Diario íntimo (3)

Ahora es lupo quien me hace disfrutar.

La comida fue exquisita y abundante. El vino que la regó fue abundante. Durante la comida reímos y charlamos de mil cosas, fue una velada maravillosa y divertida. Después de comer los hombres propusieron de ir en el vehículo todoterreno de Alberto a dar un paseo por los alrededores, Fernando se disculpó con la excusa de que tenía que volver a sus tareas y yo tampoco tenía muchas ganas de ir.

Venga mamá, animate.

No hijo, no me apetece, estoy cansada.

Ana, ¿quieres que te prepare un baño?

¿Un baño? No estaría mal.

Mi marido me preparó un baño, llenó la bañera de agua caliente y tras despedirme de ellos me introduje en la bañera.

El agua estaba deliciosa. La bañera es grande, por lo que puede estirar las piernas, quedando todo mi cuerpo sumergido. Sólo la cara quedaba fuera del agua.

La abundante comida y el vino hicieron que pronto me relajara, llegando a un estado de semisueño muy agradable. Cerré los ojos y me dejé inundar por una paz muy agradable, sentía el agua en cada uno de los poros de mi cuerpo y notaba como mi coño aún palpitaba después de la follada del burro. Inconscientemente llevé una mano a mi vagina y la notaba caliente, más aún que la propia agua. Notaba en mi mano la calor y el palpitar que me había dejado el burro.

Poco a poco mis dedos se fueron abriendo paso por dentro de mi coño, pero sin entrar dentro. Me acariciaba los labios vaginales, haciendo que pronto mi calentura fuera subiendo poco a poco. La relajación dio paso a la excitación, a pesar de la reciente follada del burro, volvía a estar necesitada de polla, pero estaba sola, mis hombres se habían marchado.

Seguí acariciando mi coño y con ello aumentaba mi excitación y mis ganas de polla, entonces un ruido en el salón me hizo dar un pequeño sobresalto. Abrí los ojos y agudicé el oído, esperando que fueran mis hombres que había regresado. Pero no se escuchaban voces, de repente se vuelve a escuchar otro ruido, y caigo en el motivo de esos ruidos, los produce lupo.

Me desilusiona que no lo hayan provocado mis hombres, pero pronto caigo en la cuenta de que lupo puede ayudarme a aliviar mi excitación. Salgo de la bañera y me seco rápidamente, bajo al salón y allí estaba lupo echado junto a la chimenea.

Ésta estaba encendida, dando a la estancia una temperatura agradable. Lupo cuando me ve llegar se levanta y viene hacia mi dando señales de alegría. A lupo le he enseñado, gracias a los consejos de unos amigos, a follarme, y sabe que cuando me pongo a ・cuatro patas・ es eso lo que quiero, pero antes le doy su regalo, unas galletas que le gustan muchos y que le he ensañado a relacionar que cuando se las doy es que quiero que me folle.

Le doy su premio y adopto la postura del ・misionero・. Rápidamente lupo se sube encima de mi y comienza con los movimientos de la cópula. Noto como su pene golpea en mis nalgas e incluso en mi culo, para facilitarle el trabajo coloco un cojín delante de mi para agacharme un poco y que mi coño quede bien a la altura de su pene. Cuando no to que la parte carnosa de su pene le sale, meto una mano entre mis piernas y se lo agarro para dirigirlo a la entrada de mi coño.

Cuando lupo nota que la punta de su pene entra en mi coño, acelera sus movimientos haciendo que su pene entre dentro de mi. Sus embestidas se hacen muy rápidas a la vez que su pene crece y crece. Me tengo que sujetar fuerte para que no me tire de bruces al suelo.

El sigue empujando dentro de mi hasta que su bola de carne le sale y noto como golpea en mis labios vaginales, como llamando a la puerta de su casa. Entonces deslizo una de mis manos y separo un poco mis labios para facilitarle la entrada.

Poco a poco, gracias a mi ayuda y a sus embestidas la bola se va abriendo paso dentro de mi hasta que consigue meterla dentro, entonces acelera aún más sus embestidas hasta que se queda parado, entonces yo bajo un poco las caderas para facilitarle el trabajo y tras pasar una de sus patas por mi espaldas quedamos ・pegados・ culo con culo.

Ahora soy su perra, me tiene enganchada a el, noto la fuerza de su pene en mi y esto hace que tenga una serie de pequeños, pero intensos orgasmos. Nuevamente me tengo que sujetar bien para no caer al suelo, pero esta vez del placer que me provoca estar enganchada a lupo.

Lupo se queda inmóvil, solo le siento jadear. No se el tiempo que me tiene enganchada, en esos momentos pierdo toda noción del tiempo y de todo lo que ocurre alrededor de mi.

Al cabo de un buen rato noto como el pene de lupo crece aún más y palpita dentro de mi y al poco noto como un torrente de semen inunda mi coño, al sentirlo siento un orgasmo más profundo, me siento aún mas perra. Entonces noto como lentamente su pene va decreciendo hasta que da un tirón y saca la bola de mi coño haciendo el ruido como si descorcharan una botella de champán. Rápidamente tapo mi coño con una mano para evitar que salgo el semen de lupo. Me incorporo y cojo una copa que hay en una mesa cercana, entonces la acerco a mi coño y dejo caer en su interior la corrida de lupo. Para que caiga todo ponga la copa en el suelo y abro mis labios y dejo que todo el resto de semen caiga en la copa. La tomo en mi mano, no está mal, más de media copa llena de semen. La acerco a mis labios y lentamente voy bebiendo el semen de lupo, me encanta su sabor, aunque su textura es muy líquida, pero a pesar de eso me encanta. Saboreo hasta la última gota y relamo mis labios para no desperdiciar nada. Entonces, ¡sorpresa! A mis espaldas alguien aplaude, me giro y parados en la entrada de la casa están mi marido y Alberto.

¡Bravo Ana!

Me quedo un momento callada, me siento sorprendida y algo avergonzada.

¿Cuánto tiempo lleváis ahí?

Lo suficiente cariño, lo suficiente.

Yo...no...estaba sola...

Cariño no tienes que disculparte de nada, nos ha gustado mucho lo que hemos visto, ¿verdad Alberto?

Si Ana, ha sido muy excitante verte en acción de nuevo.

¿Y qué habéis visto?

Todo cariño, todo.

En eso mi hijo entró en la casa encontrándome desnuda en medio del salón delante de su padre y de Alberto...

Continuará...