Diario íntimo (4)
Aquel día fue inolvidable, el culmen a unas vacaciones gozosas.
¿Qué ocurre aquí?
Nada, tu madre otra vez en "acción".
No me digas. ¿Qué estaba haciendo?
La tenia enganchada lupo.
Eres insaciable mamá, ¿no has tenido bastante con el burro?
Aunque pueda parecer increíble, me sentía avergonzada. No se por qué, ya que hacía poco me habían visto follar con el burro, y todos los que estaban en aquella habitación me conocían perfectamente y sabían de mis actividades sexuales, pero me sentí avergonzada y no me atrevía a levantar la mirada.
Mi hijo parece ser que se dio cuenta y se acercó a mi, levantó mi barbilla y me dio un suave beso en los labios.
Mamá, ¿has disfrutado?
Si...
¿Cuánto?
Mucho...
Me agarró de la cintura y de la nuca y me estampó un apasionado beso en la boca. Sentir la fuerza de sus brazos me hizo sentir bien y la pasión de su beso me elevó fuera de esa habitación e hizo que se me pasara la vergüenza.
Mi marido y Alberto se unieron a mi hijo y me abrazaron, quedando los cuatro como si fuéramos una sola persona. Uno a uno fueron ocupando el lugar de mi hijo y me fueron besando, pero ya no lo hacían solo en mis labios, también besaban mis pechos y mis nalgas. En un momento estábamos los cuatro desnudos, me besaban, me sobaban. Sentía mi cuerpo invadido de besos y caricias.
Mi hijo me cogió en volandas y me llevó a un sillón, allí me tumbó, me abrió de piernas, se arrodilló ante mi y comenzó, primero a darme besos en el coño, y después separó los labios vaginales e introdujo su lengua dentro. Mi marido se subió al sillón, me agarró de la cara y me introdujo la polla en la boca.
En ese momento yo ya había recuperado mis ansias por follar, y en un momento dado en que mi marido sacaba la polla de mi boca así se lo hice saber.
¿Ya tienes otra vez ganas de follar?
Si...si...follarme...follarme.
Venga Alberto ya la estás oyendo, tiene ganas de follar.
Alberto ocupó el lugar de mi hijo. Antes de meterla se entretuvo un rato acariciando y chupando mi ya caliente coño. Ya no aguantaba más y así se lo hice saber:
¡Por Dios Alberto, fóllame ya!
No fue necesario hacerme de rogar más, Alberto separó bien mis piernas y de un golpe me la introdujo hasta el fondo. Quise gritar de placer, pero la polla de mi marido estaba de nuevo en mi boca, a la vez que mi hijo me lamía los pezones. Pronto cogieron un buen ritmo, cuando la polla de mi marido salía de mi boca hasta mis labios, la de Alberto entraba hasta el fondo de mi coño, y cuando la de Alberto salía era la de mi marido la que llegaba hasta mi garganta.
Mi hijo se retiró, lo lamenté mucho ya que me gustaba mucho como me chupaba los pezones, pero la follada de boca y coño de mi marido y Alberto me estaba empezando a volver loca de placer, y además tenía la boca ocupada y no podía decir nada, solo dejarme follar y disfrutarlo.
Poco el ritmo de la follada se fue haciendo más y más rápido e intenso. Notaba como la polla de Alberto se clavaba con fuerza en mi coño, lo hacía con rudeza, salvajemente; y la polla de mi marido entraba tan adentro de mi boca, que incluso me producía arcadas. El primero en correrse fue mi marido, quien al hacerlo tenía su polla en el fondo de mi boca y pude notar como su leche entraba directamente en mi garganta. Eso hizo que empezara a tener mi primer orgasmo que se incrementó al sentir como Alberto inundaba mi coño con su semen. Aquello me hizo explotar de placer.
Quedamos los tres, unos encimas de otros, tumbados en el sillón, yo estaba exhausta, la follada con lupo y luego con Alberto y mi marido me había dejado agotada, pero quedaba mi hijo:
Bueno mamá, ¿y a tu niño qué le vas a dar?
Saqué fuerzas de flaqueza, y tras arrodillarme ante él le dije:
Ven cariño, dale tu polla a mamá para que te la chupe un poquito.
Se la estuve chupando un buen rato, me encanta chupársela a mi hijo, la tiene bien grande y gorda. Me deleité con su glande, con su cuerpo y con sus genitales. Se la puse dura como el acero, y tras colocarme en la postura del "misionero" le dije:
Venga cariño, fóllate a mamá.
Me agarró de las nalgas y tras apoyar su polla en la entrada de mi coño empujó con fuerza hasta el fondo. Se quedó un momento parado, notaba dentro de mi toda la inmensidad de su polla, y poco a poco, lentamente, comenzó el ritual de meter y sacar su miembro viril de mi cuerpo. He de confesar, que cuando me folla mi hijo, tengo unas sensaciones muy intensas, no importa que me hayan follado antes, como esta vez, de lo cansada que pueda estar, para él siempre estoy dispuesta, lo que siento con él no lo siento con nadie, los orgasmos que me provoca, no me los provoca nadie igual, por eso para él siempre estoy dispuesta.
Continuó con la follada, metiendo y sacando su polla, dándome placer, haciéndome sentir mujer. No tardó mucho en venirme el orgasmo, como siempre que me folla mi hijo, intenso. Hace que tiemble todo mi cuerpo, apenas me puedo mantener y acabo cayendo de bruces al suelo, pero él me acompaña en la caída, y no solo no saca su polla, sino que la introduce aún más adentro.
Tirada en el suelo me sigue follando, yo me siento como en una nube, no soy consciente de lo que ocurre alrededor mio, me dejo hacer y disfruto del momento.
Después de estar un rato follándome, me la saca, me hace girar sobre mi y me la mete en la boca, continuando la follada. Me la mete tan adentro que noto su glande en mi garganta y como sus huevos golpean en mi barbilla. No tarda mucho en correrse. Me inunda la boca, trago todo lo que puedo, pero ya estoy tan agotada que parte resbala de mis labios, me relamo con mi lengua, como una gatita golosa.
Cuando termina, me quedo tumbada en el suelo, soy incapaz de levantarme. Mi marido me agarra y me coge en brazos, yo me agarro a su cuello.
Voy a llevarla a la cama, está rendida.
¿Quieres que te ayude papá?
No, puedo yo solo.
Me sube al dormitorio y me echa sobre la cama, me tapa con delicadez y me da un beso en las mejillas:
Que descanses cariño.
Se marcha de la habitación. Allí quedo yo rota pero satisfecha, muy satisfecha. Nunca olvidaré ese día, primero la follada del burro, luego con lupo y para culmen la follada de mis tres hombres. Se me cierran los ojos y caigo en un profundo sueño.
Continuará...