmediatamente habrías visto como toda la habitación daba vueltas. Lo dejaremos ahí un rato, por si acaso.

  • Perdone mi atrevimiento, pero creo haber adivinado quien sois a pesar de no veros.

  • Ahórrate el usted, siempre que hables con otra mujer estás hablando con otra esclava como tú así que es innecesario.

Te puedes relajar, no voy a reñirte si dices clítoris en vez de botón del coño. Aunque siempre resulta un tanto idealista pedirle a esclavas zolstianas como nosotras que nos relajemos cuando una de nuestras características definitorias es que estamos permanentemente excitadas.

  • Está bien, pero si mi intuición no me falla usted es la directora de esta escuela, por lo que estaría feo no respetar su rango. Aunque si me da su nombre podemos tutearnos.

  • De momento puedes llamarme Kiri.

Muy espabilada, ya me lo pareciste en su momento durante la clase magistral de hace meses.

Dime, Emily ¿por qué escogiste esa ambientación para el evento cultural?

  • De siempre me ha gustado mucho la historia clásica, especialmente desde los inicios del Imperio hasta hace tres siglos. A partir de la Gran Unificación cuando todo el planeta adoptó la cultura zolstiana las cosas se volvieron bastante aburridas. Pero todo lo anterior me lo sé de memoria. Cuando comencé la escuela primaria ya sabía leer porque

pasaba las horas muertas con

los libros de historia de mi abuelo.

-

Es un origen curioso, pero la cultura zolstiana y la esclavitud femenina han

estado

íntimamente relacionadas desde sus inicios. Podrías haber escogido una suntuosa casa de leciocinio decimonónica o un mugriento prostíbulo del siglo XII.

Además, el cepo que has usado es un instrumento que se utilizó de manera muy localizada durante un periodo de tiempo muy reducido de apenas 20 años. Tu explicación carece de base.

  • Kiri ¿puedo confiar en tu discreción? Me da un poquito de vergüenza.

  • Sabes que las esclavas no podemos mentir a ningún amo, pero si no me preguntan jamás diré nada. Pero me estás despertando aún más curiosidad ya que una esclava zolstiana con vergüenza es más insólito que un perro verde.

-

Yo… soy una gran fan del periodo esclavista del siglo XV. Me vuelven loca las historias sobre aquel siglo, con la caída de los reinos elfos ahora extintos y la manera en la que

se sometió a todas aquellas mujeres rebeldes para convertirlas en esclavas complacientes. En especial me apasionó la historia de la guerra contra la Alianza de Naciones y busqué en muchas bibliotecas hasta que descubrí que las prisioneras acabaron en una casa de placer llamada la Ciénaga de Araha en la capital. Aquel viejo volumen describía muy bien cosas importantísimas como que fue el centro pionero en la alimentación mediante pasta proteínica y semen, hoy básicas en nuestra sociedad.

También contaban que en aquella casa de placer acabaron altas mandatarias elfas y princesas del antiguo reino de Asteria,

todas con las piernas muy abiertas. Sin embargo, aquel local se cerró seis años más tarde y nunca se supo que fue de todas aquellas mujeres. Imaginar aquel sitio en su sordidez, lleno de cepos con mujeres de toda clase allí atrapadas siendo usadas dia y noche siempre ha sido mi fetiche especial, aquello que me excita más que cualquier otra cosa y con el que me llevo masturbando desde muchos años antes de perder la virginidad. Me habría encantado servir con ellas, compartir pollas y conocer como se sentían aquellas mujeres nacidas libres y luego esclavizadas. Me cuesta pensar que algo tan maravilloso haya quedado perdido en la historia.

  • Eres un animalito de lo más interesante, Emily Simmons.

Verás, tengo una amiga que está buscando a una persona con tus características y me gustaría que la conocieses. Sería un viaje no muy largo, duraría en total unos tres días. Sería un importante avance en tus estudios pues experimentarías cosas que aún no han probado ni las alumnas de tercero ni probablemente la mitad de las putas de El Edén. No tendrías que pagar nada, todo iría a costas del Ministerio de Educación. Eso sí, debo advertirte de que si el más mínimo detalle de este viaje sale de tus labios caerá sobre tí toda la furia del Ministerio de Interior y acabarás sin dientes encadenada a un glory hole de la autopista que recorre el desierto de Ashala. Eres una chica inteligente

así que sé que serás discreta. ¿Puedes hablar con tus padres para decirles que estarás fuera tres días en viaje escolar por una beca?

-

Si me suelta las muñecas, por supuesto.

  • De momento tus muñecas están bien como están. Llamaré al teléfono de tu casa, me identificaré como la directora

del centro, explicaré la situación y luego te pondré el teléfono en la oreja. Pórtate bien y merecerá la pena.

Y así lo hice. Fui terriblemente convincente con mi padre explicándole que era una oportunidad fabulosa para mí y que lo mismo me adelantaban un año entero de curso. Tampoco me costó mucho convencerlo, me parece que

tenía ganas de disfrutar de un par de días románticos sin hijas; solos mamá, él y el nuevo surtido de juguetes amatorios para entrenar esclavas de la marca Ikean. Una vez confirmado todo, pude oír como la directora Kiri colgaba y soltaba un suspiro de satisfacción.

  • Muy bien, pequeña. Te has portado estupendamente, no esperaba menos. Así que creo que ya es momento de ir quitando cosas. Voy a retirarte el tapaojos, mantén los párpados cerrados unos segundos para no deslumbrarte.

Obedecí como buena esclava zolstiana aunque tuve que reprimir mi impaciencia al empezar a asimilar que me encontraba a escasos palmos de aquella mujer que me tenía hechizada desde el primer día de curso. Poco a poco fui abriendo los ojos para acostumbrar la vista y así empecé a distinguir aquellos hermosos pies ahora descalzos enfundados en sus acostumbradas medias negras. A los seductores muslos de carne blanquísima que resaltaban más aún con los ligueros negros que solía llevar. A su habitual combinación de minifalda y blusa con chaqueta que le daban una apariencia de formalidad pero a la vez incitaban a quitar de enmedio todos aquellos estorbos.

A su fino cuello que mostraba su precioso collar de esclava con la anilla en medio. Y a su hermoso y sereno rostro enmarcado por su melena color rubio platino que al fin se había liberado del pañuelo que solía ceñir sus sienes sus largas orejas triangulares con dos perforaciones

en cada lateral

unidas con una cadenita…

¿Cómo?

-

Disculpadme señora pero… ¿me he apuntado sin saberlo a una fiesta de disfraces sobre la cultura elfa o algo parecido?

Se rió con ganas, con aquella risa musical que hacía que mi botón del coño empezase a mandarme señales de urgencia. Al ver como se movía su cabeza tuve claro que aquello no era ningún postizo. No sabía cómo, pero delante tenía a una elfa, un miembro de aquella raza mítica y extinta.

  • Cariño, el disfraz es lo que llevo puesto cada día cuando dejo de estar desnuda. Tú, yo y todas las mujeres zolstianas llevamos disfraces en cuanto nos ponemos encima algo que no sea nuestro collar.

Pero no, soy tan auténtica como los cuarenta compañeros que te han follado hoy. Mi auténtico nombre es Kirika Alma y sí, pertenezco a la antigua raza. Bienvenida a la tierra de las maravillas.

-

Pero la raza elfa está extinta, no quedan asentamientos o pueblos que acojan elfos. El último avistamiento de alguien de vuestra raza tiene más de tres siglos de antigüedad.

  • Bueno, a efectos prácticos sí, estamos extintos. Es decir, no van a nacer nuevos integrantes de nuestra especie porque no quedan elfos que puedan fecundarnos. Los zolstianos fueron muy minuciosos exterminando hasta el último de nuestros machos. Sin embargo, una esclava elfa es un recurso muy valioso. Somos guapas, se nos esclaviza fácilmente y nuestra belleza dura siglos. La familia imperial nos tiene aprecio y por eso quedamos unas veinte en este continente y otras treinta en la otra punta del planeta, por si acaso. No tendremos hijas, pero seguimos siendo útiles. Y mantener un coño prieto, húmedo y mojado durante siglos de uso no es algo que pueda hacer cualquiera.

  • ¿Sois por casualidad descendiente o familiar de aquella maga elfa que lideró junto con la realeza de Asteria la Alianza de Naciones?

  • ¡Soy la misma, cariño! Para una elfa, quinientos años son un suspiro, aunque al menos en mi caso han sido un suspiro variado. Tenía trescientos años cuando me uní a la Alianza como Cantora de Almas y líder religioso de mi raza, trescientos dos cuando me ataron a aquel cepo en la Ciénaga de Araha y trescientos siete cuando la cerraron por el Escándalo Windaria despues de cinco ajetreados años de mover mucho el culo. Desde entonces he servido con mi cuerpo a campesinos, nobles, soldados, generales y ministros. Los dirigentes de naciones que se unían al Imperio de Zolst han celebrado sus nuevas lealtades follándome encima de una mesa de mapas. Seis Emperadores perdieron la virginidad conmigo y uno de ellos me ordenó que lo follase con un falo de madera y un arnés. Desde hace más de un siglo las pocas que quedamos tenemos un convenio con el Ministerio de Educación y el de Interior para ayudar con nuestra experiencia en la formación de nuevas esclavas y en la investigación de nuevas tecnologías. Te puedo asegurar que están encantados con las putitas que les envío cada año.

Yo estaba alucinando a niveles estratosféricos. Ahora no me extrañaba la conexión que había sentido con aquella belleza despampanante a pesar de que me gusten las pollas más que el respirar.

Tenía mil y un preguntas que hacer a aquella mujer y todas se me apelotonaban en la mente. Tuve que hacer verdaderos esfuerzos para evitar que la primera fuese ¿me permitiríais comeros el coño? Pero al final lo conseguí.

  • ¿Por qué yo? ¿Qué tengo de especial para que me prestéis atención y se me requiera en otro sitio? No soy nada del otro mundo. Tenéis cien chicas más guapas, más hábiles y más sumisas que yo a vuestra completa disposición.

  • Digamos que tengo una

vieja

amiga que necesita servicios especiales y tú podrías prestárselos perfectamente. Aquí detrás del despacho tengo una ducha, podrás adecentarte un poco pues nos esperan cuatro horas de coche y salimos cuanto antes. No obstante, antes tenemos que solucionar un pequeño detalle.

Y dicho esto se puso a rebuscar en los cajones de una alacena cercana hasta que encontró una caja de la que extra

jo una máquina de hacer piercings con forma de pistola. La blandió con alegría mientras me miraba como una perra miraría a un hueso.

  • Antes tenemos que anillarte, no podemos dejar que salgas de la provincia sin estar debidamente marcada en pezones y coño. Las modas imperantes hoy día señalan que lo mejor son los aros finos y de radio amplio para poder agarrarlos con facilidad pero yo personalmente prefiero los aretes con bolita. Me encanta cuando vas caminando y te rozan con la base del clítoris. ¿Tú que opinas?

CONTINUARÁ....