Diario de vida de Maria Paz (2)
Probando experiencias nuevas ...
DIARIO DE VIDA DE MARIA PAZ . II
Esa mañana me desperté sola en mi cama, mi marido ya se había marchado a trabajar y ya no llegaría hasta la tarde.
Me quedé un rato viendo televisión, luego me levanté y me entré a bañar. Al desnudarme como todos los días, vi como mi cuerpo a través del espejo me mostraba los cambios de mi embarazo. Era increíble como durante estas últimas semanas, se había echo mucho mas notoria mi barriga.
Pude notar como mis vellos vaginales aun conservaban vestigios de lo bien que lo habíamos pasado con mi marido la noche anterior. Abrí el agua, estaba ideal. Comencé a enjabonarme minuciosamente. Me encantaba acariciar mi cuerpo, dedicándole mucha atención a mi barriga. Sentía que mi bebe disfrutaba sentir el golpe del agua sobre el. Me enjabonaba por todos lados, disfrutando mis caricias entre mis nalgas, mi conchita perfectamente limpia, pero enjabonarme mis pechos era todo un gozo, me encantaba el tamaño que habían adquirido y me sorprendía que mis pezones también hubieran crecido a tal magnitud.
Sin embargo mi deliciosa ducha, se vio interrumpida al sentir que el agua se enfriaba y terminando rápidamente de sacarme el shampoo de mis cabellos, terminé de bañarme casi con agua helada. Era obvio que el balón de gas se había terminado.
Me salí y me vestí, un poco molesta, ya que me carga que me pase eso y siempre me pasaba a mi y no a mi marido. Como no pensaba en salir, me coloque un vestido viejo que tenía que era mi preferido, ya que era muy delgado, ancho y cómodo.
Llamé al camión repartidor de gas, para que me trajeran un nuevo pedido. Mientras llegaba, comencé a ordenar las cosas de la casa.
Siento que suena el timbre de mi casa, era el camión repartidor que venía con mi pedido. Sin siquiera mirar, abrí el portero eléctrico y abro la entrada a mi patio, para que pasaran a dejármelo instalado. Un joven de unos 24 años, tostado por el sol, con su polera sin mangas, entra con el balón de gas al hombro, haciendo notar unos tremendos y fornidos brazos. Mis ojos se clavaron en su musculatura y muy coqueta le recibí mi pedido, sin dejar de observarlo. Sus anchas espaldas, unas gruesas piernas y un buen trasero se dejaban ver a través de sus desgastados jeans.
A esa altura de la mañana, el sol ya estaba calentando de sobre manera y se veía en su rostro unas gotas de sudor. Hablamos solo un poco del clima, del calor que hacía y me pidió un vaso de agua. Sin pensarlo, entre a la cocina y le serví un vaso de bebida, con hielo. El me lo agradeció mucho y comenzó a beberlo.
Yo lo miraba detenidamente, muy coqueta, pero el no hacía caso de mis miradas. Le halagué el tamaño de sus músculos y me dijo que al estar todo el día levantando los balones, le servía de ejercicio. Inventé que yo antes de quedar embarazada, pasaba mucho tiempo en el gimnasio, pero que con esto del embarazo, mi cuerpo estaba horrible. El me dio una profunda mirada y se fijo en el generoso escote de mi vestido y en el voluminoso tamaño de mis pechos.
Sentí que le atrajeron de sobremanera y me dijo que me veía muy bien así. Mas coqueta aun le di las gracias, pero le dije que sabía que mentía, que un hombre no se podría fijar en una mujer en mis condiciones, el se puso nervioso, era quizás muy joven para poder seguir mi ritmo, aunque algo me decía que podía obtener algún otro servicio de parte de el.
Me entregó el vaso y no me quedó mas remedio que preguntarle cuanto le debía. Me dijo la cantidad y me di cuenta que había bajado solo un balón, y siempre dejábamos dos. El tomó el otro balón para cambiarlo y me dijo que aun le quedaba gas para unos días, yo me acerqué y me agaché descaradamente a su lado, haciendo que mis tetas, sin brasier colgaran debajo de mi vestido sin ninguna vergüenza y por el gran escote que tenía, seguro se me deben haber visto hasta los pezones.
Al desviar mi mirada, vi que efectivamente el me estaba mirando los pechos y al verse sorprendido, desvió rápidamente la mirada.
Se puso muy nervioso y me dijo que si me parecía el dejaba instalado ese y que el viernes en la mañana, el pasaría por ahí a cambiármelo.
Con una voz muy sensual y muy coqueta mirándolo directamente le dije "Ok, te espero el viernes entonces, para .. que me lo instales te estaré esperando"
El muchacho sonrió, entendiendo mi indirecta, dándome una última mirada y tomando el balón vacío, nuevamente con sus musculosos brazos, se marcho.
Me sorprendí de lo zorra que había sido, me había insinuado descaradamente. Otro hombre con más experiencia quizás ya me tendría en mi cuarto, completamente desnuda y saciándose de mí, pero este joven era muy joven e inexperto, bueno, eso lo comprobaría el viernes, cuando volviera.
Ya por la hora y con gas nuevamente en la casa, me dedique a preparar mi almuerzo. La verdad no tenía mucha hambre, a si que solo me comería algo liviano, quizás unas ensaladas y punto.
Salí a comprar al negocio de la esquina y me fui conversando con una vecina que me topé en el camino. Mientras hacíamos las compras en el negoció, mi vecina tomó un gran pepino largo, de características muy especiales y comenzó a bromear con la dueña del negocio, que también era amiga mía, que le había gustado mucho la forma del vegetal y que se lo llevaría para suplir a su marido, que no estaba realizando las tareas de la casa. Todas no reímos de la broma de la vecina, sin embargo, mis ojos se clavaron en ese vegetal y me imaginé que quizás la idea de la vecina no era tan mala y que si ella no lo llevaba, sin duda yo lo haría. A las finales ella lo volvió a dejar en el canasto de donde lo había sacado y se marchó.
Compré otras cosas y haciéndome la tonta, tomé el famoso pepino. También bromeando con la vecina, le dije que me lo llevaría para que me hiciera compañía, aunque eso no estaba tan alejado de la realidad.
Al llegar a casa, dejé las compras en la cocina y tomando mi adquisición, lo lavé muy bien. Me fui a la pieza.
No tenía experiencia en esas cosas. Mis masturbaciones solo se limitaba a tocarme con mis dedos, pero hacer esto, me producía algo de morbosidad, algo prohibido, además que siempre me han gustado las vergas grandes y gruesas , y ninguna de las que había tenido, se semejaban al tamaño del vegetal.
Apenas entre al dormitorio, me saque los calzones y me tendí de espaldas en la cama, que estaba aun si hacer. Cerré mis ojos y comencé a recordar el físico del joven del gas. Me imaginaba entre sus fornidos brazos, besándolo, como sus grandes manos recorrían mi cuerpo y me acariciaba suavemente. Luego como esas mismas grandes manos comenzaban a bajar la cremallera de mi vestido, mmm para dejarlo caer y sentir sus labios succionándome mis pechos. .. mmmm la imagen en mi mente era sensacional y mis dedos ya jugaban entre mis piernas.
La excitación fue en aumento y mis dedos ya no daban abasto. Era hora que entrara en juego mi amante vegetal. Lo tomé y me lo coloqué a la entrada de mis gruesos labios. Realmente era grande y con mucho cuidado comencé a introducir solo unos centímetros.
Me imaginé estar viéndome desde otro ángulo, hacer lo que estaba haciendo y me excitó mucho la idea. A si que me levanté, fui al baño y saqué el espejo grande de este. Coloqué el espejo apoyado en el respaldo de la cama y me desnudé completamente. Me acosté con mis piernas hacia la almohada.
Mire entre mis pierna y el espejo me mostraba en plenitud todo mi sexo, mis gruesos labios, la juntura de mis piernas con mis nalgas. Tomé el pepino y lo comencé a pasar lentamente por ahí, abriendo con su punta mis labios, poco a poco, nadie me apuraba, tenía todo el tiempo del mundo para masturbarme a mi gusto.
A mi mente nuevamente llegó el cuerpo del joven, y comencé lentamente a meterme solo la punta de este, pensando que era la verga de ese moreno muchacho la que me penetraba. Un placer más allá de mis masturbaciones me empezó a invadir y continué introduciéndolo, mas y mas, mirando a través del espejo como lo hacía, sintiendo ese descomunal pedazo que iba penetrándome.
Más y más hasta que gran parte de este quedó metido. Aun sintiendo un pequeño dolor, mi placer era mucho superior y no me detendría hasta ver que tanto era capaz de soportar. Lo dejé metido hasta casi la mitad y con movimientos desde mi interior lo hacía que se moviera.
Mis pezones estaban durísimos y comencé a acariciarme mis pechos, tirando fuerte de estos mmm que placer con mis manos me acariciaba mis nalgas, mis piernas sin dejar de mover el pepino. En que zorra me había convertido, como podía llegar a tal punto mi calentura, era increíble, meses atrás ni si quiera lo habría pensado y ahora estaba con semejante cosa metido en mi sexo y con mis dedos, comenzando a penetrarme yo misma por mi ano.
Con un leve dolor, pero soportable, me iba enterrando mas y mas ese descomunal instrumento, quería saber hasta donde sería capaz de introducirlo. Me di cuenta que ya la mitad de este había sido introducido y lo dejé ahí, apretándolo y moviéndolo con mis músculos de mi vagina. En el espejo se veía como al apretarlo este se movía y mis manos separando mis nalgas y hurgueteando en la entrada de mi ano.
Lo tomé de la base y comencé a sacarlo muy despacio, para luego volverlo a meter. La mitad de este ya entraba sin ninguna dificultad, y cada vez que lo volvía a meter lo hacia un poco mas , y mas , cada vez mas rápido. Una sensación increíble al sentir toda mi concha completamente llena, como nunca antes, mas y mas .ahhhh que rico se sentía . Mira en el espejo como te entra zorra que guarra . Mas mas ya lo tienes casi todo adentro . Ya mis movimientos eran en extremo fuerte y ese pedazo entraba y salía sin ninguna dificultad, ..me estaban follando como nunca en mi vida . No aguantaba mas y metiéndolo lo mas adentró que pude, sentí mi orgasmo a punto de llegar.
Nunca me había visto acabar y cuando estuve a punto, saque el pepino, justo en el momento que mis jugos salían a chorro disparados por mi concha mojando todo el espejo.
Fue una acabada descomunal y me mantuve un rato con mis piernas abiertas, tocándome y mirándome, lo dilatada que había quedado mi vagina.
Me entró un completo relax y en la misma posición me quedé dormida.