Diario intimo de mi vida sexual Parte 5
Continuo relatando mis aventuras con mis alumnos
Diario intimo de mi vida sexual Parte 5
Mis alumnos de matemáticas.
2da Etapa
Sabía que estaba jugando con fuego, sin saber bien en que podría llegar a terminar esa relación, pero me atraía mucho tener sexo con él.
Una noche cuando estaba por acostarme sonó el timbre, era Gabriel, por supuesto que tuvimos sexo, pero mi error fue aceptarlo sin establecer ciertas pautas, sus visitas eran desordenadas sin establecer determinados momentos, siguió concurriendo a casa, de una manera desordenada, a cualquier hora del día cosa que no podía remediar. Porque si no le abría por ser altas horas de la noche, hacia un escándalo, así que terminé aceptando ese desconciertos de visitas.
Una noche después de haber tenido sexo me dice:
- Me encanta como coges, eres una completa puta, a pesar que jamás me entregas tu culito.
Es verdad, era algo que jamás lo había concretado, ni con mi ex novio, mi padre fue el único, muy a pesar mío, del que aun mantengo mi recuerdo. Pero respeto al resto de
sus palabras, no sabía si tomarlo como un adulación o una degradación.
- Y porque te gustaría? Le pregunto
- Porque si bien pareces ser algo tímida, creo que en el fondo eres muy puta, lo percibo cuando te cojo.
No conteste, pero sentía que tenía razón, eso me produzco como un cimbronazo, mientras el dorso de su mano la pasaba por mi pezón, que no tardó en reaccionar.
- Me encantaría hacer tres cosas contigo, un trío, penetrar tu hermoso culito y llegar a prostituirte, y no tengo dudas que lo deseas..
- Estas vehemente, ni loca lo aceptaría.
- Bueno, ya veremos.
- Quítatelo de la cabeza. Le respondo, bastante molesta.
En realidad todas esas palabras me quedaron dando vueltas, más que nada la del trío, que si bien nunca lo había hecho, las palabras de Gabriel eran contundentes, era un chico muy intuitivo y a pesar de no saber matemáticas, o no querer saber era muy inteligente. Una noche tuve un sueño bastante sensual, Gabriel y otro chico me penetraban constantemente. Me desperté toda sudorosa y muy mojada,
durante casi todo el día la imagen de ese sueño me provocaba constantemente.
Por un lado quería terminar con esa relación morbosa, pero cuando Gabriel caía en cualquier momento, me decía “putita” y introducía sus manos entre mis ropas, me entregaba sin pretextos. Una noche mientras estaba cogiéndome me dice:
- Mañana, quiero que nos des la clase sin ropa interior, y un vestido bastante transparente.
Lo miro, con algo de desconcierto, diciéndole que mi lo pienses.
- Sí, mi amor, me encanta eso, me excitas saber que no tienes nada. Me contesta
Nuestros perfiles se fueron incrementando, mi carácter de mujer sumisa y mansa, me llevaron a convertirme en su esclava sexual, algo similar a lo ocurrido con Anabel,
también el hecho de estar sola, era lo más intimo que tenia, por consiguiente cada vez cedí más, complaciendo todos sus caprichos, hasta que un día
me había convertido en alguien que no me gustaba ser.
Como una tarada al día siguiente, hago lo que me pide, aunque no tenía un vestido transparente, pero se notaba si tenía o no puesto ropa interior. Por la tarde llegaron los dos, prácticamente a la misma hora. Inicie la clase, y la mirada atrevida de Gabriel que me buscaba constantemente, por supuesto que apenas me había visto, descubrió que había cumplido con su pedido.
Los dos chicos se sentaban frente mío, y les explicaba los temas. En el tercer día de concurrir su amigo, me levanto y me ubico entre ambos para explicar algo que no entendía. La mano de Gabriel se mete entre mi vestido para tocar mi vagina, me acaricia la entrepierna, llevándome a una inmediata excitación, mi pecho se va agitando, sintiendo sus dedos hurguetear mis cavidades. Tengo que admitir que esa situación algo morbosa, frente a otra persona que posiblemente se diese cuenta de lo sucedido, me gustaba, pero a pesar de eso trato de sacar su mano, pero se aferra a mi muslo, impidiendo quitarlo. Opto por decirle que voy hasta la cocina y regreso, como para cortar con esa situación. Así lo hago, cuando Gabriel me sigue casi enseguida. Y me dice:
Estas caliente. Putita?
Por favor está Bruno, después haré lo que quieras.
Haciendo caso omiso a mis palabras, me empieza a besar, respondo a ello, mientras levanta mi corta falda. Trato de evitarlo, pero su instigación
me doblega, esa sensación de ser sorprendida y a su vez infringida, me sometía. Mi vestido esta a la altura de mi cintura, y su mano por dentro apretándome una teta, y mientras su verga rozando
en mi vagina, intentando introducirla. Mis hormonas se revolucionaban, cuando veo en la puerta a Bruno, observando nuestro actuar, de manera desconcertante, trato de impedir que continue.
Le digo a Gabriel que pare que está Bruno, a lo que hace caso omiso, y me introduce su verga sin importarle nada. Llena de vergüenza trato de bajar
mi vestido, para cubrirme, pero mi amante me lo impide, quitando su verga, colocándose a mis espaldas, mientras su aparato lo mete entre mis piernas, me aprisiona con su brazo y su otra mano levanta bien mi vestido, mostrando mi desnudo cuerpo a mi otro alumno. Estaba retraída pero a su vez, tampoco hago nada para impedir, permitiendo que Gabriel tomase la iniciativa para que se desencadenase en un nuevo tipo de encuentro. Me sentía bastante avergonzada y mas que sentía que la mano de Gabriel pasaba por mi cuerpo como tratando de vender una mercancía
Cuando me dice:
- Vamos putita, muéstrale tu hermoso cuerpo.
Muy abochornada, pero sin saber bien que hacer y los ojos algo llorosos, me quedo quieta para que Bruno me observe. Mi hombre acariciaba mi espalda mientras le dice
- Te agrada la putita? Adjetivo, que en un principio me molestaba, pero me iba persuadiendo, que ese calificativo me correspondida.
Apretujándome una teta, le dice a Bruno
- Son hermosas, ven, tócalas.
Bruno se acercó, algo vacilante, y apoyo su mano en mi pecho. Mi cuerpo, se estremeció, temor, excitación, no sé qué pasaba por mi cuerpo, que de alguna manera iba permitiendo ese doble contacto,
y por otro lado ese sueño erótico que se estaba convirtiendo en realidad. Me gira y levantando mi vestido le dice:
- Mira que bello culo que tiene.
A pesar de negarme, pero con poca energía, ya las manos manoseaban mas mi piel, bastante erizada por el nerviosismo y la estimulación que me iba provocando.
- Muéstrale tu aparato a nuestra querida Sofi, vamos no seas tímido.
Bastante sorprendido y con algo de timidez, lentamente fue bajando la
cremallera para mostrar su verga, algo erecta de un tamaño bastante interesante, a lo que no puedo negar que a pesar de la situación me atrajo. Los dedos de Gabriel incrustados en mi sexo, captan rápidamente la exhalación de mi
flujo.
- Bueno acá tengo el estado de nuestra putita. Dice, mostrando sus dedos impregnados de mis jugos.
Mientras me pasa la lengua por el lóbulo de la oreja, punto que me estimula terriblemente, y sus dedos incitaban mi vagina.
-
Sácate el vestido. Me dice de manera bastante dictadora.
Automáticamente me quité los zapatos, pero titubé en desnudarme, a lo que Gabriel no espero demasiado y me lo sacó. Así totalmente despojada de mis prendas, bastante confusa por la precipitación de las cosas, Bruno me miraba embelesado por mi desnudez. Si bien en ese momento me sentía algo humillada, hoy no tengo dudas que en el fondo, lo deseaba hacer, por supuesto que el hecho de acatar las órdenes de Gabriel fueron la escusa para hacerlo.
Al ver mi cuerpo desnudo,
pareció liberar a Bruno de su contención, quien se acerco más a mí, para tocar mi piel, acariciándola hasta llegar a mi sexo. Me quedé quieta y dejé que su mano indagara mi cuerpo,
fui permitiendo ese contacto, me entregue a ambos, sintiendo como mi organismo era manoseado, besado, penetrado mis orificios íntimos. En ese momento cerré mi mente, y me fui confiriendo a un alocado frenesí, dando mi exaltado cuerpo a ese par de adolecentes. Gabriel chupaba el lóbulo de mi oreja mientras Bruno succionaba uno de mis pezones, situación que me llevaba a un estado de total excitación.
Al morderlos, parte del dolor se fusionaba con la estimulación que me estaban provocando, llevándome a un clímax de total calentura. Gabriel termino de sacarse su ropa, mientras Bruno tardó en hacerlo. Al verlo desnudo, con su delgado cuerpo y una prominente verga, quedé cautivada.
Al percatarse Gabriel de mi mirada voluptuosa dice:
- Te gusta putita, como te la vas a tragar ¡!!!!!!!!!.
Ya no pienso, me arrodillo y comienzo a mamársela, entrando en una vorágine, entregándome a ambos, llevándome por sus intenciones. Me colocan en cuatro, Bruno
juguetea con su verga en mis orificios,
poniéndome a mil, realmente estoy muy alzada, continua punteando mi vagina, hasta que la introduce de un saque, sintiendo sus testículos en contacto con mis nalgas. Su bombeo es implacable, mientras Gabriel disfruta mi apareamiento, lo miro como sorprendida por lo que estábamos haciendo, cuando se arrodilla y su verga me la pone en la boca.
Esa doble acción, me podía, creo que mi adjetivo de puta estaba acorde conmigo, sentía como que ese acto era una especie de escarmiento, que era algo pecaminoso pero debía complacer a esa pareja que hacía uso de mi cuerpo. Al cabo de un rato eyacularon mis dos sementales, por así llamarlos. Lo volvieron a hacer nuevamente con la intensión de una doble penetración, a lo que me negué rotundamente, así que después de Bruno, Gabriel me cogió inmediatamente. Cuando me fui a dormir, no podía creer en lo que había hecho, y de alguna manera una de las ideas de Gabriel se había concretado.
Antes de irse me dice al oído, “Mañana te quiero como hoy y ya se ha cumplido mi primer anuncio” Lo miré algo molesta y le cerré la puerta de calle.
Al día siguiente era mi cumpleaños número 24, a pesar de ese acontecimiento me sentía algo triste, no sé, era la primera vez que
lo cumplía fuera de mi casa, sin mi familia ni amigos, por suerte me llamaron al mediodía, después de venir de la escuela, aunque sentía como un vacio.
Me puse ropa interior y unos jeans, cuando llegó Gabriel, no le gusto mi vestimenta, de alguna manera era una manera de molestarlo ante su soberbia
Aunque esa rebeldía duro poco y nada, porque me dio un beso en los labios y me dio un ramo de flores, saludándome por mi cumpleaños. Eso fue suficiente para desarmarme. Al arribar Bruno, me saludo y traía unas cervezas y sándwiches, ese acto me levanto el ánimo. Decidí no darles clase, así que no abocamos a tomar cerveza y comer esos, exquisitos sándwiches.
Ya era más de las 6 de la tarde, se había largado a llover, era como que el ambiente estaba propicio para otra cosa. La bebida me había subido a la cabeza,
así que estaba bastante alegre, al punto de provocarlos, fundamentalmente a Bruno. Que a pesar de haberme cogido el día anterior parecía aun algo pudoroso. Gabriel en cambio estaba bastante activo, comenzando a besarme e incitando a Bruno que se sumase a lo mismo. Entre ambos comenzaron a desvestirme, fue quitando mi suéter,
desabrochando mi camisa, levantando mi sostén, dejando mis tetas al aire, quitaron mis zapatillas, las medias, desabrocharon mi jeans, hasta quitármelo, hasta quedar en tanga, que no tardó demasiado en quedarse. Ese juego previo, fue muy intenso, mi cuerpo desnudo estaba nuevamente a la disposición de ambos.
Acostada sobre la alfombra, me abrieron de piernas, indicando Gabriel a su amigo que me mamase mi sexo, con real maestría lo comenzó a practicar, mientras lo hacía, la verga de mi alumno fue a mi boca, donde inicie una loca chupada, hasta que se convirtió prácticamente en una cogida bucal, eyaculando a los pocos minutos, produciéndome unas arcadas como consecuencia de mi posición.
Aun con parte de los flujos de Gabriel en mi boca, y a punto de venirme, Bruno ceso de lamer mi sexo para introducir su
maravillosa verga, que con algo de dolor albergue en mi seno, mientras me bombeaba con mucho ímpetu lo rodee con mis piernas, cuando un dedo de mi otro alumno, se introduzco en mi recto. Mis locos gemidos causados por esta doble intromisión, muy pronto me llevaron a un salvaje orgasmo cuando sentí la leche cálida de Bruno verterla en mi cavidad.
Quedé tendida después de
este alocado coito, me coloque una bata, nos tomamos un break, reponiendo energías, charlamos un poco y seguimos tomando el resto de la cerveza.
En menos de veinte minutos se reanudo el juego, si bien estaba algo mareada por la bebida, me sume rápidamente. Me quitaron la bata y vendaron mis ojos, llevándome a la cocina, me intrigaba pero a la vez me incitaba esa travesura inicial. Me hicieron apoyar la cabeza sobre la mesa, flexionando mi torso, mis manos la ataron a un extremo y las piernas a cada una de las
patas del mueble. Realmente estaba algo inquieta,
me pusieron como mordaza, una pelota con un elástico en la boca, lo que me hizo pensar que eso ya estaba tramado. Sin visión, sin poder moverme y carente del habla, me encontré en un estado de imposibilidad. Gesticulaba en desaprobación de eso, pero era realmente inútil, además aunque me entendieran, dudo que habrían desistido.
Mis oídos eran lo que de alguna manera me orientaban o trataba de descubrir que iba sucediendo, la música que surgió, envolvía los otros sonidos, ya más difícil de descubrirlos. Primero unas plumas acariciaban mi piel, manos que también lo hacían, hielo que corría por mi cuerpo, hasta meterlo en mi vagina, después de una serie de comestibles, o frutas que fueron embardunando mi cuerpo, produciéndome una sucesión de sensaciones, que al estar sin visión, parecían más perceptibles.
Solo oía pisadas y hasta en un momento como que se abría una puerta, fueron los únicos sonidos que pude detectar, ninguno de los dos hablaba, solo alguna expresión sin poder averiguar a quien le pertenecía. Caricias en mi espalda hasta que le llegó el turno a mis orificios, el dedo de Gabriel supongo, fue el que estimulaba mi clítoris. Lo único que hacía era gesticular algún sonido. De pronto dos manos me ciñeron de la cintura, mientras una verga entraba en mi vagina. Sentí ese pija cogerme con fuerza, era divino, me bombeo con todo, hasta que sentí su fluido en mi interior, apenas acabo, una nueva verga me era introducida, lo cual fue bastante intenso y prolongado.
Intente hacer algunos movimientos como para dar por finalizado, pero no hubo respuesta a mi deseo. Cuando una mano abrió mis cachetes, y una lengua comenzó a lamer mi ano, mis gemidos se ahogaban por la mordaza, pero era evidente que estaba
gozando, por esos lengüetazos. Estaba ya por venirme cuando dejaron de hacerlo, así me tuvieron bastante rato, estaba famélica de sexo.
Nunca había estado tan excitada, me habían cortado varias veces mis posibles orgasmos, nuevamente unos
dedos jugaban con mis orificios, hasta que uno se introdujo en mi ano. Pero mi sorpresa fue mayor al percibir que una mano conducía su verga como jugueteando entre la raja de mi culo. Así lo hizo varias veces hasta que la punta se detuvo en mi ano, traté de moverme como en protesta de esa intención, pero fue inútil, pareció como que esa negación, incitaba a cometer lo que no deseaba.
Nuevamente el mismo juego, hasta sentirlo intentando introducirlo, mis escasos movimientos fueron en vano, cuando el glande se oprimía contra mi abertura anal,
tratando de acceder. Intentaba gritar para impedir esa intromisión, pero nada reprimía esa intensión, a pesar de mis ligaduras, traté de levantarme, cuando unas manos me contuvieron evitando mis movimientos.
En escasos segundos sentí como introducía su glande, y dolorosamente como tramo a tramo iba enterrándose a través de mi recto, supongo que cada vez más enrojecido por el elemento entrante, hasta que el esfínter parecía latir para tolerar mejor esa incursión. Apreciaba que nunca terminaba de entrar, hasta que un empujón hizo que ese elemento quedase depositado en mi recto, y los testículos pegados a mi vagina. Sentía como los latidos de esa verga, se transmitían a través de la membrana de mi recto, me dolía bastante pero intenté disfrutarlo ya que no tenía otra alternativa, comencé a gozarlo, era feroz sentir su falo metido hasta mis entrañas, mientras las manos sujetaban mi cintura, para intentar una mejor penetración, produciéndome la impresión de que me partían.
No solo ahí quedo la cosa, un consolador me fue introducido por mi sexo poniéndolo en funcionamiento. Mi cuerpo fue estimulado de una manera esquizofrénica, los espasmos no se hicieron esperar, mientras el bombeo de mi culo era continuo, hasta que en momento retiraron la verga para introducirla con más vehemencia.
Estrechaba mi ano, aprisionando su verga, hasta que súbitamente empezó su impetuoso bombeo, me gustaba pero el dolor era bastante punzante. Mis movimientos habían aflojado mis ataduras, intente desatarme porque ya el juego superaba mis intensiones de continuar, pero nuevamente alguien volvió a ajustar las ligaduras con más fuerza.
La vos de Gabriel, me susurro en el oído, diciendo “Mi segunda conjetura se cumplió”, si bien lo había gozado me dio bronca lo que me dijo.
Nuevamente mi culo fue mancillado, hasta sentir el esperma bañar mi recto, en escasos minutos volvió a ser penetrado, repitiéndose varias veces en un lapso de tiempo relativamente corto, realmente me desconcertaba, además me daba la sensación que habían eyaculado más de dos veces y no creo que entre los dos hubiesen podido hacerlo tan seguido.
Pero mi mayor intriga fue cuando después de culearme bastante tiempo, mi vagina comenzó a ser vejada nuevamente, ahí me percate que Gabriel y Bruno no estaban solos, empecé a moverme y tratar de gritar, la saliva casi me ahogaba, hasta que una nueva y ultima penetración buscó uno de mis conductos. Sentía como corría el semen por mi entrepierna, estaba totalmente exhausta, y muy asustada y con mucha bronca, si bien trataba de moverme y zafar las ligaduras me era imposible. Me largue a llorar, cuando alguien desato una de las muñecas, ahí comencé a aflojar el resto, cuando me quité todo, sentí un portazo, había quedado sola.
Me arrodille en el suelo, y grité, y lloré con todo mi ser, me sentía una pelotuda, no sé como caí en esa trampa, que no me cabía dudas que había sido planificada por Gabriel. No sé si de habérmelo pedido me hubiese entregado a todos, pero esta manera fue algo ruin. Aunque no dejo de reconocer que si bien las cosas se encausaron de una manera no prevista yo fui la iniciadora de esta situación. Pero lo que más me indigno fue ver sobre la mesa del comedor algo de dinero, y una nota que decía. “En pago a sus servicios y el tercer punto ha sido cumplido.”, eso fue terrible.
Me bañé, intentando quitarme esa suciedad, tiré todas mis prendas y me acosté, me dolían mis aberturas, y surgieron algunos moretones en mi cuerpo también algo dolorido, el cansancio hizo que me durmiese enseguida, a la mañana siguiente hice mis valijas regresando a mi ciudad.
PD: Queridos lectores, les agradezco profundamente, si califican y/o efectúan algún comentario, es una manera de estimularme para continuar presentando relatos. Muchas gracias
Sophia