Diarios de un corazón desbaratado (Confusiones)
Después de dos años, les traigo la continuación de diarios de un corazón desbaratado. Disculpen la espera..
Después de dos años, les traigo la continuación de diarios de un corazón desbaratado. Disculpen la espera..
25 de octubre del 2006.
Eran las 7:45 de la mañana, el sol estaba radiante a primeras horas del día, apenas abría mis ojos y alarmada me daba cuenta que ya iba tarde para la escuela. Alcance llegar a la segunda hora, pero el día paso igual y como si no hubiese ido. En el transcurso de las horas mi mente solo podía pensar en una persona, Ángel .
Y es que a pesar de las caricias con las que me había auto deleitado por la mañana, estaba igual de caliente que un cazo de agua hirviendo. Las horas pasaban volando y no tenía ni idea de lo que pasaba en torno a mí, mis amigas varias veces se quejaron de mi indiferencia, pero no podía decirles lo que me pasaba... no aún.
Estuve flotando en mi nube durante todo ese día, de Ángel no supe nada hasta el siguiente, y de estar completamente ida pase a estar terriblemente ansiosa.
La escuela fue otro trance largo de desesperación, no veía la hora de salir de ella e ir a buscar a Ángel a su casa, mil cosas pasaban por mi mente: le habría pasado algo, ¿sus papás se dieron cuenta?, estaba enfermo, no sé... muchas cosas me pasaban por la mente; pero ninguna llego a ser ni tantito cercana a la realidad.
Nada más llegar a casa me apuré a comer, bañarme, y como pude, poner un poquito de esmero en mi arreglo personal para ir a verlo. Entre las prisas solo le había dicho a mi madre que tenía otra tarea que hacer en equipo, que me comprendiera, no tenía tiempo de armarle un gran rollo.
Tome el primer taxi, y le suplique que fuera lo más rápido que pudiese a la dirección que le proporcionaba. El pobre señor se asustó por el estado tan ansioso y nervioso que tenía, preguntándome si todo estaba bien, caí en cuenta de que estaba tomando una actitud muy tonta y opte por calmarme… “ por Dios Luna, cálmate, él debe estar bien ”, pero a pesar de querer pensar así, algo me tenía intranquila… algo iba mal.
Al llegar a su casa, los nervios se hicieron mayores y lo único que podía hacer era tocar el timbre y esperar.
El abrir de la puerta se me hizo eterno, pero todo cambio al ver a Ángel del otro lado… “ Él está bien ” - suspiré.
Pero el alivio duró muy poco, soy una persona muy fijada, y al instante pude notar que esos ojitos que tanto me gustaban no brillaban de la misma manera que lo hacían antes.
A: Hola pequeña – lo dijo con una sonrisa a medio ir, como si se forzara a mostrarme una buena cara.
L: Qué pasa? – ahora estaba sería, y no me gustan los rodeos. Todo el nerviosismo había quedado atrás, para dar paso a una tristeza naciente. Mi intuición me lo decía y no estaba mal, algo no está bien.
A: Será mejor que pases – decepcionado por su inútil intento de engañarme, me dejo pasar cerrando la puerta tras de sí. – Siéntate, ¿quieres tomar algo?
L: No – lo dije secamente, puesto que en ese momento la tristeza se había convertido en enojo al ver que él quería evadir aquello que lo ponía en ese estado, aquello que seguramente cambiaría cosas entre nosotros, él ya no era el mismo. – Me vas a decir de una vez ¿qué es lo que está pasando?
Mi pregunta tan directa lo torno serio, y sentándose a un lado de mí suspiró.
A: Seguro debes preguntarte por qué no te busqué ayer, después de lo que paso, lo más obvio es que tuviera ganas de verte – mi rostro se tornó confuso y él lo noto – no es que no tuviese ganas de verte, no tienes idea de todo lo que está pasando por mi mente ahora, pero alguien hizo que me quedara en casa.
L: Ok, comprendo, tuviste una visita inesperada, pero pudiste tomar un teléfono y por lo menos decir “hola” – le decía esto mientras lo miraba a los ojos, me estaba comportando como una novia empedernida, apenas teníamos un día de novios, apenas nos conocíamos, pero todo era un drama… y entonces lo entendí. – ¿De quién estamos hablando?
Ángel se puso de pie y se puso frente a la ventana mirando hacía ningún lugar, esto era peor de lo que me esperaba, lo único que quería era que terminara y saber que rayos estaba pasando. Estaba evitándome y la simple idea hacía que se me retorciera el estómago.
L: Sea lo que sea, lo entenderé – siempre he tratado de ser una persona comprensiva, y aunque me desesperaba no saber por qué Ángel se comportaba así, mi personalidad no me permitía ser una mala persona.
A: Esta bien nena, es que no encuentro la forma de decírtelo, pero antes de que pasara todo esto, antes de conocernos, un día antes… el sábado – para ese entonces él se había acercado y estaba sentado frente a mí sobre la mesita de centro, volvía a mirarme a los ojos – ese día rompí con mi ex novia, bueno… con mi novia.
“¿Qué?”
El corazón me dio un vuelco, sus palabras me cayeron como agua fría sobre mi cabeza, mis pensamientos trabajaron rápido… “ eres un maldito idiota ”, y me levante hecha una furia y un mar de tristeza que no pensaba darle a saber.
A: No Lu por favor, deja que te explique, por favor – me había tomado del brazo para impedir que me fuera, yo solo quería salir corriendo de ahí, pero él me agarraba firmemente.
L: ¿Qué quieres que comprenda?, si todo está muy claro, yo solo fui tu aventurilla, la mosca que atrapaste una tarde de domingo, y que ahora solo te estorba.
A: Por favor Lu, debes de entender, tu y yo apenas nos conocemos, yo estaba enojado cuando fui ese día al puf, solo estaba buscando una distracción – sus palabras eran como dagas clavándose en mí, “una distracción, eso es lo que soy”, y las lágrimas no tardaron en salir – no, por favor Lu, mira yo no sé qué es lo que siento ahora, si antier te dije que fueras mi novia es porque eso es lo que quería y sentía en ese momento, pero ahora ya no sé ni lo que quiero.
Su mano poco a poco fue soltando mi brazo y pensé en irme, pero verlo así confundido y triste tal como yo estaba me hizo entender una cosa, todo paso tan rápido que tal vez fue un error apresurar tanto las cosas. Me volví a él y lo abracé.
L: Tranquilo, creo que todo paso tan rápido que se nos fue de las manos, tal vez no es nuestro momento – le dije intentando sonreírle un poco, aunque mis ojos estaban llenos de lágrimas que rogaban por salir de nuevo.
Para mí no había sido rápido, había sido mágico, todo lo que él me hizo sentir en una tarde no se compara con nada de lo que antes me hubiera pasado; pero tenía que entender que éramos tan solo unos chicos que apenas se acaban de conocer y que tal vez todo lo que pasamos no fue en un buen momento, si él se encontraba confundido era porque las cosas no habían terminado del todo con la otra chica. Sin embargo en mí habían nacido sentimientos que nunca antes había experimentado con nadie más.
A: Lu no quiero perderte, no quiero que te alejes de mí por esto, tú significas algo para mí, pero ahora mismo no sé cómo explicarlo – su mirada era triste y confusa, sus brazos me aferraban más a él y su boca se acercaba cada vez más a la mía; sabía que esto no estaba bien, que lo confundiría más tanto a él como a mí, pero no podía evitarlo, quería sentir esos labios de nuevo, y si eso significaba que de aquí en adelante tendría que ser así, yo estaría dispuesta a pagar el precio.