Diario íntimo (1)
Quiero relatar mis vivencias de las pasada vacaciones.
Mi marido ha regresado del trabajo y me comunica la noticia: Alberto nos ha invitado a pasar las vacaciones de Navidad en su finca.
Yo la principio soy un poco reacia a la invitación, no me gusta molestar, pero por otra parte, los recuerdos que tengo de aquel lugar me hacen aceptar la invitación, y así se lo hago saber a mi marido.
Pues ahora mismo voy a llamar a Alberto y le voy a decir que aceptamos su invitación.
Mi marido llama a su amigo para informarle de que iremos a su finca a pasar las Navidades. Pero ahí no acaba mi sorpresa y mi alegría, le ha dicho a mi marido que invita también a Pedro, nuestro hijo. Mi dicha no puede ser mayor, si éste acepta el venir con nosotros, estoy segura que voy a pasar unas buenas vacaciones.
La impaciencia puede más que yo y llamo a mi hijo por teléfono para comunicarle la invitación de Alberto. Mi corazón da un salto de alegría al aceptar Pedro a venir con nosotros a la finca
Mi marido ha salido de casa para hacer unas gestiones de su trabajo y yo me quedo preparando el equipaje. Mientras lo hago a mi mente vuelven las aventuras vividas en aquel lugar y no puedo evitar el llevarme una mano a mi coño, sólo de recordar lo tengo húmedo y mis dedos y mis dedos se "pasean" por mi rajita con facilidad. Me los paso de arriba a abajo y en una de esas "bajadas" llego a mi ano, me entretengo un ratito con el. Uno de mis dedos entra en mi culo y mis recuerdos se centran en la follada anal del burro de Alberto, esto hace que otro dedo acompañe al primero en mi culo. Vuelvo a mi coño, este está ya tan mojado que tres de mis dedos entran dentro con tanta facilidad que noto como mis nudillos golpean mis labios. Pero quiero más y un cuarto dedo entra en mi coño, no tiene dificultad en acompañar a los demás.
A esa altura estoy tumbada en la cama, con la vestido subido hasta la cintura y las piernas bien abiertas, mientras que con una mano me introduzco cuatro dedos y con la otra acaricio la parte exterior de mi coño jugando con mi clítoris. No tardo mucho en tener un orgasmo, cuando este llega me retuerzo en la cama, el placer que me inunda hace convulsionarme y de mi boca sale un ahogado grito de placer.
Quedo tumbada en la cama, con las piernas cerradas y mis dedos aprisionados dentro de mi coño. Así permanezco un rato, hasta que siento la puerta de la casa abrirse. Me levanto rápidamente y bajo para ver quien ha llegado, es Antonio.
Hola cariño, ¿ya has solucionado el problema del trabajo?
Si, no era nada importante.
Me alegro mucho.
He hablado con Alberto y hemos quedado para esta tarde para irnos a la finca, ¿te parece bien?
Si, precisamente ahora estaba preparando el equipaje. Habrá que avisar a Pedro.
De eso me encargo yo.
Vuelvo a la habitación a terminar de preparar el equipaje.
Mi hijo llega a casa, yo ya tengo listo todo el equipaje y así se lo hago saber a mi marido.
Perfecto, Alberto nos está esperando en su casa, así que cuando queráis nos marchamos.
Papá, espera un momento tengo que hacer unas llamadas y enseguida estoy con ustedes.
¿A quién tienes que llamar?
A Roberto, le dije que hoy iría a recoger al perro, y si nos vamos a la finca será mejor que lo recoja cuando volvamos.
¿Y por qué no lo recogemos de camino a casa de Alberto? Estoy seguro que lupo se lo pasará muy bien correteando por el campo.
Pero Antonio se lo tendrás que decir a Alberto.
No te preocupes Ana, a Alberto estoy seguro que no le va a molestar.
Metemos todo el equipaje en el coche y ponemos rumbo a las vacaciones.
Pasamos por casa de Roberto para recoger a lupo y luego nos dirigimos a casa de Alberto. Ya lo tiene todo listo y Pedro mete su equipaje en le maletero.
¿Este es lupo?
Si, ¿qué te parece?
Es un perro muy grande, ¿no será peligroso?
En absoluto, es muy dócil.
Acomodamos a lupo en el maletero y salimos en dirección a la finca.
Por fin llegamos a nuestro destino. El invierno hace que aquel lugar sea aún más bello. Una pequeña niebla lo envuelve todo y le da un toque romántico, así se lo hago saber a Alberto.
Sacamos las cosas del coche, al abrir el maletero lupo salió disparo y se puso a correr en círculos, pobre animal antes había vivido en un apartamento y su dueño apneas lo sacaba. Reímos al verlo correr de esa manara era cómico verle así.
Metimos las maletas en la casa, mi marido y Alberto se fueron al pueblo para hacer unas compras y yo me quedé deshaciendo las maletas, mi hijo se quedó en la casa conmigo, no se atrevía a dejar a lupo solo y que se escapara.
Yo subí a la habitación y mi hijo se quedó fuera con el perro.
Estaba terminado de guardar las cosas, cuando mi hijo entró en la habitación.
Mamá, ¿te ayudo en algo?
No, gracias, casi he terminado. Y el perro, ¿ya se ha calmado?
Si, el pobre nunca había tenido tanto espacio para correr.
Pero cuando regresemos volverá a estar encerrado.
No tanto, nuestra casa tiene jardín, además yo lo sacaré cada vez que pueda al parque a correr. Por cierto, ¿que ropa interior llevas?
Unas braguitas.
¿Me las enseñas?
Pedro, estoy cansada...
No me dio tiempo a terminar la frase mi hijo se acercó y levantó mi vestido, se arrodilló y lentamente bajo mis braguitas, hice un pequeño intento de evitarlo, pero me dejé hacer. Le facilité la tarea levantado un poco los pies para que pudiera sacarlas. Empezó a darme besos en mi bello púbico y con una de sus manos me acariciaba el coño. No tardó mucho en "encenderme".
Mis piernas se abrieron a sus caricias, ya no podía mantenerme de pie y mis manos se apoyaron en su cabeza. El ritmo de sus caricias se aceleraron y con ella mi deseo de ser poseída.
Pedro, follate a mamá...
¿Quieres que te folle?
Si...si...
¿Lo deseas?
Si...si...
¿Cuanto?
Mucho...mucho...no sigas así...
Paró justo en le momento en que un orgasmo asomaba en mi. Me tumbó en la cama, alzó mis piernas y de un golpe introdujo se polla dentro de mi coño.
Así cariño...así...follate a mamá...
¿Te gusta?
Si...no pares...no pares...
La intensidad de su follada aumentaba y con ella mi placer. Pronto recuperé el orgasmo perdido y estallé en un mar de placer que hizo que mis piernas se cruzaran a su espalda con la intención de que su polla entrara y no saliera.
El culmen fue cuando sentí que mi coño se inundaba con su semen, mis piernas se abrieron al placer, mi cuerpo entero se entregó al orgasmo que me daba mi hijo.
Cuando terminó se la cogí y se la limpie con mi boca, pude saborear mis jugos mezclados con su semen.
¿Te ha gustado mamá?
Mucho,ya sabes que me gusta mucho. Anda deja que me arregle, tu padre y Alberto volverán de un momento a otro.
Bueno, pero es que tengo ganas de ir al retrete.
¿Qué quieres que haga?
Que me la chupes.
Bueno, pero vamos al baño, no quiero que se manche el suelo.
Entramos en el baño y me arrodille frente a mi hijo, le agarré su ya flácido pene y me lo introduje en la boca. Me lo metí entero, notaba sus bellos en mi nariz y con mis labios se la "aprisioné". Mi lengua jugaba con la punta de su polla hasta que sin avisar mi boca se empezó a llenar del líquido caliente y amargo que mi hijo me da como recompensa, y que yo se agradecer no dejando caer una gota fuera. He aprendido a beber a la vez que entra en mi boca, así no desperdicio una sola gota.
Cuando termina me besa en los labios, y yo me siento como una madre satisfecha de ver a su hijo feliz.
De pronto suena el claxon de un coche, es Alberto y mi marido que han regresado.
Continuará...