Diario de unas vacaciones: segundo día

Marta continua relatando su vida de perrita, junto a su Amo

Segundo día: Cuando desperté, estaba tapada con una manta que mi Señor en medio de la

noche me echo por encima, GRACIAS AMO, pensé.

El seguía en la cama y yo tenía unas ganas enormes de hacer pis, pero

no me atrevía a moverme por no despertar a mí amo. Me dolía todo el

cuerpo, parecía que era de cartón. Escucho que mi señor se está levantando, me da los buenos días y me dice:

-vamos perrita al baño, me pone la cadena y me guía hasta el plato de

la ducha, me quita el arnés y dice que haga pis, intento ponerme de

pie para hacerlo en el wáter, noto un tirón fuerte de la cadena y me

dice:

  • las perritas como hacen pis, levantando las patitas, ¿no?

– si señor, le conteste,- pues ya sabes hazlo, mi amo no paraba de mirarme

yo creía que me iba a morir de vergüenza, al final levante la pierna y

lo hice. Mi amo acaricio mi cabeza y me felicito, - muy bien perra así me gusta que seas obediente.

Tira de nuevo de mí, por la cadena y me lleva hasta la cocina.

  • mientras yo me doy una ducha, -me dijo- tú me prepararas el

desayuno, te puedes poner en pie. Cuando el salió de la ducha estaba en la mesa todo listo, café, zumo,

tostadas, y yo en posición de perrita junto a la silla de mi Amo,  por su

forma de acariciarme la cabeza descubrí que estaba todo a su gusto, me

sentía la perrita más feliz del mundo. Mi Amo me había acariciado,

cogió un platito, echo leche,  lo puso en el suelo y me dio permiso

para que yo desayunara. Terminó de desayunar, se abrió el albornoz, saco su hermosa polla y

dijo- vamos puta termina de alimentarte, me metí bajo de la mesa y empecé a mamarsela me encantaba el sabor de su pene, sentir la dureza, sentir sus venas a punto de estallar, me volvía loca.

-te as portado muy bien- me decía mientras se la mamaba- tienes mi permiso para masturbarte. Empecé ha hacerlo, en la postura de perrita, mientras el apretaba mis pezones, tuve un orgasmo increíble, creía desfallecer.

-Gracias mi Señor por el regalo que me acabas de hacer.

-no es un regalo es tu premio perrita.

Se puso detrás, y me follo el coño hasta que sentí su leche caliente correr dentro de mi.

-Me voy a trabajar, hasta la noche no vendré, te he dejado una lista con tus obligaciones hacia tu Amo y Señor. Me beso en la boca, acaricio mi cabeza y salió.

La lista decía: te pones el enema que esta en el armario del baño. Ya sabes que tienes que tener tu culo muy limpio. Cuando termines te pones las bolas chinas en tu coño, quiero que las lleves puestas hasta que yo venga, ya sabes donde me tienes que recibir, el resto del día lo dejo a tu entera libertad eso si no olvides lo que eres.

Estuve todo el día recogiendo cosas y preparándome para mi amo, después de vaciarme completamente mi ano, me di una buena ducha y me puse las bolas, no quería disgustar a mi señor. Las horas pasaban muy lentamente, comí un poquito leí, llame a mis hijos, gracias a dios que estaban bien. Ya no sabia que hacer y me puse a ver la televisión echada en el sofá.

Solo pensaba en las ganas que tenia de ver entrar a mi señor por la puerta, repasaba mentalmente todo lo vivido esos días y lo que me gustaba estar en esa casa, pensando todo eso, el sueño se apodero de mi, era lógico llevaba dos días sin descansar.

No se el tiempo que llevaría durmiendo cuando me despertó un tiron de pelos. Dios mío era mi Amo, como me ha podido pasar esto quedarme durmiendo y no ir a recibirlo, quería morirme en ese momento, me tire al suelo y agache la cabeza pidiendo perdón.

-lo siento mi Amo, le decía mientras me abrazaba a sus pies.

-acabas de cometer dos faltas muy graves, primera no estabas esperándome, y segunda no tienes los zapatos puestos.

_perdón mi amo, seguía suplicándole,-estaba muy cansada.

-sabes, mereces dos castigos, cogio mis piernas y las separo con fuerza, tiro del hilo de las bolas con violencia, se me escapo un grito de dolor

  • eso no es nada para lo que te espera perra, ponte los zapatos ya, y échate en el brazo del sofá con tu culo de guarra bien alto, (salio de la habitación) yo estaba temblando había decepcionado a mi Amo.

Llego con un látigo y me dijo:

  • ves este látigo, pues te voy a dar 40 latigazos es lo menos que mereces por no obedecerme, de ti depende que sean más, no quiero sentir ni una queja, solo quiero sentir como los cuentas y como me das las gracias. Concretamente tienes que decir gracias mi amo por educarme. ¿Entendido?

-entendido mi Amo.

En esos momentos empezó mi calvario, no podía reprimir los gritos cada vez que sentía un latigazo en mi culo. Cuando perdía la cuenta empezaba de nuevo, como vi, que de seguir así nunca acabaría de latigarme, opte por concentrarme en contar y sin quejarme. Por fin llegaron los 40 latigazos seguidos, me ardía el trasero.

-as visto que pasa por desobedecer a tu amo,

-si señor, le dije, gracias, merecía el castigo. No podía creer que esas palabras salieran de mi boca después de cómo tenia el culo, estaba medio muerta y le estaba dando las gracias.

-sigue así y no te muevas ahora vengo, me dijo, cuando volvió traía un enorme consolador lo metió en mi boca,

–mojalo bien es el que te va a desvirgar tu culo de puta, es tu segundo castigo. Las lágrimas se me saltaron, como aguantaría todo eso, no sabia como, podría decir la palabra de seguridad, pero no lo haría aguantaría hasta el final, era mi castigo y me lo merecía así lo sentía, quería ser una buena perra para mi dueño y señor.

Escupió en el ano y metió un dedo, dios como dolía, no quería ni pensar en lo que me esperaba, ni podía creer como mi vagina estaba tan mojada y yo tan excitada. Saco el dedo, y empecé a sentir como el consolador se abría camino, no quería gritar parecía que me estaban partiendo en dos, cuando mi ano se acostumbro al consolador, el dolor se convirtió en placer, tenia que correrme lo necesitaba, nunca había tenido una sensación tan grata.

-Mi señor tu humilde perra esta muy caliente y te pide permiso para poder correrse, te suplica permiso

-si mi puta puedes hacerlo.

-Gracias Señor. el si de mi Amo fue como una palabra mágica, hizo que mi cuerpo contorsionara de placer, quede echa polvo no podía mas, pedí permiso para poder tirarme al suelo, el accedió y caí medio muerta.

Pasaron unos minutos, mi amo me dijo –vamos perrita ponte en posición y ofréceme tu hermoso culo. Me incorpore y lo menee, muy bien zorra quieres ser follada otra vez, ¿verdad?

  • si mi amo me a gustado mucho.

Se puso detrás de mí y sentí su pene en mis entrañas, esta vez no hubo dolor, hubo placer y mucho más al sentir los gemidos que daba mi Amo al correrse dentro de su perra.

Cuando salio de mi, me beso y me acaricio la cabeza, te as portado muy bien al recibir tus castigos, creo que estoy haciendo de ti una buena perra sumisa.

-tráeme tu cadena, fui al sofá, cogí la cadena con mi boca y me dirigí hacia mi amo, me la puso y me llevó hacia el baño. Ya en la ducha me ordeno que hiciera pis, levante la patita e intente hacerlo, no podía por que mi amo acariciaba mi clítoris, y era muy difícil hacerlo así,

  • vamos perrita moja las manos de tu dueño, lo intente otra vez y por fin pude hacerlo, nunca había sentido tanto placer haciendo pis. Mi amo metió sus dedos mojados en mi boca,

  • límpialos perrita, lamí lo mejor que pude,

-muy bien perrita ahora a la ducha, seguí en mi posición y el me enjabono cuidadosamente, me aclaro con abundante agua calentita, me seco y me echo una crema, tenia el trasero todo rojo de los latigazos y la crema ejercía de bálsamo. Cuando termino de cuidar a su perrita, yo se lo agradecí con toda mi alma, realmente valía la pena tener un amo con el. Su dureza yo la entendía que era para educarme, la misma que se convertía en amabilidad y cariño hacia mí. Cada vez me alegraba más de ser su sumisa.

Después de todos lo cuidados con los que mi Amo me obsequio, quede como nueva, mi dueño tiro de mi hasta el salón, el se echo en el sofá, yo quede postrada a sus pies. Allí quede horas acariciando, lamiendo y besando, en forma de agradecimiento, los pies de mi Amo.

Continuara

Se que a gustado la primera parte, espero que esta también guste.

Gracias.