Diario de unas vacaciones
Marta cuenta, los dias que pasó como perrita al lado de su Señor.
DIARIO DE UNAS VACACIONES
Me llamo Marta, tengo 39 años soy divorciada y tengo dos niños los cuales viven con su padre a temporadas, trabajo en un centro comercial de encargada de personal, desde que me divorcie no he tenido tiempo ni ganas de salir, si iba a algún lado era con mis hijos, amigas y los hijos de estas.
Cuando terminaba el día laboral y acostaba a mis hijos, me ponía a chatear con mis amigos del MSN un día no me apetecía hacerlo y me metí en un Chat, me hizo un privado un chico que me cayó de momento muy bien, lo veía muy sincero, era soltero, tenía mi misma edad y vivía en una ciudad cercana a la mía, hablamos hasta las tantas de la madrugada, quedamos para el día siguiente, estaba muy a gusto hablando con él, así estuvimos hablando una semana hasta que me pidió el MSN, se lo di encantada porque me gustaba mucho su forma de ser, era muy educado y simpático lo pasaba muy bien hablando con él.
Una vez salió el tema del sexo y me dijo que era Amo, yo no sabía muy bien que quería decir, me lo explicó y cuando lo hacía yo me ponía mojada de momento, creo que él se dio cuenta de alguna forma que me gustaba ese tema, siempre le preguntaba, un día me dijo que si quería ser su sumisa, le conteste que me lo pensaría que ya le contestaría, el dejo que pasaran los días y no sacaba el tema, yo buscaba en Internet información sobre amos y sumisas, todo lo que encontraba me gustaba mucho, hasta había veces que tenía que masturbarme delante del PC, los orgasmos eran deliciosos.
Acepte ser su sumisa, el se puso muy contento y llevamos una relación por Internet Amo sumisa, me mandaba hacer y yo lo cumplía siempre encantada.
Me propuso que me fuera a su casa unos días, no sabía qué hacer, lo pensé como cien veces, siempre decidía que sí que me iría, le dije a mi amo, que sí, que contaba con 4 días libres, mis hijos se iban con el padre, y yo los pediría en el trabajo.
Primer día:
Llegue al sitio acordado, vestida con las ropas que mi amo me envió por correo a casa, era una falda cortita, una camiseta muy ajustada, medias y zapatos de tacón de aguja.
La camiseta era tan ajustada que se notaban claramente mis pezones erectos, estoy muy bien proporcionada de pecho.
Subí a su coche, me saludo dándome un beso en los labios, y dijo:
me alegro mucho que hayas tomado la decisión de venir, ¿estás segura que quieres continuar?
si, le conteste, ábrete de piernas, las putas como tú siempre las tienen que llevar separadas, sentí como su mano rozaba mis muslos hasta llegar a mi coñito, estaba como él me ordeno, depilado completamente, metió sus dedos y descubrió lo húmeda que estaba, ¿te gusta eh? Le dije que si con un gemido, cogió y metió sus dedos en mi boca para que saboreara mis jugos, arranco el coche y me llevó a su apartamento.
Una vez allí, saco un papel donde ponía que, mi entrega a él seria en cuerpo y alma, que desde el momento que firmara dejaba de ser Marta para convertirme en su puta perra, sin derecho a nada, y muchas obligaciones con mi amo y señor. Firme el contrato ya no había vuelta atrás.
Me beso en la boca y me ordeno que me desnudara, mientras yo lo hacía él me dictaba las reglas que tendría que cumplir mientras estuviera en su casa:
1º- No deberás llevar nada de ropa, siempre iras desnuda, solo llevaras el collar de perra y los zapatos, por ningún motivo te los quites delante de mí.
2º Te dirigirás a mí como mi Amo y Señor.
3º- Iras siempre depilada.
4º- Tendrás mucha higiene anal, quiero que tu culo de perra este siempre preparado para cuando me apetezca usarlo.
5º- Andarás siempre a cuatro patas, hasta que yo te ordene lo contrario.
6º- Cuando yo regrese a casa estarás esperándome en la puerta en posición de espera,( de rodillas sentada en los talones, abierta de piernas, con las manos apoyadas en los muslos y la cadena de tu collar de perra en tu boca).
Es todo por ahora, me coloco mi collar diciéndome que era lo único que me pertenecía mientras yo estuviera allí. Dios mío estaba temblando de miedo (donde me había metido) pensaba, trataba de asimilar todo lo que me había dicho mentalmente. Cuando mi Amo dice: -¿que eres?, -una perrita mi señor, le conteste, - muy bien y ¿las perras como caminan?
vamos al suelo, me dijo, mientras tiraba de la cadena, estaba excitadísima, se bajo la cremallera del pantalón y saco su enorme polla, vamos perrita mámamela que se hace tarde y se que estas deseando que te de tu ración de leche. Me cogió de los pelos y guió mi cabeza, hasta su hermosa polla, empecé a mamársela como una perra en celo, era el mejor regalo que mi amo me podía dar, saborear su rica polla y su preciada leche. Entre gemidos mi señor me ordeno que me tragara toda su leche y no que derramara nada o lo recogería del suelo con la lengua, así lo hice y cuando se corrió tuve mucho cuidado de que no se me cayera nada y tragarlo todo, casi me ahoga por la cantidad que echo.
Yo seguía en el suelo de rodillas y estaba súper caliente tenía unas ganas enormes de correrme, empecé inconscientemente a acariciarme el clítoris, -Que haces, me pregunto, te dado yo permiso para que te toques, ¿dime perra? - no señor,- serás castigada, es más, me tienes que pedir que te castigue, venga suplícalo perra.
-perdón señor, me portado muy mal, te suplico que me pongas un castigo.
- no está mal para ser la primera vez. Dormirás en la alfombra que hay en los pies de mi cama, depende de cómo te portes a lo largo del día así haré contigo. Lo que intentabas hacer es una falta muy grave y una desobediencia muy grande, te pondré un arnés con un consolador en tu coñito de perra y estarás con él hasta mañana, y cuidado con correrte perra.
ya sabes que tus orgasmos son míos y los tendrás cuando a mi me plazca.
Me puso el arnés tiro de mi cadena hasta la alfombra. Allí pase mi primera noche como perra, sentía mucho haberle fallado a mi Amo, y me sentía muy triste por ello. Después de dar muchas vueltas opte por la postura fetal, era la más cómoda, tenia frio, además el consolador de vez en cuando vibraba, supongo que sería mi amo quien tendría el mando, tenía que morderme los labios para no correrme, llegue a la conclusión que me daba igual un orgasmo o no, lo que más me interesaba es hacer feliz a mi Amo y que se sintiera orgulloso de mi.
Paso tiempo y el consolador paro de vibrar, también mi vagina se acostumbro a él y por fin pude conciliar el sueño.
Continuara
Espero que les guste mi primer relato
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