Diario íntimo (5 y fin)

Último día en la finca. Culmen a unas excitantes vacaciones.

El Sol acaricia mi cara y escucho una voz a lo lejos que me llama. Intento abrir los ojos pero no puedo, lucho por despertar pero mi cuerpo no responde. Sólo unos cálidos y cariñosos besos en mi frente me hacen salir de la soñolencia.

Buenos días cariño, ¿has dormido bien?

Es mi marido. Abro levemente los ojos, y tras una profunda respiración le contesto:

Buenos días Antonio, ¿qué hora es?

Hora de que te tomes un desayuno nutritivo.

Mi marido me ha traído el desayuno a la cama: tostadas, dulces, zumo y café. Me incorporo y doy buena cuenta de todo de lo que me ha traído. Está delicioso.

Llaman a la puerta y entra mi hijo:

Buenos días mamá, ¿cómo te encuentras?

Buenos días hijo. Bien, gracias. ¿Ya habéis desayunado?

Si. Dime, ¿cómo estás?

Bien, muy bien. He dormido muy bien y estoy descansada. En cuanto desayune me doy un baño y bajo enseguida.

Está bien, no tardes que Alberto nos va a llevar a dar un paseo en coche por la sierra.

La noche anterior estaba tan cansada que no tuve fuerzas ni para bañarme y aún notaba en mi el olor a semen, así que nada más terminar de desayunar me metí en el cuarto de baño y me di una ducha con abundante agua caliente.

Bajé al salón y allí estaban esperándome Alberto, mi hijo y mi marido. Alberto me saludo:

Buenos días Ana, ¿has descansado bien?

Buenos días. Si, gracias.

Pues si ya estamos listos nos podemos marchar.

¿Dónde vamos a ir?

Os voy a enseñar los alrededores de la finca, pero iremos en el todoterreno, os quiero enseñar unos parajes que están un poco retirado para ir a pie.

Alberto es un hombre muy atento y no ha descuidado ni un solo detalle, ha preparado incluso unos bocadillos por si se nos hace tarde para regresar a la hora de comer. Lo metemos todo en el coche y ponemos rumbo a través de la sierra.

Nunca me cansaré de decir lo bello de este lugar, está muy poco poblado y las personas que lo habitan lo tiene muy bien cuidado, no está lleno de chalets como otros lugares de montaña, ni de excursionistas que dejan basura por todas partes. Este lugar aún está virgen.

Al cabo de una hora de camino, Alberto detuvo el vehículo y nos dijo:

Bien, ya hemos llegado.

Bajamos del vehículo, y si a través de la ventanilla el paisaje era hermoso, verlo a pie de tierra y sentir la brisa de la montaña en la cara hacía que su belleza se hiciera más intensa.

Y bien, ¿qué os parace este lugar?

He de reconocer Alberto que es un lugar muy bonito, ¿no opinas lo mismo Ana?

Si, sin duda este lugar es maravilloso.

Vamos a caminar un poco, os voy a enseñar un arroyo cercano.

Caminamos durante una media hora hasta llegar a una especie de valle. La vegetación era muy frondosa y un arroyo, de agua cristalina salpicaba la vegetación dándole un verde intenso.

Alberto he de confesarte que este lugar me tiene cautivada.

¿De verdad?

Si, no tengo palabras para expresar lo bello de este lugar. Pedro, espero que estés echando muchas fotografías.

No te preocupes mamá, estoy tomando buena nota de todo lo que veo.

De pronto siento unas ganas imperiosa de orinar y me disculpo de mis acompañantes.

Si me disculpáis un momento voy tras esos arbustos.

Ana no te alejes mucho.

No sólo es un momento.

Puede parecer una tontería, que me tapara después de la follada del día anterior con ellos, pero hay cosas que aún me gusta hacer en la intimidad y además no era el momento de una exhibición. Caminé unos metros y me puse tras unos arbustos, me bajé el pantalón y las bragas y me dispuse a orinar. A lo lejos sentía a mis hombres charlar. Así estaba cuando de repente siento pasos a mi espalda, rápidamente me giro a la vez que me pongo de pie subiéndome los pantalones. Era Fernando, el mozo de cuadras, acompañado de dos tipos. Di un grito del susto que me dieron.

Señora no se asuste, escuchamos pasos y venimos a ver quien era.

Mis hombres llegaron rápidamente y mi marido se interpuso entre los desconocidos y yo increpándoles.

¿Qué ocurre aquí? ¿Te han molestado Ana?

Señor...perdone...nosotros no queríamos asustar a la señora...

Déjalos Antonio, no me han echo nada, sólo me he llevado un susto al verlos, no me lo esperaba.

Fernando espero que no hayas molestado a la señora.

Don Alberto, le juro que no era nuestra intensión asustarla, le repito que sentimos ruido y venimos a ver de qué se trataba.

A eso que intervino mi hijo, y su calenturienta mente.

¿Y qué es lo que habéis visto?

Nada señor...nada.

¿Cómo que nada? Habéis visto a mi madre.

Si...pero no hemos visto nada...no...

Pedro no sigas por ahí.

Déjame a mi papá. Venga decidme que habéis visto.

Señor...nosotros no queríamos...

¿Qué es lo que no queríais?

No sabíamos que la señora estaba...

Estaba, ¿cómo?

Agachada...

¿Agachada?

Si...estaba...orinando...nosotros no queríamos...

Así que le habéis visto el culo a mi madre.

Pero nosotros no...

¿Y qué os parecido?

¡Señor!

Venga, se lo habéis visto, ¿qué os parecido?

Esto...lo tiene...

¡Venga, decidme como lo tiene!

Lo tiene...bien hermoso...

Lo veis, no es tan difícil de decir. ¿os gustaría verlo de nuevo?

¡Pedro!

Calla mamá.

Os repito, ¿os gustaría verlo de nuevo?

Fernando se armó de valor y contestó:

Si señor, me gustaría verle de nuevo el culo a su madre.

Venga mamá, enséñale el culo a estos señores que dicen que lo tienes hermoso y les gustaría volver a verlo.

Pedro...no creo que...

Venga Ana, hazle caso a tu hijo y muestrale el trasero a esto señores.

Antonio...no...

Venga no te hagas de rogar.

No hace falta que diga que aquella situación ya me había encendido, yo allí sola con seis hombres que pedían ver mi trasero. No me hice de rogar mucho más y lentamente me bajé los pantalones, me los saqué del todo quedándome en bragas ante los chicos. Luego, y ahora aún más despacio me fui sacando las bragas. Una vez que las tuve quitada empecé a girar sobre mi exhibiendo mi culo a los presentes.

Venga mamá, enseñánoslo bien.

¿Qué quieres que haga hijo?

Ponte a cuatro patas en el suelo para que estos señores vean bien tu culo.

Alberto se quitó la chaqueta y la extendió en el suelo. Yo me arrodille sobre ella y me incliné hacia delante dejando mi culo a la vista de todos.

Bueno, decidme, ¿qué os parece el culo de mi madre?

Perfecto señor, la señora tiene un culo perfecto...para follárselo...

Ya has oído papá, tu como eres su marido serás el primero en hacerlo.

Me incorporé y les dije que por el culo no, lo tenía dañado desde la follada del burro y mi médica me aconsejó que durante un tiempo no tuviera relaciones anales.

Está bien. Ya habéis oído, el que se la intente meter por el culo se las verá conmigo. Venga mamá agachate para que te podamos follar.

Las palabras de mi hijo me tranquilizaron, sabía que estando él nadie intentaría nada en mi culo. Me arrodillé de nuevo y me incliné hacia delante esperando la primera polla en mi coño.

El primero fue mi marido, me garró de las caderas y me penetró hasta el fondo, la volvió a sacar del todo me la refregó por mis labios vaginales y me la volvió a meter de nuevo hasta el fondo y comenzó el ritual del mete y saca. Yo no decía nada, solo cerraba los ojos, me agarraba a la chaqueta de Alberto y me dejaba hacer.

No tardó mucho en correrse y nada más sacarla y antes de que empezara a salirse el semen de mi coño, éste fue ocupado por una segunda polla. No siquiera me volví para ver quien ocupaba el lugar de mi marido. Notaba como al meter su polla hacía que saliese el semen de mi marido y notaba como corría por mis muslos, esta sensación me hizo tener mi primer orgasmo, orgasmo que a partir de entonces fueron viniendo uno tras otros cada vez que una nueva polla entraba en mi coño.

No sé el tiempo que estuvieron follándome, el último en hacerlo fue mi hijo, lo supe no porque le viera hacerlo, sino por que así me lo hizo saber él. Fue le culmen a una gran follada, con la de mi hijo era la sexta polla que entraba en mi coño sin parar. Él se recreó más que sus antecesores y su follada fue más lenta, haciendo que los orgasmos con el fueran más intensos.

Cuando terminó me dejé caer de un lado e instintivamente me llevé una de mis manos a mi coño. Lo tenía caliente, muy caliente, palpitaba y estaba lleno de semen. Recogí lo que pude con mis dedos y me lo llevé a la boca para saborearlo. Estaba delicioso.

Mamá, ¿Quieres semen?

Contesté casi sin fuerzas a la pregunta de mi hijo.

Si...quiero ・leche・...

Venga señores, mi madre quiere ・leche・.

Mi hijo me ayudó a incorporarme y me dejó sentada sobre la chaqueta de Alberto. Todos hicieron corro alrededor de mi y empezaron a masturbarse. De vez en cuando me acercaban sus pollas a la cara y yo se las chupaba un poco. El primero en correrse fue Alberto y así me lo hizo saber, dejé a un lado a los demás y me metí su polla en la boca. Me inundo de semen que tragué no dejando una gota fuera.

Unos tras otro fueron corriéndose en mi boca y a todos les saqué hasta la última gota de sus pollas. Nunca había bebido tanto semen, estaba satisfecha.

Mi marido me ayudó a levantarme y él mismo me vistió y me acompañó al coche, me dejó echada en el asiento trasero y se marchó. Quedé como somnolienta, pero sobre todo estaba satisfecha, feliz. Seguramente tardaría mucho en olvidar los días que pasé en la finca de nuestro amigo.

Mis hombres regresaron al coche y pusimos rumbo a la casa. Cuando llegamos mi marido me cogió en brazos y me dejó sentada en el salón.

Pedro, ¿por qué no le preparas a tu madre un baño?

Mi hijo subió a la planta superior de la casa y regresó al poco.

Papá, ya está listo el baño.

Lleva a tu madre y ayudala a desnudarse y a meterse en la bañera, yo voy a ayudar a Alberto a recoge todo esto.

Mi hijo me cogió en brazos y me llevó al baño. Cerró la puerta tras de si y me desnudó. Yo estaba como ・zombi・, en una nube. me dejó sentada en la taza del water. De repente se saca la polla y me la mete en la boca, intento protestar, estoy cansada y...pronto descubro cuales son sus intensiones. Noto el líquido caliente y amargo que sale de su polla inundando mi boca, como por instinto bebo todo su contenido a la vez que succiono su polla como un corderito succiona de la ubre de su madre.

Cuando terminó me metió en la bañera. El agua estaba deliciosa, caliente. Me dio un beso en la frente y se marchó.

Al día siguiente regresamos a casa, nunca olvidaré aquellos días, hasta el día de hoy han sido las vacaciones más satisfactorias que he tenido, espero que pronto se repitan.