Diario (Parte 5)
Cargué a Merche en mis brazos llevándola a mi habitación, estaba cansada, ida, los dos orgasmos que tuvo la dejaron para el arrastre el polvo que acabábamos de echar no fue nada apoteósico sino mas bien algo normalito para sacarnos la calentura que llevábamos encima.
Cargué a Merche en mis brazos llevándola a mi habitación, estaba cansada, ida, los dos orgasmos que tuvo la dejaron para el arrastre… el polvo que acabábamos de echar no fue nada apoteósico sino mas bien algo normalito para sacarnos la calentura que llevábamos encima. No quise que ninguna de las chicas se enterara de lo que había pasado en la cocina por eso la dejé en mi cama dormida, por mi parte terminé durmiendo en el sillón que por cierto es una maravilla.
Una de las cosas en las que pensé mientras caía en los brazos de Morfeo fue lo que me dijo Merche justo después de llegar al orgasmo los dos juntos, casi inaudible me soltó un te quiero que por cierto no me gustó nada. No me hizo gracia escuchar esas dos palabras de Merche justo después de dejar las cosas claras, era sexo puro y duro, nada de amor ni historias románticas. El amor cuando no es correspondido es una putada, no es que lo haya sufrido en mis propias carnes ni nada parecido, pero supongo que tiene que ser así. Se dice que en el amor y la guerra todo se vale, en las guerras siempre se sufre, en el amor igual.
Nunca he sentido ese sentimiento por nadie, nunca he estado pensando a todas horas en la misma chica, no he sentido las típicas mariposas en el estómago. Me encantaría sentir eso, en parte claro, saber que tienes a alguien que siente lo mismo que tu con tanta intensidad como tu tiene que ser increíble, poder confiar ciegamente en esa persona, contaros todo sin importar que… Ojala y algún día conozca a esa persona especial.
Pasé mala noche, me sentí disgusto, dí muchas vueltas en el sillón sin poder casi pegar ojo. Me despertó una voz diciendo mi nombre, al abrir los ojos me encontré con Nerea mirándome con cara de preocupación junto con Belén y Merche a su lado.
Nerea: No te levantes, estas ardiendo… -dijo tocándome la frente.
Yo: ¿Qué pasa? – respondí aturdido.
La preocupación no era para menos, cuarenta y uno de fiebre tenía sin darme cuenta ninguna hasta que me despertaron las chicas. Mi prima quiso llamar a sus padre pero no quise que los preocupase por algo que como había subido iba a bajar, algún medicamento y santas pascuas. No fue para nada así, me puse peor quedándome toda la mañana en cama cuidado por las tres chicas que por cierto me trataron de maravilla. No me di cuenta de casi nada ya que la fiebre me dejó bastante ido por así decirlo, no me enteraba de casi nada solo de algunas cosas sueltas. Nerea estaba increíblemente cariñosa, Belén como siempre, es decir, cariñosísima conmigo y Merche igual que ellas. Merche si que me preocupaba después de su ‘’te quiero’’ incluso me lo llegó a decir de nuevo mientras me cuidaba en mi estado convaleciente, no me gustó por que sabía que esas palabras significaban problemas, celos, pedir explicaciones…
Se turnaban para cuidarme, vino el médico privado de la familia para ver que me pasaba y enviarme algún remedio para tranquilizar la fiebre. Básicamente era un resfriado típico de principios de verano pero que a mi me había dado a finales del mismo, el aire acondicionado y pasar la noche en el salón fueron los culpables de mi resfriado. Por suerte entrada la tarde me bajó bastante la fiebre, tenía treinta y ocho con algunas décimas, vi. las caras de satisfacción de mis enfermeras particulares que de regalo me llenaron de besos cada una de ella casi a la vez.
En la hora de la cena me levanté de la cama por que estaba cansadísimo de estar acostado, así que me senté en el salón junto a las tres y cenamos viendo una película de dibujos animados. Cuando terminábamos de cenar tocaron el timbre, fue una sorpresa para todos pero mas para mi, Patricia hacia voto de presencia haciendo una visita a las chicas, seguro que por mi no había venido. Le contaron lo que me pasaba incluso vi un poco de preocupación en su cara, puede que hasta se preocupó un poquito, al final se sentó con nosotros acompañándonos en la maratón de películas a las que me estaban sometiendo las chicas.
Se me hizo raro que se quedara, no por pensar nada raro sino por que iba muy elegante como para salir a divertirse y al final se quedó con nosotros como si nada, no me pareció extraño pero si ‘’especial’’. Con la tontería de la llegada de Patricia y toda la historia no hice ningún caso a las películas que estuvimos viendo, mis ojos solo se dirigían a las piernas de ella, Patricia, y no podía parar de observar lo guapa que es, lo buena que está. En un momento dado Patricia me vio como la miraba tan detenidamente sin parpadear casi, un poco nervioso por la pillada me removí un poco en el sillón haciendo que sus labios hicieran una mueca de risa. Después de eso ella hizo todo lo posible para calentarme, abrió bastante las piernas dejándome ver gran parte de sus bragas, no se ni como ninguna se dio cuenta de la exhibición que me estaba haciendo Patricia que por otra parte me puso mas caliente que el pico una plancha.
Patricia es toda una mujer, por edad y por lo que aparenta al mirarla seriamente sin pensar en el cuerpazo que tiene, da mucho respeto nada mas oírla respirar. A sus veinticinco años no es normal tanta madurez, yo conozco a gente de su edad y ninguno me da tanto respeto como ella. Es toda una mujer de los pies a la cabeza pasando por cada cuerva de su cuerpazo, pero también puedo ver que le gusta jugar con los hombres tanto como a ella le plazca hacerlo, sabe que es un pibón y juega con sus encantos. A cualquier tío le encantaría ser un pagafantas con solo poder hablar con ella, aunque solo fuese un vete por ahí feo, pero estarían encantados con solo eso. En una relación está claro que ella sería la dominante, seguro que les haría creer que es una tonta, boba, una dominada para luego dominarte atrapándote con su dulce voz aterciopelada. Un hombre sin mujer es como un potaje sin caldo, una mierda vamos, pues ella seria el mejor caldo pero a la vez el mas venenoso para probar. Si no tienes claro las cosas te puedes enamorar tontamente de ella, ella no es que de pie a ello sin embargo tu solito das pie para enamorarte, su mirada te confunde.
Al ser sábado se quedaron todas, Patricia incluida, a dormir en casa al estilo fiesta de pijamas, es decir, palomitas, helado, pizza, peleas de almohadas… solo con verlas se me caía la baba. Me alegraron el día, además de que en mi estado fue lo mejor que pudo pasar, entre lo cariñosas que estaban todas, menos Patricia, y lo buenas que están las señoritas me puse a tono sin ¿querer?
Terminaron por acompañarme a mi cuarto dándome cada una un besito de buenas noches, incluso Patricia pero esta bajo el mandato de las chicas que la obligaron, aunque si que vi. cosas raras en una conversación que tuvieron mientras me arropaba Nerea y las otras tres se quedaron hablando en la puerta de mi cuarto.
Patricia: ¿No tienes algo que decirme? –dijo sin saber a quien se refería ya que estaban en la puerta.
Merche: ¿Yo? No tengo nada que contar… -contestó.
Patricia: Sabes que si… y también sabes cuales son mis planes desde el principio. Desde aquella noche no paro de pensar en lo que hicimos, no puedes dar ningún paso en falso hasta que sepamos de verdad si se acuerda de todo.
Belén: No parece que se acuerde de nada, pero no puedes fiarte todavía de nada. He intentado sonsacarle sin ningún resultado, antes seguramente me hubiera dicho lo que fuera pero desde lo de sus… - le cortó Nerea que había salido fuera de la habitación.
Nerea: Chicas se os oye desde dentro… venga a despedirse de el enfermito.
Ya no escuche nada mas de esa conversación, a saber lo que estaban planeando esas cuatro… bueno también pobrecito al que se lo vallan a hacer. Esa conversación me dejo bastante claro quien llevaba la voz cantante en ese grupito, Patricia era bastante dominante y me lo dejo claro lo dura que fue en cada palabra, no es que lo dijese de mala manera sino que cada letra de cada palabra era concisa y clara, muy clara. Me estaba empezando a dar pena el pobre tío contra el que están tramando cosas no muy buenas, tampoco sé con claridad lo que traman pero supongo que no será nada bueno. Terminé por dormirme enseguida dándole vueltas a lo que había escuchado, también recordé la escenita con Patricia y sus piernas. Ni que decir que me volví a poner cachondo al imaginarme cada centímetro de su piel, esa chica me estaba volviendo loco y ella era totalmente consciente.
Me encontraba soñando de nuevo con la escenita del baño cuando empecé a despertar al sentir como alguien me masajeaba mi pene, como pude abrí los ojos encontrándome a Patricia acostada junto a mi mirándome con esos ojitos azules que me volvían mas loco aún. Mis parpados se cerraba y abrían con mucha lentitud por culpa de la fiebre, tampoco puedo saber si todo aquello era un sueño o realidad, pero lo disfruté como si de la pura realidad se tratase. Con la poca fuerza que tenía pronuncié un suave ‘’bésame’’, ella se acercó para regalarme unos suaves besos hasta que esos besos suaves se convirtieron en salvajes y endemoniados morreos. Su mano se había apoderado de mi sexo desde hacia rato, masajeaba lentamente, sin prisa pero sin pausa, nuestras bocas seguían juntas, nuestras lenguas continuaban luchando la una con la otra.
Dejó de besarme y bajó hasta el encuentro de mi pene, su lengua recorrió todo mi tronco de abajo arriba, de arriba hacia abajo… lentamente, no tenía prisas, me hacia gozar como nunca antes gocé, esa ha sido la mejor felación que me han hecho en la vida. Mi orgasmo llegó en pocos minutos, solté mucho semen que ella se tragó sin pestañear, no dejó ni una gota desechada. Se alzó de nuevo hasta llegar a mis labio, me besó de nuevo como despedida dejándome descansar y volver a dormir profundamente.
Desde aquella noche no la volví a ver hasta pasada toda la semana entrante, desperté a la mañana siguiente ya curado casi del todo, las chicas tenían el desayuno preparado y me dieron la noticia de que Patricia se había tenido que ir por trabajo. La noticia me dejó chafadillo hasta que me lo saqué de la cabeza, las chicas el resto del día me volvieron a tratar como a un rey. Cuando llegaron mis tío nos echaron la bronca por no avisarles, creo que tía Carmen se esmeró en regañar a Nerea, me eché todas las culpas, no quise que la pobre Nerea se llevase toda esa regañina por mi culpa. Yo fui quien le dijo que no los molestase, yo era el culpable, yo era a quien tenían que regañar.
La semana pasó sin mayores problemas importantes, Merche estaba muy huidiza conmigo, no me gustó ya que me dejó claro con sus acciones de que sus palabras de aquella noche no eran fruto del orgasmo ni nada parecido. Belén también se retiró bastante de mi en todo ese tiempo, no era como siempre había sido, me mosqueó mucho su comportamiento así que yo hice lo mismo que ella, aunque lo mío iba a ser para largo. Nerea fue la que me sorprendió agradablemente en su forma de tratarme, si antes era fría o cordial, ahora era muy cariñosa para mi suerte. Esto me hizo pensar y no fue nada bueno lo que se me pasó por la cabeza, ni que decir que a las otras dos se las iba a hacer pagar cuando volviesen a ser las de antes, no les he hecho nada malo así que no tienen que tratarme así. Lo de Merche vale, pero Belén sabiendo como soy de raro no entiendo como se vuelve tan fría sin ningún motivo que yo le hubiese dado.
En el transcurso de la semana también tuve algún problemilla con un chaval de la clase, es fácil de entender, quería dejar muy claro quien manda y yo le di toda la razón. Me dejó caer lo que me podía pasar si me pasaba un poquito… lo típico vamos, tampoco debería de estar nervioso con mi presencia ya que yo nunca busco nada con ninguna chica, son ellas y por que las amigas se pasan una a otra lo que hacen conmigo. Soy de fiar para ellas además de buen amante según sus palabras no las mías. Si algún novio ha descubierto su engaño jamás ha sabido de mi existencia, las chicas veían que yo no decía nada así que ellas nunca me ‘’delataron’’ con sus cornudos.
El viernes por la tarde sentado en el sillón de casa, aburrido, decidí ponerme en forma y salí a correr por el barrio, joder creí que moría tras una hora de ejercicio. Llevaba mucho tiempo sin hacer el mas mínimo ejercicio, me estaba abandonando incluso me empezó a salir algo de panza. Al llegar a casa todo sudado me encontré con una sorpresa, antes de entrar por la puerta escuché risas de gente, no pude diferenciar ninguna. Entré y me encontré una bonita estampa; Belén, Patricia, Nerea y Mercedes agarradas cada una al brazo de su pertinente acompañante, también se encontraban allí mis tíos junto a mi primo Fer. No sabia si reír o llorar, era muy graciosa la foto que tenían montada las cuatros, solo saludé con un movimiento de cabeza y me dirigí al baño para darme una ducha que me quitase todo el sudor.
Al salir del baño casi tropecé con Patricia que junto a su acompañante se comían la boca como dos fieras en celo, sentí una punzada de celos al verla tan desinhibida con ese tipo, hice el típico ‘’ejem’’ para que se apartaran y seguí mi camino hacia mi habitación. No me apetecía para nada bajar a cenar con las parejitas pero por no hacerle el feo a mis tío terminé por bajar, tuve que poner mi mejor cara para no levantar sospechas de ese puntito de celos al ver a las chicas con sus don Juanes. Lo gracioso también fue el repentino cambio de Belén y Merche conmigo, resultaron estar muy agradables conmigo pero se dieron con un canto en los dientes, fui de lo mas frío con ellas pero sutilmente.
¿No querían guerra? Pues guerra van a tener.