Diario sexual. La primera vez (Incesto)

Mi primera vez fue en familia, nunca olvidaré a mi tía y mi prima.

Espero hacer con este y los sucesivos relatos que escriba una serie en la que cuente las mis mejores experiencias sexuales. Desde el día que tuve la primera decidí escribir un diario donde contara cada una. Al ser variadas las narraciones no he sabido bien donde incluirlas, pero en cada capítulo que escriba diré cual es la temática. No están escritas tal y como aparecen en el diario ya que en algunas hay muchas faltas de expresión y he tenido que corregir algo. He seleccionado las que más me gustan y otras las he desechado por parecer puros polvos de películas pornográficas.

El primer relato es el día que decido empezar con mi diario en el año 1983, espero que os guste.

"Jueves 4 de agosto de 1983.

Hoy he tomado la decisión de comenzar este diario en el que contaré las relaciones sexuales que tenga con las mujeres (de momento son las que me atraen). Tengo dieciséis años y hoy he tenido mi primera experiencia.

Soy tímido y caliente a la vez, con lo que tengo muchos problemas ya que muchas tías que conozco me las follaría, pero mi timidez me impide que hable con ellas. Este verano estoy en el chalet de mis tíos Juan y Amalia pasando las vacaciones.

Allí estamos en total cinco personas, mis tíos, mi prima Raquel, mi primo y yo. Tienen una piscina bastante grande y he de reconocer que cuando veo a mi prima bañarse, se me pone dura y tengo que meterme en el agua. Ella tiene dieciocho años recién cumplidos y esta demasiado buena, más de una paja ha caído en su honor.

En la mañana de hoy me he levantado como todos los días sobre las diez. No ha ocurrido nada especial durante el día hasta que llegó la tarde. Sobre las siete se han marchado mi primo Juanito y mi tío para la costa para pasar la noche pescando. Otros días habíamos ido los tres, pero aquel yo no tenía ganas y mi tío no insistió demasiado. Él me encomendó la misión de cuidar de las mujeres en su ausencia.

Cuando se marcharon pensé en quedar en la casa viendo la tele. Mi tía solía visitar a la vecina de al lado con la que tenía mucha amistad y con la que hablaba hasta bien entrada la noche y a mi prima la vendrían a recoger sus amigos para ir de marcha por el pueblo. Pensé que me buscaría alguna revista o algo que animara mi imaginación para hacerme una buena paja.

Sobre las diez de la noche empezamos a ducharnos. Primero fue mi tía y después mi prima. Ya habían terminado y cada una estaba en su dormitorio. Pregunté si ya podía entrar en el baño y las dos me confirmaron que sí. Cuando entré estaba húmedo por las duchas de las dos y en el suelo estaban las bragas de ambas. Aquello me excitó. Eran cuidadosas en dejar el baño en condiciones para el siguiente que entraba en el baño, sobre todo si era hombre, y ver las dos bragas me calentó. Eché el pestillo de la puerta y cogí las más grandes que supuse que eran de mi tía que tiene un culo más gordo. Me las llevé a la nariz y pude oler los flujos que había en la tela. Mi polla creció.

Cogí también las de mi prima, algo más pequeñas y busqué la parte que apoya en su raja. Las olí y era un olor algo diferente al de la madre. Me había puesto como una moto. De repente sonó unos golpes en la puerta. Mi tía me pedía permiso para entrar a coger unas cosas. Solté las bragas de golpe e intenté dejarlas donde las había encontrado. Me quité la camiseta e hice como que me estaba desnudando cuando abrí la puerta.

Entró mi tía con un albornoz, su pelo mojado y se agachó para recoger las bragas que se habían quedado por el suelo. Dobló la cintura y su hermoso y redondo culo se marcó en el albornoz, lo imaginé cubierto por las bragas que había olido anteriormente. No me faltaron ganas de cogerle el culo con mis manos y rozar mi paquete por él. Se volvió y salí de mis pensamientos. Salió del baño pidiendo perdón por la interrupción.

Los olores, el haber tenido las bragas de las dos en mis manos y la visión del culo de mi tía me dieron argumentos suficientes para hacerme una gustosa paja en honor de las dos. Cuando acabé de ducharme me vestí y salí dispuesto a buscar una película para ver (mi tío tiene una buena colección).

En el salón estaban mi tía y mi prima, sentadas a cada lado del sofá. Era raro pero aquella noche no iban a salir ninguna. Me senté en medio y pregunté lo que iban a ver. Pusieron una película de intriga y la verdad es que a mí no me estaba gustando y de vez en cuando daba una cabezada. Mi tía me pidió que me tumbara y pusiera mi cabeza en su regazo. Mi prima se había sentado en el suelo y yo puse mi cabeza sobre los muslos de mi tía. Ella apoyó una mano en mi barriga mientras con la otra acariciaba mi pelo. Aquello me gustaba y me ponía caliente.

Cuando acabó la película, mi tía nos preguntó si queríamos ver otra. Mi prima estaba dispuesta y yo también aunque tenía algo de sueño, pero quería seguir pegadito a las cachas de ella. Entonces ella nos dijo que si queríamos verla en su habitación. Yo no me negué para no llevarle la contraria a ellas y en un instante estábamos los tres en la cama de mi tía.

Entre la almohada y unos cojines que trajimos del salón nos pusimos cómodos en la cama. Me colocaron en medio, a mi izquierda mi tía y la derecha para la maciza de mi prima. Podía sentir el calor de sus cuerpos.

No se como se llamaba la película, pero si que era una comedia italiana en la que casi todo el tiempo estaban unos liado con otros. No era porno, pero las situaciones me estaban poniendo cachondo. Mi prima fue la primera que empezó a protestar por la película. No pidió que la quitara, pero le lanzaba a la madre comentarios de que se estaba poniendo caliente. Mi polla empezó a tomar cierto volumen y mi tía lo notó diciendo que ya notaba el calorcillo del ambiente.

Entonces mi tía nos propuso algo que me aceleró el corazón. Nos dijo que nos masturbáramos juntos. Cada uno su paja pero allí en la misma cama. Me puse cardiaco. Ella me colocó al revés de cómo estaba y pidió que empezáramos.

Mi tía fue la primera que se subió hasta la cintura el camisón que llevaba y me mostró sus bragas. Eran de encaje y podía ver los pelos del coño que se trasparentaba. Mi polla creció más bajo el pijama y me la acaricié por encima apretando la tela para que se marcara la forma.

Miré a mi prima que se había metido la mano dentro del pantaloncito para empezar a tocarse el coño. Mi tía con habilidad se quitó las bragas y abrió las piernas para ofrecerme una buena visión de su peludo coño. Entonces mi prima hizo un comentario de la cantidad de pelos que tenía y su madre la retó a que enseñara el suyo para ver si era mejor.

Tuve otro subidón de hormonas al ver como mi prima se quitaba el pijama y aparecía una hermosa raja sin ningún pelo, cada día se afeitaba para que estuviera en perfecto estado. Y las dos me miraron para que yo mostrara mi polla y ver como andaba de pelo. La saqué y no tenía demasiado, pero a mi prima le pareció feo los que tenían y nos pidió a mí y mi tía si queríamos afeitarnos.

Mi tía accedió y yo no me negué. Entonces nos fuimos al baño. Mi prima lo preparó todo. Colocó un taburete de plástico en la bañera e hizo que su madre se sentara. A mí me usaba de ayudante, me pedía que le diera cosas y yo alucinaba viendo aquellos coños que se me ofrecían sin ningún pudor a la vista.

Mi tía estaba totalmente abierta de piernas y su hija y yo manipulábamos su coño cortando pelos y afeitando con la maquinilla hasta dejarle un coño totalmente rasurado. Se enjuagó con la ducha para dejarlo bien limpio y se secó. Las dos se miraban los coños y los comparaban y a mí me usaban para que diera mi opinión de si estaban bien.

Entonces me tocó a mí. Me hicieron sentarme desnudo en el taburete y lo prepararon todo para afeitarme. Mi prima agarró mi polla y comenzó a hacerme una paja. La madre le preguntó que qué estaba haciendo y ella explicó que la ponía dura para que le fuera más fácil afeitar. No se si servirá, pero el gusto que me estaba dando era impresionante.

Me echaron jabón y me afeitaron con mucho cuidado. A los pocos minutos no tenía ni un solo pelo en todos mis genitales. Me enjuagué y me sequé. Después mi tía propuso que siguiéramos con lo que estábamos haciendo y de nuevo nos pusimos en la cama en la misma posición que antes.

Mientras me acariciaba miraba el cuerpo maduro y entradito en carnes de mi tía, se había abierto los labios de su coño y podía ver su rosada vagina que contrastaban con el color oscuro del afeitado exterior. Empezó a jugar con su clítoris y en poco tiempo brillaba su interior por la humedad de sus flujos que empezaban a brotar. No me quitaba ojo de encima y cada vez la veía más excitada.

Mi prima, junto a su madre, no estaba tan excitada y más bien estaba sorprendida por la situación de la madre. La miraba y no asimilaba que su madre pudiera estar tan caliente. Entonces mi tía le dijo que le excitaría mucho que me hiciera una paja. Mi prima siguió con la misma cara de sorpresa, pero no se negó, se acercó a mí, retiró mi mano y comenzó a acariciarme la polla sin dejar de mirar la cara de su madre que se puso más caliente.

Yo miraba como mi prima me acariciaba mientras mi tía se masturbaba con más ímpetu sin dejar de mirarnos y bajo la mirada de su hija. Su coño estaba cada vez más mojado. Por momentos gimoteaba aumentando el volumen de los gritos. Primero uno, después dos y aumentaba los dedos que se metía en su coño. Se retorcía y se acariciaba las tetas con la otra mano, escupía en su mano y volvía a acariciar con fuerza su clítoris. Se estaba volviendo loca bajo la atenta mirada de su hija.

Mi tía estaba recostada con sus piernas totalmente abiertas frente a nosotros y Raquel soltó mi polla y hundió su cabeza entre las piernas y su boca comenzó a chupar el coño de la madre. Amalia intentó en vano separar a su hija, más cuando empezó a sentir el placer que le producía la lengua en el clítoris y como recorría toda su raja. Raquel era sin duda una experta chupadora de coños.

Veía el culo de mi prima delante de mí y como su boca hacía maravillas en la raja de su madre. Me levanté acariciando mi polla y gozaba de la visión de mi tía que se retorcía de placer. Me acerqué de rodillas a las dos y empecé a acariciar el redondo y prieto culo de mi prima. Levantó la cabeza del coño que comía y gruñó un rotundo y seco "no" para volver al coño.

Entendí que mi prima no quería nada conmigo y me puse de pie junto a la cama a la altura de mi tía. Ella tenía los ojos cerrados y gimoteaba de placer. Con mi mano derecha me masturbaba viéndolas, mientras con la izquierda acaricié sus tetas por encima del camisón y ella me miró. Metí por el filo del escote la mano y empecé a acariciar los erectos pezones que estaban completamente duros. Ella me sonrió y comenzó a tocarme la polla con una mano. Cerré los ojos al sentir sus caricias y al momento sentí que el calor de la boca de ella me envolvía el glande. Abrí los ojos y mi tía se tragaba toda mi polla.

Miraba a mi tía que se retorcía debajo de mí con mi polla completamente hundida en su boca y con mi prima entre sus piernas que le lamía toda su raja y le arrancaba gritos de placer. Era mi primera vez y no podía más. Sentí que me iba a correr y se lo dije. Me dijo que no me preocupara y descargara dentro de su boca. Esas palabras dieron lugar a que mi polla empezara a soltar leche dentro de mi tía que no dejó de mamar y tragaba con algo de dificultad. Me temblaron las piernas por el orgasmo y cuando descargué todo me senté junto a ellas.

Mi prima seguía trabajando el coño de la madre cuando ésta la paró y me hizo tumbar en medio de la cama boca arriba. Se desnudó por completo y comenzó a mamarme. Tenía su enorme culo en pompa y mi prima la masturbaba con la mano desde atrás. Podía ver como mi polla se perdía dentro de su boca. No tardó mucho tiempo en reaccionar y ponerse dura ante las insistentes succiones de la boca de ella.

Cuando consideró que había alcanzado la dureza que ella necesitaba, se levantó. Entonces pude ver a mi prima que tenía toda la boca mojada de los flujos de su madre. Mi tía se colocó encima y de espalda a mí, se sentó poco a poco y se metió toda mi polla. Era la primera vez que la metía en el coño de una mujer y aquello me provocó una gran excitación. Sentí como el calor de su vagina iba envolviendo mi polla. Veía su enorme culo y como mi pene se perdía en medio. Se echó hacia atrás y apoyada sobre sus manos comenzó a moverse para que mi polla entrara y saliera.

A nuestra izquierda había un ropero con espejos en las puertas. Lo miré y veía la escena. Yo boca arriba con mi tía montada encima follándome de espalda a mí y entonces mi prima se metió entre las piernas de su madre y volvió a comerle el coño. Mi tía gemía y gritaba. La muy puta se estaba follando a su sobrino y a su hija y no le importaba lo más mínimo, al contrario, disfrutaba de aquello.

Entonces mi tía paró. Ni Raquel ni yo sabíamos que era lo que nos pediría realmente, éramos sus juguetes sexuales. Aquella noche mi tía nos utilizaba para satisfacerse y no nos preguntaba nada, sólo nos decía como nos teníamos que poner para gozar.

Se colocó en el filo de la cama a cuatro patas y con el culo bien en pompa me pidió que le penetrara por detrás el coño. Me coloqué y aparté sus carnes para encontrar bien su raja. Mi prima me ayudó a guiar mi polla hasta que empezó a entrar en su vagina. La empecé a follar a un ritmo calmado. Gruñía cada vez que le entraba mi polla. Le pidió a su hija que se colocara delante de ella y le ofreciera su coño. Raquel se tumbó boca arriba delante de la madre y ésta le empezó a lamer la raja. Como gemía mi prima con la mamada de su madre.

En esta postura la follé por un buen rato hasta que ella me pidió que la follara con más fuerza y más rápido. Aceleré e hice todo lo posible por cumplir sus deseos. Un minuto después gritaba y se retorcía al sentir un orgasmo. No paré de follarla hasta que me lo pidió. Sequé mi polla de su coño y me empecé a masturbar mirándola. Mi tía se arrodilló delante de mí y esperaba que yo me corriera encima de ella agarrando sus tetas y ofreciéndomelas como bandeja en la que depositar mi leche. No tardé mucho en echar varios chorros de leche encima de ella.

Me tumbé en la cama a descansar y veía como mi tía continuó masturbando a su hija hasta que consiguió que se corriera entre enormes gritos de placer. Esta ha sido mi primera vez con mujeres y la verdad que espero que mi tía me de otras ocasiones de placer."

Esta es, con algunas correcciones y añadiduras de lo que recuerdo, la primera vez y el comienzo de mi diario. Espero que os haya gustado y seguiré escribiendo los días que más disfruté del sexo, con mi tía y con otras mujeres y otras situaciones que me pusieron cardiaco.