Diario (Parte 8)

Comienza mi ''venganza''.... la primera será Merche.... tía Carmen vuelve a la carga...

Algo dentro de mí ardía tanto que me quemaba, era pura rabia la que sentía y sentí cuando Patricia se rió de mí con tanto descaro. En mi vida he visto muchas calienta pollas que te seducen para dejarte a dos velas, pero ninguna como ella, me sentí el típico pagafantas imbécil, seguro que mi cara reflejaba lo tonto que me sentí. En mi cama todavía recordaba todo lo que había pasado apenas unas horas antes, pero la rabia todavía seguía tan latente como cuando sucedieron los hechos. Reí mucho, no fue por que me hiciese gracia, si no por que a partir de ese día comenzaba mi venganza, pagarán cada una de ellas, ojo por ojo y diente por diente.

Decidí crear un plan para cada una, un plan bien elaborado y estudiado a fondo que me sirviera para hacerlas pagar sus bromitas de mal gusto. Estaba seguro que todas estaban en complot, entendían muy bien a los hombres, sobre todo Patricia que seguro tenía un gran camino recorrido en ese aspecto. Mi plan consistía en dejarlas en vergüenza, o a su vez, dejarlas calientes perdidas. No sería fácil pero lo que yo sí sabía es que a las cuatro les ponía cachondas, Merche y Belén eran un hecho que me las había follado, Belén muchas veces y Merche una vez callo en mis brazo, pero si doy yo el paso serían mas veces.

Por otro lado estaba Nerea con su carita dulce, ella para mí era toda una interrogación, no se si se sentí atraída por mí, si me odiaba, si me despreciaba, si le ponía, no sabía nada respecto a ella.  Mi plan para ella tendría que ser mas cuidadoso que con las otras dos, igual que Patricia, ella era zorra vieja y no se dejaría engañar por mis planes en ningún momento, cuando yo voy ella ha venido cinco veces.

Mi primera victima sería Merche, ¿mi plan?, dominarla hasta que de rodillas me pidiese ser mi esclava, si no pudiese ser pues por lo menos follármela. Siempre hay que tener plan b, quizás plan c, pero con ella no habría demasiado problema para que la dominase.

Tras el fin de semana volvieron las clases de nuevo, no dirigí ninguna palabra a las chicas, ellas me miraban con cara de culpabilidad pero eso a mi no me conmovía en lo absoluto, al revés, yo las miré con desprecio. A la que peor vi fue a Belén respecto a las otras dos, con ella teníamos una fuerte amistad que nos unía, aprendimos muchas cosas en la cama cuando follábamos juntos. Les recomia la conciencia a todas, eso lo tenía claro, podrían ser una cabronas pero son buenas chicas al fin y al cabo. Lo malo es que conmigo se había equivocado terriblemente, no sabían que yo cabreado soy un hijo de puta.

El lunes decidí no hacer nada con Merche, cada vez que la veía por los pasillos del instituto yo me sentía como el león acechando a su presa, creo que en algún momento escuché la voz de tipo de; la dos de televisión española, el de los documentales. Al termino de las clases quise irme por mi lado, sin ver a ninguna de ellas, quería pensar en el siguiente paso. Las chicas el martes iban a estudiar juntas en casa, eso quería decir que podían pasar muchas cosas en todo ese tiempo, el caso es que necesitaba coger a Merche solita, sin ninguna de ellas alrededor. Fácil, cuando fuese a por agua o al baño… daba igual el caso es pillarla sola.

Toda esa tarde me dediqué a tejer el plana punto por punto, en el instituto la dejaría tranquilita sin molestarla, si me miraba pasaría de ella, ni una palabra, como si no existiera. Cuando acabó el instituto decidí ir en el coche junto con todas ellas, creo que era la segunda vez en la que subí con ellas en el mismo coche, suelo ir andando hasta casa. Me gusta la soledad, siempre lo he dicho, me gusta sumergirme en mis pensamientos.

Gracias al destino o algo parecido tuve la suerte de que Merche se tuvo que sentar en mis piernas, éramos muchos y como yo solía irme andando pues tía Carmen no esperaba que yo fuera a irme con ellos. Total que con Merche en mis piernas tenía una grandísima ocasión para empezar a dominarla, para comenzar con mi venganza. Tenía que actuar rápido y con precisión, también tenía que hacerlo con sigilo para que nadie se enterara de lo que ahí pasaba.

Carmen comenzó a acelerar y con ello hizo que Merche se acomodara justo en mi polla que, por otra parte, ya estaba totalmente dura y cabezona. Merche se dio cuenta de la dureza de mi sexo dio un respingo y me miró con cara de sorpresa, yo hice como si nada y seguí con el juego. Nadie se dio cuenta del saltito que dio, antes de que se recuperara de la sorpresita con la mano que pegaba a la puerta avancé por su pierna y la posé con suma delicadeza. El siguiente paso fue pegar mis labios en su espalda y darle un besito leve pero intenso, con un poquito de lengua y un suave mordisco haciendo que a Merche le entrara un escalofrío haciendo a su vez que apretara en mi duro pene. Llevaba puesto una camiseta que dejaba la espalda casi descubierta en su totalidad, en la parte de abajo lucía una faldita haciendo lucir sus maravillosas piernas. Su vestimenta me hacía el trabajo mucho más fácil para lo que tramaba mi cabecita caliente.

Tardé unos segundo en seguir calentándola un poco mas, la próxima jugada sería meter mi mano entre sus piernas, sabía que eso era muy peligroso, si ella se ponía a gritar o a hacer algún gesto que nos delatara sería vergonzoso. Primero acaricie su pierna lentamente haciendo poner mas tensa a Merche, cerraba los ojos al sentir mis caricias, se estaba dejando llevar. No debía tardar mucho mas por que no quedaba mucho camino por recorrer, al verla de nuevo con sus ojitos cerrado me lié la manta a la cabeza y en milésimas mi mano alcanzó su braguita.

Su instinto hizo que agarrara mi mano con fiereza intentando sacarla de allí, al ser un movimiento bastante brusco todos la miraron;

Nerea: ¿Que ha pasado? –dijo mirando a su amiga.

Merche: Na.. nada.. solo he sentido un calambre en la pierna pero ya se me a quitado –contestó nerviosa.

Nerea me miró de nuevo intentado detectar algo, quizás sospechaba algo pero no lo podía saber a ciencia cierta. A todo eso mi mano seguía entre sus piernas pero sin hacer ningún movimiento, veía que con la tontería al final no me iba a dar tiempo de hacer mi siguiente paso, y todo por esperar a que Nerea se distrajera un poco para no levantar aún mas sospechas de lo que ahí estaba sucediendo en ese momento.

Merche abrazaba su mochila haciendo que no se viera nada o casi nada, en realidad la abrazó aún mas después de su movimiento al sentir mis manos en sus bragas. Ella tampoco quería que nadie la pillase en plena acción, creo que también nos tapó con la mochila por que quería disfrutar de mi mano. Se haría la dura pero su naturaleza era superior a ella, Merche lo que me dejó claro desde que la conocí es que le gusta el sexo como a la que mas, ella sería la que llevase los mandos, por así decirlo, pero conmigo era totalmente diferente.  Es verdad que al principio cuando me besó bajo el olivo era muy directa, quería seducirme y llevar la batuta, pero se dio con un canto en los dientes. No era la primera que se me tiraba así de exageradamente, pero sí era la que mas me llamase la atención de ese grupito de… leonas. Acabé cediendo a sus intentos de seducirme porque yo llevaba mucho tiempo de sequía desde mi ultimo polvo, además ella se puso muy pesada calentándome cada vez que nos veíamos.

Seguía con mi mano posada en sus braguitas sin hacer ningún movimiento, ella seguía rígida pero a la vez calmada, quería pero no quería, una sensación rara. Me daba igual lo que ella quisiera, yo iba a seguir con la mano ahí y además la masturbaría sin compasión. Por fin inicié el movimiento en su cuevita lentamente pero sin pausa, poniéndola a tono lentamente, su sexo estaba cada vez mas mojado, le gustaba mis caricias. Al verla como empezaba a desinhibirse casi por completo decidí ser mas osado todavía, con el dedo índice comencé a apartar el tanga con mucha templanza, su primera reacción fue la de cerrar las piernas pero no lo hizo sabiendo que un nuevo movimiento brusco y estábamos pillados.

Así que comencé a masturbarla metiéndole uno y dos dedos seguido de un masaje de clítoris con el dedo pulgar. Me hacía gracias como Merche intentaba no gemir bajo ninguna circunstancia, seguro que deseaba gritar como una perra caliente. Su respiración era cada vez mas agitada, se revolvía sentada encima mía pero sin hacer mucho ‘’ruido’’. Por otra parte iba a hacerle una putadita para dejarla caliente durante toda la tarde, o por lo menos, hasta que ella misma se ‘’relajara’’. Cuando estaba apunto de correrse salvajemente, quité mi mano de su vagina dejándola totalmente cachonda al filo del orgasmo.

Ver como se revolvió poniéndome ojos de asesina me hizo mucha satisfacción, miré a sus ojos y en mis labios se dibujó una preciosa sonrisa malévola, me encantó como abrió lentamente sus labio en forma de ‘o’ totalmente sorprendida. Había caído en mi trampa como una tonta, se dio cuenta al ver mi cara de felicidad, eso la tuvo que joder bastante, mas de lo que cualquiera se pueda imaginar.

De repente se abrieron los cristales de las puerta al unísono, miré hacia mi ti y luego al retrovisor encontrándome con su mirada, vi como Carmen me dedicaba una sonrisa socarrona junto con un pequeño guiño. Quizás se había dado cuenta de lo que pasaba entre Merche y yo, tal vez no fuimos lo suficientemente silenciosos como para pasar totalmente desapercibidos como yo pensaba. La felicidad que tenía después de haber jugado con Merche, se me había ido totalmente, en cambio, estaba acojonadito de saber que era lo que me pasaría. Aunque no todo estaba perdido, tal vez no se había dado cuenta de nada y sólo abrió las ventanas por abrirlas, no se, Carmen era un misterio para mi. Lo mismo se acostaba conmigo en la cama poniéndome a cien que luego tenía una ración de sado con su marido, sabiendo además de que le gustaba mas una polla que a un tonto un lápiz, un misterio.

Al subir a casa tuve que ponerme la mochila por delante para disimular mi erecto pene, dejar a Merche cachonda perdida también tenia sus consecuencias para mí. Merche huía de mi como un gato del agua, no la culpo en nada, acababa de joderla bastante. Por otro lado estaba Carmen que seguía con una sonrisa en la boca poniéndome mas nervioso aún, era la ostia aquello. Cando dejamos las mochilas y toda la historia nos pusimos a poner la mesa todos juntos, yo seguía con aquello duro y Merche seguía también con lo suyo y además cabreada bastante conmigo.

Si tenía alguna ligera duda de que tía Carmen no supiera nada me lo dejó claro cuando fui a por mi plato de comida. Era el último en coger mi plato así que me quedé en la cocina solo con Carmen, antes de servirme me miró seria comenzando a hablar;

Carmen: ¿T has lavado las manos? –dijo.

Yo: Si claro –respondí sonriendo.

Carmen: Y… ¿a mano izquierda?

Yo: ¿M.. mano.. izquierda? –respondí nervioso.

Carmen se acerco cogiendo mi mano y se la llevó a la nariz e inspiró profundamente;

Carmen: Si.. –suspirando- te la has lavado…

Me puso aún mas cachondo de lo que ya estaba en ese momento, que ganas de fallármela ahí mismo sin importar que nos pillaran. Si al oler la mano me puso caliente, lo que hizo des pues no tiene desperdicio;

Carmen: Y esta ¿Cómo esta? –cogiendo mi polla- ummm... veo que esta durita, ¿me la llevo a la boca?-dijo mirándome con cara de puta- o no.. ¿Qué podemos hacer?

La soltó y se fue riendo como una niña que acababa de hacer una travesura, yo me quedé allí de pie, en la mano derecha mi plato de comida y con cara de gilipollas. Esto me está matando por favor… La comida fue una maldita cruz para mi, cachondo, con las chicas mirándome raro, Merche con cara de odio y Carmen con carita de perra salida… el único que no hacía nada era Fer…

Comí haciendo record del mundo como mínimo, quise quitarme del medio metiéndome en mi habitación, si por mi fuera abría atornillado la puerta con maderas además de ponerle un elefante para que nadie entrara. Por suerte nadie entró, pero yo seguía cachondo a pesar de que me masturbe dos veces, la cara de Carmen me ponía en pie solo imaginando lo que podría hacer con esa boquita.

Sacando fuerza de no se donde pude centrarme en Merche y la venganza que tenía con ella, ahora iba a ser mas difícil pero si conseguía lo que tenía en mente sería totalmente mía. Lo primero que tenía que hacer es estar en alerta, vigilar muy bien sus paso sin que las otras dos se dieran cuenta de nada, no sabía tampoco si les había contado lo del coche así que aún con mas cuidado tenía que ir. Necesitaba pillarla sola por el pasillo, cocina, baño… da igual siempre que esté sola, también sabía que tenía que ponerme serio con ella para que no hiciera un escándalo. Sabía como hacerlo sin que ella pusiese impedimento, ¿Cómo?, poniéndola cachonda, se enciende enseguida y seguro que le va lo bruto.

Mis deseos se hicieron realidad cuando escuche abrirse la puerta de la habitación de Nerea, la voz de Merche dijo algo como -¿coca cola o Fanta?- perfecto, iría sola sin nadie que se pusiera en mi camino para mis planes de ‘’conquista’’. Sin hacer ruido me escondí en el baño que pegaba a las escaleras, Merche tenía que pasar por allí sin remedio, al verla la empujaría dentro y comenzaría su bueno… o lo malo… no se bien como acabará todo esto.

No tardó cuando la oír subir a paso normal por las escaleras, veía la sombra justo antes de pasar por el baño y tiré de su brazo para meterla dentro. Pegó un gritito la mar de gracioso cuando la sorprendía al cogerla tan bruscamente, hizo por grita pero se encontró con mi lengua luchando por entrar en su boquita. Al principio se hizo un poco la dura pero se dejó llevar por mi lengua, al dejarla respirar y dejando las latas de refresco sobre el bidé intentó pegarme sin yo dejarla, claro.

Merche: ¿Qué haces cabrón?-intentando volver a pegarme- déjame en paz desgraciado, no has tenido suficiente con dejarme con la calentura de antes…

Yo: Cállate putita –al decirle eso intentó revolverse para pegarme de nuevo, la cogí del brazo derecho y pasándoselo por la espalda dándole la vuelta pegué mi polla en su culo, apreté con fuerza diciéndole;- te voy a follar el culito… ¿quieres?.. mmm.. lo tienes durito como a mi me gustan.. dime una cosita..-lamí su oreja bajando hasta su cuello- te lo han follado ya… si.. segur que te lo han puesto como un bebedero.

Merche: Déjame maricón –dijo queriendo sonar seria pero su culo restregando con mi polla decía todo lo contrario.

Remangué su faldita a la vez que apretaba mas mi pene contra su culo, bajé el tanguita comenzando a pasar un dedito por todo su sexo. Con la primera caricia le temblaron las piernas, casi se cae ya que la tuve que sujetar para que no pasase, ella seguía con su cantinela  para que la dejase tranquila pero sin ninguna suerte.

Yo: Mira… como te gusta que acaricie tu chochito, mmm esta mojadito –seguí masturbando poniendo especial atención a su clítoris- veamos que me encuentro por aquí.. –subiendo mi mano asta su ano para pasarle un dedo haciendo circulitos.

Merche: Noooo para… que duele.. para! –suplicaba sin gritar.

Seguí masajeando el ano hasta que vi como se dilataba cada vez mas para mi alegría, cuando estaba perfecto para metérsela me saqué el pene y de una vez clavé haciéndola gritar de dolor, grito que disimulé poniendo mi mano en su boca. Penetré lentamente hasta subir el ritmo poco a poco, con la mano que tenía libre masturbaba su sexo y con la otra retenía su brazo para que no pudiera escapar de mis garras. Sus gemidos comenzaron a ser de puro placer cuando tocaron la puerta;

Nerea: Merche ¿estas bien? –preguntó mi prima alarmada.

Yo: ¿Quieres que vean como te follo el culo? –le dije al oído- ¡No grites! –cambié mi voz a un tono duro haciendo que se estremeciera aún mas.

Merche: Si.. mmm ahh.. es que me he dado con la puerta en el dedo. ¡Ahora voy! –seguí penetrándola mas rápido.

Cuando vi que estaba al borde del orgasmo le dije;

Yo: ¿Quieres correrte putita?

Merche: Por favor no me hagas lo mismo… quiero correrme con tu polla clavada en mi culo por favor…

Yo: mmm Sigue suplicando perrita… -dije con recochineo- dí que eres mi puta… eres mía… mi esclava dilo…

Merche: No…. –Se la metí con mas violencia- ¡AHHHH PARA!

Yo: Dilo, es una orden. Si lo dices te aré gozar putita… -dije penetrando con mas rapidez.

Merche: No… AHHHH SIII… soy tu puta –casi no se pudo escuchar, metí otra vez para que le doliera- SII AHH SOY TU PUTA, TU ESCLAVA, SOY TUYA… FOLLAME POR FAVOR.. te lo suplico…

Seguí sin hacerla llegar del todo de momento, se me ocurrió hacerla una pregunta que me interesaba mucho sobre Patricia, ahora no me iba a decir que no a nada, creo..

Yo: Dime una cosita putita… que quiere Patricia de mi.. –bajé el ritmo- dime todo venga… -subí el ritmo.

Merche: Ella,, quiere algo pero.. AHHH SII.. todavía no nos lo ha dicho, solo sabemos que –se calló.

Yo: ¡DIMELO! –le ordené subiendo aún mas el ritmo.

Merche: ELLA TE DESVIRGÓ!! AHHH… SIII… MMM –Gritó llegando al orgasmo.